Hermanos Albadalejo. Teatrillo.

|










   Ilustración: Mavi 

TEATRILLO

(Hermanos Albadalejo)

(Noviembre 2023)




Se alza el telón.

A la izquierda del escenario hay una pizarra grande; delante de ella, una pálida niña con trenzas que sostiene en la mano izquierda un globo rojo de helio.

Al otro lado del escenario, un hombre viejo da vueltas con las manos atrás en torno a una mecedora que se balancea sola.

Hombre que pasea.— Yo estuve allí, en peligro de muerte, jugándome la vida, intentando...

Niña del globo.— (Deja escapar el globo que sube y desaparece, toma una tiza y escribe chirriando en la pizarra.) Bota, bota, pelota.

Entra en escena, andando con dificultad debido a las botas lastradas con plomo, una mujer relativamente joven con el pelo rubio suelto y mojado aún. Va vestida de buzo. Deja la escafandra en el suelo y saluda al hombre viejo que da paseos. La niña del globo rojo mira muy detenidamente a la mujer buzo. Se intenta poner la escafandra, pero es muy pesada y desiste. Prefiere su globo ingrávido.

Mujer buzo.— ¡Hombre, Matusalén! Cada vez estás más apergaminado. ¿Qué andas barruntando por estos lares?

Hombre que pasea— Vaya, pero si es mi ninfa favorita. Y tú te pareces cada vez más a Tetis, la Diosa de las Aguas. Yo, aquí, ya ves, recordando batallitas del pasado.

Mujer buzo.— Déjate de batallitas y siéntate en la mecedora; no ves que no para de balancearse.

Hombre que pasea.— Que se siente esa niña, y así se quedarán quietos los dos.

La niña del globo se sienta en la mecedora y la mecedora para; la niña hace esfuerzos para balancearse, pero la mecedora está rígida.

La niña desiste y vuelve a su pizarra, la mecedora vuelve a balancearse.

Hombre que pasea.— Ya estamos como al principio.

Mujer buzo.— Que aburrimiento. Estar fuera del agua es insoportable.

La niña escribe en la pizarra un idioma incomprensible en letra muy pequeña.

Mujer buzo.— ¿Qué escribe esa niña?

Hombre que pasea.—Es un poema de Dylan Thomas en arameo.

Niña del globo.— Nanai de la China. Es una canción que me enseñó mi abuela. (Cantando.) El hueso de la flor / La ola del antojo / El párpado cantor / El tuétano del ojo.

Hombre que pasea.— Vaya con tu abuela.

Niña del globo.— ¿Qué creíais, que solo sabía botar la pelota? ¡Menudo par de dos!

Mujer buzo.— Parece que esto se anima.

Hombre que pasea.— ¿Una cervecita, Ninfa?

Mujer buzo.— No, que me he echado un novio nuevo y no quiero perder la línea.

Hombre que pasea.— Tampoco estaría mal ganar alguna curva. Tienen su encanto.

Entra en escena un tabernero con delantal y una caja de cervezas.

Tabernero.— ¿Los señores habían pedido unas cervezas?

Mujer buzo.— Bueno, me tomaré una, maldito Matusalén.

Hombre que pasea.— Gracias. Deje la caja ahí. ¿Cuánto es?

El tabernero se acerca al hombre que da vueltas y le habla al oído.

Hombre que pasea.— ¿Cómo? ¡Qué dices! ¡Eso es un dineral!

Tabernero.— Señor, estamos en guerra. Todo está por las nubes.

Hombre que pasea.— Otra guerra; no teníamos bastante y otra guerra.

Hombre que pasea.— (Dirigiéndose a la mujer buzo.) ¿No tendrías veinte rublos?

Mujer buzo.— Ah, no, de eso nada, no te doy un duro.

Hombre que pasea.— (Metiéndose la mano en el bolsillo.) Y la niña esa no tendrá...

Le paga al tabernero.

Tabernero.— Gracias, señor, buenos días, señor. Está amaneciendo.

El tabernero sale.

La mujer buzo y el hombre que pasea le pegan unos tragos a la cerveza en silencio. La niña se les queda mirando muy seria, pasando la mirada de uno a otro.

Mujer buzo.— (Al hombre que pasea.) Veo que eres poco empático con la gente que está soportando las guerras.

Hombre que pasea.— (Eructa.) Sí, es que yo nunca empato; siempre gano... o pierdo. Depende.

Mujer buzo.— Y ahora te haces el ingenioso. Vaya con Matusalén.

Mujer buzo.— (Dirigiéndose a la niña.) Nosotros aquí, bebiendo cerveza, y tú a dos velas. ¿No quieres algo de beber?

