Breve nuevo perfil público. Mi compromiso, con la Universidad Autónoma de Madrid y con la Academia Universal

mayo 19, 2016 § 2 comentarios


 

Gaudeamus igitur,
iuvenes dum sumus. (bis)
Post iucundam iuventutem,
post molestam senectutem,
nos habebit humus.
Ubi sunt qui ante nos
in mundo fuere?
Vadite ad superos,
Transite ad inferos,
ubi iam fuere.
Vita nostra brevis est,
breve finietur.
Venit mors velociter,
rapit nos atrociter,
nemini parcetur.
Vivat Academia,
vivant professores.
Vivat membrum quodlibet,
vivant membra quaelibet,
semper sint in flore.
Vivant omnes virgines,
faciles, formosae
vivant et mulieres
tenerae, amabiles
bonae, laboriosae.
Vivat nostra societas!
Vivant studiosi!
Crescat una veritas,
floreat fraternitas,
patriae prosperitas.
Vivat et res publica,
et qui illam regit.
Vivat nostra civitas,
Maecenatum charitas,
quae nos hic protegit.
Pereat tristitia,
pereant osores.
Pereat diabolus,
quivis antiburschius,
atque irrisores.
Quis confluxus hodie
Academicorum?
E longinquo convenerunt,
Protinusque successerunt
In commune forum.
Alma Mater floreat
quae nos educavit,
caros et conmilitones
dissitas in regiones
sparsos congregavit.
Alegrémonos pues,
mientras seamos jóvenes.
Tras la divertida juventud,
tras la incómoda vejez,
nos recibirá la tierra.
¿Dónde están los que antes que nosotros
pasaron por el mundo?
Subid al mundo de los cielos,
descended a los infiernos,
donde ahora se encuentran.
Nuestra vida es corta,
en breve se acaba.
Viene la muerte velozmente,
nos arrastra cruelmente,
no respeta a nadie.
Viva la Universidad,
vivan los profesores.
Vivan todos y cada uno
de sus miembros,
resplandezcan siempre.
Vivan todas las vírgenes,
fáciles, hermosas!
vivan también las mujeres
tiernas, amables,
buenas y trabajadoras.
¡Viva nuestra sociedad!
¡Vivan los que estudian!
Que crezca la única verdad,
que florezca la fraternidad
y la prosperidad de la patria.
Viva también el Estado,
y quien lo dirige.
Viva nuestra ciudad,
y la generosidad de los mecenas
que aquí nos acoge.
Muera la tristeza,
mueran los que odian.
Muera el diablo,
Cualquier persona en contra de los estudiantes,
y quienes se burlan.
¿Por qué hoy tal multitud
de académicos?
A pesar de la distancia están de acuerdo,
Superando el pronóstico del tiempo
En un foro común.
Florezca la Universidad
que nos ha educado,
y ha reunido a los queridos compañeros
que por regiones alejadas
estaban dispersos.

 

A mis padres

A mis compañeros de camino pasados, presentes y futuros

A mis amigos de ahora y de siempre

A mis enemigos

A la Universidad Autónoma de Madrid, a los responsables de su gobierno y gestión y a todos aquellos que han compuesto, componen o compondrán su comunidad universitaria

A la Academia

Y A.M.D.G.

 

Hola a todos. Llevo mucho tiempo sin escribir en este blog, y es porque ahora, gracias a Dios, tengo mucha carga de trabajo.

Para los que no me conozcan, sobre todo, vengo con esta entrada a actualizar mi principal perfil público en la red.

Soy Pablo Luis Guérez Tricarico, investigador y profesor universitario por vocación, en el ámbito de las Ciencias jurídicas y, más especialmente, en el ámbito de la llamada Ciencia del Derecho penal y disciplinas auxiliares. Me doctoré en 2011 con una tesis sobre la relevancia jurídico-penal del consentimiento del paciente en el tratamiento médico curativo, en la que abordé, desde diversas perspectivas jurídicas y no jurídicas, los problemas relativos a la autonomía del paciente en las modernas sociedades democráticas y plurales, la configuración de las dimensiones de la salud como bien jurídico protegido y como valor de configuración social compleja, más allá de su identificación con las definiciones salud en el ámbito de la Fisiología, la Medicina, la Psicología y, en general, las Ciencias de la Salud, y los complejos problemas de regulación en nuestro país, y por medio de un análisis de Derecho histórico y comparado, de los distintos casos en los que el consentimiento del paciente a un tratamiento médico puede ser privado legítimamente de validez en un Estado democrático de base liberal y no paternalista, incluido el análisis de la problemática del llamado consentimiento presunto y la regulación de los detalles de prestación del consentimiento en las distintas regulaciones sobre la materia, tanto a nivel europeo, como nacional y autonómico.

Durante más de dieciséis años he venido prestando mis servicios, con carácter de exclusividad de 1997 a 2011, a la Universidad Autónoma de Madrid. Primero, como estudiante de la Licenciatura en Derecho y miembro del Claustro Universitario, para la defensa de los intereses de los estudiantes en la comunidad universitaria, Licenciatura que finalmente obtuve con una media de Sobresaliente y varias Matrículas de Honor que me pagaron casi la mitad de la carrera; media que, unida a los méritos de mi primer Director de Tesis y Maestro Ilmo. Sr. Dr. D. Agustín Jorge Barreiro, discípulo del Excmo. Sr. Dr. D. Gonzalo Rodríguez Mourullo, Maestro de la Escuela de penalistas de la Autónoma, me permitieron optar a una beca FPU del entonces Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, y que me fue concedida el 28 de diciembre de 2001. A partir de entonces, comenzaba un camino incierto, ya entonces plagado de insondables misterios y de grandes dificultades, que sin embargo, me permitió el mayor espacio de libertad investigadora y general que haya tenido nunca en ningún puesto laboral, además de haberme brindado la oportunidad de conocer a personas excelentes en lo académico y en lo humano. Solamente por eso estoy agradecido a la Universidad Autónoma de Madrid y, en particular, al Área de Derecho Penal de la Universidad Autónoma de Madrid.

Durante mi carrera universitaria tuve oportunidad de conocer el mundo de la Universidad germánica, gracias a dos estancias de investigación, en los años 2003 y 2004, concedidas por la entonces Secretaría de Estado de Universidades, y de participar en debates de la primera fila internacional de la dogmática y de la política criminal. En particular, guardo un recuerdo imborrable de mis estancias en la Albert Ludwigs-Universität de Freiburg, al amparo de mi Profesor y Maestro en el Derecho y en la vida el Prof. Dr. Dr. H.c. múlt. Wolfgang Frisch, experto tanto en las cuestiones más complejas e intricadas de la dogmática jurídico-penal como sensible a las necesidades político-criminales de protección penal a nivel internacional y transnacional.

Aquellos felices días de mi juventud académica me dieron fuerzas para el arduo trabajo que me esperaba a la vuelta, la elaboración de una tesis doctoral “a la antigua”, donde los atributos de la calidad y la cantidad eran igualmente exigidos, junto al rigor, para autorizar su defensa.

