El 7 de febrero amanecíamos con un nuevo sobresalto: en Turín, otra vez, los compañeros eran despertados a golpe de ariete.
Unos eran secuestrados bajo la ley antiterrorista, relacionada esta vez, con la lucha contra el C.P.R. (C.I.E.), contra las fronteras y contra el racismo institucional, el cual lleva años creando a golpe de ley, una máquina de expulsiones, redadas y demás injusticias en contra de los “migrantes”.
Al mismo tiempo, el Asilo Occupato, un Centro Social que llevaba más de 20 años en el barrio turinés de Aurora, estaba siendo sitiado por un amplio dispositivo policial, bomberos y mercenarios albañiles con la intención de desalojarlo.
Varios compañeros se subieron al tejado para hacer, junto con todos los solidarios que se acercaron a la zona, una impecable resistencia. 36 horas de frío y enfrentamientos con la policía fueron el desencadenante de tan sucio operativo.
Y es que, a pesar de la simultaneidad de las redadas, la respuesta de la gente ha estado por encima de lo que cualquier esbirro pudiera imaginarse. A pesar de las trabas y las dificultades, quienes orquestan y ejecutan este tipo de operaciones, han de saber que han ido a dar con hueso, un duro hueso. [Leer más]