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Mitos sobre el resfriado y la gripe

Niño enfermo
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Un niño por lo general se resfría de cinco a ocho veces al año (si convive con amigos o hermanitos que lo puedan contagiar, puede que se enferme incluso más). Y si además tiene un brote de gripe, tu pequeño podría pasar mucho tiempo congestionado, estornudando y sintiéndose enfermito.

Si bien es imposible proteger a tu niño completamente contra los gérmenes, sí puedes aprender a mantener a tu familia más saludable y ahorrarte tiempo, dinero y frustraciones. Comienza por dejar de lado algunos de los mitos y malentendidos más comunes.

Mito 1: Los medicamentos sin receta médica son eficaces

La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP por sus siglas en inglés) indica que los medicamentos de venta sin receta médica para aliviar la congestión, el goteo nasal y la tos no son efectivos para los niños menores de 6 años y pueden producir efectos secundarios perjudiciales. Si tu niño tiene menos de 6 años, calma sus síntomas con paracetamol o ibuprofeno infantil, y con remedios caseros que sean seguros.

En un estudio realizado en 2004, por ejemplo, se descubrió que los jarabes medicinales comunes para la tos, no eran más efectivos que la misma cantidad de jarabe que no contiene ningún tipo de medicamento.

Y un estudio del 2007 mostró que la miel es más eficaz que el jarabe para la tos, en niños mayores de 2 años. No le des miel a tu niño antes de su primer cumpleaños porque podría causarle una enfermedad poco común y a veces mortal denominada botulismo infantil.

Los medicamentos de venta sin receta pueden además ser peligrosos, especialmente si el niño toma por error una cantidad mayor a la dosis recomendada.

Además de efectos secundarios tales como somnolencia e insomnio, dolor de estómago y erupciones o urticarias, los niños pueden sufrir efectos graves como aceleración del ritmo cardiaco, convulsiones e incluso la muerte. Cada año se tratan 7000 niños menores de 11 años en las salas de emergencias de los Estados Unidos por haber ingerido demasiada medicación para la tos o para el resfriado.

¿Cómo ocurren las sobredosis accidentales?

  • Niños que se automedican: Niños que encuentran el medicamento y lo toman sin la supervisión de un adulto.

    ¿Qué puedes hacer?:
    Mantén todos los medicamentos fuera del alcance de los niños y en envases con cierres de seguridad.
  • Muchas manos en un plato: Dos o más adultos (como un padre y una niñera) medican al niño sin comunicarse entre sí.

    ¿Qué puedes hacer?: Asegúrate de que la persona que esté al cuidado de tu niño sepa quién es el responsable de darle el medicamento a tu hijo y cuándo debe hacerlo. Puedes pegar una etiqueta en el frasco para registrar cada dosis que se le dé.
  • Superposición de medicamentos: Un niño recibe dosis de medicamentos distintos con el mismo ingrediente activo.

    ¿Qué puedes hacer?:
    Lee las etiquetas detenidamente, fíjate cuáles son los ingredientes activos y no le des a tu hijo dos medicamentos con ingredientes activos similares. Esto incluye descongestivos, antitusivos, expectorantes, antihistamínicos, paracetamol e ibuprofeno.
  • Errores de medición: Un estudio demostró que el 70% de los padres tienen dificultades para administrar dosis correctas de medicamentos.

    ¿Qué puedes hacer?:
    Mide cuidadosamente la dosis según las instrucciones, haciendo uso del dispositivo de medición que se incluye con el medicamento.

Mito 2: Los antibióticos curan el resfriado y la gripe

Tratar una gripe o un resfriado con antibióticos es como usar gotas nasales para tratar un callo en un dedo del pie. Esto se debe a que los antibióticos matan las bacterias, y los resfriados y las gripes son causados por virus, una clase de gérmenes que no se parecen en nada a las bacterias y no son afectados por los antibióticos.

Aunque los doctores, las enfermeras y demás personal médico, hagan el mayor esfuerzo de aclarar dicho mito, este aún persiste. Los padres preocupados presionan a los médicos para que les receten antibióticos a sus niños, pero ningún antibiótico ayudará a curar un resfriado o una gripe.