En los años de la crisis económica internacional y española, la asistencia moral en sus largos y fatigosos procesos de habilitaciones a Cátedras, felizmente resueltas a favor de casi todos mis Maestros, las necesidades docentes derivadas de mi contrato como Profesor Ayudante, unidas a las derivadas de la incesante burocratización de la Universidad y de las exigencias de gestión, las propias necesidades de la investigación, que precisaba, a mi juicio, un conocimiento de lo que en la Ciencia del Derecho Penal suele llamarse “ciencias auxiliares”, pero que en realidad se trata de las nobles disciplinas científicas de la Psicología, la Filosofía y la Bioética, entre otras, así como otros factores objetivos y subjetivos contribuyeron a retrasar la finalización de mi tesis doctoral, cuya codirección asumió el entonces Decano de la Facultad de Derecho, ahora Maestro y amigo personal, Ilmo. Sr. Dr. D. Fernando Molina Fernández, también discípulo del Excmo. Sr. D. Gonzalo Rodríguez Mourullo. El resultado final fue una tesis que recibió el premio extraordinario de Doctorado y que me permitió, junto a otros méritos, conseguir la acreditación a Profesor Contratado Doctor por la Agencia de Acreditación, Calidad y Prospectiva (ACAP) de la Comunidad de Madrid al año de su lectura, y estando el libro resultante de la tesis todavía en prensa para Thomson Reuters Civitas Aranzadi, grupo editorial al que agradezco enormemente la deferencia en orden a la publicación de los principales resultados de mis investigaciones.

Pocos días después de haber leído la tesis, que obtuvo en el acto de lectura la calificación máxima de Sobresaliente “cum laude” por unanimidad del Tribunal, me venció la prórroga de mi contrato como Profesor Ayudante de la Universidad Autónoma de Madrid.

Ante una política de promoción del profesorado incierta por parte del Rectorado y unas directrices en todas las Administraciones Públicas de crecimiento cero –lo que se tradujo en la ausencia de tasas de reposición del profesorado, especialmente en los niveles de ingreso en las categorías, laborales o funcionariales, de profesorado permanente-, en la línea de la ortodoxia económica impuesta por Bruselas y por los Gobiernos de los principales países de la Eurozona, incluidos los Gobiernos de España, como principal estrategia para luchar contra la crisis, el Área de Derecho Penal de la Universidad Autónoma de Madrid tuvo la gentileza de proponer mi nombramiento como Profesor Honorario de dicha Universidad, cargo que me permitió seguir dando docencia limitada, fundamentalmente en Seminarios sobre delitos contra la vida junto a mi compañero y amigo Fernando Molina, tarea que compaginé con contribuciones profesionales y editoriales puntuales mientras estuve apuntado al Servicio Estatal de Empleo, al que fui derivado tras la finalización de mi relación laboral con la Universidad Autónoma de Madrid el 28 de julio de 2011.

El 11 de enero de 2016 la Tesorería General de la Seguridad Social volvió a darme de alta en el Régimen General de la Seguridad Social, como Profesor colaborador doctor de la Universidad Internacional de La Rioja, para la dirección de trabajos de fin de Máster en el Máster para el Ejercicio de la Abogacía online que oferta dicha Universidad. El 25 de enero del mismo año, tras haber superado las fases de concurso y oposición previstas por la Resolución de la Secretaría de Estado de Administraciones Públicas de 14 de octubre de 2015, para la provisión de plazas del Cuerpo de Gestión de la Administración Civil del Estado, encomendándose su selección a los Organismos públicos de empleo, entré a trabajar como funcionario interino de la Oficina de Asilo y Refugio, dependiente de la Subdirección General de Asilo (Dirección General de Política Interior) del Ministerio del Interior, cargo que detento en la actualidad y en el que aprendo cosas nuevas todos los días, pues a diario me veo confrontado, aun sólo en mis expedientes, con la realidad de la vida y de la muerte de personas que huyen de la guerra de Siria y de otros conflictos bélicos.

De momento, me gano el pan de cada día intentando ayudar desde el poder civil a personas que lo han perdido todo, salvo quizá, la fe y la esperanza. Mi misión, como digo muchas veces, es trabajar en mi presente para conseguir un futuro para personas que, en muchas ocasiones, lo han perdido todo y no pueden regresar a su país de origen.

Por ahora, sólo soy una pequeña piedrecita de una cadena de mando altamente jerarquizada, y hacemos lo que podemos. En cualquier caso, y a pesar de la excesiva burocratización que caracteriza a nuestra Administración Pública, las cosas que aquí se hacen –y también, lo que se deja de hacer-, tienen repercusiones –positivas o negativas- sobre las vidas de personas que se encuentran provisionalmente en el CETI de Melilla o en territorio español a la espera de que una autoridad competente les diga si pueden residir legalmente y trabajar en España, otorgándoles un documento que poca gente conoce equivante a un NIE, pero con la leyenda “protección internacional” y, en su caso, un título de viaje equivalente a un pasaporte, en cuya portada, debajo del Escudo de España, aparece la leyenda, en castellano, francés e inglés, “Documento de viaje. Convención de 28 de julio de 1951”, para los beneficiarios del derecho de asilo -los menos-, o “Documento de viaje. Protección internacional”, para los beneficiarios de protección subsidiaria, que es la protección internacional que actualmente está dando España con carácter más general.

En cuanto a mí, soy consciente de que mi trabajo “para el Gobierno”, como dirían en una película norteamericana, es provisional: como toda obra humana, como expresara en un discurso de fin de curso el que fuera Rector de la Universidad Autónoma de Madrid, y después Ministro de Educación, conocido mío Excmo. Sr. Dr. D. Ángel Gabilondo Pujol, Catedrático de Metafísica en servicios especiales.

Mi pasado pertenece a la Misericordia de Dios, y mi futuro está en manos de la Providencia Divina.

En cualquier caso, sigo sintiéndome un investigador, un profesor universitario y un académico. Quizá por eso, y por otras cosas que no pueden fácilmente resumirse en una entrada, por la gran bondad y misericordia del Excmo. Sr. Dr. D. Gonzalo Rodríguez Mourullo, Presidente de la Sección de Derecho Penal de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación y Censor de dicha Corporación, la Junta de Gobierno de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación estimó favorablemente, en sesión celebrada el 11 de abril de este año, mi ingreso en dicha Corporación en la categoría de Académico Correspondiente, acto que ya me ha sido comunicado en forma. Mi gratitud a D. Gonzalo, así como a otros Maestros Académicos de dentro y de fuera del Derecho penal es sencillamente inefable y, sinceramente, considero que queda mejor expresada con un reverente silencio que con palabras.

