El día que escuches esas palabras mágicas de los labios de tu hijo, sin que tú las digas primero, tu corazón se derretirá.
2 Será muy grande para sentarse tranquilo en tu regazo
Esos momentos de tranquilidad cuando tenías a tu hijo en tu regazo mientras lo alimentabas o le leías un libro, quizás se hayan terminado o estén por terminarse. Ahora, cuando se siente sobre ti, ¡quizás no se quede quieto un segundo y lo tengas que poner a tu lado!
3 Quiere pasar tiempo solo
Cuando escuches un silencio que no te resulte familiar, irás corriendo para asegurarte de que todo esté bien, y verás a tu pequeño jugando felizmente solo. Incluso puede que vaya a su dormitorio y cierre la puerta o tome algunos libros y juguetes y se entretenga solo.
4 Te refrescará la memoria
Tu pequeño recordará dónde pusiste las llaves, de qué color era su última torta de cumpleaños y otras cosas que tú ya olvidaste. También te recordará para qué sirven las fracciones.
5 Herirá tus sentimientos
Un día tu pequeñín dirá: “¡Te odio!”. También te dirá lo “mala” que eres. Y luego están las pequeñas honestidades diarias que pueden resultar difíciles de escuchar:"¡Mamá, tus dientes están amarillos!" o "¡Papá, tu boca huele mal!"
6 Mostrará valentía
A tu hijo le aterrorizará hacer alguna actividad, como por ejemplo, montar en bicicleta y un día, de repente, no tendrá temor y pedaleará con gusto.
7 Te convertirá en mejor persona
Dejarás de criticarte cuando te mires al espejo y también serás más amable con otras personas, porque tu hijo te está observando. Incluso disfrutarás el comer vegetales y te gustarán las materias escolares que solías detestar.