Hemos entrado en un período de cambios bruscos en la situación política, social y económica, la pandemia del coronavirus ha hecho estragos en la región y en la totalidad el planeta; no ha quedado lugar en el mundo que no haya sido castigado por el flagelo del virus.

La madrugada del 3 de mayo, cuerpos de la armada venezolana y de las Fuerzas de Acciones Especiales de la Policía Nacional Bolivariana (FAES) frustraron una incursión marítima de mercenarios en las costas de Macuto, Estado La Guaira, quienes pretendían poner en marcha acciones terroristas y desestabilizadoras, así como un posible magnicidio contra el Presidente Nicolás Maduro. Esta acción ha sido reivindicada por Jordan Groudreau, ex boina verde y actual «contratista de seguridad» estadounidense, quien entrenaba a agrupaciones de voluntarios y militares venezolanos desertores en Colombia para realizar operaciones terroristas en Venezuela. Este personaje a su vez señaló la activación de varias células armadas ya insertas en el país y los nexos directos que sostuvo con Juan Guaidó, a través de un contrato por 212 millones de dólares para ejecutar tales acciones, que la marioneta imperialista incumplió.

La provincia ecuatoriana de Guayas se ha convertido en la zona cero para el coronavirus en América del Sur. Su capital, la ciudad de Guayaquil, tiene un número de casos muy desproporcionado con respecto a su tamaño. Es el hogar de la mayoría de los casos y muertes diagnosticados del país. Hay cadáveres en las calles y otros en ataudes de cartón. La responsabulidad es de la neglicencia del gobierno y la crisis del capitalismo.