Una mobilització important durant el debat de pressupostos, tornem als carrers i construïm la Vaga del 9F.

Aproximadament unes 1.000 persones vàrem participar a la concentració davant del Parlament a la jornada de vaga del 18G durant el debat de pressupostos, amb l’objectiu d’exigir un augment d’inversió a l’educació pública. Mentre a dins estaven reunides les comissions d’educació, sanitat, etc. a fora cridàvem juntes les assemblees grogues, plataformes i coordinadores per l’escola pública, la marea blanca, la marea pensionista, la marea turquesa, la PAICAM, las Kellys, Drets per totes, feministes indignades, ateneus i assemblees llibertàries, sindicats de docents i d’estudiants, etc. Aquest suport a la vaga del 18G, convocada per CGT Ensenyament, va ser molt important, i posa de manifest la necessitat de buscar lluites aglutinadores, fronts comuns, i tornar als carrers amb plans de lluita i objectius clars.

Cal destacar les energies renovades d’una mobilització que, tot i ser relativa en nombre, va ser qualitativament important perquè: situava el debat sobre l’educació pública al carrer (i de pas, el conjunt dels pressupostos de la Generalitat), posava en qüestió les tàctiques contemporitzadores de determinades organitzacions sindicals i polítiques i oferia un marc de mobilització clar i un pla de lluita concret.

A més, la reacció immediata del Departament va ser posar sobre la taula l’augment de 2.000 docents més pel curs vinent, es tracta d’un símptoma clar de debilitat i el President de la Comissió d’Educació va fer entrar les reclamacions laborals i educatives a aquest organisme i concertà una reunió per a la setmana següent. La qual cosa, mostra que la lluita paga i que les vagues sí tenen resultats a curt o mitjà termini.

Més enllà del seguiment de la vaga per part dels docents, cal valorar aquest retorn de les mobilitzacions de treballadors i treballadores de l’ensenyament, que té el potencial de reactivar a bona part del col·lectiu i de la comunitat educativa i pot servir per revifar la lluita contra les retallades i la privatització en els diferents territoris. Ara és el moment de passar a l’ofensiva i construir juntes la vaga del 9F, estendre els motius, intensificar les assemblees als centres i les assemblees d’estudiants, famílies, mestres i professorat, amb el suport d’organitzacions i col·lectius, i intensificar les mobilitzacions, fer créixer l’organització popular contra les polítiques neoliberals que aniquilen els nostres drets fonamentals.

També confirma que les lluites laborals (i, especialment, quan tenen una càrrega social important) han de confluir i cercar la solidaritat dels moviments socials, plataformes, marees ciutadanes i de totes les organitzacions (sindicals i polítiques) que estiguin disposades a situar l’empoderament popular al davant de les seves voluntats hegemòniques o de grup de pressió.

Hem d’aprofitar aquesta embranzida per a continuar les mobilitzacions i posar sobre la taula una aposta per un nou model educatiu més democràtic i popular, un model on personal docent i de suport, AMPAs i alumnat (és a dir, la comunitat educativa) tinguin poder de decisió sobre tots els assumptes de l’àmbit educatiu: condicions laborals, infraestructures, programes educatius i, per descomptat, els pressupostos que es destinaran a l’Educació Pública, impedint que la Generalitat continuï destinant fons a la concertada i avançant en la privatització i l’externalització de la pública.

El dijous 9 de febrer hi haurà una nova vaga a l’educació pública catalana per revertir les retallades i la privatització! Les i els qui hem estat compromesos en la vaga del 18 de gener també treballarem pel seu èxit, des d’una perspectiva de continuïtat de les lluites a la recerca de la màxima resposta social.

Des d’Embat, Organització Llibertària de Catalunya, fem una crida als moviments socials a secundar aquestes mobilitzacions i vagues en el sector de l’educació pública. I a obrir altres fronts de lluita de manera coordinada i solidària, amb l’objectiu de trencar la dinàmica de retrocessos socials, i avançar cap a la conformació d’un escenari de respostes i construcció de poder popular.

