lunes, 7 de marzo de 2022

España en los años 80 (XXIII)

Estamos de vuelta en Madrid, donde comienza y termina una época con tanta brillantez en sus inicios como trivialidad luego. Hay muchos grupos cuya discografía refleja bien ese tránsito tantas veces repetido a lo largo de la historia: sus primeras obras siguen manteniendo interés aún hoy, mientras el resto se va desvaneciendo en el olvido. También hay algunas excepciones, que por lo general corresponden a los grupos de más categoría y que supieron retirarse a tiempo como Radio Futura, tal vez el mejor ejemplo. Y luego hay rarezas, casos únicos como el de quienes nos visitan hoy: los Esclarecidos. En esencia se trata de una reunión de amigos que se dedicaba a la música "por horas", ya que no era esa la ocupación principal de sus miembros. Por otra parte mantenían amistad con varios personajes de la movida madrileña, lo cual les dio la "visibilidad" necesaria para establecer una carrera más o menos convencional. Su música, por lo general muy elegante, cercana al lounge, es una alternativa que consiguió más seguidores de los esperados, aunque también es cierto que su estilo decadente va bien con la filosofía vital que comienza a encarnarse en esa generación ya casi treintañera que llega al segundo quinquenio de los 80 en una "optimista" posición económica y social. Los Esclarecidos podrían definirse como el art decó hecho música pop, para entendernos. 

Hay una pequeña pandilla de muchachos que están terminando sus carreras y pronto conseguirán empleo, pero la música es una afición compartida por todos ellos. Y un día, tras adquirir una mínima habilidad instrumental y algunas actuaciones informales donde fuese, deciden que el tiempo libre lo dedicarán a mantener la cohesión necesaria para dar vida a un grupo, aunque sea a rachas: así nacen los Esclarecidos, a principios de la década. Aunque por razones de trabajo o simple cambio de perspectiva habrá algunos que irán siendo sustituidos por otros, la esencia del grupo está en el núcleo familiar compuesto por los hermanos Lliso (Cristina, cantante; Nacho, saxo) y Alfonso Pérez, esposo de Cristina e inicialmente el batería; junto a ellos, la formación original se completa con el guitarrista Fernando Mata y Coyán Manzano al bajo. Es frecuente que en las grabaciones participen otros músicos, sobre todo batería o saxo, ya que las habilidades de sus titulares son bastante reducidas; y aunque en la creación musical colaboran todos, las letras suelen ser de Pérez. Por último, para grabar y publicar cuando ellos quieran sin tener que ceñirse a los intereses de un sello discográfico, crean uno propio junto a sus amigos de Décima Víctima: Grabaciones Accidentales, S.A., o sea, GASA, que publicará también a otras luminarias como Derribos Arias, por ejemplo.

En 1982 debutan con dos Eps. El primero es "Música para convenios colectivos", en los que se notan influencias contemporáneas del tipo Cure o Passions junto a una voluntad por la sofisticación en el estilo, y la cara A con "Punto de observación" es un buen ejemplo, ayudada además por esa letra casi cinematográfica, muy esteticista, que será otro de sus elementos distintivos. La cara B se abre con la pieza que da título general al single y que tiene un estilo similar a la primera, ambas abrigadas por el saxo y unos agradables juegos de cuerdas. Aunque la calidad del sonido es muy justita de momento, la producción hecha por el grupo junto a Paco Trinidad le da un buen realce; Trinidad, por cierto, será más delante miembro de pleno derecho. Tras escuchar el disco, la sensación general es de que estamos ante un grupo con influencias contemporáneas, muy actuales. Pero también resulta evidente que su formación anterior tiene poco que ver con el rock: parecen haber saltado del swing, por decir algo, a la new wave con matices post punk sin términos medios. Es admirable que gran parte de las tribus madrileñas de sus primeros tiempos les hubiesen seguido; más explicable resultará luego, por las razones de madurez que dije antes.  

El segundo Ep, también de tres canciones, tiene un ambiente muy parecido al anterior, e incluso la cara A, con "Pánico en la convención", recuerda inevitablemente a la pieza que daba título a aquél. Pero las dos piezas de la cara B ya muestra que están empezando a sumar nuevos registros en su estilo, y mientras "Sección femenina" es una canción vibrante, muy rítmica y con un magnífico repertorio de percusiones y cuerdas, "Húmeda" es la alternativa melódica, con un ritmo lento pero constante, casi de marcha, marcado por un bajo luminoso y un arreglo de saxo que redondea ese ambiente de indefinible melancolía, nostalgia incluso, que constituye una de las señas de identidad de este grupo. En cuanto a la voz de Cristina Lliso, se queda en agradable, sin más: todavía está madurando, y por otra parte es posible que no le favorezca el tipo de producción que llevan en sus primeros tiempos, con un sonido general un tanto "lejano", con un eco en el que a veces queda un poco apagada. De todos modos son dos discos cuya categoría formal ya muestra un timbre de distinción sobre la media de la oferta madrileña, a pesar de sus imperfecciones.




La personalidad de los Esclarecidos comienza a definirse al año siguiente, cuando publican un mini Lp titulado a su nombre: son siete canciones entre las cuales se incluye "Húmeda", tal vez porque ya forma parte de esa cercana mayoría de edad, y aunque la calidad de sonido es todavía irregular ha mejorado. Es una selección muy rítmica, acercándose al funk en algunos momentos, donde el bajo y la envoltura del sonido del saxo son grandes protagonistas. Entre los amigos que participan en la grabación se encuentran los Radio Futura Enrique Sierra y Solrac, y en algunos momentos parece haber un espíritu cercano a ese grupo aunque la esencia de los Esclarecidos sea otra. Y aun siendo un disco de transición, y aunque todavía se notan influencias de grupos isleños de la onda oscura o postpunk, ya destacan algunas canciones con un sello muy personal: la apertura con "Una noche en Roma", seguida por "Los elefantes", hacen un buen par de muestras. También aquí se presentan sus primeras canciones de tiempo medio y ambiente casi somnoliento, atmosférico, como "Manila girls": ese será otro de sus rasgos distintivos a partir de ahora. Hay también algún intento de fusionar ritmos vanguardistas con percusiones al estilo africano (que incluso afectan a la cadencia que adquiere la voz) como en la curiosa "Sueña con Lovelace". De todos modos el gusto por la experimentación en percusiones y cuerdas se mantiene a lo largo de casi todo el disco, y "Al compás" es otro ejemplo. Y con "Emoción en el canódromo" hacen un guiño a sus primeros tiempos, pero los arreglos de teclados le dan un nuevo músculo a ese ambiente posmoderno. En conjunto ya digo, no alcanzará la altura de los siguientes pero ya tiene una gran riqueza de matices.



Su confirmación definitiva llega en 1985 con "Esclarecidos 2", en el que Trinidad ya figura como integrante oficial del grupo: además de producir el disco toca guitarras y programa los teclados electrónicos. Por otra parte se refuerzan con el saxo tenor de Pepe Cardona (El Víbora), que ya es un clásico de las grabaciones madrileñas, y que junto con el saxo alto de Lliso dará ese ambiente de sala jazzy que envuelve a los Esclarecidos. Sin embargo también trabajan la balada incluso en su particular homenaje a Miles Davis, que suena en tono de pop orquestado, melódico, casi de sala de baile decadente. Así que ahora podríamos considerarlos como un grupo de jazz pop intimista, aunque tal definición resulte un tanto pobre teniendo en cuenta la riqueza de sonidos que pueden llegar a conseguir (de vez en cuando se nota la influencia de unos Talking Heads, por ejemplo). En todo caso resulta evidente que a su estatus le sienta muy bien este nuevo quinquenio en el que entramos, y aunque su condición de músicos diletantes no les permite mantener un circuito de actuaciones constante (ni les interesa) no cabe duda de que la crítica posmoderna los adora. Es en este disco donde se incluyen dos de sus canciones más recordadas: "Pipeline", con ese ritmo vivo pero con el tono casi doliente que le imprime la letra, la voz y la cadencia de Cristina; y sobre todo la hermosa "Arponera", una balada intemporal, de siempre. El nivel medio del repertorio es impresionante, y en cuanto a la riqueza de sonidos, como ejemplo hay que recordar que aquí llegan incluso al "momento salsa" con "El dormía en un fotomatón", que aun sin salirse de los cánones demuestra muy bien que saben imprimir su carácter a cualquier estilo. Para mí este es su mejor disco y también el más equilibrado.



Dos años después presentan "Por amor al comercio". El tono general es alegre, animado, muy bien definido ya por la apertura con ese casi soul blanco que es "La carta", un estilo que se mantiene en otras piezas como "Apostar"; aunque por supuesto aquí se encuentra una de las más hermosas canciones de amor del repertorio nacional, la que da título al disco, con esa señorial entrada de piano. Hay también un momento bossa nova, "Unas congas y un café", que una vez más demuestra la gran versatilidad a la que pueden llegar y que en el fondo no es más que un catálogo de todos los estilos que les gustan como aficionados. Las influencias de la actualidad británica, ese aroma de pop rítmico pero medio tiempo, se perciben en "¿Cuál es la diferencia?" y "Los buitres", o se acercan al funk blanco en "Camina deprisa", y llegan incluso al terreno del jazz pop blanco con "Señorita, por favor". En ese aspecto los Esclarecidos ya pueden entroncarse en esa gran corriente que tuvo su momento en el segundo quinquenio de los 80 y principios de los 90, aunque tal vez el paso del tiempo no le haya favorecido a una parte de su repertorio, que suena muy actual, tal vez demasiado, y por eso mismo perecedero. Por otra parte comienza a usarse mucho el concepto de "música pop para adultos" y, como en el caso de su equivalente "rock para adultos", aún hoy no tengo claro si eso es bueno o malo (aunque el espíritu del pop no tenga nada que ver con el del rock). De todos modos en su época fue otro de los discos reverenciados entre los aficionados más veteranos, y las ventas fueron bastante razonables.


En 1989 llega su cuarto disco, titulado "De espaldas a ti". La producción es más cálida, a juego con el tono reposado, clasicista y por momentos sensual que distingue a la mayor parte del repertorio. Aquí abundan en su repaso de la balada tanto en su vertiente de pop orquestal como en su variante jazzy, buscando un ambiente de decadencia nocturna, tan cinematográfica (salvo excepciones como la casi rockera "Tucán" o "La abundancia", tan latina). La composición es exquisita, está todo muy cuidado. Entran en la década de los 90 con esa misma exquisitez, que para unos ya es reiterativa y para otros no lo será nunca. En sus últimos tiempos, ya en el segundo quinquenio de los 90, llegaron hasta el trip hop y los sonidos electrónicos, algo que incluso dentro del propio grupo causó discusiones hasta que lo dejaron en el 97. A mí, que no soy muy dado a tanta elegancia, me siguen gustando mucho sus tres primeros discos. Y ya digo, la prensa los puso por las nubes hasta el final.


lunes, 21 de febrero de 2022

España en los años 80 (XXII)

Os Resentidos se habían dado a conocer "apadrinados" por Siniestro Total, con quienes compartieron aquel debut surrealista del Ep "soviético" que venía facturado por el sello DRO, el estudio Doublewtronics y el productor Paco Trinidad. La suma de tales circunstancias constituye una magnífica carta de presentación ante la intelligentsia madrileña, y les garantiza un aura de respeto. Y aunque ese material podría considerarse afín al espíritu de las Hornadas Irritantes, como los propios Siniestro al principio, el hecho de tratarse de dos grupos de la misma ciudad, nacidos en el mismo ambiente y con una clara vocación "autonómica", reforzada por el hecho de que al menos Os Resentidos cantan en gallego, muestra diferencias claras con respecto a los grupos del Foro: frente a la movida madrileña había nacido la movida viguesa. Y con el paso del tiempo esa realidad se hizo incuestionable, ya que ambos grupos, aunque desde planteamientos distintos, añaden constantemente elementos propios de la tradición musical gallega... y varias toneladas de humor surrealista, autóctono.

En el caso de Os Resentidos la evolución se confirma ya en su segundo disco, que partiendo de aquel maravilloso sinsentido que presidía su debut comienza a mostrar un estilo definible, y por otra parte será el más recordado a escala nacional: se trata de "Fai un sol de carallo", que se publica en 1986 y es un enorme salto de categoría. El aroma Residents desaparece, y el grupo adquiere una estructura más o menos convencional con una batería de verdad (a cargo de Vicente Alberte, que estuvo en los Buzos y figura también en algunos discos de Siniestro). Mientras tanto Losada, sin abandonar del todo los arreglos electrónicos, aumenta el protagonismo del saxo o los teclados según la canción que sea; en consecuencia, tanto la guitarra como el bajo suenan también mucho más naturales. A un cambio tan radical le corresponde una estructura melódica y rítmica de igual calibre, y en consecuencia Os Resentidos andan ya muy cerca de lo que suele ser una banda de rock... o de funky depresivo, como dice Reixa, que definitivamente se abona al estilo vocal rapero "porque así puedo decir más cosas en cada canción". Bueno, pues dejémoslo en rap rock funk (depresivo o no), aunque con frecuentes sorpresas fuera de programa. Y cómo no, la más destacable del repertorio es "Galicia caníbal", una especie de muiñeira (¿funk, rock?) que todo el mundo acabó nombrando por el título del disco y cuya letra un tanto siniestra -que incluye desde los sufrimientos del cerdo en la matanza hasta el hambre que se pasa en Etiopía- deja para la posteridad esa reflexión de Reixa, con esa sorna tan gallega, sobre los yeyés y sus permanentes gafas de sol. Fue el cénit del grupo en términos de popularidad, y aún hoy se sigue escuchando en fiestas y locales del gremio; lo cual oscureció un poco al resto del repertorio, igual de bueno y delirante que esa canción. Por ejemplo, aquí les dejo también "Pensionismo ou barbarie", una vaga aproximación a algo así como el punk ska... por decir algo.



