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¿Cómo y cuándo podré pasar a mi niño de la cuna a la cama?

No hay una edad precisa en que se deba pasar a un niño pequeño de su cuna a una cama grande, aunque la mayoría de los padres lo hacen cuando sus hijos tienen entre 1 1/2 y 3 1/2 años de edad. Lo mejor, sin embargo, es esperar hasta que tu hijito tenga casi 3 años, puesto que muchos pequeñines simplemente no están listos para este cambio.

Claro que tendrás que hacerlo antes si tu niño está demasiado grande o activo para su cuna, y en cuanto haya aprendido a ir al baño solito, para que pueda subir y bajarse de la cama por cuenta propia.

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Muchos padres sacan a sus hijos de la cuna por temor a que traten de saltarse la barandilla, lo cual sin duda es una cuestión de seguridad. Pero esto no significa que debas reaccionar a los intentos de "fuga" de tu niñito, ni a cualquier otro problema nocturno repentino, como si fuera una gran emergencia. En otras palabras, no hace falta salir corriendo a comprar una cama nueva el día en que tu niño logre escaparse por primera vez de su cunita.

Puede que aún no esté listo para una cama grande, y además podría ser peligroso para tu pequeño si lo cambias a una cama de la cual pueda entrar y salir cuando quiera y caminar por la casa mientras todos duermen.

En lugar de cambiarlo inmediatamente a la cama grande, baja primero lo más posible el colchón de la cuna, así las barandillas quedarán más altas y a tu niño le será más difícil saltárselas. Quita también los paragolpes y acolchados que tengas en la cuna en cuanto tu niñito aprenda a subirse a sillas y muebles. Hay también unas redes o mallas para cunas que se fijan con velcro a las barandillas, creando una especie de toldo que mantiene al bebé seguro en su cunita.

De todas formas todo esto anterior es mejor no tenerlo en la cuna pues puede representar un peligro para los bebés pequeños.

Otro motivo por el cual los padres a veces adelantan la transición a la cama grande es la llegada de un hermanito. Si éste es tu caso, asegúrate de realizar el cambio por lo menos de seis a ocho semanas antes de la fecha prevista del nacimiento. La idea es que tu hijo esté completamente acostumbrado a su nueva cama antes de que su hermanito se haga dueño de "su" cunita.

Dependiendo de la edad de tu niño, podrías retrasar su transferencia a la cama hasta que el bebé tenga 3 ó 4 meses. Lo más probable es que, durante esos primeros meses, tengas al bebé en un moisés, y así tu hijo mayor tendrá más tiempo para adaptarse a la llegada de su hermanito, facilitando su transición a la cama cuando llegue el momento de hacerlo.

Asegúrate de programar esta transición según las necesidades de tu hijo, y no la necesidad de dejar libre la cuna para el bebé que nacerá. Muchos padres se dan cuenta demasiado tarde de que hubiera sido más fácil pedir prestada o comprar otra cuna en lugar de haber pasado al niño mayor a una cama sin que estuviera listo para ello.

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Algunos niños se adaptan fácilmente al cambio, mientras que a otros les puede costar mucho. Cada niño es diferente, aunque no es raro que los primogénitos sean los que más se resistan a esta transición. Puede que tu hijito esté realmente apegado a su cuna y a todos los sentimientos que asocia con ella (comodidad, seguridad, protección...).

Además, el cambio a una cama grande es tan sólo uno de los muchos cambios que suelen ocurrir en esta etapa de su vida, y podría coincidir con su entrenamiento para ir al baño, el comienzo del preescolar y otras presiones sociales para que se porte como un "niño mayor".

Si también hay un hermanito en camino, puede que tu niño se sienta muy posesivo en relación a los objetos de su propiedad, incluyendo su cuna. Por otro lado, a los niños que nacen en segundo o tercer lugar les cuesta menos adaptarse al cambio porque tienen al hermanito mayor como ejemplo y quieren ser como él.

Por lo general, están ansiosos por pasarse a una cama porque las cunas son "para los bebés" y ellos ahora ya son grandes y pueden dormir en una cama "de niño mayor". Sin embargo, hay niños que, tanto si son primogénitos como si no lo son, simplemente están más que preparados para el cambio y lo disfrutan muchísimo.

Para facilitar la transición, sitúa la cama nueva de tu niño en el mismo lugar donde antes estaba su cuna. No tienes que empezar a usar inmediatamente sábanas y mantas de adultos.

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Puede que tu niño se sienta mejor si le dejas seguir durmiendo con su vieja cobijita, aunque sea demasiado pequeña para una cama tan grande. Y no olvides colocar una barandilla de protección para prevenir que tu recién emancipado pequeñín despierte en el suelo.

Dale ánimos a tu hijito llevándolo contigo a elegir su cama nueva (en el caso de que vayan a comprarla), o hablándole de su antiguo dueño (si van a usar una cama prestada de algún familiar o amigo).

Por ejemplo: "Esta era la cama del primito Andrés y ahora va a ser tuya. ¡Ya casi estás tan grande como él!" Permítele que elija también sábanas nuevas adornadas con su personaje favorito, y aliéntalo a enseñar su "cama de niño mayor" a los familiares o amigos que vengan de visita.

Algunos padres transforman el cambio a la cama grande en una celebración, como forma de motivar a su hijo, organizando una "fiesta de niños grandes". Aunque esta táctica da un poco de trabajo, a algunos les resulta muy bien. Primero elige una fecha para la "inauguración" de la cama grande y empieza a motivar a tu niño una semana antes. Cuando llegue el gran día, haz una fiesta con sus amiguitos, abuelos, etc.

Otra estrategia es usar una cama específica para niños pequeños. Son camitas en las que cabe el colchón de la cuna, pero que tienen la apariencia de una cama normal. Muchas vienen con barandales empotrados y algunas tienen forma de autos, trenes y camas de princesas.

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Si te das cuenta de que has sacado a tu hijo de la cuna demasiado temprano y ahora él no se quiere dormir en la nueva cama, no desistas inmediatamente. Motívalo a que la pruebe. Si al cabo de unos días sigue molesto, vuelve a sacar la cunita.

Recuerda también que, a pesar de todo, algunos niños simplemente no están listos para hacer la transición a la cama grande. La cuna tiene barreras visibles en la forma de barandales, pero la cama no. Para que un niño comprenda que una cama tiene "paredes imaginarias" dentro de las cuales uno debe permanecer es necesario que haya alcanzado un cierto nivel de desarrollo cognitivo.

Si encuentras que tu pequeño dormilón de repente tarda mucho en dormirse o se levanta muchas veces en el medio de la noche, lo más probable es que todavía no esté listo para pasar a la cama grande.

Así como cuando les enseñamos a ir al baño solitos, a veces vale la pena volver atrás y sacar otra vez los pañales o, en este caso la cuna, y volverlo a intentar más adelante. Pero es importante que no veas el regreso a la cuna como un retroceso en el desarrollo de tu hijito, ni se lo presentes a él como un castigo.

Por último, recuerda que la transición de la cuna a la cama es una etapa importante del desarrollo de tu bebé también para ti. ¡Es otra señal de que tu bebito está creciendo! Recuerda el momento en que por primera vez pusiste la cuna de tu pequeñín, y luego celebra este gran paso como otra de tus conquistas de mamá.
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Isidra Mencos
Isidra Mencos dirigió BabyCenter en Español por 10 años y actualmente se dedica a seguir su sueño de ser escritora.
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