Se puede tener toda la tecnología a tu disposición y querer vivir en un mundo cercano al mostrado en caricaturas futuristas como Los Supersónicos, pero en un rincón minoritario, se encuentran los aferrados a los tiempos pasados y en especial al blues, el ritmo diabólico que se dice es la raíz de todo.
Fundir el blues con el punk hasta obtener un sonido sucio y grasoso ha sido el objetivo central de Left Lane Cruiser desde su fundación en el 2004, cuando Freddie J IV (guitarra y voz) y Pete Dio (batería) se unieron en este proyecto que desde entonces ha mantenido una actividad constante con giras y lanzamientos de álbumes prácticamente cada año. Para ellos las vacaciones no existen y su relación con la música es de tiempo completo.
Originarios de Indiana, Estados Unidos, ambos músicos son fieles amantes de los blueseros que surgieron en los alrededores del río Mississippi en las primeras décadas del siglo XX. El estilo salvaje de los antiguos músicos de tocar la guitarra y relatar sus penurias con sus voces fantasmales fueron una influencia definitiva para que estos dos hombres que parece, nacieron en la época equivocada, desarrollaran un estilo propio que con el pasar de los años han perfeccionado. Después de varias giras internacionales que incluso trajeron al dueto por primera vez a la Ciudad de México el año pasado, ahora ya está listo su nuevo álbum que al igual que la mayoría de su obra, publica el sello californiano Alive Records y en el que no hay grandes cambios ni diferencias porque como explican los integrantes de AC/DC, cuando algo funciona no hay necesidad de modificarlo. Si bien, durante algunos años Left Lane Cruiser modificó su estructura con la incorporación de más integrantes, en esta ocasión la banda regresa a su formación original de dueto. Como primer sencillo promocional se eligió el tema homónimo del disco y que presenta el lado más descarnado de la pareja con una filosa guitarra y una desquiciada batería que hace perder la respiración. A lo largo de los diez temas también es posible encontrarse con "Booga Chaka", con un ritmo más lento y cercano al trabajo de B.B. King combinado con la voz rasposa de Howling' Wolf. De igual forma, llama la atención "Indigenous", que se encarga de cerrar el material y durante poco más de seis minutos presenta un incendiario sonido que va in crescendo hasta culminar con la pareja de músicos al borde de la destrucción de sus instrumentos. Podrán pasar los años e inventarse todo tipo de artilugios para hacer nuestras vidas más cómodas, pero en el fondo, el blues siempre será uno de los géneros musicales más humanos del mundo y por fortuna existen agrupaciones como Left Lane Cruiser que hacen todo lo posible para evitar que eso se nos olvide.
En México, existen muy pocas bandas que de verdad se han enfrentado a todo tipo de adversidades y continúan de pie. Una de ellas es The Cavernarios. En algunos aspectos, pareciera que Cuautitlán Izcalli es un punto remoto perdido en el tiempo y alejado de todo. Siendo uno de los 125 municipios del Estado de México, es una porción de tierra que no se caracteriza por muchas cosas sobresalientes; sin embargo, fue ahí donde cuatro jóvenes aficionados al rock & roll sencillo se conocieron y se les ocurrió formar una banda musical. Conformado por Daniel "Danny Lobo" Palacios (guitarra y voz), Omar Bustamante (guitarra), Omar "Alf" García (bajo) y Sergio García (batería), The Cavernarios es como un camaleón que reniega de permanecer estancado en un género y siempre gusta de transformar su estilo. Lo mismo son capaces de realizar temas instrumentales de música surf, coquetear con el western, incursionar dentro del garage o adentrarse en el sonido de la onda chicana. Al final, la única constante es su pasión por el rock & roll primitivo como el propio nombre del conjunto. Con motivo del reciente lanzamiento de su nuevo álbum en vivo con el que celebran sus primeros 15 años de trayectoria, tuvimos la oportunidad de platicar con Daniel Palacios, quien nos contó más sobre la historia de la banda, la detención que sufrió en el 2013, por qué el grupo nunca ha cambiado de integrantes y lo que podremos esperar a futuro de la banda.