Los rasgos esenciales de Os Resentidos quedaron definidos en ese segundo disco, que viene siendo una especie de "refundación", y a partir de ahí se van añadiendo mezclas de estilos que a veces funcionan bien y otras no tanto: justo un año después llega "Música doméstica", y tal vez deberían haber esperado un poco más para madurarlo, porque resulta un tanto irregular aunque, eso sí, ampliando el catálogo de recursos. La apertura con "Bamboleo" parece buscar una sensación de continuidad con respecto al anterior, seguir donde lo habían dejado para luego ir añadiendo nuevos matices, pero la canción es un tanto monótona; algo parecido sucede con "Contrarios", aunque se agradece el tono soul funky que la mantiene erguida (sobre todo por esa magnífica línea de saxo). Una de las perlas es indudablemente "Cumbia china", por muchas razones: además de la letra, que casi se hace nostálgica, ese tono de cumbia rural, tan gallega, es una seña de identidad de las orquestas tradicionales y nos transporta a una época y un ambiente de fiesta que había estado cerca de la desaparición poco antes, pero que más o menos por entonces comenzaba a resurgir con fuerza. Otra pieza "patriótica", realmente épica, vibrante, es la "Pandeirada mixta", que como su nombre indica tiene más de un componente, pero en la que, al menos para los de aquí, lo más destacado es la letra y su manera de interpretarla: estrofas como "Ai Galicia mahometana, ai Galicia protestante, a defensa de Occidente" van engarzadas con fragmentos de la Internacional y luego una sucesión de lolailos que le quedan perfectos. En suma: aquí se superan, y compensan de sobra el hecho de que otras canciones vayan un tanto deslucidas. Ya comienza a resultar evidente que lo mejor de Os Resentidos suele ser lo más racial; como le pasa a los Siniestro, por cierto.



"Fracaso tropical", su disco del 88, es efectivamente tropical en su conjunto, y por eso mismo representa una especie de alto en el camino que gustará más o menos dependiendo de las querencias del oyente. En mi caso, el funky latino posmoderno me deja indiferente, y eso me pasa por ejemplo con esa apertura con "Galicia express", en la que incluso la letra, un conjunto de lugares comunes (demasiado acomodaticia: Reixa tiene nivel para hacerlo mucho mejor), queda un tanto deslucida con ese ritmillo. Pero, como siempre, hay algunas canciones que tienen vida propia y quedan al margen de la visión de conjunto; y justo esas suelen ser las que más me gustan a mí (y a muchos otros. No se vayan a creer que yo soy el único al que los sones latinos le resultan indigestos salvo en muy pequeñas dosis). Así que me van a perdonar que vaya directamente a ellas: "Camarada Sitting Bull" y "Galicia sitio distinto". La primera, una especie de himno rock, tiene una marchita encantadora, y la segunda es otro de esos hitos que cimentan la leyenda de este grupo, una muiñeira rap de lo más vanguardista. Y con este disco termina la producción de los Resentidos en la década de los 80. 

En 1990 Reixa y sus secuaces presentan "Jei", uno de sus discos más "internacionales", en el sentido de que la fusión de estilos es muy amplia y orientada hacia el rap rock con arreglos electrónicos. La influencia de los neoyorkinos Public Enemy se va haciendo cada vez más evidente; es un buen modo de personalizar aquella "refundación" que los llevó de Residents hasta este momento, siendo ahora ese componente electrónico el único punto en común entre las dos etapas. Como siempre, hay sorpresas por medio; sin ir más lejos, tenemos un extraño cruce entre word music, tecno y rap que es "En porras". En cuanto a los aficionados, esa intensificación rapera va alejando a unos y atrayendo a otros: yo soy de los que se alejan, aunque admiro su capacidad de actualizarse; por otra parte siempre habrá un buen grupo de gallegos que seguiremos pendientes de las palabras aunque las músicas no nos importen ya mucho. Y a efectos nacionales, sin llegar a la altura del segundo disco, tuvo una popularidad bastante notable (gran parte de la prensa musical lo valora como el mejor de su carrera). En cualquier caso y volviendo a las sorpresas, mi preferida en este disco es la que le da título y lo cierra: viene siendo un canto a Galicia, jei. ¿La habrá escuchado Julio Iglesias?




En el 91 publican "Delikatessen/Sitio Distinto". La portada parece recordar a Public Enemy pero es de los menos raperos de su discografía, e incluso lleva unos cuantos juegos vocales alejados de ese estilo; resulta un tanto disperso para mi gusto. Y en 1993 se despedirán con "Están aquí", que aun manteniendo el tipo bastante bien confirman que sus mejores tiempos han pasado (aunque en lo literario siguen como el primer día). Por otra parte Reixa, un personaje muy inquieto, ya está dedicando parte de su tiempo a otros trabajos multimedia y liquida Os Resentidos poco después. Desde entonces ha habido reuniones esporádicas y algunos otros discos, pero nosotros lo dejamos aquí: en los 80 fue uno de los grupos más vanguardistas a escala nacional, y luego desaparecieron sin esas prolongadas languideces que muchos otros han mantenido por razones puramente comerciales. Es la ventaja de los personajes "renacentistas" como Reixa, que tiene muchos recursos artísticos como para no depender de uno solo.


lunes, 14 de febrero de 2022

España en los años 80 (XXI)

"A mediados del siglo XIX, en un lugar remoto, un grupo de agricultores y carpinteros montaron una orquesta. Ellos fueron los punkies de la época, igual que nosotros, siguiendo la estela afterpunk, vimos que no era necesario el virtuosismo para tocar. Y ese espíritu hizo que en medio de aquella primera mitad de los 80, que fue tan frívola, gente que venía de un mundo literario que era un coñazo, como yo, decidiesen iniciar un movimiento sin pedirle permiso a nadie y sin mayor intención que molestar".
Antón Reixa

Durante los primeros años de la década ya hemos visto que la oferta madrileña iba muy por delante, y casi todos los grandes nombres aún están surgiendo ahí: en Barcelona y salvo El Último de la Fila, que busca un alternativa más personal, la mayor parte de los nuevos grupos trabajan los estilos tradicionales en mayor o menor medida. Valencia comienza a despertar, aunque el tipo de pop que se hace allí, muy "fallero" (yo me entiendo), no es especialmente de mi gusto. En Andalucía, salvo luminosas excepciones como Pata Negra, hay un excesivo mimetismo con el postureo pop de entonces: Danza Invisible, que anduvieron tonteando también con la movida madrileña, por momentos parecen fotocopias de Simple Minds, y así sucesivamente. Pero donde menos se piensa salta la liebre: Galicia, que se había sumado a la fiesta gracias a los irreverentes Siniestro Total, sorprende de nuevo con la irrupción de Os Resentidos, también de Vigo. Amigo, esto ya es otra cosa. No se puede negar que hay muchos puntos en común con Siniestro, empezando por el espíritu de coña que también aquí es distintivo, pero musicalmente son mucho más ricos, más complejos. Y sus letras son también delirantes, pero más extrañas y descoyuntadas aún que las simples proclamas de bar (aunque también a veces haya algo de eso), con un estilo que por momentos roza el dadaísmo. Ah, y cantan en gallego, lo cual por entonces puede parecer una provocación. En suma: no se puede negar que en la actitud hay un componente punk. Pero desde luego no es el único, ni siquiera el más importante.

Antón Reixa, su líder y factótum, nace en Vigo en 1957 y con veinte años ya alterna su trabajo poético con el estudio de Filología Gallega, además de participar en la creación de varias agrupaciones culturales. Cuando acaba la carrera obtiene una plaza de profesor en su ciudad, pero ya por entonces comienza a darse cuenta de que se aburre. Por otra parte se rodea de malas compañías: los futuros Siniestro Total son amigos suyos, y si se salvó del accidente de marras fue porque esa noche se quedó en un bar con su novia en vez de subir al Renault con ellos. Poco después, que los Siniestro vayan consiguiendo mantenerse a flote es el impulso anímico para que también él decida lanzarse al proceloso mundillo musical junto a otros integrantes de aquella pandilla: el guitarrista es Javier Soto, al bajo está Alberto Torrado y Rubén Losada toca saxo y teclados electrónicos; Reixa es el frontman y compositor principal. La evidencia de que ambos grupos proceden del mismo caldo de cultivo queda personificada en Torrado, que de momento también forma parte de Siniestro.