Recuperem el que és nostre, recuperem l’educació, recuperem els serveis públics i la dignitat!

Una movilización importante durante el debate de presupuestos, volvemos a las calles y construimos la Huelga del 9F.

Aproximadamente unas 1.000 personas participamos en la concentración ante el Parlament a la jornada de huelga del 18G durante el debate de presupuestos, con el objetivo de exigir un aumento de inversión a la educación pública. Mientras dentro estaban reunidas las comisiones de educación, sanidad, etc. afuera gritábamos juntas las asambleas amarillas (assemblees grogues), plataformas y coordinadoras por la escuela pública, la marea blanca, la marea pensionista, la marea turquesa, la PAICAM, las Kellys, Derechos para Todas, feministas indignadas, ateneos y asambleas libertarias, sindicados de docentes y de estudiantes, etc. Este apoyo a la huelga del 18G, convocada por CGT Enseñanza, fue muy importante, y pone de manifiesto la necesidad de buscar luchas aglutinadoras, frentes comunes, y volver a las calles con planes de lucha y objetivos claros.

Hay que destacar las energías renovadas de una movilización que, a pesar de ser relativa en número, fue cualitativamente importante por que: situaba el debate sobre la educación pública en la calle (y de paso, el conjunto de los presupuestos de la Generalitat), ponía en cuestión las tácticas contemporitzadoras de determinadas organizaciones sindicales y políticas y ofrecía un marco de movilización claro y un plan de lucha concreto.

Además, la reacción inmediata del Departamento fue poner sobre la mesa el aumento de más de 2.000 docentes para el curso próximo, se trata de un síntoma claro de debilidad y el Presidente de la Comisión de Educación hizo entrar las reclamaciones laborales y educativas en este organismo y concertó una reunión para la semana siguiente. Lo cual, muestra que la lucha vale la pena y que las huelgas sí tienen resultados a corto o mediano plazo.

Más allá del seguimiento de la huelga por parte de los docentes, hay que valorar este regreso de las movilizaciones de trabajadores y trabajadoras de la enseñanza, que tiene el potencial de reactivar a buena parte del colectivo y de la comunidad educativa y puede servir para reavivar la lucha contra los recortes y la privatización en los diferentes territorios. Ahora es el momento de pasar a la ofensiva y construir juntas la huelga del 9F, extender los motivos, intensificar las asambleas a los centros y las asambleas de estudiantes, familias, maestras y profesorado, con el apoyo de organizaciones y colectivos, e intensificar las movilizaciones, hacer crecer la organización popular contra las políticas neoliberales que aniquilan nuestros derechos fundamentales.

También confirma que las luchas laborales (y, especialmente, cuando tienen una carga social importante) tienen que confluir y buscar la solidaridad de los movimientos sociales, plataformas, mareas ciudadanas y de todas las organizaciones (sindicales y políticas) que estén dispuestas a situar el empoderamiento popular delante de sus voluntades hegemónicas o de grupo de presión.

Tenemos que aprovechar este impulso para continuar las movilizaciones y poner sobre la mesa una apuesta por un nuevo modelo educativo más democrático y popular, un modelo donde personal docente y de apoyo, AMPAs y alumnado (es decir, la comunidad educativa) tengan poder de decisión sobre todos los asuntos del ámbito educativo: condiciones laborales, infraestructuras, programas educativos y, por supuesto, los presupuestos que se destinarán en la Educación Pública, impidiendo que la Generalitat continúe destinando fondo a la concertada y avanzando en la privatización y la externalització de la pública.

El jueves 9 de febrero habrá una nueva huelga en la educación pública catalana para revertir los recortes y la privatización! Las y los que hemos estado implicados en la huelga del 18 de enero también trabajaremos por su éxito, desde una perspectiva de continuidad de las luchas en busca de la máxima respuesta social.