15 años de ser The Cavernarios. Fotografía cortesía de la banda
La banda acaba de cumplir 15 años, ¿en
un inicio de verdad te imaginaste que estarían juntos durante tanto tiempo?
Daniel Palacios (DP): La
realidad es que cuando empezamos nunca tuvimos expectativas; nunca pensamos que
íbamos a grabar un disco profesional ni nada de eso. Nosotros empezamos a tocar
por gusto y las cosas simplemente se dieron. Cuando la banda empezó nunca nos
imaginamos que duraría tanto tiempo; en cambio, ahora creo que no podemos
imaginar nuestras vidas sin la banda.
A lo largo de estos años ustedes se
han enfrentado a infinidad de problemas pero al final aquí siguen, ¿para ti
cuál crees que ha sido el mayor obstáculo que han vivido?
DP: Han
sido muchos, desde problemas personales de cada uno de nosotros con nuestras
parejas, crisis tanto mentales como financieras o tener que dividir el tiempo
con nuestras familias para estar con la banda, pero para mí serían dos los
momentos más complicados que ha vivido la banda.
El
primero fue en nuestros inicios, justo cuando apenas lanzamos nuestro primer
demo (Primitive Songs, 2002) y Omar, guitarrista de la banda, se fue de viaje a
Europa durante casi un año; además, casi al mismo tiempo, Alf, el bajista, tuvo
un accidente muy fuerte y se fracturó la muñeca. Con esos dos golpes casi al
mismo tiempo, yo pensé que ya se había terminado la banda y por eso dejamos de
tocar por más de medio año. Afortunadamente, con el pasar del tiempo Alf se
logró recuperar y decidimos retomar la banda ahora como trío porque la verdad
nunca pasó por nuestras mentes el buscar a otro integrante. Lo curioso es que a
partir de esto fue que tuve que empezar a cantar para rellenar los huecos de
las canciones porque originalmente queríamos ser una banda completamente
instrumental. Unos meses después regresó Omar a México y se reincorporó a la
banda.
El
segundo momento fuerte que hemos vivido fue cuando a mí me detuvieron durante
las manifestaciones del 2 de octubre de 2013 y estuve preso durante más de medio año. A pesar de esto, cuando mis compañeros me iban a visitar a la cárcel yo
siempre les dije que no dejaran de tocar y por eso es que la banda pudo superar
esto.
A lo largo de estos 15 años ustedes
siempre han tenido a los mismos integrantes, algo muy poco común dentro del
circuito musical mexicano, ¿a qué crees que se deba esta unión?
DP: Yo
creo que se debe a que, desde un inicio, ninguno de nosotros tenía realmente
expectativas de la banda. A diferencia de otros grupos que sueñan con ser
famosos, tener mucho dinero, mujeres y grabar discos, nosotros todo lo hemos
hecho por diversión y es algo en lo que coincidimos los cuatro integrantes.
Nosotros nos juntamos porque éramos amigos de la misma zona, recuerdo que al primero
que conocí fue a Alf, que es un poco más grande que yo, y me uní a una banda
que él tenía. Después conocí a su hermano menor, Sergio, e iniciamos una fuerte
amistad porque tenemos la misma edad y somos de gustos similares. Y justo
después conocimos a Omar y ya con los cuatro fue que empezó formalmente The
Cavernarios. Nosotros siempre hemos sido conscientes de nuestras limitaciones y
nunca nos ha interesado ser la mejor banda de México… ni siquiera ser la mejor
banda de nuestra colonia, lo único que siempre hemos intentado es tocar rock
& roll y ya. También ha sido muy importante la amistad y el entendimiento
que existe entre los cuatro.
Hace unos meses lanzaron su primer álbum
en vivo (XV Años en Vivo en el Alicia, 2017) para celebrar los 15 años de la
banda, ¿me puedes platicar sobre el disco?