Gracias a todas aquellas personas, de dentro y de fuera de la Universidad, que han contribuido a mi formación académica y humana en el sentido más amplio, predoctoral, doctoral y posdoctoral como penalista y como investigador humanista y cristiano comprometido con el mundo en el que le ha tocado vivir. La Universidad, la Academia, cualquiera de ellas que tenga tal nombre por estilo de trabajo y de vida, dondequiera que se halle en todo el ancho mundo, será siempre mi Casa, mi vida, mi refugio y mi estímulo para seguir adelante y para aportar mi humilde conocimiento sobre las cosas de este mundo para la ayuda de mi prójimo y la mejora de la comunidad cuyo servicio quiera la Providencia encomendarme. Con la ayuda de Dios.

 

Pablo Luis Guérez Tricarico

En Madrid, a 19 de mayo de 2016, XXXVII aniversario de mi Bautismo en la Iglesia Católica

A.M.D.G.

A.I.P.M.

Ad Inmaculatum Cor Mariae ego omnes dignae opera mea consecrare volo.

 

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For net neutrality

julio 12, 2017 § Deja un comentario


Mensaje: Como miembro de la asociación norteamericana sin ánimo de lucro FFTF (Fight for the Future) contra el control gubernamental de Internet y a favor de la neutralidad y la defensa de los derechos civiles en la red, me sumo a la campaña de esta organización, dándole difusión en este blog, del que soy creador y administrador vía
Notice: As a member of the US FFTF (Fight for the Future) NPO against the governmental political control of the Internet and in favor of neutrality and the defense of civil rights in the network, I join the campaign of this organization, giving it my supoprt in this blog, as creator and administrator, via

https://www.fightforthefuture.org/news/2017-07-12-update-massive-protest-for-net-neutrality-spreads/

Jesús: “El que quiera seguirme…”

marzo 2, 2017 § Deja un comentario


“No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4:4)

“Pues quien se ensalza será humillado, y quien se humilla será enaltecido” (Lc 14:11)

“(…) Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi Mi Sangre; Sangre de la Nueva Alianza, que será derramada por vosotros Y POR TODOS LOS HOMBRES para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía (De la fórmula de la consagración, Misal Romano, ed. española posterior al Concilio Vaticano II, vigente hasta el Primer Domingo de Cuaresma, 4 de marzo de 2017; la mayúscula es mía)

 

Leo en las redes sociales, pero, sobre todo, en LinkedIn, muchos consejos sobre márketing personal, “desarrollo personal” o “coaching personal”, sobre “la vida” más allá del trabajo, sobre presuntos “ganadores” y “perdedores”, y algunos me causan rubor, cuando no decepción o amargura. Vivimos en la llamada “sociedad de la información y del conocimiento”. O, al menos, eso se nos hace creer por la gente de la industria cultural y sus seguidores. En esta sociedad, estamos dominados por la información, veraz o inveraz, mientras muchos alardean de que la nuestra es también la sociedad del “conocimiento” (¿pero, qué clase de conocimiento, también de la sabiduría?  A los que hemos sido formados y nos consideramos hijos de la gran tradición de pensamiento del humanismo, cristiano o agnóstico, en cualquier caso, si se me permite la licencia “pre-post-moderno”, parece que no hemos entendido nada de nuestro papel en esta vida, pero tampoco de nuestra dignidad. En mi humilde opinión se escribe mucho sobre liderazgo, habilidades directivas, “triunfo”, no sólo en los negocios, sino también en lo que, muchas veces frívolamente, otras sólo imprudentemente, se acostumbra a llamar “la vida”. Pero… ¿qué es la vida? Un frenesí, una ilusión, una sombra, una ficción, como escribiera Calderón en La vida es sueño. Justo después de leer estas “cosas del mundo”, me han venido a la mente, sin saberlo, las palabras de Jesús propuestas por la Iglesia para la lectura del Evangelio de hoy, 2 de marzo de 2017, apenas comenzada la Cuaresma: “Quien quiera seguirme, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz cada día y me siga. Quien quiera salvar su vida la perderá; pero quien pierda su vida por mí la salvar. ¿En qué le aprovecha al hombre ganar el mundo entero si se pierde o se malogra a sí mismo?” (Lc 9:23-25).

En estos tiempos difíciles, que, en el hemisferio en el que se encuentran concentrados la mayoría de los países ricos del mundo, siguen anunciando la mayor llegada de refugiados desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, y, a la vez, la pasividad de los gobiernos de los países ricos, es necesario que cada uno, desde su ser, su circunstancia y su ideología y creencias, así como desde su posición social, se comprometa activamente con su hermano. Como meditación general sobre la dureza del camino, como otras (pocas) veces, me ha parecido conveniente publicar unos comentarios al Evangelio de este 2 de marzo de 2017, pasaje que fue leído también el 13 de diciembre del año pasado, un momento de conclusión del inolvidable Año Jubilar dedicado a la Misericordia Divina.

Antífona de la Misa: “El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y me siga”.

El pasaje de  es especialmente bonito y significativo, y nos invita a reflexionar sobre nuestro sentido y nuestro ser en el mundo como negación de parte de nuestro ser y entrega a los demás. En el texto que abajo reproduzco, Jesús, después de preguntar a cada no de sus discípulos por  su Persona, anuncia, con una técnica sencilla pero que tiene que ver con muchos caminos seguidos por los ascetas y místicos orientales, desde los maestros rishis de los Upanishads hasta Gautama Buda, desde Lao-Tse a Tich Naht Hahn, Krisnamurti, Tagore o Thomas Merton, el camino más genuino de renuncia al mundo -en el sentido joánico-, de desapego y de entrega a Dios y al prójimo (dicha actitud de desapego puede encontrarse, por ejemplo, en  práctica del baktí en el budismo tardío o en ejercicio de la compasión que ya Schopenhauer  advirtiera maravillosamente en el siglo XIX en algunas Upanishads védicas, o que otro autor de la misma época, de la talla de Tolstoj, afirmara como uno de los núcleos centrales de la ética cristiana, profundamente ligada a la cristología del mensaje, quizá, más reconfortador del Evangelio incluso para los no creyentes, cual es el Sermón de la montaña y las bienaventuranzas). En la propuesta sencilla de Jesús, tal y como la vemos también en el otro sinóptico de Marcos, Hans Küng reconoce la radicalidad de la propuesta de vida de Jesús, contenida en no en un cuerpo jurídico de normas judías, sino en la fidelidad a una Persona, lo que implica una confianza ilimitada en sus promesas, pues sólo Jesús tiene “palabras de vida eterna”, como se nos recordó en el Evangelio del Domingo anterior. “El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y me siga”, dice Jesús en un lenguaje profundamente sencillo, y por ello, cuasi paradójico, que encierra una verdad que el mundo no quiere aceptar. Bajo la promesa de falsos respetos humanos y falsas glorias mundanas, como el Poder, el Dinero, o el Honor, el mundo nos presenta estos ideales, frente a los cuales nosotros corremos el riesgo de convertirlos en ídolos. Todas estas cosas, puestas donde no les corresponde, y, más aún, como metas o valores centrales de orientación para la acción moral, esclavizan. Por el contrario, la exigencia de renuncia de sí mismo es muy dura. Pero, en contra de lo que pudiera parecer, no es una propuesta castradora -al menos no lo es si es vivida con confianza desde el principio- sino liberadora. La renuncia al “sí  mismo”, como la propusieron de modo análogo -si bien no igual- las religiones y filosofías orientales, no implica, al menos desde el punto de vista que aquí se sostiene, una renuncia a la propia persona, ni siquiera a la propia personalidad en su conjunto, sino que se concreta en un desasimiento de los apegos mundanos, del “ego” en el sentido más propio del término, para abrir la propia capacidad de entrega y de amor a Dios y al prójimo. Así lo interpretaron los más grandes místicos de Oriente y Occidente, al margen de sus diferentes cosmovisiones, desde el propio Buda -para quien el estado de “samadhi”, meta del yoga como práctica de liberación, no era simplemente un “dejar la mente en blanco”, la “nada”, sino la entrada en una realidad de paz, quietud y muchas cosas buenas, donde la “dukka” -palabra sánscrita traducida muchas veces de forma no del todo exacta como “dolor” o “sufrimiento” por exégetas ortodoxos de la fe católica, y que en realidad engloba muchos más conceptos como el mal moral, la imperfección, etc.- no tiene lugar, sino sólo la esencia del Ser, a veces divinizado, eso sí, como dios impersonal.  Los místicos occidentales como San Juan de la Cruz o Santa Teresa de Jesús, apriorísticamente encuadrados dentro de la Teología dogmática católica, entienden y describen fenomenológicamente la unión con la Divinidad de un modo muy parecido al de los ascetas y místicos orientales, y ello es más que suficiente como para ser optimistas en el avance del diálogo interreligioso y el ecumenismo, corroborando las declaraciones del Concilio Vaticano II, de que “la Iglesia Católica aprecia todo lo bueno, bello y verdadero que hay en otras religiones, las cuales contienen un destello de la Verdad”.