Desde Embat, Organización Libertaria de Cataluña, hacemos un llamamiento a los movimientos sociales a secundar estas movilizaciones y huelgas en el sector de la educación pública. Y a abrir otros frentes de lucha de manera coordinada y solidaria, con el objetivo de romper la dinámica de retrocesos sociales, y avanzar hacia la conformación de un escenario de respuestas y construcción de poder popular.

Recuperemos lo que es nuestro, recuperemos la educación, recuperemos los servicios públicos y la dignidad!

A las 2:30 pm, un trailer gigantesco dividió a los contingentes de la batalla: por un extremo, un operativo de más de 100 camiones y patrullas con elementos cargados con armas de gases lacrimógenos y de fuego; por el otro, la población resistiendo con palos, piedras y el estruendo de los cohetones -que a su vez servían como instrumentos de guerra para que los vecinos salieran a las calles-

Hidalgo es un territorio con precedentes de luchas, ocultas entre las páginas de la historia y la ocurrente centralización de los movimientos sociales que no permite conocer lo que pasa "allá en la provincia". El 5 de enero, los pobladores de Ixmiquilpan y distintos pueblos del Valle del Mezquital, conocerían lo que es la guerra de clases. Al sonar las campanas del Año Nuevo -2017-, severas entidades del país dieron paso a bloqueos totales en carreteras, instalaciones de PEMEX, gasolineras y otros puntos estratégicos en el contexto nacional del #NoAlGasolinazo.

El cierre de la carretera México-Laredo fue uno de los más fuertes, hasta que colisionó con un ejército (sí, era un ejército entrenado para asesinar) de las policías estatal y federal ese 5 de enero en distintos puntos de ambos lados de los cuatro carriles del bloqueo, todo con la intención de desalojar a la gente. A las 2:30 pm, un trailer gigantesco dividió a los contingentes de la batalla: por un extremo, un operativo de más de 100 camiones y patrullas con elementos cargados con armas de gases lacrimógenos y de fuego; por el otro, la población resistiendo con palos, piedras y el estruendo de los cohetones -que a su vez servían como instrumentos de guerra para que los vecinos salieran a las calles-. Las campanas del Barrio de Jesús retumbaron varios kilómetros a la redonda.

Los pueblos ganaron la primera batalla. Era evidente que no se levantaría el bloqueo, los esfuerzos de habitar en fogatas y barricadas por largas noches no se negocian. Algunas autoridades estatales ofrecieron "formar una comisión para asistir a la Cámara de Diputados y así evitar la violencia", pero los pobladores se rehusaron y volvieron a fortalecer las barricadas con costales de arena.

El retorno de las fuerzas policiales fue mayor. Tanquetas y balazos lograron replegar a los ixmiquilpenses. En la acera, cayeron al calor del enfrentamiento dos jóvenes; Alan Giovanni de 22 años de la comunidad Dios Padre y Fredy de 25 años de la comunidad Maguey Blanco, quienes perdieron la vida por un proyectil de bala en el cuerpo. Fueron heridas 13 personas más.

Lo he dicho anteriormente: la muerte es el imperativo de la conciencia del ser-social. Voces y desgarraduras están más despiertas que nunca y no vacilan en confundir las palabras y los hechos: "¡esto fue un golpe de los de arriba, casi una matanza!".

Aunque figuras social-demócratas y oportunistas como Gerardo Fernández Noroña, John Ackerman y el Javier Solalinde ("El Padre Solalinde"), se han acercado a predicar la paz -en tiempos de guerra- y la vía electoral, en la asamblea comunitaria hay individualidades, afinidades y dirigentes comunitarios que están trabajando duro para encauzar la lucha hacia la autonomía, que si bien no a la gestión total de la vida del municipio, sí a rupturalizar la dependencia de personajes de la política representativa o de figuras ancestrales dentro de los mismos pueblos. "Nadie va a venir a salvarnos".