DP: El
audio del disco lo tomamos de un concierto que hicimos el año pasado en el Foro
Alicia y fue una noche realmente sudorosa. Recuerdo que nuestra presentación
duró más de dos horas, algo que no es normal y de hecho es el concierto más
largo que hemos ofrecido. Cuando nos pusimos a revisar el audio, teníamos más
de 30 canciones y tuvimos que empezar a descartar varias por el problema de la
capacidad de un CD, inclusive varios temas inéditos los tuvimos que dejar fuera
y sólo aparecen los que consideramos que representan mejor lo que ha sido The
Cavernarios a lo largo de estos 15 años. Y como bonus track incluimos nuestra
nueva canción “Aves Negras”, que tomamos de la prueba de sonido del concierto
del Foro Alicia. En lo personal, me gustó el resultado final del disco en vivo
porque creo que engloba muy bien las etapas que ha tenido la banda, además de
que incluimos muchas canciones de nuestros primeros dos demos (Primitive Songs,
2002; The Animal Music, 2003), que teníamos años de no tocar y ahora, al escucharlas
en el disco es cuando veo que sí hemos mejorado y ya tenemos un sonido más
personal. Y aunque no fue intencional, la mitad del disco es instrumental y la
otra mitad con voz.
El bonus track que mencionas es “Aves
Negras”, que para mí tiene una letra demasiado politizada y esperanzadora, ¿me
puedes contar más sobre el origen de la canción?
DP: Sí, es
una canción que yo escribí a los pocos meses de salir de prisión. Un día estaba
yo solo en mi casa y saqué la parte de la guitarra pero no se me ocurría nada
para la parte de voz. Pasó un tiempo y entonces me enteré que Alejandro
Bautista, quien fue encerrado conmigo a raíz de las manifestaciones del 2 de
octubre de 2013, falleció. Fue a partir de esta triste noticia que compuse la
letra de la canción, que habla acerca de que muchas veces en los movimientos
sociales y las manifestaciones callejeras no se gana nada por tratar de luchar
por causas justas, pero eso no significa que no se deba intentar.
Su nuevo álbum en vivo también fue
lanzado en una limitada edición en cassette, ¿por qué decidieron lanzarlo
también en ese formato?
DP: En
realidad la idea de lanzar algo en cassette es algo que teníamos planeado desde
hace tiempo pero apenas con este disco en vivo se concretó. Yo creo que en la
actualidad todos los formatos son válidos para distribuir la música. En nuestro
caso, recuerdo que los dos demos que hicimos en nuestros primeros años, fueron
en nuestras casas conectando la consola al estéreo y todo lo grabamos en
cassettes de forma bastante primitiva.
Tiraje limitado a 100 cassettes. Fotografía cortesía de la banda
Hace un par de meses la banda se
presentó por segunda vez en el festival Vive Latino pero fue la primera ocasión
con la alineación completa, ¿a ti qué tal te pareció el festival?
DP: Para
mí fue muy extraño porque en realidad no somos una banda acostumbrada a tocar
en escenarios grandes ni en festivales de este tipo. Para el Vive Latino de
este año lo único que planeamos con anticipación fue invitar a tocar con
nosotros a Marco (guitarrista de Electric Shit) porque todo lo demás fue
bastante improvisado. Decidimos invitarlo a tocar con nosotros porque Electric
Shit es una de nuestras bandas mexicanas actuales favoritas, además de que
tenemos una amistad cercana porque Omar grabó las canciones de su nuevo disco
que saldrá próximamente. Respecto al Vive Latino, la verdad nunca hemos creído
que se trate de lo máximo, pero lo que sí respetamos y nos gusta es que se
trata de un festival que te brinda buenas condiciones para ofrecer un concierto
profesional, como llevar un ingeniero de audio y contar con un proyector para
acompañar nuestra presentación. Algo agradable fue que a pesar de que vimos a
varios amigos entre el público, en realidad la mayoría eran personas que nunca
habíamos visto y creo que tocar para un público nuevo o personas que no conocen
tu música es un gran reto que nos ayuda a salirnos un poco de nuestra zona de
confort.