La confirmación es el debut de Os Resentidos a principios de 1984 en "Surfin' CCCP", un Ep compartido con Siniestro, con dos canciones para cada grupo. Sin embargo las dos de Reixa y compañía ya dejan claro que estamos ante otro tipo de planteamiento: él mismo dice que el nombre de Os Resentidos, entre otras cosas, evoca a los Residents ("Julián, el de Siniestro, nos pasó siete discos de los Residents y estábamos todo el día escuchándolos"), y que por entonces también estaban muy influenciados por los grupos vanguardistas sajones, con ese punto de locura que en algunos momentos pueden recordar a la alternativa electrónica de unos Derribos Arias, por ejemplo. Y así tenemos, como integrantes del "disco soviético", como algunos le llamaban, "Cando Breznev taba palmando", que recuerda a Derribos y en general a los grupos vanguardistas electrónicos madrileños incluso en el sonido (grabado en Doublewtronics, el estudio de moda en la capital por entonces, y producido por Paco Trinidad). La segunda demencia ya comienza por el hecho de tratarse de una versión de una pieza tan inocente como el "Yummy Yummy Yummy" de Ohio Express, que ellos convierten en "Yuri, Yuri, Yuri (Cantar de xesta)", en honor del señor Andropov. No se puede definir con palabras: hay que escucharla. Como la otra, claro. Convendría que buscasen ustedes las letras en Internet, pero basta con lo que cualquier no gallego puede pillar al vuelo para darse cuenta de que también en el aspecto "literario" estamos ante algo inusual, por decirlo de un modo inteligible.



Tras aquel debut enloquecido, la prensa -y no exclusivamente la musical- comienza a mostrar interés por el ideario que puede guiar a semejantes individuos, y Reixa añade a las influencias sajonas " ... una voluntad instintiva de mestizaje. Sobre todo con la música popular de verbena, que en mi tierra es tan importante y que en mi caso se tradujo en pasar horas y horas fascinado viendo a las orquestas en los bailes". Luego en El País lanza una de sus proclamas: "Os Resentidos de Vigo (gora Vigo Camasutra), es una esquimal bus band de funkie depresivo. Nuestro trascendental concepto del funkie depresivo y del rock esquimal desborda obviamente la fugacidad del lenguaje y la opacidad traidora de la escritura". Decididamente, en Discogs se quedan muy cortos cuando los definen como "Spanish punk funky rock pop folk band" . Y por fin llega su primer disco grande en 1985 con el título de "Vigo capital Lisboa". En toda Galicia, pero especialmente en el sur, se siente una especie de hermandad con nuestros vecinos portugueses antes incluso que con las regiones españolas cercanas, y no es solo por el idioma sino también por el carácter (también es cierto que una cosa es Oporto y otra Lisboa, más suspirante por los británicos, pero ese ya es otro asunto). Para los no iniciados, sepan que ese gallo de la portada es el famoso gallo de Barcelos, elemento distintivo de la tradición cultural portuguesa... cuyo origen está en un peregrino gallego, tal y como se explica en el pequeño resumen adjunto en portugués. Pero a lo que íbamos: este disco, grabado precisamente en Lisboa y producido de nuevo por el señor Trinidad, confirma lo ya sugerido en aquellas dos canciones de su debut y multiplica la apuesta. Aquí, además de un hip hop "subyacente", distintivo en el estilo vocal de Reixa, hay desde la todavía muy marcada influencia Residents, especialmente en las piezas más electrónicas, hasta ese nuevo "funk depresivo" del que habla. Pero es muy difícil etiquetar cada una, ya que esto es un revoltijo delirante tanto en lo musical como en lo literario: yo me limito a poner dos ejemplos, la primera y la última, y ustedes búsquense la vida.


Os Resentidos entran en el segundo quinquenio de los 80 con una posición relativamente asegurada, y a partir de ahí irán sofisticando su estilo y su sonido sin abandonar su esencia en ningún momento, pero eso lo veremos en la próxima semana. De todos modos, quien no conozca este disco, quien no haya escuchado nunca la amplitud de esa escala extraterrestre que va de la electrónica de tebeo hasta Derribos Arias pasando por la deconstrucción del funk o la cumbia electrónica, no sabe lo que se está perdiendo.