Cifra de muertos sube a 31
El incendio forestal en California se convierte en el más letal y destructivo en la historia del estado
por
David Brown
13 noviembre 2018
El número de muertos por los incendios forestales que arrasaron el norte y el sur de California aumentó a 31. Miles de casas y estructuras fueron destruidas, y cientos de miles de personas se vieron obligadas a huir del infierno que se extendía.
El incendio más destructivo se encuentra en el norte, bautizado “Camp Fire”, el cual comenzó bajo las líneas eléctricas de Poe Dam en el condado de Butte. Alimentado por los fuertes vientos y el clima seco, el incendio rápidamente envolvió a las comunidades cercanas de Pulga y Concow, antes de llegar a Paradise, una ciudad de 26.000 habitantes, poco después de que los estudiantes comenzaran su día escolar. La ciudad entera se vio obligada a una evacuación en pánico y desprevenida. Para el viernes por la mañana, Paradise había quedado borrado del mapa.
Se han publicado fotos y videos desgarradores en las redes sociales de huidas en autos mientras las paredes de llamas los acechan por todos lados. Otros tuvieron que abandonar sus autos e intentar escapar de las llamas a pie. Algunos simplemente no lo lograron.
Es el incendio forestal más letal en la historia del estado, teniendo un mayor número de víctimas mortales que el incendio de Griffith Park en Los Ángeles en 1933. Al menos doscientos más están desaparecidos.
El Camp Fire es también el más destructivo de la historia del estado. Al menos 6.453 casas han sido destruidas, junto con el hospital y la casa de retiro de Paradise. Se espera que tanto la destrucción como el número de muertos aumente a medida que el fuego siga ardiendo y los oficiales comiencen a revisar las ruinas.
El Camp Fire inició el mismo día que los incendios de Hill y Woolsey en el sur de California, que en conjunto han obligado a evacuar a más de 260.000 personas. Dos muertes han sido atribuidas a los incendios en el sur.
El presidente Donald Trump respondió a los incendios amenazando con cortar el financiamiento federal. "Cada año se dan miles de millones de dólares, con tantas vidas perdidas, todo debido a la mala gestión forestal", declaró en un tuit el sábado. "¡Remédienlo ahora o no habrá más pagos federales!".
De hecho, la destrucción ha vuelto a exponer la indiferencia criminal y la negligencia de la clase dominante y de sus dos partidos políticos, el demócrata y el republicano. La infraestructura social, incluidos los departamentos de bomberos, se han visto privados de fondos durante décadas, mientras se han encauzado billones de dólares a las cuentas bancarias de los ricos.
California ha sido afectada por una serie de incendios devastadores en los últimos años. La catástrofe que se desarrolla sigue al enorme incendio en el complejo Mendocino que arrasó con 460.000 acres en julio (el más grande en la historia del estado), el Thomas Fire de 280.000 acres en diciembre de 2017 (el segundo más grande) y el incendio de Tubbs en octubre de 2017, que destruyó 5.636 edificios (en segundo lugar solamente después del Camp Fire).
Los niveles de muerte y destrucción de la temporada de incendios de California se parecen cada vez más al impacto de los huracanes en la costa este, donde los huracanes Florence y Michael mataron a docenas este año y el huracán María mató a miles en Puerto Rico en 2017.
Cada desastre "natural" sigue un patrón común. Los científicos e ingenieros emiten repetidas advertencias de que la infraestructura está en descomposición, la expansión peligrosa de las ciudades y el calentamiento global amenazan con ocasionar desastres. El Gobierno no lleva a cabo ninguna de sus recomendaciones. Luego, después de la inevitable catástrofe, los funcionarios organizan esfuerzos de ayuda sumamente inadecuados, los medios de comunicación abandonan la historia y miles de personas se las tienen que arreglar solos.
El impacto de cada uno de estos desastres es producto de las condiciones sociales. Los departamentos de bomberos se han quedado sin recursos, y las compañías eléctricas no han tomado las precauciones básicas de seguridad.