Por
otra parte, contrario a lo glamuroso que puede parecer el Vive Latino, a
nosotros nos pasaron muchas cosas graciosas antes del concierto. Por ejemplo, nunca
pasó el transporte que nos iba a llevar al Foro Sol así que tomamos un Uber,
tuvimos que recorrer todo el estacionamiento con las cosas cargando y llegamos
al escenario justo 15 minutos antes de nuestra presentación. Ahora, a la
distancia, ya vemos todo con humor.
Desde tu punto de vista, ¿qué
diferencias encuentras entre tocar con The Cavernarios y hacerlo con
Telekrimen?
DP: Para
mí son estilos muy diferentes. The Cavernarios es una banda de amigos de toda
la vida porque aunque el proyecto tenga 15 años, en realidad nos conocemos
desde muchos años atrás porque somos vecinos del barrio; por otra parte, con
Telekrimen yo primero llegué como músico invitado en su disco Resurrección De
Los Sangre-Zombis Del Más Allá(2008) porque ellos querían meterle unas voces y
gritos en un par de canciones, pero después ya me quedé como integrante de la
banda. Creo que al inicio a muchas personas les costaba trabajo aceptar que
Omar y yo éramos parte de ambas bandas y nos hacían muchas bromas, pero creo que ahora ya es algo normal,
además de que cada grupo ha tomado su propio camino bien definido.
Ustedes tienen confirmadas dos
presentaciones muy diferentes entre sí. En unos días van a ofrecer un concierto
muy pequeño en El Hijo del Cuervo y el próximo mes se presentarán en el
festival masivo Wild O, ¿cómo logran definir su setlist y adaptarse a las
circunstancias?
DP: Es muy
raro pero creo que a lo largo de los años nos hemos caracterizado por
adaptarnos a distintos estilos, además no estamos casados con un género en
particular ni somos puristas de nada. En el caso particular del concierto en El
Hijo del Cuervo, como sólo vamos a tocar nosotros entonces nos vamos a extender
y ofreceremos un mosaico de lo que ha sido nuestra carrera a lo largo de 15
años; por otra parte, para el festival Wild O todavía no nos han informado los
horarios ni el tiempo que durará nuestra presentación pero obviamente serán
pocos minutos así que tendremos que hacer una selección más cuidadosa de los
temas que interpretaremos.
A lo largo de su carrera, The
Cavernarios se ha caracterizado por transitar a través de distintos caminos
musicales como la música surf, el garage y hasta la onda chicana, ¿ahora hacia
dónde se encaminará la banda?
DP: En
realidad, sólo para nuestro disco Camino A Varadero (2011) nos propusimos desde
un inicio hacer un álbum temático centrado en la música surf y las raíces
latinas, porque para el resto de nuestros materiales siempre dejamos que las
cosas fluyan y no nos presionamos por adentrarnos en un género en particular.
Creo que en la actualidad la banda está entrando en una nueva etapa y las
nuevas composiciones que tenemos y que hemos interpretado en algunos
conciertos, se caracterizan por no tener nada en común entre sí. Tenemos una
canción completamente instrumental, otra más cercana al rock de los setenta,
otra más cercana al sonido psicodélico y otra más sucia y ligada al garage. Yo
creo que lo que necesitamos es seguir componiendo para poder determinar ahora
hacia qué camino musical nos vamos a dirigir.
A pesar de que acaban de lanzar su
disco en vivo, ¿tienen planes de lanzar pronto un disco en estudio?
DP: Sí, yo
creo que ya nos tardamos mucho porque nuestro material en estudio pasado fue
Puertas Cerradas (2012). A mí me gustaría tener listo un nuevo disco para el
próximo año pero tampoco es algo que sea urgente y simplemente vamos a dejar
fluir las cosas y que todo salga cuando tenga que salir.
Puedes tocar bien o mal, pero siempre con la perilla del volumen en lo más alto y con la distorsión de las guitarras a tope para destapar oídos, así de simple se define el sonido de Destination Lonely, una de las nuevas caras del garage-punk francés.
