Hace unos de días nos dimos de bruces con la noticia del cierre, temporal pero puede que defintivo, del blog La Rebelión de las Palabras.
No queremos hablar sobre temas que lxs compas que lo gestionan ya abordan en su texto, poco más tenemos que añadir.
Lo único que nos gustaría decir(les) es que cuando empezamos con este proyecto, nos apoyaron y ayudaron en todo momemto, haciéndonos sentir mucho menos perdidxs y un poquito mejor en un mundo tan frío y hostil como internet.
Hemos accedido a muchísima información gracias al curro de traducción y recopilación que habéis hecho, nos habéis dado a conocer historias que nos han conectado con personas que pedían solidaridad a miles de km, hemos visto discusiones que nos han enriquecido y hemos podido difundir y agitar con material que a lo mejor se hizo en la otra punta del mundo.
De todas formas, los proyectos mutan, y también mueren. Y las energías por acabar con la dominación se trasladan a otras luchas, otras tácticas.
Esperamos coíncidir con vosotrxs en algunas de ellas.
Abrazos anárquicos.
– – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – –
Texto de lxs compañerxs de La Rebelión de las Palabras.
Un hasta luego, o quizá, un adiós…
Hola a todes.
Desde un tiempo a esta parte, venimos cuestionándonos de forma interna la utilidad real de este blog para los movimientos sociales, o revolucionarios, de nuestro entorno y más allá. Hemos intentado revisar cuáles eran realmente nuestras aportaciones a la lucha y cuáles, en cambio, contribuían solamente al espectáculo, el folclore, y un radicalismo puramente estético. Hemos querido echar la vista atrás, ver los cambios en las noticias y materiales, las derivas que habíamos tomado, un poco impulsades por nuestro propio criterio, pero también por las fluctuaciones en el tipo de contenidos que nos llegaban. A través de este ejercicio, nos dimos cuenta de que también teníamos otra necesidad, que tenía que ver con la forma en que determinados movimientos o espacios de lucha nos percibían y contaban o no con nosotres como un espacio de difusión para sus iniciativas, convocatorias, proyectos o reflexiones. Y esto, a su vez, nos llevó a la situación que tenemos ahora.
Sabemos que los tiempos han cambiado, y aunque parezca que siempre han estado ahí y a pesar de que muchas personas son ya incapaces de imaginarse el mundo sin la mediación de esas telarañas, cuando este blog (antes alojado en Blogspot) comenzó su camino, hace unos 10 años (¡se dice pronto, eh!), las redes sociales apenas tenían presencia en nuestras vidas (por supuesto, estaban ahí, pero no tenían la ubicuidad omnipresente y omnipotente que tienen ahora, ni mucho menos), y realmente sentíamos que los blogs o los portales web antiautoritarios eran proyectos importantes, que cumplían un papel importante, y estaban insertos directamente en las luchas de su entorno, como amplificadores de las acciones y proyecciones de las mismas, y como cosecha a su vez de las noticias que llegaban, a un ritmo también muy diferente y con unos vínculos bastante más auténticos, desde otros territorios, desde «el exterior». Lo que se hacía, los debates que se tenían, daban contenido y a su vez, el contenido generaba debates reales y proyectos en la calle, fanzines, publicaciones, grupos de peña con ganas de hacer cosas organizándose de forma espontánea y experimentando, en una constante dialéctica de impulsos. Ahora, en cambio, la realidad nos golpea y, ya sea por honestidad o por respeto, nos obliga a recular y a hacer autocrítica y crítica a la vez.
El hecho de que la mayor parte de proyectos del estado español (centros sociales, ateneos, locales anarquistas o no específicamente anarquistas pero sí afines a unas fórmulas de auto-organización y un planteamiento autónomo y combativo, colectivos diversos, individualidades…) hayan dejado de utilizar herramientas como este blog para difundir sus proyecciones nos hace pensar que ya no consideran estas herramientas como suyas, sino que de algún modo hemos ocupado una esfera de lo ajeno. Esto no lo decimos con afán de reproche, para nada, y tal vez no sean más que nuestras propias impresiones, pero sí nos entristece, y no por el hecho de que X gente no nos mande sus convocatorias, sino porque ésto pone en entredicho la única razón de ser de un proyecto como éste. También sentimos ésto cuando vimos que recibíamos más noticias y peticiones de difusión de convocatorias de lugares que se encontraban a miles de kilómetros de distancia, que de nuestro propio entorno. Cuando vemos que esos mismos colectivos cercanos en la geografía priorizan (cuando no utilizan en exclusiva) las redes sociales como Facebook o Twitter, sobre las que tanto se ha discutido y hablado, mientras que no se cuenta con proyectos afines, auto-organizados y vehiculados por servidores de naturaleza también cercana, como Noblogs, Espiv u otros (dentro de la contradicción de asumir el uso de Internet sabiendo que es, por defecto, «terreno enemigo») entonces, al menos para nosotres, llega el momento de plantearnos si merece la pena seguir con ésto, y la verdad es que creemos que no. Hemos llegado al punto en el que sentimos que contribuimos a una imagen de nuestras luchas totalmente ficticia, desconectada de las calles y sus inquietudes y tensiones. No queríamos seguir desde la desmotivación.
