Se estima que cada año, el Ejército investiga internamente cerca de cinco casos de denuncias por abuso sexual cometidos al interior de la institución. El de Carol Inostroza (20), una joven que cumplía su servicio en Calama, es uno de ellos. Su historia, sin embargo, deja dudas sobre el protocolo que la institución usa en estos casos: el Ejército no denunció ante la justicia ordinaria –obligación para las FF.AA-, la joven no fue llevada a constatar lesiones al SML hasta tres semanas después de su denuncia, y su presunto agresor nunca fue separado de sus funciones. Tras ingresar una denuncia en la Fiscalía, Carol y su familia relataron su historia a The Clinic. “Vamos a llegar hasta el final, caiga quien caiga”, aseguraron.