La falta de efectividad no es la única razón para evitar antibióticos innecesarios. Estos medicamentos pueden tener efectos secundarios desagradables tales como diarrea y retortijones. Y las bacterias causantes de enfermedades pueden gradualmente crear una resistencia a las medicinas, lo que dificulta el tratamiento de infecciones bacterianas reales.

Por otro lado, si tu hijo tiene una complicación que involucre bacterias, el antibiótico puede ser útil. Este sería el caso si tu hijo tuviera una infección de oído, una bronquitis o una neumonía, entre otras complicaciones.

Mito 3: No hay diferencia entre una gripe y un resfriado fuerte

Puede ser difícil encontrar la diferencia entre una gripe y un resfriado fuerte. Pero los resfriados casi siempre desaparecen sin causar ningún problema, mientras que la gripe puede llevar a complicaciones graves como la neumonía. Si se reconoce la gripe desde un principio, se la puede tratar correctamente y se pueden prevenir complicaciones.

Si tu niño tiene un alto riesgo de sufrir complicaciones debido a una condición médica subyacente, el reconocer rápidamente la gripe puede abrir un abanico de posibilidades de tratamiento.

Si tu niño es mayor de 1 año de edad, puede recibir medicamentos antivirales, que matan el virus que causa la gripe y aceleran la recuperación en uno o dos días. Sin embargo, las medicinas antivirales solo funcionan si se toman en los primeros dos días de la enfermedad. Una vez que pasan las primeras 48 horas, ya no son eficaces.

Estas son las diferencias entre un resfriado de un cuadro gripal:

  • Los resfriados por lo general se manifiestan lentamente. El primer signo suele ser sentir la garganta inflamada y rasposa, seguida de estornudos y goteo nasal con mucosidad clara que puede espesarse y volverse gris, amarilla o verde la semana siguiente o la otra. Otros síntomas comunes incluyen tos, ligero dolor de cabeza, ojos llorosos, fatiga leve y nariz tapada.
  • Por el contrario, cuando tienes gripe parece como si te hubiese pasado un camión por encima. Los síntomas aparecen rápidamente y tienden a ser severos. Si tu niño tiene gripe se sentirá muy débil, cansado y con dolores. Puede ser que tenga tos seca, goteo nasal, escalofríos, la garganta y los ganglios inflamados, mucho dolor de cabeza y los ojos doloridos. Puede ser que tenga muy poco apetito. En los bebés y los niños, la gripe también puede traer dolor abdominal, diarrea y vómitos.
  • Si tu niño se siente mejor (o un poco mejor) cuando le haya bajado la fiebre, probablemente tenga un resfriado.
  • Si se siente mal incluso luego de haberle bajado la fiebre, probablemente tenga gripe.
Si te cuesta identificar la enfermedad de tu niño o estás preocupada por sus síntomas, llama al médico. A veces es necesario hacer un análisis clínico para averiguar si se trata de una gripe o un resfriado.

Mito 4: Hay que llevar al niño al médico cuando está resfriado

Cada año, mil millones de resfriados azotan los Estados Unidos. Así que no resulta sorprendente que el resfriado común sea la razón número uno por la que la gente acude al consultorio médico. Sin embargo, casi todas estas visitas son innecesarias, ya que el médico no puede hacer nada para disminuir la duración o la intensidad de un resfriado.

Si lo que tiene tu niño es solo un resfriado y no es nada más grave (ver Mito 3 para saber cómo diferenciarlo), mantenlo en tu casa. Probablemente solo necesite tiempo para superar el virus. Ahorrarás tiempo, dinero y exponerlo a más gérmenes.

Sin embargo, algunos niños resfriados necesitan ayuda médica. Asimismo, algunos niños con gripe presentan complicaciones que requieren de atención inmediata. Si tu niño es menor de 3 meses, debes llamar al médico apenas aparezca el primer signo de una enfermedad.

Mito 5: La vacuna de la gripe es más importante en adultos que en niños

En realidad, estar vacunado contra la gripe es tan importante para los niños como para los adultos.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) recomiendan una vacuna contra la gripe por año (a partir de los 6 meses) o una vacuna intranasal (a partir de los 2 años) para casi todas las personas, sean jóvenes o de edad avanzada, preferentemente antes de que empiece la temporada de gripe, porque así queda tiempo para que se desarrolle la inmunidad (la temporada de gripe va de octubre a mediados de mayo en el hemisferio norte).

