En este artículo
Qué cabe esperar a esta edad
Los niños se vuelven inmunes al no y es posible que tengas que repetirlo diez veces antes de que tu hijo reaccione. Si intentas evitar que se meta en líos, procura enseñarle la diferencia entre el bien y el mal con un método más eficaz que la palabra “no”.Qué puedes hacer
Dilo con otras palabrasEn lugar de decir no, dile claramente lo que sí puede hacer. En lugar de gritar: “¡No! No juegues a la pelota en la cocina”, por ejemplo, di: “¡Vamos al patio a jugar con la pelota!”. Si está en mitad de un proyecto artístico y hay pegamento por todo el piso, ayúdalo a poner periódicos debajo de su trabajo.
Esto le permite seguir ocupado en lugar de tener que dejar de hacer algo. Cuando tengas que actuar con rapidez para que no se meta en problemas, dile algo más directo como “¡para!” o “¡eso está caliente!”.
Ofrécele opciones
Tu hijo quiere sentirse independiente y sentir que tiene las cosas bajo control, así que en lugar de responder “no” a secas cuando te dice que quiere chocolate antes de la hora de comer, ofrécele unas uvas cortadas por la mitad o rodajas de manzana. Otra alternativa es permitirle que elija una barra de chocolate que se puede comer después del almuerzo.
Si insiste en ponerse ropa no adecuada (como un traje de baño en invierno), dale a escoger entre dos prendas aceptables cada mañana. Aunque ninguna de las dos le emocione, a la larga aprenderá a aceptar las opciones que le presentas.
Distráelo
Puedes distraer fácilmente a un niño de esta edad cuando está a punto de meterse en problemas.
Cuando en una tienda hay cosas delicadas que atraen la atención de tu hijo, rápidamente muéstrale cómo se refleja la luz en un espejo al otro lado del pasillo, o distráelo con una pregunta (“¿Te gustaría ir a ver tus primos este fin de semana?”), un juguete o un refrigerio (¡otra razón más para tener una bolsa bien llena de botanas cuando salgas por ahí con tu hijo!). Entretanto, aléjalo de las tentaciones.
Los niños más mayores son más fáciles que los pequeños a la hora de ir de compras, y también más receptivos a las distracciones: “No podemos jugar con esa muñeca de porcelana, pero podemos probar los juguetes que hay en ese lado”.
Evita el tema
Si es posible, evita que tu hijo se meta en situaciones que te obliguen a decir no y, en lugar de eso, busca entornos seguros que fomenten su sensación de aventura y de curiosidad. Tu hogar debería estar a prueba de niños y es muy importante que mantengas tus objetos valiosos fuera del alcance de tu hijo.
Procura que juegue en lugares donde se sienta libre como el parque o el jardín de la casa, en vez de hacerlo en la sección de cristalería fina de unos grandes almacenes o la casa de la abuela. No puedes aislarlo de todas las situaciones en las que tengas que decir que no, claro, pero la vida será más fácil para ambos y podrás decir sí con más frecuencia si las limitas.
Ten en cuenta que muchos niños en edad preescolar disfrutan cuando van de compras y se portarán bien si tomas algunas precauciones. Sal de compras cuando tu hijo esté bien descansado y no prolongues demasiado el tiempo que dediques a las compras: una hora o dos en el centro comercial es más que suficiente. Si vas a comprar comida, evita la sección de los dulces.
Ignora las infracciones pequeñas
La vida presenta un montón de oportunidades perfectas para a enseñar disciplina a tu hijo. No te lo pongas más difícil. Si está pisando un charco y van de camino a la casa de todos modos, ¿por qué no dejarlo? Si quiere ponerse un disfraz para ir a la cama, ¿qué hay de malo?
Escoge tus batallas. Anímalo a explorar su sentimiento de aventura y diversión cuando puedas; mientras no ponga en peligro su seguridad ni te obligue a decir que no, déjalo pasar.
Dilo con firmeza
Cuando no haya alternativas posibles, no te desalientes. Di con firmeza (pero con calma), convicción y un rostro impasible: "¡No! ¡No le jales la cola al gato!”. Si le dices medio sonriendo: “No, no, cariño”, eso le transmite a tu hijo pequeño un mensaje contradictorio y no lo desanimará. Cuando responda, sonríele y dale un abrazo y sigue con una afirmación: “¡Sí! ¡Qué bien sabes escuchar!”.
Lee más: