Tokata | Boletín de difusión, debate y lucha social Entradas

Presxs en lucha

Luis Manuel Acedo Sáenz llevaba dos años cumpliendo condena en la cárcel de Picassent. Trabajaba en talleres para mantener a su hijo y hacía deporte, intentando llevar una vida activa y positiva que le permitiera salir de la cárcel con la mayor integridad posible. Pero un mal día empezó a sentirse demasiado cansado para mantener el ritmo de vida que había decidido adoptar. Poco después, le salieron unos bultos de los que en la enfermería de la cárcel no supieron decirle qué eran ni darle ningún remedio eficaz. Enseguida empezaron los dolores en el abdomen; “me duele por dentro”, decía. Iba a la enfermería todas la semanas, pero el médico carcelero ni sabía lo que tenía ni se dignó enviarle al hospital de la calle para que le hicieran ningún tipo de prueba. Se limitó a dar palos de ciego con diversos analgésicos y antiinflamatorios, que no paliaron ni poco ni mucho ni nada los terribles dolores que estaba sufriendo Luis.

En poco tiempo, debido al dolor y al cansancio, fue bajando el ritmo en el gimnasio hasta que tuvo que dejarlo definitivamente. Pronto tuvo que dejar también el trabajo. Le dieron una baja de cuatro días y, después, sin más, lo echaron al patio definitivamente. Iba perdiendo peso, mientras el dolor se hacía cada día más fuerte y continuo. Y así pasó dos meses, tirado en el patio, bajo la mirada indiferente o despectiva de los responsables, sin diagnóstico ni tratamiento adecuados para el cáncer de páncreas con metástasis en el hígado que padecía. Seguía visitando la enfermería y pidiendo inútilmente ayuda a quienes estaban legalmente obligados a cuidarle. Mandó dos cartas a los responsables rogando por su vida, a las que ellos no hicieron ningún caso.

Cuando, bajo la presión de la madre de Luis, alarmada por el estado en que veía a su hijo, decidieron sacarle al hospital para hacerle las pruebas correspondientes, ya era demasiado tarde. Aún tuvo que aguantar algún tiempo en la situación miserable que hemos descrito, hasta que, una vez fue seguro que no tenía salvación, siguiendo la inhumana política al respecto de la SGIP, decidieron excarcelarle para que muriera fuera. Eso sucedió a mediados de agosto de 2016, después de un corto tratamiento que solamente alcanzó a paliar un poco los terribles dolores, pues ya no se podía hacer nada más. No le habían dejado ninguna otra opción que el abandono, el dolor y la muerte.

De eso va a hacer seis años, durante los cuales no ha mejorado la situación en las cárceles nI en el aspecto médico-sanitario ni en nigún otro, y la gente presa sigue muriendo, algunxs por enfermedad, ya que no excarcelan a lxs enfermxs graves y ancianos como sería legal; otrxs por supuesta sobredosis, pues el tráfico de drogas ilegales está consentido en las cárceles y se reparten sin control médico las drogas legales y la metadona como si fueran golosinas; otrxs suicidados, ya que la existencia en prisión quita las ganas de vivir de múltiples maneras, la salud mental es difícil de mantener y a quienes la pierden o entraron ya sin ella se les castiga en lugar de cuidarlos; otrxs mueren en extrañas circunstancias en medio de la impunidad de la que gozan los carceleros torturadores o en el régimen destructivo de aislamiento y privación de todo vigente. Los familiares de la gente fallecida continúan siendo maltratados por las administraciones judicial y penitenciaria que les ocultan información y dificultan enormente la investigación de las circunstancias que se debería realizar de oficio y se sustituye por rutina burocrática y oscurantismo.

Lo que aprenden en carne propia las familias de la gente presa, si no lo sabían ya, es que las cárceles no deberían existir y que, mientras sus seres queridos estén en poder del sistema punitivo, peligra su vida y su integridad, por eso la familia de Luis, con sus compañeras de la asociación de familiares y amigxs de gente presa Familias Frente A la Crueldad Carcelaria, se mantiene en lucha contra ellas y por la defensa de la gente presa y convocan por sexto año una concentración frente a la horrible macrocárcel de Picassent (Valencia).