Los niños menores de 5 años tienen mayor riesgo de padecer complicaciones graves relacionadas con esta enfermedad, como por ejemplo neumonía. Todos los años en los Estados Unidos más de 20 000 niños menores de 5 años son hospitalizados por la gripe. El CDC también señala la importancia de la vacuna para los integrantes del núcleo familiar y las personas que estén al cuidado de niños menores de 5 años.

Mito 6: Puedes contraer la gripe por una vacuna contra la gripe

La vacuna contra la gripe contiene virus inactivos (muertos), y es imposible contraer una enfermedad a partir de un virus muerto.

Sin embargo, puede ser que te cuestiones esta posibilidad si tu niño presenta algunos de los posibles efectos secundarios de la vacuna: algo de fiebre, dolores, hinchazón, inflamación o enrojecimiento en el lugar donde se aplicó la vacuna. Estos síntomas pueden ser incómodos pero son una reacción a la vacuna, no son los signos de una infección.

La vacuna en aerosol intranasal, por otro lado, contiene una versión debilitada del virus vivo. La exposición al virus debilitado no representa ningún problema para la mayoría de las personas, pero no es aconsejable para aquellos que tengan un sistema inmunológico débil o podrían estar en contacto con otras personas en riesgo, como mujeres embarazadas y bebés menores de 6 meses.

Los efectos secundarios de la vacuna intranasal en niños pueden incluir goteo nasal, silbidos al respirar, dolor de cabeza, vómitos, dolores musculares y fiebre.

Mito 7: Los suplementos nutricionales (zinc, vitamina C y equinácea) alivian el resfriado

A veces sí, a veces no. Muchas personas aseguran que tomar vitamina C cuando se presenta el primer signo de un resfriado, tomar una pastilla de zinc cuando duele la garganta o aumentar la inmunidad con equinácea es efectivo.

Hay estudios a favor de cada uno de estos medicamentos. El problema es que también hay estudios que cuestionan su efectividad.

Encontrarás remedios populares de venta sin receta médica que están basados en estos suplementos. Un producto de venta sin receta médica, a base de hierbas que asegura aumentar la inmunidad, llamado Airborne, por ejemplo, contiene equinácea, vitamina C y zinc. El medicamento Gesundheit, que se aplica mediante parches cutáneos, contiene vitaminas C y A, equinácea y otras hierbas. Pero el hecho de que sean populares no significa que sean efectivos ni seguros.

Antes de darle cualquier tipo de suplemento nutricional a tu hijo, cualquiera sea su forma, consulta a su médico. Incluso los remedios “naturales” pueden ser perjudiciales, como es el caso de la hierba China ma huang, también conocida como efedra o efedrina. En los adultos, este descongestionante se ha relacionado con hipertensión arterial, ritmo cardiaco irregular, convulsiones, infartos y derrames cerebrales.

Lee en detalle sobre la eficacia de estos suplementos nutricionales para prevenir los resfriados: zinc, vitamina C y equinácea.

Mito 8: Los niños que van a guarderías se resfrían más

El estereotipo del niño de guardería con moquitos en la nariz es cierto. Durante el primer año de guardería, los niños realmente tienen más probabilidades de resfriarse que los niños que permanecen en su hogar.

Pero, según un estudio de más de 135 000 niños en Dinamarca, que se llevó a cabo entre 1989 y 2004, el riesgo de infección disminuye a medida que el niño continúa asistiendo a la guardería. Y luego de un año en la guardería, el niño corre el mismo riesgo de enfermarse que un niño que se queda en su casa.

Esa exposición temprana a los gérmenes puede cosechar beneficios a largo plazo también. Un estudio de 2002 publicado en los Archivos de Pediatría y Medicina Adolescente, descubrió que los niños en edad preescolar que asistían a guarderías grandes sufrían menos resfríos en los años posteriores (hasta los 13 años de edad), seguramente porque habían desarrollado inmunidad a los virus más comunes del resfriado.

Averigua cuánto tiempo debe faltar a la guardería tu bebé si está resfriado.