Además, sentimos, como ya hemos dicho, que se da una importancia excesiva a la imagen y el folclore, sin pararnos a pensar qué tipo de proyectualidades alimentábamos con ello, y qué discursos poníamos en el centro, deslizando el debate hacia un enfoque paralelo desconectado de la realidad cotidiana de los lugares y relaciones que habitamos. Queremos recuperar la cordura, bajar de las nubes, poner los pies en el suelo, ensuciarnos en el terreno inmediato en el que nos encontramos, y hacerlo con la convicción de que estamos presentes no solo en nuestros guetos sino también en las contradicciones y tensiones de otras. Porque nos cansa la egolatría de determinados planteamientos, los juicios, la superioridad moral, y el enfoque mayormente estético, el «nepotismo» radical, que también nosotres proyectamos en infinidad de ocasiones a través de nuestra labor aquí, y en los contenidos y reflexiones a los que de algún modo terminamos dando prioridad.
A ésto tendríamos que sumar la necesidad de algunas personas que participamos en esto desde hace más tiempo de cuidar nuestra salud mental, priorizarnos, y dejar a un lado proyectos que nos exigían una disposición más o menos rutinaria y constante, y un trabajo que no siempre podíamos hacer (con la carga de cierta ansiedad que ésto nos provocaba a medio-largo plazo), y que por momentos incluso dejaba de ilusionarnos, por motivos que no necesariamente tienen que ver con lo expresado más arriba en este escrito, sino por muchas otras razones. Necesitamos aire, y creemos que es hora de tomarnos un descanso.
A lo largo de todos estos años, el blog ha sido llevado por una sola persona, exceptuando este último año o dos años (más o menos) en que, efectivamente, otras personas se sumaron de manera un poco intermitente, y empezamos a usar un plural mayestático en parte por visibilizar este cambio pero, sobre todo, por una mezcla entre despistar y hacer la gracia. Pese a todo, los vínculos siempre han conectado a más de una persona, y la actividad en este blog nos ha permitido conocer a muches compañeres, con algunes de les cuales forjamos poderosos lazos que duran hasta hoy (otros, en cambio, han quedado, afortunadamente, en el olvido) y que han dado lugar a otros proyectos y vínculos. Hemos pasado por diferentes etapas, en todas hemos cometido errores, hemos sucumbido a muchas cosas que condenábamos, hemos aprendido y hemos corrido riesgos y, al mismo tiempo, hemos tenido la sensación de no estar haciendo lo suficiente y la necesidad de ir mucho más allá y de no quedarnos en la soledad y la madera de árbol hueco que a veces es lo virtual. También hemos hecho aportes que otros colectivos nos han hecho llegar que les han servido, traducciones, reflexiones, ediciones, y eso es, posiblemente, lo que más valoramos, junto a la cantidad de afinidades (¡y de discrepancias!) que nos hemos encontrado, y los frutos que algunas de esas casualidades han dado. ¡Eso que nos llevamos!
No queríamos caer en ningún discursito moralizante ni en ninguna nostalgia resentida porque odiamos esos finales y porque, volvemos a decir, comprendemos estos cambios y el efecto que han surtido también dentro de nuestros entornos, y nosotres hemos usado redes sociales, algunes las siguen usando, y pese a nuestras abundantes críticas no creemos que su uso esté mal per se (y sobre ésto podríamos debatir durante horas, pero por favor, cara a cara). Al final lo hemos hecho, hemos caído en ambas cosas, la moralina y la nostalgia, lo sentimos. Tampoco queríamos que esto sonase a despedida amarga, pero creíamos necesario explicarnos y dejar escrita una pequeña crítica para que aquelles compañeres que así lo sientan y quieran, la recojan e interpreten como consideren. No es nuestra intención dar lecciones, sino simplemente irnos como llegamos, tratando de aportar al debate.