Sin embargo, una de las cosas específicas de la práctica cristiana, al margen de su encaje en una u otra arquitectura cosmológico-teológica, es la experiencia de la Cruz, y su aceptación, que pasa, precisamente, por negarse a sí mismo, a lo que en nosotros no viene de Dios, es decir, por asumir una actitud de abnegación. De nuevo vienen a mi mente las palabras de Jesús: “El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga”. Sabiendo que no se nos ahorrará la cruz, sino que será nuestra cruz, con todos los sentidos y connotaciones que podamos darle, y que pueda aparece con mayor o menor gravedad en nuestra vida cotidiana, la cruz que, unida a la Cruz de Aquél que vino al mundo “a encontrar y salvar lo que estaba perdido” (Lc 19:10), dará sentido al bien que hagamos amando al prójimo como a sí mismo y viendo en las cruces del prójimo la propia imagen del Crucificado, tal y como Jesús mismo proclama en su sermón escatológico en Mt 25 (“estuve hambriento y me diste de comer…”) y al mal que eventualmente hayamos de soportar -que no buscar-, en el Nombre de Jesucristo, por Amor. Una cruz aceptada y soportada por Amor, como la aceptó el Salvador del Mundo es la que, en definitiva, nos ha de dar fuerzas con el aliento del Espíritu Santo, hará presente el Reino en nuestros corazones y, al terminar nuestra peregrinación por este mundo, nos llevará a la vida eterna. Dios nos bendiga y nos dé la fuerza para seguir Sus palabras por el camino que Él nos propone a cada uno de nosotros.

 

 

Defectos y excesos del reglamentismo hispánico en la pretendida regulación de una ética secular de la virtud y en la supresión de los tratamientos de cortesía por la Administración General del Estado: aportando algo de educación y sensatez

febrero 9, 2017 § Deja un comentario


Defectos y excesos del reglamentismo hispánico en de la pretendida regulación de una ética secular de la virtud y en la supresión de los tratamientos de cortesía por la Administración General del Estado: aportando algo de educación y sensatez

Por Pablo Luis Guérez Tricarico, ex Profesor de Derecho Penal de la Universidad Autónoma de Madrid, Acreditado a Profesor Contratado Doctor y Académico Correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación

 

Abstract: En la presente publicación, sin ánimo de exhaustividad, examino algunos de los defectos y excesos prototípicos de la actual Administración Española en relación con una correcta comprensión de la educación y la cortesía, en la que intento dar mi criterio, contrario, por una parte, al exceso reglamentista de “virtudes” que supuestamente deberían reunir los empleados públicos, y, por otra parte, el defecto que ha supuesto la evolución de las reglas del trato social en el trato personal y en la utilización de los tratamientos de cortesía en la Administración.

Palabras clave: Administración Pública; Administración General del Estado; relaciones especiales de sujeción; derechos fundamentales; ética de la virtud; coacción administrativa; educación; cortesía; tratamientos; protocolo.

 

  1. Los excesos de la Administración Pública en materia de exigencias de su personal: el problema de la imposición de una ética de la virtud en un Estado de tradición liberal

En una monografía del excelente administrativista el Excmo. Sr. Prof. González Pérez, llamado “Administración pública y moral”, publicado por la prestigiosa Editorial jurídica Thomson Civitas en los años noventa del pasado siglo, el viejo Profesor elogiaba las normas comunitarias que exigían probidad y otras virtudes de una ética de la virtud tradicionalista, al tiempo que lamentaba la derogación de normas similares en el ordenamiento jurídico español. La misma temática fue escogida por el Profesor para su discurso de ingreso en la Real Academia de Jurisprudencia y legislación, que tuvo lugar en 1995, y cuyo texto íntegro, breve y de lectura amena y recomendable, puede descargarse en la web vía http://www.racmyp.es/R/racmyp/docs/anales/A72/A72-1.pdf.

Al hilo de una discusión, en un comentario objetivamente muy desafortunaado por el que  se tildó de “raro” –con la connotación negativa que suele tener este término en español, a pesar de las múltiples definiciones, moralmente neutras, que da a esta palabra el Diccionario de la Real Academia Española- por escribir de Ud. a mis superiores, en el contexto de una estructura fuertemente jerarquizada y con una flexibilidad manifiestamente mejorable -tanto en lo que se refiere al modo de acceso como a las dinámicas “informales” que se producen en su actuación-, quisiera compartir con Uds. algunas reflexiones sobre el uso profesional del Ud. en la lengua española y, más concretamente, en España.

Aquellas reflexiones entonces expuestas por el Profesor, la crispada situación de la política española con minúsculas y el debate político-mediático, que viene durando ya aproximadamente al menos dos años y medio, sobre lo que debe o no ser exigible a un cargo público, debate que tiene lugar, más que en la natural discusión parlamentaria, en el terreno mediático, con el empleo de un discurso compartido por los partidos de todo el espectro político español, así como mi cierto conocimiento profesional práctico sobre el funcionamiento de la “black box” de la Administración española, me ha suscitado reflexiones sobre los peligros de la juridificación de una cierta ética de la virtud en la Administración Pública, que, a la vez que desatiende problemas de educación claros, pretende exigir a los empleados públicos unas cualidades o virtudes a cuya práctica un Estado de Derecho no puede legítimamente obligar.