Mito 9: Respirar el mismo aire que un enfermo es la manera más segura de resfriarse

Es verdad que los virus del resfriado se transmiten a través del aire, especialmente cuando una persona tose o estornuda. Pero esta es solo una de las maneras en las que un virus encuentra a su próxima víctima.

Los virus también pueden viajar en tus manos. Si tocas algo contaminado con el virus, como un teléfono, un juguete o la mano de un amigo, los gérmenes que se adhieren a tu mano pueden ingresar fácilmente en tu cuerpo si te frotas los ojos o la nariz, que son sus entradas preferidas. Los virus comunes del resfriado pueden vivir tres horas en la piel o en otras superficies.

Mito 10: Tener frío o estar mojado puede causarte un resfriado

Solo un virus del resfrío puede hacerte resfriar. Por lo tanto, tener frío solamente no puede enfermarte. Sin embargo, tener frío y estar mojado sí puede hacer que un virus latente (un virus que ya se encuentra en tu organismo) se active y produzca los síntomas.

En un estudio realizado en 2005 en el Centro para el Resfriado Común (Common Cold Center) de la Universidad Cardiff, en el Reino Unido, 90 voluntarios sumergieron sus pies en agua helada durante 20 minutos. Durante los cinco días siguientes, el grupo que había sumergido los pies en agua helada tuvo el doble de resfriados que un grupo control de 90 voluntarios, cuyos pies no habían sido enfriados.

Los investigadores sugieren que el enfriamiento provoca que los vasos sanguíneos de la nariz se contraigan, cerrando así el paso de sangre cálida que suministra glóbulos blancos para combatir las infecciones. Hay muchas personas que transportan los gérmenes del resfriado, explican, pero el enfriamiento puede hacer que sea más difícil combatir los efectos.

Así que dile a tu niño que se abrigue y no se moje.

Mito 11: Si te resfrías es porque tu sistema inmunológico está débil

Personas totalmente sanas sucumben a los virus del resfriado todo el tiempo. En un estudio, aproximadamente el 95% de los voluntarios se infectaron cuando se les puso el virus en la nariz. Sin embargo, no todas las personas infectadas por el virus se resfrían. Aproximadamente el 75% de los voluntarios infectados manifestaron síntomas.

Algunos estudios sugieren que cuanto menor es la inmunidad (a causa de una enfermedad crónica o estrés, por ejemplo) peores son los síntomas del resfriado. No obstante, un niño sano puede infectarse fácilmente con uno de por lo menos 200 virus diferentes que causan el resfriado común.

Mito 12: Beber leche hace que el organismo genere más mucosidad

La gente debate este tema con mucho ardor pero los investigadores indican que no hay necesidad de esconderles la leche a los niños cuando están resfriados. Varios estudios han analizado el consumo de leche en adultos infectados con el virus del resfriado. No encontraron ninguna relación entre el consumo de lácteos y la producción de mucosidad, o cualquier otro síntoma del resfriado.

En un estudio, los investigadores descubrieron que, entre las personas que tenían tos, aquellas que bebían más leche presentaban una tos más suave.

Mito 13: Debes alimentar a tu bebé si está resfriado, pero no si tiene fiebre

Puede haber un poco de verdad en este mito, según los científicos holandeses que probaron la teoría en 2002.

Al alimentar a algunos voluntarios enfermos y darles a otros solamente agua, los investigadores descubrieron que el comer aumenta la respuesta inmune que ataca a los virus del resfriado. En tanto, el ayuno estimula la respuesta que ataca a las infecciones bacterianas, que son las responsables de muchos casos de fiebre. El problema de esta conclusión es que la gripe también puede causar fiebre pero, al igual que los resfriados, es causada por un virus.

Muchos expertos todavía sostienen que el viejo proverbio es un mito. En todo caso, el mejor consejo es dejarte guiar por los deseos de tu hijo. Un niño enfermo necesita alimento para tener fuerzas y combatir la infección. Pero si no tiene hambre, no lo fuerces a que coma. Asegúrate sí de que tome mucho líquido para prevenir la deshidratación.

Foto de Karen Miles
Karen Miles es escritora y experta en el embarazo y la crianza de los hijos, y ha colaborado con BabyCenter durante más de 20 años. Ha publicado cientos de artículos en medios diversos.

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