MÁS INFORMACIÓN EN TOKATA:

Sobre el caso de Luis 

Sobre Familias Frente A la Crueldad Carcelaria 

Actividad en la calle La cárcel mata

Dejamos la intervención de Libertad Francés (Salhaketa Nafarroa) sobre salud y sanidad penitenciaria dentro de una mesa redonda titulada «Salud: acceso y cobertura universal ¿para todas?» organizada por Red Navarra de Lucha contra la Pobreza Y Exclusión Social. La  charla se divide en dos partes. La primera toca los aspectos más genéricos de la falta de acceso a la sanidad y la segunda está más centrada en la cárcel de Pamplona ya que Navarra ya tiene asumidas las competencias en materia de sanidad en el ámbito penitenciario.

Actividad en la calle La cárcel mata

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Sociedad-cárcel Abolicionismo

Actividad en la calle

Después de la concentración –que, como anunciábamos el otro día, tendrá lugar el sábado, 9 de abril, a las 12:30, en Valladolid, frente a la antigua puerta del Zambrana, en el paseo juan carlos I,  en homenaje al chaval muerto violentamente por quienes deberían haberle «protegido» en la cárcel de menores Zambrana de Valladolid–, habrá una charla en el centro social okupado La Molinera de la misma ciudad (C. de las Eras, 1), a las 17:00, donde se hablará de las condiciones de «corrección» y encierro en las que «actividades educativas» como la que causó la muerte del muchacho vienen siendo costumbre desde hace muchos años, así como sus teribles resultados.

La noticia de la muerte en un medio local servil

Página del CSO La Molinera

Convocatoria de la concentración

Actividad en la calle Cárceles para niños La cárcel mata

CONCENTRACIÓN en RECUERDO y HOMENAJE a KD, chaval menor de edad, MUERTO VIOLENTAMENTE en el Centro de Menores Zambrana de Valladolid, el pasado 3 de marzo de 2022.

La concentración será el próximo sábado 9 de abril a las 12’30h en el Paseo Juan Carlos Iº  a la altura de la antigua entrada del Zambrana hoy abandonada.

UN NIÑO MUERTO VIOLENTAMENTE EN ZAMBRANA

Fue el pasado 3 de marzo después de que el personal de seguridad “lo redujese” provocándole “supuestamente” un fallo cardiaco que acabó con su vida. Todo supuestamente, porque rápidamente han dado carpetazo al asunto: la autopsia apuntó que la edad del menor no era de 14 si no de 17, pero no hemos sabido nada más sobre su muerte y las circunstancias más que sospechosas por la “contención” a la que fue sometido.

Según la Junta el niño permanecía en el Centro Zambrana desde el pasado 25 de enero de 2022, tras llegar solo a Valladolid procedente de Suiza, donde había sido sometido a una cirugía abdominal. Que un niño menor de edad estuviese solo en este mundo hace necesaria su protección, pero él acabó encontrando la muerte de parte de quienes se supone que debían cuidarlo y protegerlo.

En la prensa de estos días hemos podido constatar la poca vergüenza y total falta de empatía de la responsable de la Junta recalcando una y otra vez el supuesto comportamiento agresivo del niño en los meses que ha estado en el centro. Tanta insistencia nos hace preguntarnos por qué es necesaria tanta justificación en la actuación del personal de seguridad, adelantándose incluso a las distintas investigaciones que de esta muerte deberían realizarse y otorgando total impunidad a este gravísimo hecho.

A este chaval se le aplicaron “medidas de contención física y mecánica”, lo que quiere decir que dos personas adultas, de mayor edad, mayor peso y seguramente mayor envergadura aplicaron su fuerza física sobre él y además usaron esposas para supuestamente “reducirlo”. Tampoco sabemos qué más contempla “su protocolo de contención” pero lo que está claro es que esto solo puede llamarse violencia y las consecuencias de sus actos es el asesinato de un niño. Incluso la ley de protección a la infancia recoge de forma expresa la prohibición de la contención mecánica, así que es totalmente injustificable: ¡No podemos permitir que esta muerte quede impune!