En 1990 el Instituto Nacional de la Administración Pública (INAP) editó un Manual de estilo de lenguaje administrativo que, si bien tenía puntos positivos –mejorar la sencillez y la claridad en la redacción de documentos, evitando por ejemplo el uso excesivo de frases subordinadas, o aplicar los resultados de estudios para la mejora de la técnica legislativa-, se mostraba a mi modesto juicio poco respetuoso con la dignidad de la institución social “Administración Pública”.

El Manual recomendaba la supresión de los tratamientos tradicionales en la Administración (Excmo. Sr., Ilmo. Sr.), cuestión que fue tenida en cuenta –según mi criterio, negativamente- por la Orden APU/516/2005, de 3 de marzo, por la que se dispone la publicación del Acuerdo del Consejo de Ministros de 18 de febrero de 2005, por el que se aprueba el Código de Buen Gobierno de los miembros del Gobierno y de los altos cargos de la Administración General del Estado. A pesar de lo que diga el Preámbulo de dicho Código, a mi modesto juicio, y conforme a un importante sector de la doctrina de Derecho administrativa y generalista de Derecho público, el Código de Buen Gobierno como tal, aprobado por una Orden Ministerial, carece de valor normativo, especialmente “ad extra”, y sólo incluye recomendaciones dirigidas a los funcionarios públicos, a los que, por cierto, se les exige comportarse como seres seráficos, y no como hombres y mujeres de carne y hueso, pero humanos, con su dignidad, por supuesto, pero humana y no “angélica“. Por otra parte, no considero que sea función legítima de la Administración ni del Gobierno de un Estado de Derecho supuestamente respetuoso con la libertad de conciencia exigir a sus empleados principios éticos basados en una ética de la virtud, y que en modo alguno se deducen de la Constitución española, que proclama expresamente la libertad como uno de los valores superiores del ordenamiento jurídico español (art. 1.1 CE), la libertad ideológica y de creencias (art. 16 CE) y los derechos a la libertad de expresión y relacionados (art. 20 CE). Buena parte de la corrupción que asola nuestro país podría evitarse, además de con otras medidas realmente eficaces, si dejaran de aprobarse normas basadas en una ética de la virtud laica y lo que se pidiera a los empleados públicos fuera simplemente que se comportaran como personas decentes y que no cometieran delitos ni infracciones administrativas (con la matización de que ambas clases de sanciones no deberían poder justificarse en un Estado de Derecho como mero refuerzo de normas morales).

Volviendo al Código de Buen Gobierno, considero que algunas de las normas contenidas en dicho Código, sobre todo en lo que respecta al contenido de esta publicación, afectan negativamente tanto a la dignidad del empleado público como a la Administración. Por si alguien quiere profundizar en las “lindezas” del buen Gobierno, observará sin necesidad de mucho detenimiento que la citada “norma” parece querer convertir a los empleados públicos en una suerte de monjes seculares, exigiéndole imposibles en nombre de conceptos tan ampulosos como, muchas veces ineficaces, como la “austeridad”, “transparencia”, las prohibición de actividades privadas, el “decoro”, y otros conceptos de moda muy similares en la dictadura del lenguaje políticamente correcto, a la que se han apuntado tanto la Derecha como la Izquierda políticas españolas. En definitiva: en nombre de no se sabe qué idealización pseudoplatónica o pseudohegeliana de la Administración, que recuerdan cosas peores, como el ideal franquista -que no falangista- de que el español debía ser mitad monje, mitad soldado.

La situación creada a partir de 2005 para la Administración General del Estado no es justificable, siguiendo a un autorizado sector de la doctrina administrativista, ni siquiera si admitimos la tesis de la vigencia de las relaciones especiales de sujeción en la Administración, hoy ya superado en muchos países de nuestro entorno cultural por los principios del binomio ciudadanos/servicio público o por la tradición jurídica, fundamentalmente anglosajona y paradójicamente dialéctica o de confrontación entre la Administración/Leviatán y el ciudadano, con sus derechos fundamentales como “cartas de triunfo” en el sentido de Dworkin. Con ello queda claro que un Estado de Derecho como el nuestro, teóricamente construido sobre la base de la tradición del liberalismo político, no puede imponer pretendidas virtudes morales, sobre todo teniendo en cuenta, en el orden sociológico, el pluralismo valorativo existente en nuestra sociedad y, en el jurídico, la garantía de dicho pluralismo que, si bien no es ilimitada, no autoriza injerencias en los derechos fundamentales de los “administrados” o de los ciudadanos contrarias al contenido esencial de aquéllos, y, siguiendo la tradición literaria del Tribunal de Justicia de Derechos Humanos, no puede imponer restricciones a los derechos fundamentales, como en este caso, incompatibles con los principios y valores constitucionales ni sacrificios no necesarios en una sociedad democrática.

No obstante lo anterior, la lectura del Código de Buen Gobierno es altamente recomendable, aunque no es apta para todos los públicos, y conviene prepararse antes con una buena dosis de ansiolíticos o de lo que se tenga a mano para poder relajarse ante los dislates que en él se contienen.

 

  1. La educación en la Administración Pública por defecto: ¿Ud. o vosotros en las relaciones profesionales? El problema de la eliminación de otros tratamientos de cortesía

Lamentablemente, en otros ámbitos –de momento pocos-, sí se ha dado fuerza normativa a la supresión de los tratamientos de cortesía. Es el caso, muy sentido por mí –pues procedo de la carrera universitaria-, de la supresión de los tratamientos de cortesía de las autoridades de la Universidad, a la que dediqué una parte muy importante de mi tiempo y de mis esfuerzos intelectuales- lo que ha traído efectos nefastos en la utilización de un protocolo académico que data en parte del siglo XVI, así como en la autonomía universitaria y en dignidad de la institución. La Disposición Adicional 13ª de la Ley Orgánica 4/2007, de 12 de abril, por la que se modifica la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades, que en 2007, en plena época del “zapaterismo light buenrollista”, estableció lo siguiente: “Las autoridades universitarias recibirán el tratamiento de señor o señora, seguido de la denominación del cargo. Los Rectores de las universidades recibirán, además, el tratamiento académico de Rector Magnífico o Rectora Magnífica”. Esa es la única concesión que se ha hecho al derecho histórico universitario. En los demás tratamientos abolidos –que son muchos- es dudoso que el Estado tenga competencia para abolirlos o, al menos, ello presenta problemas de dudosa constitucionalidad por posible contradicción con el artículo 27.10 de la Constitución Española, que tutela al máximo nivel el derecho a la autonomía universitaria.

