A POTENCIAR LA INSURRECCIÓN Y EL CONFLICTO PERMANENTE.
TODXS LXS PACXS SON MISERABLES.
TODXS LXS MILICXS SON COBARDES.
2009 – 2019
Origen del término «presidente»
La palabra latina «presidere» está formada por el prefijo pre- (antes, delante) y el verbo sídere (sentarse), con el significado de «estar sentado al frente» y también «estar situado al frente para proteger a los demás».
El sentido de «sentarse al frente» en presidir fue evolucionando hasta significar «el que se sienta al frente de una asamblea para coordinarla», mientras que el de «proteger» evolucionó hacia «presidio».
Presidio era la «guarnición que se pone al frente de una plaza para protegerla» y la palabra fue usada inicialmente con ese significado para referirse a las guarniciones españolas en Marruecos.
Como los condenados eran enviados a estas guarniciones, la palabra fue adquiriendo poco a poco el sentido de «establecimiento penal».
Al menos etimológicamente, «presidente» y «presidio» tienen el mismo origen.
Chile, 1988: Ayuda del MIR Comisión Militar a familia afectada por explosión
Nota de la redacción: El 26 de enero de 1988, el MIR-Comisión Militar realizó una emboscada en una casa contra el entonces Jefe del Gope. La casa, que tiempo antes había sido arrendada por una célula del grupo, fue acondicionada con explosivos y luego se realizó una denuncia anónima a la policía, acusando la existencia de explosivos en su interior. Cuando el Mayor, junto con otros oficiales y el Teniente Danilo Rojas Rivera, se encontraban en su interior, los explosivos fueron activados remotamente. Sólo el Mayor Julio Benimelli resultó muerto. El Teniente Danilo Rojas, quien en 2016 fue arrestado mientras vendía armas a narcotraficantes, resultó herido de gravedad.
Cinco meses después de la emboscada, el MIR-Comisión Militar intentó hacerle llegar $250.000 pesos chilenos (de la época) a la familia dueña del hogar, para reparar en parte los daños provocados.
Lo que sigue es un comunicado respecto a dicho envío de dinero.
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La Comisión Militar del MIR envió una ayuda en dinero para compensar en parte los daños provocados en la casa de calle Los Maquis 10.995, donde se emboscó con explosivos al torturador Julio Benimelli, jefe del Gope, por ser sus dueños una familia de nuestro pueblo, víctima como tantas de la política económica y represiva de la dictadura. Sigue leyendo
Suiza, 2005: Carta de Marco Camenisch para el entierro de su madre
En nuestra última y más linda visita en la cárcel, decidimos que yo no intentaría visitarte cuando estuvieras a punto de morir y en tu entierro, para ahorrar a todas nosotras y nosotros la previsible demostración de prepotencia y paranoia estatal.
Ya moribunda, tu deseo era el de visitarme una vez más para despedirte. Cuando el Servicio Social me llamó para hablar de tu deseo, entre las varias enfatizaciones de su magnanimidad en materia de visitas, la empleada -sin recibir ningún pedido y con mucho espíritu- me comunicó que ellos no podían permitirme asistir al entierro por peligro de huida. Sería evidente el riesgo de la llegada de 150 autónomos para liberarme.
Te lo cuento porque deseo que entiendas por qué no estoy, y muy probablemente no hubiera podido, estar aquí. Sigue leyendo
Chile, 1993: Norma Vergara, la Chiquitita Ojos de Luna
Extraído de la Editorial Chile Popular
Por aquí queremos empezar, desde su ida a las estrellas, un relato de una vida siempre haciéndose, siempre cualificándose, siempre aprehendiendo y por sobre todo una vida plena con sus virtudes y defectos, nada mas alejado de las estatuas eternas que alaban una perfección que no es tal. La vida de Norma y su proceso de hacerse como subversiva y revolucionaria sin vuelta debe ser conocida y reconocida por nuestro pueblo y las nuevas generaciones de jóvenes populares en lucha y que no están ni ahí con la complacencia que intenta penetrar las vidas de esos y esas jóvenes.