Hay algunas quejas en respuesta a la mass-media que hablaron de un "zafarrancho", un "enfrentamiento" y una "campal" en lo que claramente fue una expresión directa del antagonismo de clases en un acto de exterminio contra una protesta totalmente legítima.

El 19 de enero, más de 2000 personas marcharon en la ciudad de Pachuca. Se manifestaron en las afueras del Congreso para exigir diálogo con los diputados que aprobaron las reformas estructurales; los medios -otra vez, casi como burla- dijeron que "retuvieron", "acorralaron" y "secuestraron" a los diputados. ¿De qué lado están estos periodistas "independientes"? Allí reside una semillita que la gente va sembrando, en aras de encaminarse a una autonomía comunicativa, dejando en sus caricaturas pagadas y autorreferenciales a los "especialistas de la comunicación".

Después de la insurrección, las actividades organizativas se acrecentaron. El domingo 15 de enero se celebró el "Encuentro Eestatal: ¡No al gasolinazo!" con la presencia de decenas de delegados de Hidalgo, maestros de la CNTE y otras resistencias en el país; el 19 se realizó una marcha en Pachuca que culminó en el ya mencionado "seucestro popular" de diputados del PRI; el domingo 22 de enero, trabajadores de los distintos complejos y tiendas multinacionales afectados por su cierre, marcharon para exigir que "los revoltosos abran ya nuestros centros de trabajo", por su parte, los ixmiquilpenses se reunieron en el estacionamiento de la Comercial Mexicana tomada para seguir dictaminando las rutas del movimiento.

Las tiendas siguen cerradas hasta que los trabajadores tengan mejores salarios y que, en acuerdo con los arrendatarios y gerentes, se compren los productos de los campesinos del municipio para distribuir en estas tiendas. Los bancos sólo abren cada 3 días para que la gente recoja y envíe dinero. Ningún policía es bienvenido ya. El corolario es de vital importancia: se habló de una "consulta popular" para quitar del puesto al presidente municipal. Cosas interesantes vienen, pues la sangre no corre en vano.

Hoy, los restos óseo-metálicos del brazo armado del Estado pululan en la carretera y los espectros, gritan en cada uno de sus cuatro carriles: ¡no queremos más muertos!

Publicado el 25 de enero de 2017 en:

http://rupturacolectiva.com/la-insurreccion-de-ixmiquilpan/

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Em 2016 comemoram-se 90 anos da primeira publicação da chamada “Plataforma”. “A Plataforma Organizacional da União Geral dos Anarquistas” foi publicada originalmente na França, em 1926, na revista Dielo Truda, pelo Grupo de Anarquistas Russos no Estrangeiro, do qual participavam Nestor Ivánovitch Makhno, Piotr Andreyevich Arshinov, Ida Mett (pseudônimo de Ida Gilman), Jean Walecki (pseudônimo de Isaak Gurfinkiel) e Maxime Ranko (pseudônimo de Benjamin Goldberg).

Neste post comemorativo, o Instituto de Teoria e História Anarquista (ITHA) — além de inaugurar a seção “Arquivo”, que constituirá um banco de dados com fontes produzidas pelos próprios anarquistas — disponibilizará, em três datas diferentes, os seguintes documentos: 1.) A versão fac-simile dos números da revista Dielo Truda em que a “Plataforma” foi originalmente publicada; 2.) A nova tradução da Plataforma ao português, realizada a partir do original em russo; 3.) A tradução ao português do documento conhecido como “Suplemento à Plataforma Organizacional”.