Dos días antes de que iniciaran los incendios recientes, el Departamento Forestal y de Prevención de Incendios de California (Cal Fire) emitió advertencias de Bandera Roja para que 23 millones de personas en todo el estado, indicando que se encontraban en áreas donde las condiciones eran propicias para que los incendios crezcan rápidamente. Se esperaban vientos de 30 a 50 kilómetros por hora con ráfagas de hasta 80 kph.
La Compañía de Gas y Electricidad del Pacífico (PG&E, por sus siglas en inglés) les dijo repetidamente a los residentes del condado de Butte que iban a cortar de manera preventiva la electricidad para evitar que las líneas eléctricas caídas por los fuertes vientos generaran un incendio, pero finalmente decidieron no hacerlo.
Cuando los bomberos respondieron inicialmente al Camp Fire el jueves por la mañana, fueron confrontados inmediatamente por las líneas eléctricas caídas de PG&E. Cal Fire investigará si fueron la causa.
El primer bombero en la escena a las 6:43 a.m. reconoció el peligro y ordenó la evacuación de la comunidad cercana de Pulga. En menos de tres horas, el fuego se había desplazado 16 kilómetros hacia la ciudad de Paradise. El alguacil del condado comenzó a ordenar evacuaciones, pero no se emitió ninguna alerta de emergencia inalámbrica a los teléfonos celulares en el área. Muchos residentes solo descubrieron el peligro extremo cuando el fuego ya estaba sobre ellos.
Esta fue una repetición casi exacta del incendio de Tubbs el año pasado que atravesó el área de clase trabajadora de Santa Rosa y mató a 22 personas. Esa vez, el fuego se desató por la noche con vientos fuertes, y los bomberos respondieron a 10 informes diferentes de líneas eléctricas caídas. En solo tres horas, el incendio de Tubbs viajó 20 kilómetros hasta el borde de Santa Rosa, y solo hasta entonces fueron evacuados los residentes sistemáticamente, demasiado tarde.
Cal Fire aún no ha determinado la causa precisa del Camp Fire o de Tubbs. Sin embargo, en un informe de junio, encontraron que la infraestructura de PG&E provocó 16 incendios forestales el año pasado, y que, en 11 de esos casos, la compañía había violado los códigos estatales de prevención de incendios.
Lejos de responsabilizar a la compañía, el gobernador demócrata Jerry Brown firmó la ley SB 901 en septiembre, una nueva medida que limitaría los daños potenciales atribuidos a las empresas de servicios públicos. PG&E es potencialmente responsable por $15 mil millones de daños que los incendios causaron, pero los reguladores ahora pueden reducir los daños calculados cuando el clima exacerba el desastre. Además, permite a los reguladores estatales a tomar en cuenta el "estado financiero" de la compañía y limitar los costos para los accionistas al permitir que las empresas de servicios públicos aumenten las tarifas al público.
El proyecto de ley también asignó $1 mil millones durante cinco años a Cal Fire para la prevención de incendios. En comparación, la ganancia operativa de PG&E en 2017 fue de $3 mil millones.
Se requieren medidas de emergencia para abordar las consecuencias de desastres como los incendios de California y evitar catástrofes similares en el futuro. Las viviendas deben ser construidas con materiales resistentes al fuego. Las ciudades necesitan perímetros donde exista una separación sin vegetación y otros obstáculos para incendios, y quemas controladas que evitan que se acumule combustible. En caso de lo imprevisto, la tecnología moderna debe aprovecharse para llevar a cabo evacuaciones rápidas, y los afectados necesitan los recursos para reconstruir sus vidas lo mejor que puedan.
Cada catástrofe de este tipo plantea la necesidad de una movilización masiva de recursos sociales basada en una planificación científica para atender las necesidades sociales. Sin embargo, la barrera fundamental para tomar incluso las medidas mínimas es el sistema capitalista, que subordina toda la vida social y económica al afán de lucro de la élite corporativa y financiera.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 12 de noviembre de 2018)
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