Después de lanzar algunos sencillos con sellos locales, el trío publicó su primer LP, No One Can Save Me, con la disquera suiza Voodoo Rhythm Records, con lo que nació una fortuita relación que ahora se repite con su segundo álbum titulado Death Of An Angel, que ve la luz de nueva cuenta con el mismo sello propiedad del extravagante Reverend Beat-Man.
En primera instancia, lo que llama la atención de Destination Lonely es su formación ausente de bajista que la integran Marco Fatal (guitarra y voz), Lo'Spider (guitarra y órgano) y Wlad (batería). La banda puede ser novata pero ellos no y entre su largo pasado musical, los integrantes han pertenecido a diversos proyectos como The Fatals, Space Beatnicks, Jerry Spider Gang, Beach Bitches y Kung Fu Escelators.
Algunas personas han definido el sonido del conjunto galo como garage-punk-noise-trash-blues, algo que a simple vista puede parecer complicado, pero después de escuchar algunos de los temas de su nuevo material todo tiene sentido.
No es muy común que un álbum inicie con un cover pero aquí no existen las cosas normales. En cuanto se reproduce el disco suena "Dirt Preacher", versión realizada a The Gibson Bros., un trío de rockabilly de los ochenta, pero ahora con un acelerado sonido dominado por la ruidosa batería y complementado por las lodosas guitarras que atacan todo lo que tiene a su paso. Para mostrar la versatilidad de su estilo se puede escuchar "I Don't Mind", un trabajo bastante cercano al punk crudo y primitivo de The Monsters, por ejemplo.
Pero sin duda, la mayor sorpresa del material se encuentra al escuchar la completa transformación que los franceses hicieron de "Death Of An Angel", una composición original deDonald Woods & The Vel-Aires que data de 1955. Del estilo inicial inclinado hacia el R&B y el doo wop, se obtuvo un irreconocible tema lleno de oscuridad, lisérgico e hipnótico como si se tratase de una canción de cuna.
Sin la intensión de permanecer anclados a un género en específico o ser puristas, Destination Lonely entregan un trabajo heterogéneo que se alimenta de distintas y variadas fuentes pero que, en conjunto, obtiene una interesante mezcla aderezada con un estilo propio que busca diferenciarse de sus contemporáneos.
Por motivos que resultan difíciles de entender y explicar, la cultura mexicana es motivo de veneración alrededor del mundo y en ocasiones, inclusive pareciera que los extranjeros muestran más interés que los propios mexicanos. La música no es ajeno a esto y desde hace varios años, representantes de los más lejanos países han hecho sus propias interpretaciones de cómo imaginan México.
En ese mismo sentido, Tequilasavate es un one-man-band francés que desde hace poco más de un lustro inició su proyecto inspirado por México, en especial por la lucha libre, las piñatas, el Día de Muertos, los mariachis, la comida y el tequila.
Armado de una guitarra sucia y vieja, además de un bombo oxidado con el que marca el ritmo, su sonido no es demasiado distante al mostrado por otros de su tipo como Dead Elvis & His One Man Grave, Hombre Lobo Internacional, King Automatic y Lightning Beat-Man. Se alimenta del blues más primitivo y el punk más salvaje para generar un rock & roll crudo, cantado en un español más o menos entendible que suele hablar sobre combatir seres extraordinarios como zombies, chupacabras y comer muchos burritos.
Con varios 7" y splits previos, este año Tequilasavate presenta su nuevo LP, editado en conjunto por los sellos franceses Bang! Bang! Records y La Face Cachée, en el que se acompaña del guitarrista que se hace llamarHijo Bastardo para conformar una dupla carroñera de poder.
Con el subtítulo de 13 Canciones de Muertos, de Amor y de Burritos, el material grabado de manera precaria y con la menor utilización posible de tecnología, es un muestrario de sonidos sucios, podridos y cavernícolas. De forma complementaria, también se incluyen instrumentos invitados como trompetas, percusiones y órganos para darle cierta diversidad y diversión al álbum.