No pensamos que vayamos a dejar vacante nada. Quedan muchos otros proyectos de contrainformación o comunicación anarquista o antiautoritaria en Internet con los que en un momento dado hemos encontrado (y en algunos casos compartido en cierta profundidad) bastante afinidad, y que hacen un gran trabajo. Por reseñar unos cuantos: Briega, Portal Libertario Oaca, ALasBarricadas, Tokata.info, Publicación Refractario, Anarquia.info, AlGrano, Aleva y, para quienes sois más políglotas, otros como 325 (un enorme saludo para elles), Act For Freedom Now!, Enough is Enough, CrimethINC., y otros muchos que podéis ver en la columna lateral derecha del propio blog. Pero sí nos gustaría que, por favor, recuperásemos el espíritu conspirativo que tenía la comunicación anarquista en otro tiempo. No hablamos de renunciar al ordenador o al móvil y limitarnos a planchas de imprenta clandestinas como si viviésemos en el S. XIX, como decimos, los tiempos han cambiado, pero sí de intentar cuidar más nuestra comunicación y de potenciar (frente a las grandes plataformas y los grandes medios del enemigo) los proyectos que han nacido con la intención de ser un pequeño amplificador más para las voces y para las revueltas que desde las calles de nuestros barrios, pueblos o villas desarrollan iniciativas y raíces sin domesticar que agrietan la gris losa de cemento de los amos, invaden sus jardines y dan luz a bosque y nueva vida.
El blog permanecerá abierto, pero, en principio, no vamos a volver a publicar en él, al menos por un largo período de tiempo.
Ha sido un placer, en muchos sentidos, y estaremos encantades de reencontrarnos o de conocernos y descubrirnos en otras historias, en otros momentos y lugares. Nos vemos en las calles, porque allí es donde se encuentra la lucha. Siempre ha estado allí, nosotres no.
¡Viva la anarquía!
La Rebelión de las Palabras
Proyecto virtual de contrainformación anarquista
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
** Lxs compas de www.alasbarricadas.org aprovechando la misma noticia han escrito un texto que queremos también añadir a esta entrada.
Texto de alasbarricadas.org
Desde este mismo portal allá por 2.012 reflexionábamos sobre las «virtudes» (que no) de la web 2.0 y acordábamos que, pese a generarnos un asco inmenso el modelo de red social estilo FB (más aún cuando dejó de ser posible emplearla con pseudónimos), crearíamos allí una cuenta dados los intentos de suplantación del portal para que al menos nadie en esas redes se llevase a engaño sobre el contenido que desde aquí compartíamos. El acuerdo también incluía que la info a esas RRSS fuese «desatendida», esto es, nadie tenía que dedicarle ni un minuto de su existencia a «dinamizar» contenidos en aquella época en la que «Community Manager» nos sonaba simplemente a otro bullshit-job que diría David Graeber. Nuestro pequeño corazoncito cyberpunk se estremecía ante la insania del control total, la pesadilla panóptica de Bentham se convertía, para muchos, en sueño de conectividad (mediada por el capitalismo) y cercanía.
Los años han pasado y cada vez nos sorprendía menos que la gente compartiese en redes altamente monitorizadas contenidos políticos de los que empresas capitalistas sacaban tajada (recordemos: nos «dejan» su infraestructura a cambio de conocer todos nuestros movimientos y que les creemos el contenido que ellos no pueden/saben/quieren crear). Dejábamos a las Brigadas de Información estupefactos también ante la facilidad para poder trazar un «mapa» de los contactos y colegas que mantenía cada activista. Pasamos de la fijación (que algunos aún mantenemos) por el anonimato y disolución de la autoría a ser etiquetados en fotografías que nunca quisimos vieran la luz y poner «Me interesa» a una charla o taller que no nos interesaba nadie más necesitase conocer. Pero ya resultaba casi la única forma de estar al día de conciertos, eventos, talleres y charlas. Parecía que «nos sentíamos más cerca» cuando en realidad la economía de la atención se estaba imponiendo, junto a la geolocalización ya masiva a partir de la imposición generalizada del smartphone (porque así ha sido: imposición, o tienes whatsapp o muchos de tus amigos ya no lo serán). Llegó Cambridge Analytica, llegaron las manipulaciones masivas a través de redes. Y una vez más observamos, estupefactos, como nada cambiaba pese a tales revelaciones. Los foros se fueron extinguiendo, el intercambio crítico de ideas se redujo a 180 caracteres, los debates sosegados y pausados con perfectos desconocidos mutaron en pequeñas burbujas de afinidad transidas de publicidad y ojos onerosos.
