Rescate abierto XLI (Mayo 2018)
Ya se olía un tremendo hedor desde hacía rato antes de llegar al destino. Pasamos por un agujero en la valla y fuimos hacia las instalaciones más cercanas. Cuando abrimos las puertas, el hedor y el aire cargado nos golpearon nuestras caras.
Entramos y nos caímos en algo que parecía un lecho, pero sólo era una película de heces y paja. Éste es el único espacio donde estas aves acuáticas podían vivir.