Dentro de los 13 temas del material destacan cinco que habían aparecido en varios de los ahora inconseguibles EP's previos del músico galo, como "Burrito" que hace pensar en un punto intermedio entre la música mariachi y el punk, justo como años antes lo experimentaron los noruegos Los Plantronics. Además, es justo recalcar que el propio Tequilasavate se encarga de dibujar las coloridas portadas de sus discos, en las que busca retratar su visión de México. Mientras existen mexicanos que reniegan de su cultura y sus orígenes, resulta casi inverosímil ver que a bastantes miles de kilómetros de distancia, un francés tomó diversos elementos que caracterizan al México real y fantástico para combinarlos con su rudimentario estilo musical y creó un divertido engendro.
A pesar de su lejanía con prácticamente todo el mundo, Australia ha sido un generador muy importante para el rock de las últimas décadas. Fue precisamente en esa isla gigante que nació Brat Farrar, uno de los máximos ídolos locales del mundo independiente y autogestivo.
Aunque tal vez para muchos su nombre no suene muy familiar, en realidad se trata de un experimentado músico que después de pertenecer a infinidad de agrupaciones entre las que se encuentran Russian Roulettes, Digger And The Pussycats, The Kamikaze Trio, Pistons Misfire y The Grannykillers, optó por fundar su propio proyecto solista en el que no tiene que dar explicaciones a nadie y él tiene el absoluto control creativo.
Su primer álbum en solitario vio la luz en el 2012 y ahora, un lustro después, será lanzado su tercer trabajo que puede ser descrito como simplemente rock creado con un bajo, una guitarra, una batería y una voz rabiosa que en buena medida recuerda a Henry Rollins.
Alejado de las complicaciones, la mayor preocupación de Brat es sonar fuerte para imponer respeto. Es por esto que, en buena medida, su música recuerda a los Cosmic Psychos, leyendas vivientes del rock australiano, además de agrupaciones de otros puntos geográficos como Clutch, Dinosaur Jr. y The Wipers.
Este nuevo material, editado en CD por Off The Hip Records y en vinilo por el sello francés Kizmiaz Records, muestra a un músico que al viejo estilo del punk rock, presenta una canción tras otra y sin la mínima preocupación de obtener un sonido pulcro y nítido.
Con reminiscencias al rock que se gestó en el mundo subterráneo e independiente de finales de los setenta y ochenta, en la música de Brat Farrar hay litros de sudor y una desenfrenada batería que taladra oídos. En general es puro rock macizo directo al cráneo y en el que no hay lugar para las baladas insulsas de amor.
A pesar de la difícil situación económica y social que ha enfrentado Grecia en los últimos años, el movimiento musical no ha parado. Desde distintos puntos, sellos y bandas se han levantado y con todo en contra han logrado sacar a flote sus respectivos trabajos.
Fundada en el 2007 en la ciudad griega de Patras, Inner-Ear Recordsha tenido que soportar toda clase de obstáculos pero pese a ellos, aquí continua con su firme tarea de difundir a las jóvenes bandas de rock que surgen constantemente en su país natal. Dentro de su catálogo, su nueva apuesta es el trío de rock psicodélico A Victim Of Society, del que también publicaron su primer LP, Distractions, en el 2014.
Llenos de energía y juventud, la banda fue fundada por la dupla Vagelis Makris (guitarra y voz) y Fotis Ntouskas (guitarra), a quienes se les sumó Pantelis Karasevdas (batería) como su nuevo refuerzo. Ya con su nueva formación y después de la experiencia adquirida con su primer lanzamiento y varios sencillos, los tres integrantes se recluyeron en el estudio de grabación para componer los temas que conforman su nueva placa.
A lo largo de 8 canciones, el conjunto muestra un estilo desquiciante, caótico e hipnótico que en buena parte toma elementos del shoegaze pero también del space rock. Como primer sencillo se eligió "The Quick and the Dead", que también es la pieza que abre el disco. Descrita como una de las primeras composiciones que grabaron los tres miembros juntos, ya sin la necesidad de una caja de ritmos como acostumbraban en un principio, se aprecia la potencia de una batería real y mientras la letra hace una crítica a la religión, ellos se dedican a exprimirle sonido a sus instrumentos durante un largo pasaje de casi 6 minutos. Y esto apenas es el comienzo del viaje.