Estos ejemplos nos muestran que, ya a finales del pasado siglo se pusieron las bases para la degradación de la dignidad de los empleados públicos y, como trataré de argumentar más adelante, para la extensión del tuteo en las relaciones laborales en la Administración Pública. Con ello se abonó el camino, también para la Administración “técnica” para el “todo vale”, degradación que ya se había instaurado en la política por el falso progresismo de una igualación que terminó degradando la dignidad del trato debido a las instituciones públicas, con la aparición de frases del estilo: “oye, ministro”.  Parece ser que ahora en la Judicatura va a aprobarse algo similar al Código de Buen Gobierno, y sinceramente espero que no confunda la sencillez con el simplismo, o la claridad con la falta de complejidad expresiva y conceptual.

Abordo ahora, escuetamente, un tema relacionado con estas consideraciones, con el respeto debido a las instituciones, a los empleados públicos y a las personas en general.

Y es que, al margen del caso concreto administrativo, hemos llegado a un momento en el que la educación ha cedido ante la mala educación, la falta de respeto y la chabacanería. Con las consideraciones anteriores he intentado argumentar cómo los esfuerzos de nuestros técnicos al defender las ideas de respeto y dignidad han sido objeto de una dialéctica perversa que ha supuesto la consagración y consolidación precisamente de lo contrario. Llegados a este punto, no puedo ocultar mis preferencias en cuanto al uso del tuteo o del Usted, y creo que la educación no está de más. Más bien considero una anomalía lingüística que en España hayamos perdido el Usted/Ustedes como fórmula de cortesía –dejo a parte su utilización normal, como equivalente funcional al “tú” o al vosotros, común en algunas zonas de España, como Canarias o ciertas zonas de Andalucía Occidental; y especialmente como tratamiento de respeto hacia las personas mayores, autoridades, jefes, y, en general, hacia cualquier persona con la que no tengamos aún la suficiente confianza, salvo en el que caso en el que su legítimo destinatario tenga a bien apear de su fórmula o tratamiento de cortesía a su interlocutor.

Si esto es así, pueden Ustedes ya adivinar, por lo anteriormente expuesto, mi posición con respecto al mantenimiento de los tratamientos “propiamente de cortesía” y fruto de la tradición y del patrimonio lingüísticos del español, especialmente al mantenimiento de los tratamientos de cortesía en la Administración Civil del Estado (Excmo. Sr., Ilmo. Sr., etc.), cuya supresión, con el pretexto de “acercar la Administración a los ciudadanos” ha terminado por autorizar a todo el mundo a escribir de cualquier manera. Por supuesto que, como hemos visto, ello no ha venido a paliar las perversas dinámicas internas de las que adolece nuestra Administración, tanto en relación con el personal a su servicio como con los ciudadanos, ni ha contribuido a reducir los equilibrios de poder entre la Administración Pública y los administrados, ni la litigiosidad administrativa y contencioso-administrativa. Por el tipo de medida, más bien parece un equivalente funcional a lo que en Derecho penal los penalistas acostumbramos a llamar Derecho Penal simbólico. Sería un “Derecho administrativo simbólico”. Parece que al ciudadano le resuelve sus problemas no poner un Ilmo., o se le va a dar razón porque, de repente, la Administración se ha vuelto, de repente, “coleguita”.

Pues, Señores, Dios nos guarde de los “jefes coleguitas” que ejercen su poder con torpeza o con sutiliza, pero, en cualquier caso, sin ninguna formación en liderazgo. Más vale jefes “a la antigua” con las ideas claras y con un estilo de mando claro, directo y racional, es decir, no contradictorio. Me parece lo mínimo que puede exigirse a la Administración del Estado que, antaño, recibiera por Hegel el más que dudoso título de “suprema realización de la razón”.

Por mi parte, en cuanto se refiere a los tratamientos de cortesía, los sigo utilizando, sobre todo en mis relaciones “ad extra” con la Administración General del Estado, a pesar de su supresión para la Administración Civil del Estado operada por el Código de Buen Gobierno y dando una solución tan “políticamente correcta” como políticamente desafortunada. Máxime cuando se refiere a tratamientos de indudable raigambre histórica que se mantienen para muchos operadores jurídicos y no jurídicos más o menos dotados de personalidad jurídico-pública o similar. Sin ánimo de exhaustividad, y por citar sólo algunos ejemplos, los tratamientos de cortesía continúan utilizándose para el resto de Administraciones Públicas, ya sean de base territorial (Comunidades Autónomas, Entes locales), y para algunas Corporaciones de Derecho Público dotadas de autonomía, como algunos Colegios profesionales (en el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid la Presidenta es Excelentísima “ad vitam”, y me parece bien), así como para otras instituciones públicas. Así, se mantienen para las Reales Academias; para el Poder Legislativo y su Administración; para la Administración militar; para los Tribunales eclesiásticos; no digamos para los diplomáticos, al menos de facto y a pesar del Código de Buen Gobierno, que al menos respeta los tratamientos que a éstos puedan dispensarse en el extranjero conforme a la legislación del país al que van destinados; para la Administración de Justicia; para la Jurisdicción constitucional; y, por último, para las personas que merecen ese trato “ad hominem” por su pertenencia a algunas de las Órdenes civiles y militares reconocidas en España o por estar en posesión de alguna otra condecoración o premio que lleve aparejado un determinado tratamiento de cortesía.

Ello, como ha destacado más de un insigne diplomático experto en protocolo, ha dado lugar a situaciones tristemente jocosas, como presentaciones de los intervinientes en un acto oficial del siguiente tenor: “Sr. Presidente del Gobierno, Sr. Ministro de Educación, Sr. Vicerrector de Relaciones Institucionales de la Universidad de Alicante, Excmo. Sr. Alcalde de la Ciudad de Alicante” (sic). Mi posición, por si no había quedado clara, no es la de igualar a todos por abajo, sino a dar a cada cual el honor que le corresponde según la dignidad del cargo y de acuerdo con la tradición histórica.

La arriba descrita degradación del lenguaje de las instituciones oficiales, lejos de resultar necesaria y fruto de la cortesía natural del protocolo bien entendido, lleva a muchos a considerarla “rara” -con la connotación negativa que tiene en este país la utilización de este término de facto, a diferencia del “rare” inglés.

En los países cuyas lenguas admiten fórmulas de cortesía -al menos, en las lenguas romances o neolatinas que conozco- dicho tratamiento se utiliza con preferencia con extraños -exceptuando el caso quizá de las personas muy jóvenes-, pero, desde luego, es la fórmula habitual en el mercado laboral. Por poner como ejemplo el caso que más conozco, en Alemania, por ejemplo, cualquier profesional, desde el panadero hasta el Profesor de Universidad -quien, además, recibe otros tratamientos, siendo los más comunes los de “Herr/Frau Doctor” o “Herr/Frau Professor Doctor”, y, en general, desde que se tiene edad laboral (16 años) reciben, como mínimo, el Usted como tratamiento en el ámbito de las relaciones laborales.