No es el primer niño que muere en un centro-cárcel de menores. Un sangrante goteo de niños y niñas ha muerto en los últimos 20 años. No hay datos oficiales porque no interesa que existan, pero no olvidemos que son niños bajo la tutela del estado y por tanto es responsabilidad de todos procurar su bienestar y sobre todo que sigan con vida después de estar encarcelados.

Es complejo analizar y explicar la situación en la que se encuentran estos niños: El sistema capitalista genera grandes desigualdades y hace negocio con la pobreza que crea; el endurecimiento de la ley penal, la privatización de la gestión de los centros donde grandes empresas como grupo Norte, Fundación O´Belen, Ginso, etc., ganan millones de euros en un negocio redondo donde poco importa el “interés superior del menor”, y una sociedad cada vez más punitiva y alejada del sufrimiento que este sistema provoca, hacen parecer que la muerte de un niño sea un daño colateral.

¡Que no se nos disloque el cuello de tanto mirar hacia otro lado! Si justificamos la violencia institucional, si justificamos la muerte de un niño, si justificamos la impunidad con la que estos centros actúan…. ¿Cuántos niños más tendrán que morir? ¿Cómo protegeremos a nuestros niños?

Una vez más comprobamos que en las cárceles de menores el supuesto carácter educativo y de reinserción es una falacia. Castigo, sometimiento, violencia y, como en esta ocasión, la muerte, es lo que sufren los niños y niñas que deberíamos educar y proteger.

NO MÁS NIÑOS ASESINADOS EN CENTROS DE MENORES

ZAMBRANA = CÁRCEL

Valladolorentodaspartes

Actividad en la calle Cárceles para niños La cárcel mata

«El glorioso pasado libertario es ahora patrimonio de los que quieren rescatar y actualizar el potencial subversivo de una revolución dolorosamente vencida. Convertirlo en objeto de culto como se trata de hacer a menudo equivaldría a matarlo dos veces. Se trata de algo más sencillo: adecuar la experiencia emancipadora de la revolución perdida a las nuevas exigencias intelectuales y materiales de la lucha contemporánea por la liberación de los oprimidos. Y ello pasa por el conocimiento verídico de dicha revolución.»

Miquel Amorós, en una anterior presentación del libro

Algunas de las personas que participamos en las actividades relacionadas con el nombre «Tokata» hemos decidido implicarnos en la organización de esta presentación, como lo hicimos antes, por ejemplo, en la de un documental sobre la revolución asturiana de 1934. La razón es que en nuestra manera de entender lo que se ha dado en llamar «lucha anticarcelaria» no existe ningún horizonte para la abolición del castigo dentro de la sociedad capitalista y de las formas de gobierno correspondientes. Porque el capitalismo no es ninguna «sociedad», sino, más sencilla y claramente pensado y dicho, un régimen totalitario de dominación y explotación, digno heredero de los históricamente anteriores, pero que se caracteriza específicamente por la trinidad Capital-Estado-Cárcel que, desde su surgimiento histórico, constituye lo más íntimo de su naturaleza propia. Los únicos intentos más o menos reales que conocemos de abolir el castigo, la dominación y la explotación han sido las revoluciones proletarias del siglo XX, masacradas a sangre y fuego por la violencia sistemática, o sistémica, en que consiste fundamentalmente la autodenominada «civilización» que padecemos. De esas revoluciones vencidas, pero no del todo olvidadas, la que se produjo en 1936 en el territorio hoy dominado por el Estado español es la más profunda de la que hayamos tenido noticia y, dentro de ella, la de la Columna de hierro, «célebre milicia revolucionaria del proletariado», ha sido una de las experiencias más conscientes, reveladoras y memorables. Por eso nos parece una excelente referencia para el trazado de una perspectiva sobre la abolición simultánea del sistema punitivo, del Capital y del Estado, que para nosotros vienen a ser tres de los aspectos esenciales de esa misma monstruosidad histórica de la que quisiéramos liberarnos.

Actividad en la calle Sociedad-cárcel