Por otra parte, el material también se desvía hacia otros rumbos, como en "Amnesia", que presenta un sonido más cercano al punk ramonesco con su taladrante batería. Otra cara de su estilo se puede escuchar en "Attention Whore", que se inclina hacia el post punk de PIL y Wire.
Lo que prevalece en todo el álbum son las guitarras espaciales acompañadas de fuertes dosis de psicodelia, lo que posiciona a A Victim Of Society a la retaguardia de agrupaciones contemporáneas como The Black Angels y Moon Duo, que musicalmente podrían ser sus primos mayores y que sin duda son sus ejemplos a seguir.
Si bien, la música no se hizo forzosamente para retratar la realidad, en muchas ocasiones, cuando se escucha a las actuales bandas mexicanas de rock pareciera que viven en otra realidad. Existe una sobreproducción de baladas y canciones edulcoloradas que de inguna forma muestran el México real.
Es por eso que llama la atención el surgimiento de Decrepit Lord, un trío proveniente de Mexicali, una árida ciudad alejada de todo y que en el aspecto musical, salvo por Maniqui Lazer y todos sus proyectos alternos, no existen muchas muestras de vida.
A medio camino entre el metal y el punk, el conjunto conformado por Alan Barraza (bajo), Jorge Velázquez (guitarra y voz) y Nooh Saucedo (batería) nació en el 2014 y justo un par de años después salió su primer EP con el que se han empezado a dar a conocer a lo largo de su ciudad natal y ahora buscan llevar su música hasta todos los rincones que sea posible.
A pesar de la cercanía con Estados Unidos, el trío se aferra a cantar en español y busca retratar problemas con los que se enfrentan a diario, como en "Purple" que bien podría ser un tema del llamado rock urbano por la descripción que hacen de cómo se abastecen de sustancias ilegales. Por otra parte, "En El Anonimato" es una furiosa declaración contra los medios masivos de comunicación y las doctrinas religiosas.
Lanzado de manera independiente y grabado de forma rústica pero con un sonido decente, el EP es apenas el primer paso de una enojada banda que promete dar nuevas noticias muy pronto.
El mundo actual está lleno de caos, destrucción y violencia, sólo basta con revisar cualquier periódico para darse cuenta. Si todos esos elementos se tomaran como referencia para iniciar un proyecto musical seguro el resultado sería algo similar a lo que propone Yowie, que desde hace más de tres lustros se ha dedicado a crear un híbrido amorfo que navega entre el noise, el math rock, el punk y la música experimental.
El punto de partida es la ciudad estadounidense de St. Louis Missouri, donde tres jóvenes combinaron sus amplias y diversas influencias hasta obtener un licuado sonoro espeso, denso y pesado que podría irritar algunos oídos sensibles, pero altamente recomendable para los adeptos a bandas como Hella, Ruins, The Locust y Meshuggah.
En la actualidad el trío está conformado por Christopher Trull (guitarra), Jeremiah Wonsewitz (guitarra) y Shawn O'Connor (batería). Así, sin la necesidad de un bajo, el conjunto se ha hecho notar por su agresivo estilo y ahora tiene listo su tercer álbum titulado Synchromysticism y en el que, al igual que en los anteriores, reina su taladrante sonido instrumental similar al de una locomotora a punto de estrellarse. Caracterizado por apoyar y difundir la música inclasificable de complicadas estructuras sonoras, el sello americano SKiN GRAFT Records no dudó en fichar al trinomio desde un inicio y para darle la bienvenida a este 2017, presenta su nuevo material de ruidoso contenido que hará retumbar las bocinas hasta sacarles sangre.
La guitarra llena de fuzz siempre ha sido la máxima característica del japonés Chris Jack, el inquieto y talentoso multi instrumentista que hace poco más de una década fundó a The Routes con la intensión de combinar su gusto por la psicodelia, el garage-punk, el R&B, la música surf, elbeat y la invasión inglesa que irrumpió durante la década de los sesenta.
