Convencionalmente la política económica y la política social se han entendido como procesos separados que tienen lugar en la esfera del Estado y que se materializan mediante intervenciones (leyes, programas, acciones) una en el ámbito económico y la otra en el social. En dependencia de la doctrina que está detrás de cada modelo de desarrollo, suele establecerse además una jerarquía que otorgará prioridad ya sea a los éxitos de la política económica o a los resultados de la política social.