Por su parte, en los países anglosajones, en los que no existe fórmula gramatical de cortesía y se trata a todo el mundo de “you” -exceptuando el anecdótico “Thy”, equivalente funcional del “Vos” religioso, para referirse a Dios, hoy en desuso-, el respeto y la deferencia que merecen determinadas personas se manifiesta de otra manera, que consiste básicamente en el empleo de un lenguaje más respetuoso y “polite” para la construcción de la frase.

En España, en esa tensión típicamente hispánica pendular, extremista y cainita que nos caracteriza -el término “dialéctica” le viene grande a la media de la cultura general de este país-, hemos pasado en menos de treinta años de las fórmulas utilizadas durante todo el siglo XIX y casi todo el XX, incluido el período de la Dictadura franquista -no necesariamente dañinas- en los escritos administrativos del tipo de “Ilmo. Sr. Jefe de Área (…) suplico (…) Es gracia que espera proceder del correcto proceder de V.I., a.q.g.D.mm.aa., al “oye, Ministro” que ya se hiciera famoso en la Transición.

Entre los pocos usos del Usted como tratamiento de cortesía en nuestro país, ha quedado un uso táctico para marcar distancias, y que obedece, a mi juicio, a una táctica legítima de quien se siente poco respetado o poco reconocido en su actividad profesional o, en general, en cualquier ámbito en el que exista un ámbito de sumisión o dependencia jerárquica.

Por otra parte, entre los médicos, ya sean de la Sanidad Pública o privada, me consta que el uso del Ud. todavía se mantiene en mayor o menor medida, especialmente en las relaciones jerárquicas, y con más frecuencia en el trato con las personas de más edad.

Quizá yo esté algo anticuado -pero esto no creo que sea malo de por sí-, pero no deja de resultarme paradójico que el médico, el odontólogo o el fontanero me hablen de Ud. y yo les devuelva el mismo tratamiento, cuando en un ámbito tan fuertemente jerarquizado como es el de la Administración General del Estado, ésta ha actuado de un modo irresponsable al renunciar a la liturgia y al protocolo. Con ello, se ha olvidado que la liturgia civil ha sido a lo largo de los siglos, y en diferentes civilizaciones, un modo de preservar la dignidad del Poder público y de estabilización social, a través de la protección de intereses colectivos cuya preservación ha redundado, aun desde la perspectiva de una ética utilitarista de la norma, en beneficio de todos y de la misma cohesión social.

Para Fernando Savater, el hoy tan denostado y caduco “protocolo” no es más que una manifestación cultural de la “cortesía”, del trato y del respeto formales que se deben a toda persona y a su posición en un contexto social determinado, y por el que se empieza la natural socialización con personas en principio extrañas a nuestro círculo primario de socialización.

Sin embargo, en contra de estas consideraciones, parece que las mentes pensantes de la “alta” Administración y de la política con minúsculas que llevan las riendas de instituciones tan importantes como el Estado, han cedido –en honor a la verdad, no son las únicas- al “bullsheet” de nuestra “cultura” dominante posmoderna, según la cual deba ser el “colegueo” y el “buenrollismo” el que prime en todo caso y, por supuesto, en las relaciones laborales, públicas o privadas. Por supuesto, que este nuevo clima “buenrollista”, como ya denunciaran, con otros términos, autores de la Escuela de Frankfurt como Horkheimer, Adorno o Habermas, no puede abandonar la tendencia natural de dominación de la naturaleza y del hombre cosificado que caracteriza a la política moderna fruto de la Ilustración, la cual sigue ejerciéndose sin renunciar a la autoridad -en el sentido común del término, y no etimológico que se le suele dar, de “potestas o imperium“-, ni al autoritarismo. Como en la gran novela de Lampedusa, cambia el envoltorio para que nada cambie. Aunque no es el propósito de esta publicación denunciar los males endémicos de nuestra Administración, las reflexiones sobre la pérdida de la educación no pueden dejarme indiferente ante la siguiente constatación. Estamos, decididamente, en una época en el que los envoltorios de caramelos que contienen virtudes impracticables e irreflexivas supresiones de tradiciones inveteradas pululan en forma de propuestas de buenas prácticas de gobernanza por los pasillos de los Ministerios, auspiciados por jóvenes triunfadores de determinados grupos de supuesto prestigio de la Administración, mientras el ciudadano común continúa enfrentándose a ella y tratando de entender sus arcanos de una manera no muy distinta a la del pobre pero genial Luisito de la novela galdosiana “Miau”. Menos mal que en la novela Luisito tiene el apoyo moral nada menos que de Dios, aunque no le ayude en sus peticiones.

 

 

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Adelanto de próxima apertura, D. m. de blog profesional provisional sobre cuestiones jurídicas y disciplinas auxiliares

febrero 9, 2017 § Deja un comentario


Estimados lectores:

Me permito anunciarles la próxima apertura, D. m., de una pequeña bitácora provisional, asociada a un nuevo dominio en WordPress, con publicaciones profesionales que, por su formato, no hallen cabida ni en la prensa escrita o digital, ni en revistas académicas científicas generalistas o especialzadas ni en el estrecho margen que la red LinkedIn ofrece a sus usuarios para publicar textos de cierta, pero moderada extensión.

De momento, estas publicaciones estarán alojadas en el dominio asociado a este blog pabloguerez.com

Por todos esos motivos, la previsión de publicación de artículos en este blog será limitada y a los solos efectos de la mayor difusión posible de contenidos tipo comentarios jurisprudenciales o pequeños artículos de investigación, preferentemente en formato pdf y con licencia de creativecommons.org no comercial, sin perjuicio de su utilización por mi parte de otro tipo de publicación.

Esperando que esta iniciativa sea de su agrado, se despide de Uds. hasta la próxima ocasión, atentamente,

Pablo Guérez Tricarico, PhD

pablo.guerez@gmail.com

 

 

 

HAPPY NEW YEAR 2017!

enero 7, 2017 § Deja un comentario


A mis padres

A mis compañeros y amigos

A todos mis seguidores, compañeros y amigos, y a quienes leerán esta entrada, les deseo un muy feliz y venturoso Año Nuevo 2017 lleno de paz, alegría y serenidad, y fortaleza para afrontar los retos de cada día, con la ayuda de Dios.