Si antes recibíamos numerosos comunicados vía correo o a la planilla de Noticias y nos enorgullecíamos de tener una Agenda Libertaria con eventos de toda la geografía del estado español, estos comenzaron a reducirse exponencialmente y casi se reducían a sindicatos que nos mantienen en su lista de «Comunicados de Prensa» pero que jamás aportan, por ejemplo, el link a la noticia en sus propios medios para al menos realizar la labor de forma sencilla: ahora a cada comunicado le sigue un rato de búsqueda del mismo en sus propias redes para poder tener esas imágenes alojadas. Así, el «modo de producción» cambiaba: se trataba de «seguir» y rastrear a numerosos colectivos anarquistas por sus «RRSS», buscar proactivamente esa información, alojar todas las imágenes y datos en servidores no comerciales, multiplicando a su vez exponencialmente el tiempo que necesitábamos dedicar a cada noticia (recordadlo compas «CM»: vuestras fotos en FB/TW son efímeras y un sencillo cambio en la cuenta hace que, a dos años vista, desaparezcan por completo) y obligándonos a tirarnos horas en redes que despreciábamos y detrayendo tiempo para la reflexión serena. Cada vez más nos preocupa la pérdida de memoria militante, esto es, la práctica imposibilidad de tener un listado somero de las cosas que realmente hacíamos o la posibilidad de encontrar aquel dato, aquella charla que uno recordaba entre el tráfago absoluto de las redes. Debates que sólo se dan en TW sobre cuestiones realmente necesarias para el movimiento y cuya mera exposición en un tablón «público» (para quien tenga cuenta y tiempo diario para revisar toooooooooodo el timeline de toooooooda la gente) se convierte en «aviso suficiente» (recordamos algunos casos de gestión de agresiones en nuestros espacios convertidos en disputas online de los que ni hoy queda ya rastro, ni llega aviso al resto de colectivos potencialmente interesados para que articulen una respuesta).
El año pasado, FB nos lo puso fácil: directamente baneó todo nuestro dominio de sus servidores sin respuesta alguna, salvo un «you shared political contents» sin posibilidad de enmienda. Durante un breve período intentamos, al menos, corta-pegar aquellas situaciones más urgentes o que requiriesen una difusión «extraordinaria», pero tanto la calidad del formato del texto como la dificultad para agregar links, imágenes, etc. nos suponía, al final, los X minutos de buscar la info, los Y de verificarla, buscar fuentes, añadir imágenes y maquetar, y ya los Z de encima tener que ponerlo en FB. Para algo que antes serían X-Y-Z minutos ahora estábamos empleando casi una hora para lo que antes nos suponía 10 minutos, empeorando, y mucho, nuestra capacidad para hacer cosas realmente productivas como deglutir textos y propuestas y poder fundamentarlas con garbo. Luego llegó, también, TW, y lo que antes eran conversaciones vía mail con compas a los que sentíamos cercanos se convirtió en un frío «follow» y horas y horas diarias con el scroll para llegar a la info que realmente interesa descartando un montón de ruido por el camino. Porque de eso se trata esta economía de la atención, darte un pequeño refuerzo positivo cuando a alguien «le gusta» lo que expresas (aunque en la vida real te resultaría idiota que te sobaran el lomo por compartir una reflexión sin rebatírtela o complementártela) y por lo demás tenerte todo el día mirando una pantallita que pita y vibra mientras desatiendes lo que está a tu alrededor.
Desde esta web seguimos apostando por la contrainformación de calidad, documentada, meditada, perdurable en el tiempo y, sobre todo, fuera de la lógica capitalista y autogestionada. Rehuímos de lo espectacular, del arte por el arte, de la performatividad de discursos vacíos cuando no se acompañan de una praxis constante. Por eso nunca verás un anuncio en esta página, ni reivindicaciones de ciertos actos a los que no podamos ofrecer una cobertura legal e informática adecuada que asegure, valga la redundancia, su seguridad; ni una cesión de datos a terceros, ni fotos de gente que no quiere ser fotografiada; ni una información sin su fuente original para poder contrastarla; ni una imagen a la que no intentemos, al menos, acreditar su autoría para quien así lo prefiere. Y ese esfuerzo, como les ocurre a los compas de «La Rebelión de las Palabras», cuesta, desgasta, supone dedicarle muchas más horas al día para tener mucha menos difusión y aportes críticos o debate. Y con ellos os dejamos para que os cuenten su análisis de la situación.