Norma, en nuestra intimidad lautarina “Chiquitita Ojitos de Luna”, llega a vivir a Santiago desde el pueblo de El Monte a mediados de los ochenta, hija de campesinos que buscan una mejor vida en la capital. Se asientan en el popular barrio de Santa Adriana del sector sur poniente de la capital. La vida de la familia Vergara Cáceres esta marcada además por la militancia política del papá de Norma, que pertenecía al MAPU Obrero Campesino y que es una de las vertientes de donde bebe Norma para la toma de conciencia política, ya que su condición de clases estaba encarnada desde su nacimiento.
En pleno estallido del Pueblo en Llamas de los ochenta “La chica” comienza a participar Sigue leyendo
Chile, 1929: El frustrado atentado contra el “Paco” Ibáñez: El otro “tiranicidio” que no fue
Publicado por Eduardo Godoy S. en El Amanecer, nº24 y n°25 (septiembre-octubre 2013).
“Fue el que manchó de sangre la tierra generosa,
El que ordenó las muertes y las flagelaciones,
El que despreció el llanto de madres y esposas
Y arrojó las conciencias libres a las prisiones”.Extracto del poema “Ibáñez”, (1938)
En febrero de 1927, el general Carlos Ibáñez del Campo, quién decía representar los “ideales” de la oficialidad descontenta del Ejército, llegó al poder, gobernando con el apoyo de civiles y militares hasta el 26 de julio de 1931. Su régimen autoritario tuvo a decir de Tomás Moulián una: “naturaleza cesarista en el sentido de Marx. Se trataba de un caudillo que se impuso como “salvador” a los demás grupos y clases, a través de maniobras de fuerza (…). En cuanto jefe de una facción militar se autocolocó por encima de los grupos, aprovechando sus mutuas debilidades”.
Durante su régimen dictatorial, fuertemente represivo y autoritario, enmarcó a las organizaciones de trabajadores en un sistema de sindicalización legal tutelado por el Estado y llevó a cabo una serie de medidas sociales mediante el fomento de legislación socio-laboral que resultaron ser, como ha señalado el historiador Jorge Rojas Flores, “un refugio atractivo para la mayoría de aquellos descontentos que, desconfiados del parlamentarismo, los partidos políticos y el supuesto sufragio universal, esperaban de un gobierno fuerte el fin a todos los males”. Sigue leyendo
Chile, 1997: Carta de Ricardo Palma Salamanca a su madre
Sólo la ilusión es vida y el aire es de ceniza que calcina como un parto de mujer, la vida se me iba como lágrimas en la lluvia y yo seguía mirando el sol bajo los puentes. Sólo miré un hoyo que se enquistaba en la tierra y mis alas de cuervo no se quemaron como las de Ícaro, que voló más allá de sí mismo; volar también es un desgarro, una vuelta a sí en un océano de sangre, un poco de sangre en el océano cubierto de nubes y hombres, la vida es eso, un conjunto de circunstancias desarticuladas que toman una dirección bajo el imperio de lo inentendible, por más que sigo mirando las cosas que me rodean, más lejos estoy de la razón, más ausente de una explicación que me lleve a guardar mis manos en los bolsillos.
Madre, estoy viviendo con el corazón abierto, estoy con las manos buscando las piedras que se olvidaron de mí en muchos años, viendo las noches, madre, y las estrellas como si fueran el primer año del mundo y de las cosas. Qué vertiginoso ha sido todo, qué intensidad terrible, es por eso que aún es todo lento, pero la sonrisa ha vuelto, y los ojos brillas, aún queda el cansancio del alma que irá muriendo con el agobio de mi piel. Sigue leyendo
Chile, 2015: A diez años de la muerte de Carlos Aedo
Nota de la redacción: Sigue un texto del MIR-EGP, en memoria de sus compañeros Carlos Aedo (miembro de su dirección y sobrino de Luciano Aedo, militante del MIR asesinado por la policía política de la dictadura el 23 de agosto de 1984) y Alfredo Hermosilla (militante del MIR desde la Milicia de la Resistencia), ambos muertos durante una expropiación bancaria en 2005. No vamos a re-explicar por qué publicamos textos de organizaciones marxistas (eso está aclarado desde nuestros inicios), pero tal vez sí dejar en claro lo que este escrito significa. Y es que no es sólo una narración de hechos seguida de vivas al Che, a Fidel y al mirismo, sino que también es plasmar el dolor y memoria de los compañeros de “Leo” y “Doc”, como eran -por algunxs- conocidos. No es sólo la historia de un atraco, sino también una autocrítica a ciertas formas de operar. Tampoco es una historia de muertes, es también la convicción de dos revolucionarios a la hora de morir, de Carlos cuando pide que le dejen morir en lugar de volver a ser arrastrado a prisión.