 

In the time of my confession, in the hour of my deepest need

When the pool of tears beneath my feet flood every newborn seed

There’s a dyin’ voice within me reaching out somewhere

Toiling in the danger and in the morals of despair

 

Don’t have the inclination to look back on any mistake

Like Cain, I now behold this chain of events that I must break

In the fury of the moment I can see the Master’s hand

In every leaf that trembles, in every grain of sand

 

Oh, the flowers of indulgence and the weeds of yesterday

Like criminals, they have choked the breath of conscience and good cheer

The sun beat down upon the steps of time to light the way

To ease the pain of illness and the memory of decay

 

I gaze into the doorway of temptation’s angry flame

And every time I pass that way I always hear the name

Then onward in my journey I come to understand

That every hair is numbered like every grain of sand

 

I have gone from rags to riches in the sorrow of the night

In the violence of a summer’s dream, in the chill of a wintry light

In the bitter dance of loneliness fading into space

In the broken mirror of innocence on each forgotten face

 

I hear the ancient footsteps like the motion of the sea

Sometimes I turn, there’s something there, other times it’s only me

I am happy in the balance of the reality of man

Like every sparrow falling, like every grain of sand

 

(©Bob Dylan, Literature’s Nobel Price 2016)

 

FELIZ NAVIDAD

diciembre 25, 2016 § Deja un comentario


 

Verbum caro factum est, porque todos os salvéis (…)

Oh, riquezas temporales, no tenéis nada que darle / a Jesús qu’entre animales / es nasçido según véis

(Cancionero de Uppsala, s. XVI)

 

Feliz Navidad a todos.

Este año no quiero ni puedo escribir mensajes largos, sino llamar a la contemplación de todo un Dios que se hace hombre para salvarnos.

Como señalara anoche el Papa Francisco en su Misa de Navidad, el mensaje del Misterio de la Navidad es un mensaje de alegría que se abre paso en medio de la tristeza. Alegría, porque nace Aquél que es la Luz del mundo. Misterio, porque todo un Dios se hace hombre, aún más, se hace niño. Como señala San Juan en el Prólogo a su Evangelio, la Palabra, el Verbo Divino, se hace hombre, pero el mundo no lo reconoció. Por eso estas fiestas pasan muchas veces como fiestas mundanas, profanas y que no dan la verdadera alegría que sólo Cristo puede dar. Como ha recalcado el Pontífice en su alocución de esta mañana, esta Luz muchas veces no es escuchada por el mundo y pasa inadvertida, sobre todo por los adoradores del dios Dinero.

Os envío una de las felicitaciones de Navidad que más me han tocado el alma en estos tiempos más convulsos en todo el mundo:

https://www.facebook.com/plugins/video.php?href=https%3A%2F%2Fwww.facebook.com%2Fagenziaans%2Fvideos%2F1853601351542328%2F&show_text=0&width=560

Desde este humilde y poco cuidado blog, os mando mis mejores deseos de verdaderos gozo, paz y benignidad, que son los tres primeros frutos del Espíritu Santo, para este tiempo de Navidad.

Pablo Luis Guérez Tricarico, hijo redimido por la gracia de Dios el 19 de mayo del Año de Gracia del Señor de 1979.

 

 

 

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    Este blog ha estado autofinanciado con 22 euros al año desde su apertura en noviembre de 2013, la cantidad mínima para el registro del dominio, la protección mínima de seguridad y el mapeo. Como habrán visto, la mayor parte de mis posts se publican bajo licencias de creativecommons.org
    Sin embargo, la calidad y el esfuerzo en la publicación de los posts y en el mantenimiento del blog tiene un valor económico, que no necesariamente debe ir ligado a derechos de copy-right. Es mi deseo que la información que subo al blog sea compartida por el público más extenso posible. No obstante, esto no es sólo un divertimento, sino un motor de denuncia social en el que pongo mis conocimientos al servicio de la sociedad.
    El autor y administrador de este blog ha estado en situación legal de desempleo durante años y medio sin haber percibido ninguna ayuda pública o privada, ni ingresos regulares. Los ingresos por derechos de autor que ha percibido por actividades editoriales han sido insuficientes, cuando no irrisorios, para sufragar su decoroso sustento.

    En la actualidad, por la gracia de Dios y por decisión de una Comisión evaluadora de un concurso-oposición a plazas de funcionario interino para el Cuerpo de Gestión de la Administración Civil del Estado, percibo ingresos regulares, pero, dado el gran tiempo que he permanecido en situación de desempleo, y el necesario endeudamiento para vivir en mi vida pasada, antes y después de la finalización de mi relación laboral con la Universidad Autónoma de Madrid, mis ingresos siguen siendo insuficientes.

    Por esta razón, pido a todos mis seguidores, así como a mis lectores, fieles u ocasionales, que consideren la posibilidad, que siempre será bien recibida, de realizar alguna donación, desde cualquier cantidad a partir de 1 euro/dólar/libra. A partir de una recaudación superior a 50 euros, el 30% de cada cantidad recaudada irá destinada a ONGs dedicadas a la lucha contra la victimización, preferentemente declaradas de utilidad pública. Si este servicio de donaciones funciona, me comprometo a facilitar públicamente, según la cuantía de las mismas, informes periódicos relativos a las cantidades donadas y a las organizaciones beneficiarias.

    Durante los años 2014 y 2015, con escrupuloso respeto de la legislación española, el “excedente” en las donaciones recibidas, según lo expuesto en el párrafo anterior, ha ido a parar a las siguientes Entidades y Organizaciones, en el siguiente orden de prelación:

    -Centro de Solidaridad Español-Proyecto Hombre (Declarado de utilidad pública)
    -Iglesia Católica
    -Caritas Diocesana
    -Arzobispado de Madrid
    -Médicos del Mundo (Declarada de Utilidad Pública)
    -Intermón Oxfam
    -Comisión Española de Ayuda al Refugiado (Declarada de Utilidad Pública)
    -Comité de Defensa de los Refugiados, Asilados e Inmigrantes en el Estado Español (Declarado de Utilidad Pública)
    -Fundación “Alba” – Lucha contra el cáncer infantil
    -Otras organizaciones no gubernamentales

    Asimismo, quiero agradecer públicamente sus donativos a las siguientes personas:

    Anónimo
    Ilmo. Sr. D. Luis Miguel Guérez Roig
    Sr. D. José Luis Antoranz
    Sr. D. Antonio Checa Sainz
    Sr. D. Hermenegildo Moreno Cela
    Prof. Dr. D. Alfonso Iglesias Velasco
    Prof. Dr. D. Evaristo Prieto Navarro
    Sr. D. Ezequiel Urdangarín Ayestarán
    Anónimo “Capitán Trueno”
    Sra. Dª. Olga Martín Palacios
    Sra. Dª. Pilar Barrero Calvo
    Sr. D. Fabio Daniel Gándara Pumar
    Sr. D Javier Olivares del Arc
    Sr. D. Raúl Espeso

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    The author and administrator of this blog was unemployed three and a half years without receiving any public or private assistance, or regular incomes. Revenues by copyright perceived in his private life were insufficient to meet its decent livelihood.

    At present, by the grace of God and by decision of a Commission evaluating a competition-competition for places of temporary staff for the Management Body of the Civil Administration of the Spanish State, I receive regular incomes, but, because of the great time that I have remained unemployed, and the necessary indebtedness to live in my past life, before and after the end of my employment relationship with the Autonomous University of Madrid, my incomes are still not enough.

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