Anoten el nombre de Juan Lobato porque dará que hablar. Aún no está claro si su futuro estará en la política autonómica o en la nacional. El salto, dicen, está por determinar, pero llegará. El PSOE no está sobrado de talento ni de cantera como para prescindir de aquellos que arriesgan, piensan por sí mismos y tienen propuestas superadoras de las luchas intestinas.
Frente a un multiculturalismo "acrítico", que de manera ciertamente paradójica ha sido el más extendido en cierta izquierda europea, la creciente diversidad cultural y religiosa de nuestras sociedades debería obligarnos a replantear los fundamentos del pacto social con el objetivo último de que el sistema permita garantizar el libre desarrollo de la personalidad de todos y de todas. Sobre todo esto hablo en mi último trabajo de investigación, Autonomía, género y diversidad. Itinerarios feministas para una democracia intercultural.
Pareciera como que una de las señas de identidad de ser de izquierdas hoy en nuestro país fuese, bajo el argumento ampliamente compartido de defender la conveniencia de reforzar el papel de la banca pública en el impulso la economía, de crear una banca pública metiendo en un mismo paquete al ICO y a Bankia. Y sinceramente no sólo no veo la razón, sino que me parece contraproducente.
No nos resultará difícil ni extraño trabajar con quienes ya compartimos desde hace tiempo la calle. Y para ello, Podemos ha de ser generoso, inclusivo, pero sobre todo, valiente. No debe tener miedo a desdibujarse. Definirse por oposición a otros puede dar sensación de seguridad y fortalecer nuestra sensación de pertenencia, pero conduce al sectarismo y produce competencia y rivalidades.
No deja de ser irónico que, en este momento en el que Estados Unidos está sumido en un proceso de integrismo, Luis Homar y el Teatro Lliure hayan decidido rescatar Las brujas de Salem, el clásico de Arthur Miller. La obra sirve como reflexión sobre los peligros de la ortodoxia llevada al límite, de la superstición y la creencia en la superchería y de la preminencia del pensamiento mágico frente al racional.
Tendemos a la rutina acomodaticia y nos acomodamos a la precariedad segura. Santificamos las fiestas con beatitud, y cumplimos las labores con discreción. De seguir así, acabaremos viviendo en una circundante Siberia mesetaria, con muchos pinos y encinas, con mucha estepa cruzada de caminos, pero sin nadie para sestear en una sombra tras haber recorrido los largos senderos esteparios.
¿De verdad el arzobispado de Barcelona necesita construir una residencia (eufemismo flagrante) de ciento quince plazas? ¿El arzobispado de Barcelona no tiene ningún reparo en ejecutar una obra que gentrificará (otra vez la desagradable palabra) todo un barrio, todo para lucrarse con una operación inmobiliaria? ¿Es que la crisis no nos ha enseñado nada?
Lo cierto es que mi hijo, mi primogénito, no nació para ser mío para siempre. Aunque mi corazón me diga lo contrario cada vez que le veo dar un paso más hacia el mundo exterior. Me dan ganas de gritarle: "Eh, ¿a dónde vas? Eres mío". Pero lo que tiene que hacer es seguir adelante y marcar sus propios hitos.
México es uno de los escenarios en donde, en estos tiempos convulsos, se dirimen los valores hegemómicos en el mundo, o al menos en Occidente. Un país cuya historia nos recuerda que no entiende de muros y que fue tierra de acogida para miles de exiliados españoles o para refugiados de otras guerras en Centroamérica.
Uno no puede entender que la perrera de una localidad que recoge una media de 600 perros al año, con las instalaciones desbordadas, casi colapsada, tenga más novias que un pisito de lujo en el centro que haya salido a concurso de acreedores. Cuando terminas de sumar dos y dos, te das cuenta de que SÍ pueden salir seis si la persona o entidad que se hace cargo de la perrera tiene pocas ansias de velar por el bienestar animal.
La semana pasada, el presidente estadounidense Donald Trump y el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu se reunieron por primera vez tras la toma de posesión de Trump. Si ellos tuvieran que negociar la paz, seguramente la firmarían y entregarían el acuerdo antes de la primera rueda de prensa.
Queda demostrado que, al menos en este país, robar sale a cuenta. Robar mucho, me refiero, no miseria. Robar como un duque, como un ministro, como un tesorero. Robar como roba el rey de los ladrones. Robar a manos llenas. Robar sin medida ni media en el rostro; para qué, a cara descubierta, no vayamos a sudar. A fin de cuentas, quien roba de este modo puede contratar bufetes de 1000€ por hora que generen sumarios de mil folios por día; o emparentar con la realeza, que su sombra es alargada y te aleja de la sombra del barrote.
Nada como el terror inquietante de esta obra para, tanto en la luz como en la oscuridad, plantear lo que significa crecer. Crecer es comprender y comprometerse, asumir el miedo que da eso a los adultos que pueblan la obra y, seguramente, a los espectadores en el mundo de incertidumbre en el que viven.
Según Carolina Herrara (y nuestra propia historia) la mujer es mala porque hace pecar al hombre. El cuento de Eva y la manzana o el de la femme fatale. ¿Es cosa mía o la chica de este anuncio tiene forma de serpiente sinuosa? Ser deseables y estar tiradas en el suelo mostrando cacha es bien, pero desear es mal. Vaya lío, Carolina, aclárate de una vez, que esto parece la versión pija del cuento de la Virgen María.
Frente al relativismo nuestro de cada día que nos dan los 'nuevos dioses' y que define la cultura de estos tiempos, hay autores revolviéndose y organizando la resistencia. Intelectuales y artistas que siguen tratando de hacer de este mundo un lugar un poquito mas respirable, o al menos, un poquito menos irrespirable.
Nueva York, Manhattan, el 21 de marzo de 1999. Es domingo y es de noche. Pero no es una noche cualquiera. Es la noche de los Oscar. Para un español que está visitando Nueva York, es la noche de Pedro Almodóvar y de Todo Sobre Mi Madre. Habitación, no recuerdo el número, planta once del hotel Pennsylvania, frente al Madison Square Garden. Salgo a fumar al pasillo. Paseo un rato y al girar... Horror. Todos los pasillos son iguales, como en una película de David Linch. Y ahora, ¿qué?
En un mundo eminentemente machista y tendente o a la sobreprotección o a la humillación de las mujeres, no vamos sobrados de referentes femeninos empoderados. No nos sobran mujeres que mediante hechos y palabras empoderen a la mujer en general y a lo femenino en particular. Uno de esos ejemplos, a veces injustamente tratado por las propias mujeres, es Carme Chacón.