Es -aunque no sea dicho- una historia de muertes, y de los funerales que les siguieron, de la familia de Carlos enterrando su cuerpo en un funeral con gran asistencia de policías de civil. Un funeral sin ninguna bandera rojinegra. Así lo decidieron sus compañerxs, así lo decidió el mirismo y, es muy probable, también lo hubiera decidido así Carlos.
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A 10 AÑOS, NUESTRO HOMENAJE
SÓLO LA LUCHA NOS HACE LIBRES
Era la mañana del 10 de junio del 2005 en un pueblo cercano a la capital llamado Machalí. Allí la Casa de la Cultura era utilizada una vez al mes para el pago de las pensiones del INP.
En medio de las colas de quienes esperaban por su pago mensual se encontraba un comando del MIR-EGP, entre ellos nuestros hermanos Leo y Doc: Carlos Aedo y Alfredo Hermosilla.
El camión blindado de valores hace su arribo y con él las bolsas de dinero, objetivo de la misión del comando. Los guardias de seguridad de aquella empresa dejan las bolsas en el lugar y con ellas la custodia de otros guardias armados. Sigue leyendo
Chile, 2002: Marco Ariel Antonioletti, un crimen impune
«… y pase lo que pase, quedemos como quedemos, después de todas las mochas que demos al enemigo, volveremos a estar juntos y felices. Siempre más grandes, ya que somos patria o muerte y eso, en nuestra vida, es indudablemente patria, y no sólo eso, también popular…»
Marco Ariel Antonioletti
En marzo de 1990, se inició en Chile el llamado “proceso de transición”, como lo bautizaron los ideólogos de la Concertación. En el Congreso Nacional, el general Augusto Pinochet, tras 17 años de su dictadura militar, hizo entrega del gobierno a Patricio Aylwin, primer presidente civil electo de la Concertación. En las cárceles, alrededor de quinientos presos políticos enfrentaban un destino incierto, lo que llevó a medio centenar a realizar una espectacular fuga, en enero de 1990.
Ocho meses después del cambio de gobierno, al mediodía del 14 de noviembre, las Fuerzas Rebeldes y Populares Lautaro (FRPL) rescataban desde el Hospital Sótero del Río a Marco Ariel Antonioletti, preso político del Mapu-Lautaro. El operativo de rescate derivó en una intensa balacera, que dejó un trágico saldo de cuatro gendarmes y un carabinero muertos y Marcela Rodríguez, militante del Movimiento Juvenil Lautaro (MJL), recibió un proyectil en la columna, quedando inválida de por vida.
Ariel fue llevado a una vivienda de un piso ubicada en la Villa Japón, en la zona poniente de la capital. Allí vivía con su familia el periodista del Fortín Mapocho Juan Carvajal Trigo, retornado del exilio desde la ex Alemania Oriental. Los compañeros de Ariel nunca imaginaron que lo estaban llevando a una trampa mortal. Entretanto, un vasto operativo policial se desarrollaba en las poblaciones de Santiago. Informado del paradero de Ariel por el propio dueño de la casa en que se ocultaba provisoriamente, Belisario Velasco – a la sazón subsecretario del Interior- ordenó su detención. Pasado el mediodía del 16 de noviembre, la Brigada Investigadora de Asaltos de la Policía de Investigaciones llegó hasta la casa de Carvajal, bloqueando todas las vías de escape. Más allá de las contradictorias versiones sobre la forma en que murió Ariel, es innegable que la aplastante desigualdad de fuerzas permitía detenerlo con vida. Sin embargo, Ariel fue asesinado de un balazo en la frente, probablemente un tiro de gracia. Ninguno de los policías fue herido en la acción, y Carvajal y su familia se encontraba en la casa cuando ocurrieron los hechos. Sigue leyendo