Da Skate - Bophal (2007)

Banda provienente de Mercedes, Argentina. Sé que si hablamos de Bophal, no muchos sabrán de que hablo.

Un 2 de Diciembre de 1984, 40 toneladas de gases letales fueron liberadas al ambiente en un accidente ocurrido en una fábrica de pesticidas de la empresa estadounidense Union Carbide en la ciudad de Bhopal, India. Este accidente, es hasta el día de hoy el peor desastre químico de la historia. Se calcula que 8.000 personas murieron por exposición directa al gas, aunque la cantidad exacta de víctimas se desconoce. Sin embargo, la noche del desastre sólo significó el comienzo de una tragedia que aún hoy continúa. Union Carbide abandonó al poco tiempo la planta dejando una gran cantidad de peligrosos venenos en el lugar; los habitantes de Bhopal se quedaron así con sus fuentes de agua contaminadas y un legado tóxico que hasta el hoy persiste. Las organizaciones de sobrevivientes de Bhopal estiman que entre 10 y 15 personas mueren por mes a causa de enfermedades originadas en la exposición a gases tóxicos. Hoy, más de 150.000 sobrevivientes con enfermedades crónicas aún necesitan atención médica y una segunda generación de niños enfrenta impactos en su vida o en su salud como consecuencia de ese legado de contaminación industrial. También, Bhopal recibe el nombre del primer LP de Daskate; banda proveniente de las tierras de Mercedes (Buenos Aires) que bajo en halo protector de Patea se hizo de un lugar en las bateas. Haciendo caso omiso a las distancias, teniendo en cuenta que estamos en un país centralista, donde todo pasa por la ciudad de Buenos Aires incluido el mundillo under, salieron a patear cabezas y a decir lo suyo, con potencia traducida en guitarras filosas, en una base veloz y compacta , en gritos desgarradores que denuncian, que claman, que no se callan. Todo esto englobado en trece canciones (supersticiosos abstenerse) que recorren el disco de punta a punta. Reivindicación de la memoria sellada en plástico y música, en ilustraciones que hablan, que piden no olvidar. Media hora para saltar, para cantar con furia y, también, para reflexionar. Acá no hay penas de amor, bajones personales ni historias de fantasía. Simplemente hay canciones que hablan de lo que paso, de que pasa y de lo que pasará. Algún grito de esperanza, más de una desilusión, más de una angustia. En fin, una muestra más de lo que el hombre puede hacer consigo mismo. Esta vez en forma de hardcore punk.