1.) Versão fac-simile dos números da revista Dielo Truda em que a Plataforma foi originalmente publicada

Publicamos este documento pela primeira vez na internet; ele foi conseguido, depois de uma longa pesquisa, no Instituto de História Social de Amsterdã (IIHS), o qual foi responsável por sua digitalização. A Plataforma foi publicada em três números sequenciais da revista Dielo Truda: a edição nº 13-14 (Paris: junho-julho de 1926, parte de baixo das páginas 8 a 18), a edição nº 15 (Paris: agosto de 1926, parte de baixo das páginas 4 a 12) e a edição nº 16 (setembro de 1926, parte de baixo das páginas 4 a 8). Abaixo estão os seguintes arquivos: a edição nº 13-14 (completa) e as edições nº 15 e nº 16 (somente as páginas com a “Plataforma” num mesmo PDF).

Dielo Truda nº 13-14 (completa) [Baixe aqui]

Dielo Truda nº 15 e nº 16 (partes com a Plataforma) [Baixe aqui]

2.) Nova tradução da Plataforma ao português, realizada a partir do original em russo

[Baixe aqui]

3.) Tradução ao português do documento conhecido como “Suplemento à Plataforma Organizacional”

[Baixe aqui]

“In a time of universal deceit,
Telling the truth is a revolutionary act.”
— George Orwell

When the entire arsenal of impulsive and aggressive foreign policy is deployed in absolute desperation and without accomplishment by a declining power unaware of its imminent demise, first it resorts to self-aggrandizement and spectacle, and then suddenly and viciously turns on itself through self-flagellation and serious self-mutilation. This is a classic pretext that trumps the assorted reasons for the demise of Hillary Clinton and thus the bafflement of the U.S. political establishment and its coattail in the established media. This should concisely spell out the meteoric rise of Donald Trump, his populism, and his success in leasing the plush real estate at 1600 Pennsylvania Avenue in Washington. To be sure, “We make America great again” is the alter ego of America's demise since the collapse of the Pax Americana (1945-1979). Recognition of this very transformation is in itself a radical act.

The moment of truth has finally arrived. The slogan of “Make America Great Again” is now at the center stage. The members of the wrecking crew in Donald Trump's proposed cabinet are now waiting for their Senate confirmation to get to work. Donald J. Trump is now the president of the United States. And all three branches of government are in the hands of one party – a party that since Reagan's presidency has seemingly been reduced to an apologetic bunch in retrograde politics suspended in history. The party that once took pride in being the party of Lincoln is simply taken over by a known-unknown outsider; George Soros went on to call him an “imposter.” Trump's message though has been consistently the same: “Make America Great Again.” This “Again,” at the same time, conveys an acknowledgement of the glorious past, not-so-glorious present, and the possibility time-travel presumably to the pre-Civil Rights’ period on the domestic side and hegemony, leadership and respect (i.e., the era of Pax Americana) on the foreign policy side.

Turning Back the Clock

Contrary to the conventional wisdom and despite his rhetoric, Donald Trump's presidency does not seem to correspond with American isolationism. Trump's vision is rather more in tune with the reversal of time that supposedly transports America to the 1950s, an era in which a Junior Senator from Wisconsin's witch hunts were in full swing. And a foreign policy that unilaterally engaged in coup after coup against democratically elected governments abroad with little cost – known as America's Golden Age – under the umbrella of the now defunct, Pax Americana. Under the Trump administration, some even are horrified – for a good reason – by an idea that he may take us all the way back to the pre-Civil War period in race, gender, and social relations. The irony here suggests parallels with George Orwell's 1984 in 2017 America.

The other party is not so innocent either. Democrats did not only tolerate the notorious war crimes by the Bush-Cheney administration in Iraq and Afghanistan; they nonetheless come in full circle with their own bloody misadventures in Libya, Syria, Yemen, Ukraine, to name a few, while they did some good with respect to Cuba and Iran. Overall, though, the Obama administration inherited and thus contributed to what the Bush-Cheney administration has wrought as a paranoiac state/surveillance state in America. On the foreign policy front, particularly in Libya (and the bloody overthrow of Col. Gaddafi), Hillary Clinton's hand is bloody. On the toppling of the Libyan government and the murder of Gaddafi, Secretary Clinton bragged: “We came, we saw, he died.” The catch here is that the Obama administration had already promised the Russians at the UN Security Council that if they agreed to vote for the “no fly zone” in Libya (or abstain), it would refrain from overthrowing Gaddafi. With Clinton's Julius Caesar-like enthusiasm, the Obama administration broke its promise. As is well known, President Obama also recently expressed his regrets for the involvement in Libya.