Con una actividad intensa y constante, este año Jack publica su quinto LP al frente de la banda y al igual que en el pasado, repite su dosis de rock oscuro, fantasmal y lleno de distorsión que le ha ganado ser comparado con bandas que probablemente no tenga mucha relación entre sí como Spacemen 3, Jesus & Mary Chain, The Kinks y The Fall; sin embargo, al unirlas seguro se obtendría algo similar a lo realizado por este proyecto nipón.
El músico angloparlante, quien se encargó de componer los 10 temas que incluye el nuevo material editado por el sello portugués Groovie Records, se sumerge en lo más profundo del garage psicótico para llevarnos de viaje por los sucios sonidos pantanosos gracias a su hipnótica guitarra y a su voz llena de reverberación lista para exorcizar demonios.
A diferencia del pasado, en esta ocasión el trío con base en la ciudad japonesa de Oita deja la música instrumental de lado y lo que predomina es un estilo vocal fuerte, denso y tenebroso como recorrer una carretera a media noche y con las luces apagadas. El viaje inicia con "Thousand Forgotten Dreams", una ferocidad de cuatro minutos protagonizada por las gruesas notas de la guitarra con el fuzz a tope.
Durante el trayecto también hay lugar para frenéticos y acelerados temas como "No Permanence", capaz de hacer sudar a un esquimal gracias a su vertiginoso sonido. Pero en el resto del álbum lo que sobresale son las composiciones de sonido oscuro y lisérgico como "Perfect Hell" y "Make You Hate Me More", ambas listas para desquiciar los oídos más puros y sensibles.
Como dato anecdotario, la fotografía de portada fue tomada por Yoko Ono, amiga de la banda, mientras que el logo del grupo fue diseñado por el valenciano Mik Baro.
A diferencia de otros conjuntos que prefieren repetirse ad infinitum o mantenerse en una cómoda zona de confort, algo distintivo de The Routes es que de manera constante están en búsqueda de nuevos horizontes pero siempre con su esencia y con un profundo amor por las guitarras sucias y llenas de fuzz.
Cuando se habla de rockabilly en México, el movimiento parece estar centralizado en el Valle de México y en menor medida en otras partes del país como Monterrey y Jalisco, pero a pesar de que las adversidades sean infinitas y la infraestructura nula, también en los sitios más insospechados hay músicos interesados en los copetes, las chamarras de cuero, los tatuajes y la música que se gestó en la década de los cincuenta.
Cuando se habla de Cancún, lo primero que viene a la mente es un destino paradisíaco caracterizado por su excelsa playa, pero a nivel musical las referencias son mínimas, aunque se menciona que lo que allá predomina es la música electrónica y en menor medida el reggae y el ska. Con estos antecedentes, sorprende el trabajo de The Malix Cats, conjunto surgido en el 2011 y que se describe como la primera agrupación de rockabilly surgida en toda la península de Yucatán.
El quinteto, actualmente conformado por Fabiola Billy (voz), Juan Slap (contrabajo), Irving (guitarra), Valentín (guitarra) y Abel (batería), afirma que su nombre viene de la combinación de "malix", palabra maya que significa mezcla de razas, y el término anglosajón "cats", bastante utilizado dentro primigenio del rock & roll para llamarse entre amigos. De igual forma, a pesar de que el rockabilly es el elemento central de su música, no se consideran una banda purista ni desean serlo.
La muestra más reciente de su trabajo es el EP Go Malix Go!!, lanzado en el 2016 de forma independiente y que se puede descargar de forma gratuita en su Bandcamp, el cual contiene seis temas en los que combinan composiciones propias con versiones de canciones emblemáticas dentro del rock & roll como es el caso de "Johnny B. Goode" del tristemente recién fallecido Chuck Berry pero con la letra adaptada al castellano.
El sonido del grupo se escucha fresco como la brisa del mar y a pesar de que su máxima ambición es la de simplemente divertirse mientras se encuentran sobre el escenario, también buscan hacer las cosas lo más profesional posible pese a todas las adversidades que enfrenta el género en su ciudad natal porque, a final de cuentas, no tienen nada que perder.