La niña va hacia el fondo del escenario y levanta una gran caja de cartón sin fondo. Dentro de la caja había un niño acurrucado con cara de aburrido, sin hacer ningún gesto.

Hombre que pasea.— Esto sí que es una sorpresa. ¿Qué hacía este niño ahí tan quieto, sin decir palabra?

Niña del globo.— Es mi hermano, y está tan quieto porque es hiperpasivo. Y le gustan los polos de uvas pasa, por aquello de…

Mujer buzo.— Ya, ya lo pillo. ¿Y a ti de qué te gustan los polos?

Niña del globo.— Mi preferido es el polo sur.

Hombre que pasea.— Menuda guasa tiene la niña.

Mujer buzo.— Pues entonces llamamos al heladero bipolar y le pedimos uno de polo sur y otro de uvas pasa por aquello de… Y todos tan contentos.

Suenan truenos en la lejanía. La niña del globo se acerca a su hermano y lo consuela. El hombre que pasea se acerca a la mujer buzo.

Hombre que pasea.— (Confidencialmente.) ¿Qué vamos a hacer con los niños?

Mujer buzo.— ¡Ah! A mí no me metas; yo acabo de llegar. Tú sabrás qué hacen aquí esos niños.

Hombre que pasea.— Ya estaban aquí cuando llegué.

Mujer buzo.— Pues habrá que llamar a los bomberos.

Hombre que pasea.— ¿A los bomberos?

Mujer buzo.— Sí, es que mi nuevo novio es bombero. A ver si viene él en el camión, y de paso me remoja un poco con su manguera, que necesito… agua… Hace ya tiempo que no…

Hombre que pasea.— Ya, pero los bomberos no pintan nada en este caso. Además, ¿a ti no te gustaban más las mujeres?

Mujer buzo.— Ya… A nadie le amarga un dulce… Si encontrara una mujer bombera… Pero…

Niña del globo.— Los adultos les dais muchas vueltas a las cosas. Yo prefiero darle vueltas al trompo o al hula hoop. Además, con nosotros no tenéis que hacer nada. Sabemos apañarnos solos. Somos como las mariposas, que parecen torpes cuando vuelan, pero aterrizan en la flor que ellas eligen.

Mujer buzo.— Vaya, además de tener guasa, la niña nos salió un pelín repipi.

Suena la sirena de un coche de bomberos, pero pasa de largo con ese característico efecto Doppler.

Mujer buzo.— Vaya por dios. Otra vez será.

Hombre que pasea.— Pues ya ves, lo que decía, estamos como al principio, pero con otro niño, que además llora. (Dirigiéndose a la niña.) Niña, trae a tu hermano y siéntalo en la mecedora.

La niña coge a su hermano y lo sienta en la mecedora. La mecedora se para. El niño sigue llorando. El hombre que pasea se da la vuelta y coge otra cerveza.

Hombre que pasea.— (Dirigiéndose a la mujer buzo,) ¿Quieres otra cerveza?

Mujer buzo.— Claro, esto es insoportable. Ese niño no para de llorar.

Hombre que pasea.— (A la mujer buzo.) Levanta al niño de la mecedora, que no le gusta.

Mujer buzo.— Ah, no, yo no toco a los niños; soy alérgica a ellos.

El hombre que pasea coge al niño de la mecedora y lo pone en el suelo. El niño deja de llorar. La mecedora vuelve a balancearse. La niña del globo coge a su hermano y lo lleva junto a la pizarra.

Mujer buzo.— Estamos aquí perdiendo el tiempo, pudiendo estar haciendo algo de provecho.

Hombre que pasea.— (Sentado en el suelo.) Creo que no estás al tanto de lo que se cuece. Parece ser que ya no podemos perder el tiempo, ni aprovecharlo tampoco. El tiempo, no hace mucho, se perdió él solito en el espacio. Nadie lo puede perder ya. Así que espabila, niña.

Mujer buzo.— Demasiadas cervezas, Matusalén. No me salgas con monsergas. ¿Te aburres mucho últimamente?

Niña del globo.— (Recita pomposamente un poema mientras lo escribe en la pizarra.) Viento rojo en el quicio de tu equinoccio / con su equino esperando en la esquina del sueño / Viento adulterado que humilla la semilla de tu sonrisa / y de nada sirve el pararrayos de tu inocencia.

El niño aplaude y grita a rabiar durante unos segundos y se para en seco.

Mujer buzo.— Vaya con la niña. Otra vez se sale por la tangente. ¿Me quieres decir qué significan esos versos?

