Señor, confieso que he pecado; es más, confieso que peco constantemente, sin control, y lo que es peor, sin remordimientos.
No es que contravenga los mandatos divinos por debilidad moral (que algo me patina), es que la voluntad, cuando se vive en una gran ciudad, se vuelve vulnerable, y la...
(3) Comentarios | Publicado 27 enero 2017 | 07:00