As for the pointless involvement in the coup, against Viktor Yanukovych in Ukraine, the share of Secretary Clinton (via Victoria Nuland's direct involvement) is not miniscule either. Again, as is well documented, this initial step eventually led to the ouster of Yanukovych and the chaos that brought the ultra-right takeover of the government through the infamous referendum in Crimea, which then paved the way for the Russian invasion.

Deep Divide

Clinton Democrats utterly miscalculated the outcome of the election by betting on the wrong horse. They ignored the fact that the country (both the left and the right) is gasping for change by any means necessary. Clinton Democrats ignored the deep cleavage in income inequality combined with profound political polarization. They arrogantly resorted to the habitual course of action by attacking Sen. Bernie Sanders – a seemingly viable candidate that might have defeated Donald Trump if he had not been subjected to unfair, immoral, and indeed illegal shenanigans in the primaries. Thanks to WikiLeaks for revealing these very true heart-wrenching stories perpetrated by the Clinton camp and the Democratic Party that is presently on the teeter of disintegration. That is why those who care about the truth – and cause-and-effect in this matter – believe that Democrats’ cruel pomposity and crude self-assurance tossed their viable candidate under the proverbial bus. In the end, the “basket of deplorables” statement by frustrated Hillary was the one that finally broke the camel's back.

The inauguration of Donald J. Trump is over and he is officially the 45th president of the United States. The factors that have led to his seemingly successful campaign toward his presidency are numerous, varied, and multidimensional, and historians will debate them for years and decades to come. Nevertheless, it is clear that the specter of change is in the air and that the sizable majorities on the right and on the left are challenging the status quo. The Pax Americana had collapsed in the late 1970s, but after-effects of its fall are still around with respect to both domestic and foreign arenas. The fact is that there is no hint of American exceptionalism in all this. The changes that transpired in the last few decades have taken us beyond the Pax Americana and beyond American exceptionalism. The United States is now as ordinary as any other nation in the new global polity in the making.

On the foreign policy side, the United States is not what it used to be, yet the forces of regression, and reaction, are insisting on being “Great Again.” On the domestic side, the fissure of deep economic inequality, political polarization, pernicious politics, blatant racism and “white supremacy,” bashing women, Islamophobia, and other social ailments are now overtly pronounced. This election has torn the veil of political correctness and peeled off nearly all opacities that are gingerly left underneath race relations in America. Donald Trump is the sui generis messenger and now, as president, the message of divided America. And in this manner, the whole nation is naked before our eyes. This nation (and by implication the U.S. government) is not exceptional; it is not pre-ordained for hegemony; it is not predisposed for the leadership of global polity in the making. There is a limit to what the United States can or cannot do with respect to domestic as well as foreign policy.

Therefore, “making America great again” is inevitably subject to such boundaries. The United States is a declining power and the election of Donald Trump is a hint of such a decline in both domestic and foreign affairs. We are just beginning to grapple with the after-effects of the loss of the American century and the painful consequence of the denial of the fall of the Pax Americana since the 1980s. On the foreign policy side, the setbacks have so far been unequivocal. It may take some time to digest the truth of the shrinkage of the middle class and the disguised class warfare in the form of overt racism, sexism, xenophobia, Islamophobia, and other forms of prejudice and bigotry in the name of nationalism and patriotism. We need to fasten our proverbial seatbelts for a long, rough, turbulent, yet indefatigable ride on, in Robert Frost's apt vision, “the road not taken” in these unflattering and uncertain times.