Niña del globo.— A mí que me registren. Pregúntaselo a mis musas. Ellas sabrán. Aunque mis musas son transparentes; no sé si las encontrarás.

El hombre que pasea se levanta del suelo. Se sienta en la mecedora que deja de balancearse.

Hombre que pasea.— No veo mucha coherencia aquí. Tampoco tendría que haberla. Porque estamos viviendo. Y vivir…

Baja el telón con parsimonia.

FIN


Babelain. Recuerdos.

|

Del primer CD de Babelain. Es una de esas canciones que tenía por ahí, compuesta desde hace muchos años y que por fin logramos grabar ya en la época digital. En esta ocasión la acompañamos de un vídeo con ilustraciones de Mavi.

Voz e ilustraciones: Mavi

Letra, música y todos los instrumentos por: : Babelain


Recuerdos

(Letra y música.- Babelain)


Rellenábamos colchones con las teclas de los pianos

y arrojábamos cencerros a las viudas en verano

en la fiesta que dio el sacristán

cuando vio que su hijo era normal

que ya no incordiaba

que no echaba baba

pronto lo podría desatar


Con un kilo de chorizo imitábamos a Buda

hartos de comer “jalufo” en la playa y sin bermudas

en la fiesta que dio el sacristán

cuando vio que su hijo era normal

que ya no incordiaba

que no echaba baba

pronto lo podría desatar


Con los pies llenos de espasmos y la risa incontrolada

Ese humo en la garganta esas lunas plateadas

en la fiesta que dio el sacristán

cuando vio que su hijo era normal

que ya no incordiaba

que no echaba baba

pronto lo podría desatar.


La Eternidad.

|

 









Y así nació la Eternidad

Ilustraciones y voz: Mavi

Texto: Bab El Ain


                                                                        La Eternidad

(BabElAin) 


El maullido de un gato negro
llegó a oídos de la Muerte

Ésta se hizo la sueca
aquel gato le importaba un pito

Aunque no le hacía ascos a otros rumores
que surgían por doquier:
En los misterios flotantes
En las herencias injustas
En los paraísos sombríos
En los jardines salvajes
En los balcones privilegiados...

Pero el gato seguía maullando 
y la Muerte le lanzó un zapato viejo
que impactó contra el felino

El felino se quejó al Altísimo
que era un señor muy alto
y desde las mas altas alturas
arrojó a la Muerte con mucho tino
varios colores extraterrestres espesos

Debido a su gran espesura y rareza
no dejaban pasar el aire ni por asomo
matando a la Muerte por asfixia
y devolviéndola de nuevo a la Vida 
dejándola en ridículo ante el mundo

Y así nació la Eternidad.

 

Babelain. A otro perro con ese hueso. Celebrando el 14º Aniversario de Toto Vaca.

|

 A otro perro con ese hueso.

Para conmemorar el 14º Aniversario de Toto Vaca, recuperamos una canción del primer disco de Babelain. Grabada a principio de los 90, con nuestro amigo Miguel Ángel Cumpián (de los Cumpián de toda la vida) como estrella invitada en la voz.

Mavi le da la réplica.

Con una letra filosófica, trascendental, muy seria. En esta ocasión no se ha retocado ni regrabado; hemos dejado la versión original, que no estaba del todo mal grabada para los medios disponibles en aquel momento; con sus guitarras invertidas y esas cosas tan modernas. Es muy cortita, no os preocupéis.

Mavi:Voz

Miguel Ángel: Voz

Babelain: Guitarras, bajo, batería, letra y música.

Ilustraciones: Mavi.


A otro perro con ese hueso

(Letra y música.- Babelain)


-Hola, si te he visto no me acuerdo

-¿Aunque estrene peinado?

-Inclusive, inclusive


-No seas así

siempre quise ser feliz

y a pesar de ser así...

yo ya no puedo seguir

si te marchas al Brasil

a mi me d un paralí.


-¡¡¡A otro perro con ese hueso!!!


-Hola, eres una caracola

-¿Donde se oye el mar?

-Donde retumba, donde retumba


-Te daré confort

te daré una flor

soportaré tu amor...

y ya no podré seguir

si te marchas al Brasil

a mi me d un paralí.


-¡¡¡A otro perro con ese hueso!!!

-¡¡¡A otro perro con ese hueso!!!

-¡¡¡A otro perro con ese hueso!!!


