El valor del concepto patriarcado, como forma de nombrar lo invisibilizado y de evidenciar su carácter sistémico; así como el valor del concepto de género para poner de relieve la construcción cultural que encierra este tipo de opresión, y por tanto, susceptible de transformación, adquiere una dimensión programática, ya que a partir de estos se pueden articular una serie de reivindicaciones, desde los movimientos populares, en torno a los efectos o expresiones que la opresión machista tiene en las distintas esferas del ámbito social. De esta manera, la lucha contra la violencia machista y homofóbica, por el derecho al aborto, por el acceso a la salud sexual y reproductiva, contra la discriminación salarial de las mujeres, por la democratización de las tareas domésticas y de cuidado; no sólo nos permite avanzar, al tiempo que se consolida una fuerza antagónica a la dominante, sino que permite ir profundizando y develando aquellos mecanismos que obstaculizan y limitan la capacidad de decidir sobre nuestras vidas y nuestros cuerpos. Teniendo en cuenta todo lo expuesto, se nos presenta el desafío de delinear estrategias concretas para que nuestra militancia social y política promueva y fortalezca la lucha contra el patriarcado, como parte configurativa del sistema de dominación actual, contextualizada en nuestro lugar y tiempo.

Con una participación de apenas el 37% del electorado, el NO se impuso, con un 50% de los votos, por un breve margen de menos de un 1%. En circunstancias normales, este resultado se vería como un empate técnico. Sin embargo, la derrota política sufrida por los sectores políticos que han respaldado el acuerdo de paz entre el gobierno de Santos y las FARC-EP no puede ser minimizada. La campaña del NO, en estricto rigor, no tenía que ganar para ganar: le hubiera bastado tener un margen de votos lo suficiente amplio como para poner un signo de interrogación y quitar piso de legitimidad a lo acordado en La Habana. En cambio, lograron mucho más que eso, imponiéndose en el conteo final en una jornada electoral cuyos altos niveles de abstención tampoco pueden atribuirse exclusivamente a la lluvia. La falta de entusiasmo en torno a este acuerdo de paz ha sido más que evidente, pese a que todos los medios de comunicación, la llamada “comunidad internacional” y las principales personalidades de la política y la cultura se posicionaron a favor del SI.

[English] [Ελληνικά]

Ver también

La victoria del NO y el actual escenario político Grupo Libertario Vía Libre

!La paz no se construye con votos, se hace resistiendo desde abajo!Rebeldía Contrainformativa

The ZACF is saddened to learn of the passing away of comrade Bobo Makhoba in Soweto this Thursday 29 September, at the age of 41, after a long illness. He is survived by his son, to whom we extend our deepest sympathies and condolences – as we do to the rest of his family, friends and comrades.

Bobo was a founding member of the ZACF as well as one of the original guerilla electricians for the Soweto Electricity Crisis Committee’s Operation Khanyisa campaign, which illegally reconnected thousands of households’ electricity after it was cut off for non-payment – forcing Eskom, the state electricity utility, to scrap arrears for thousands of Sowetans.

The last 4 months in Zimbabwe can surely be characterized as an awakening of the Zimbabwean working class, as thousands of these citizens have taken to the streets, responding to Pastor Evan Mawarire’s call: “hatichatya” – we are not afraid. The #Thisflag movement followed soon after. This is certainly a historic time for Zimbabwe; a time of growing labour pains as the country (hopefully) enters a process of rebirth towards a better and new Zimbabwe.

But before we can even begin to talk about a free Zimbabwe and how we would go about getting that, we need to first have a clear and coherent class analysis of the Zimbabwean social and political climate.

Understanding who we are fighting is essential. Zimbabwe without a doubt needs to rid ourselves of the 92-year- old man who thinks the state house is his graveyard. But in the same breath, we must rid itself of the oppressive state system altogether. Swapping a vicious state capitalist manager with another is nowhere close to constituting progress.

See also:

Inside the Zimbabwean uprising

Nous sommes en colère et nous voulons l’abrogation de la loi Travail. Nous sommes en colère et nous refusons la mise en place d’un service civique obligatoire de neuf mois pour les jeunes. Nous sommes en colère car la destruction de la totalité du code du travail est sur la table et que c’est dès maintenant un enjeu majeur pour les droits des travailleuses et des travailleurs.
Nous sommes en colère contre ceux qui, tout l’été, ont instrumentalisé les attentats pour distiller le venin de la peur et le poison du racisme ; la haine et la division. Nous sommes en colère car cela fait des années que les gouvernements de droite comme de gauche accumulent les lois antisociales malgré des manifestations monstres, des blocages spectaculaires, des grèves fortes, des sondages négatifs.

Lire aussi
Le 15 septembre et après: on n'a pas d'autres choix que de lutter! CGA