Estornuda el abanico.

|

Voz: Mavi

Vídeo, texto y música: Babelain

Este instrumental ya fue utilizado por nuestra amiga la video artista Lisi Prada  en uno de sus magníficos vídeos.

https://totovaca.blogspot.com/2017/02/babelain-paseito-despues-de-la-lluvia.html

WEB de Lisi Prada:

http://www.produccionesinmateriales.com/



Estornuda el abanico
(Babelain)

Que no se escape el silencio
por ese resquicio tímido
que se esconde entre las sombras
por miedo a ser descubierto
mientras el abanico estornuda
debido a esa corriente
que provoca el movimiento
de unos labios que se ríen
y que no saben de qué

Y una vez dicho esto
ya muy cerca del abismo
de la gran avenida oscura
el instinto me introduce
en el país natal del instante
que ya ha mostrado sus garras
aunque se disfrace de futuro
porque no me he caído del árbol
ya que nunca me subí a él


Danza Cósmica.

|



Danza cósmica
(Babelain)

Ingirió un hongo yesquero con un poco de canela
y se sintió ligera por primera vez en mucho tiempo

Se acarició distraídamente su parque temático
ya que habían retornado las golondrinas
anunciando el equinoccio de primavera

Aquello  le recordó la herida abierta en el mar
incendiándole la sangre con antiguos pensamientos 

Comenzó a buscar con ahínco la realidad 
debajo de la arena caliente del desierto
consciente de la ambivalencia del intento

Desnudó su cuerpo en completo silencio
y se vistió coqueta con ropajes estelares
para espantar a los demonios que pululaban
con insospechadas y turbias intenciones

Inició una danza cósmica por instinto
rodeada por un amplio círculo en llamas
Desapareció girando dentro de aquel remolino
Hay quien dice que ascendió a las esferas planetarias
Los más incrédulos dudan de ese final tan pomposo



Inventarlo todo

|

 


Inventarlo todo
(Babelain)


Inventarlo todo
el pasado, el presente, el futuro

Olvidarlo todo
el pasado, el presente, el futuro

Inventar un nuevo olvido
Olvidar el nuevo invento
Caer en la cumbre del precipicio
Caer en la inocencia de nuevo

Soplar, resoplar todo hacia fuera
Regurgitar con estruendo
Iluminar lo contrario
la cara oculta del sueño
Caer en el sueño negro

Inventar la dimensión inaudita
Inventar nuevas estrellas fugaces
Buscar nuevas mentiras

Hipnotizar al Universo
y escapar por sus rendijas



Flora y Fauna XIX

|

 Flora y Fauna XIX. 

Fotos y Banda Sonora: BabElAin


Entrevista a los Hnos. Albadalejo.

|













(Los Hnos. Albadalejo -Años 70- en una buhardilla del barrio madrileño de Malasaña).


Entrevista a los Hermanos Albadalejo (Crisantemo y Pasionario) 

 para la prestigiosa revista “Cést moi?”

(Julio 2023)

Periodista.- Se especula mucho con el lugar de nacimiento de los Hermanos Albadalejo. Nos gustaría dar la exclusiva a nuestros lectores del lugar que vio nacer a tan insignes personajes del mundo de la farándula y otras hierbas.

Crisantemo.- Los hermanos Albadalejo son gemelos, pero nacieron en pueblos distintos de un lugar que no quiero acordarme. Nuestra madre tenía el don de la bilocación; para los no iniciados: “persona que puede estar en dos sitios al mismo tiempo”, como San Martín de Porres. Y como no quiero acordarme, seguirá siendo un misterio nuestro lugar de nacimiento. Eso es lo que hay.

Periodista.- ¿Los hermanos Albadalejo creen que el lenguaje es un virus del espacio?

Crisantemo.- ¿Eso no era una idea de Guillermo el Travieso? Digo... ¿de William B.? Si en el espacio interior tenemos ya un cacao de aúpa, imagínese en el espacio exterior, que es mucho más grande. Allí tiene que haber virus de todos los colores. En fin... Si lo decía William...

Periodista.- ¿Alguno de los dos ha conocido el amor en algún momento de su existencia?

Pasionario.- Si se refiere al enamoramiento, hay que pasarlo, como cualquier enfermedad; y no hay vacuna.

Periodista.- ¿Los Hermanos Albadalejo tienen alguna afiliación política?

Crisantemo.- Más que filia, tenemos fobia grosso modo a la política que se cuece ahora por estos lares. No sé mi hermano, pero yo soy más de tirar la mano y esconder la piedra. ¿O era al revés? No, no. En fin, vamos a otra pregunta, que me estoy liando.

Periodista.- ¿Qué etiqueta le pondrían a la literatura que cultivan los Hermanos Albadalejo? 

Pasionario.- Berza, cultivamos mucha berza.

Periodista.- ¿Cómo ven los Hermanos Albadalejo la poesía más joven, las últimas tendencias?

Crisantemo.-  Yo las veo con gafas progresivas, que cuestan un riñón, por cierto. Unos tienen  la fama y otros cardan la lana. Por lo que conozco, que no es mucho, hay de todo un poco como en cualquier época pasada (que fue mejor o peor, o inverosímil): verso cojo y manco... lírica zombi fluorescente...  abismos con musgo al fondo... poemas con taquicardia congénita... 

Periodista.- ¿Monta tanto Isabel como Fernando? ¿Lo pillan?

Pasionario.- Yo no pienso pillar nada. Quizá el que se ha pillado será usted.

Periodista.- Qué opinan de las corrientes apocalípticas reinantes

Crisantemo.- Que son corrientes y molientes. ¿Reinantes? Somos alérgicos a las monarquías. 

Periodista.- ¿Entra en sus planes optar al Premio Nobel?

Pasionario.- Nosotros somos muy noveles siempre; no sabía que había un premio para eso.

Periodista.- No voy a preguntaros qué salvaríais del fuego, pero ¿de una catástrofe inminente?

Crisantemo.- Yo trataría de salvar el pellejo, luego ya, si fuera posible salvaría el silencio que hemos ido ahorrando para el futuro, que se prevé muy ruidoso.

Periodista.- Margarite Duras dice que la literatura es el único arte que exige practicarlo en soledad

Pasionario.- Los Hermanos Albadalejo somos muy solitarios, casi anacoretas.

Periodista.- ¿Los Hermanos Albadalejo son reales? Porque como estamos hablando por teléfono...

Crisantemo.- ¿Reales? ¿Otra vez con la monarquía? Ah, ya, reales de realidad, ¿no? Pues veamos, existir, existimos; ahora, ¿en qué dimensión? Vaya usted a saber. A veces me pellizco y luego pellizco a mi hermano, pero cada vez está más flaco y solo pillo hueso... no sé... la cosa es que seguimos remando. ¿Hacia dónde? Vaya usted a saber otra vez.

Periodista.- ¿Cuáles son sus influencias? 

Pasionario.- ¿Influencias? Yo hablaría más de flatulencias. Y escribiría un pareado muy “inflatuoso”

Periodista.- ¿Los Hermanos Albadalejos son humanistas?

Crisantemo.- Yo no digo ni que sí ni que no, solo digo que si quiere que le cuente el cuento de la buena pipa.

Periodista.- ¿Creen Uds. en el progreso o en el regreso?

Pasionario.- Yo diría más bien en un progreso regresivo. 

Periodista.- ¿Creen que la literatura puede cambiar el mundo? 

Crisantemo.- Ja ja ja ja ja ja... y ja. Perdone, se me ha escapado, no he podido evitarlo. (Cantando): ¿Quien teme a Virginia Wolf, Wirginia Wolf, Wirginia Wolf...?

Periodista.- ¿Qué aportan los H. Albadalejo a la literatura actual?

Pasionario.- Nada, pero una nada ontológica.

Periodista.- Entonces, ¿para qué escribir, por qué escribir?

Crisantemo.- Para abolir las fronteras internas y externas. Algo parecido decía Michaux. Y si no era parecido, me adjudica la frasecita a mí.

Periodista.- De todo el mundo es sabido que los H. Albadalejo no conceden entrevistas. ¿Por qué esta vez sí?

Pasionario.- Para contradecirnos. Por pura contradicción.

Periodista.- ¿Creéis que el mundo ha cambiado después de la reciente pandemia?

Crisantemo.- De un tiempo a esta parte el mundo es un pandemónium, ¿quien lo despandemoniará? Se necesitaría algo más que una pandemia para que cambie la cosa; al menos para mejor. 

Periodista.- ¿Podrían contarnos alguna anécdota curiosa que le haya sucedido en su exótica existencia? La versión corta, por favor.

Crisantemo.- Bueno, yo suelo salirme por la tangente casi siempre. Es decir, tengo un carácter oblicuo, o algo así. Una vez me miré en un espejo y el que salía reflejado era mi hermano. Me teñí el pelo enseguida y me puse a bailar como un poseso. Me miré de nuevo en el espejo y ya me reconocí. Todo tiene un límite. La identidad se escabulle rápidamente si se la deja suelta. 

Pasionario.- Ya quisiera, como le ocurre a mi hermano, que cuando me miro al espejo saliera él; yo no me veo ni yo. 



 

El paseo.

|