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¡Cuidado con los leones!

26/01/2017 7:45 AM CST | Actualizado 26/01/2017 10:02 AM CST
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Shamwari Game Reserve

Hace unos años recibí una llamada del periódico en el que trabajaba en mi día de descanso, uno de mis compañeros me decía "¿qué crees? Cayó un viaje espectacular y tú te vas a ir". Al instante pensé en España (quienes ya me han leído saben de mi debilidad por ese país), pero cuando escuché "te vas a Sudáfrica..."

No voy a mentir, de inmediato pensé (qué voy a hacer en Sudáfrica) y mi querido compañero no pudo darme una sola pista pues él tampoco tenía idea, pero la idea de ir a un lugar tan lejano y tan ajeno me dejó fascinada.

El viaje era así, un vuelo de México a París, con una escala considerable en la que incluso me dio tiempo de salir a pasear por la ciudad, para después volar de París a Johannesburgo y finalmente un vuelo más a Port Elizabeth, punto en el que mi "misión periodística" se llevaría a cabo y en el que me hospedaría en una reserva natural.

Si tuviera que describir este hotel, diría que es el lugar en el que Kim Kardashian se hospedaría si decidiera hacer un safari.

Me hizo falta hablar de mi compañero de viaje, omito su nombre pues ahora él es una celebridad de cierto canal de noticias y aunque en ese momento manejaba un perfil mucho más bajo, no podía evitar sentirme privilegiada por poder tener largas conversaciones con él (después de tantas horas de vuelo) e incluso comenzar a manejar chistes locales de esta travesía.

Pues bueno, la organización del viaje fue un desastre, llegamos a Port Elizabeth y nadie nos esperaba, nadie sabía en dónde era la reserva a la que iríamos y a nadie le importaba ayudarnos. Después de casi un par de días de viaje con el agotamiento que esto conlleva, finalmente después de muchas carísimas llamadas de larga distancia (aún no existía la magia del WhatsApp) logramos que alguien pasara por nosotros para llegar a Shamwari, un lugar idílico en el que pasaríamos tres noches.

Si tuviera que describir este hotel, diría que es el lugar en el que si Kim Kardashian decidiera hacer un safari, se hospedaría. Las habitaciones te dejaban sin aliento, todo bajo la temática "wild" pero con un lujo absoluto (cosa que después, no voy a mentir, chocaba con la pobreza que se veía en los alrededores de la propiedad) y tampoco mentiré si digo que me resultaban súper perturbadores los letreros de "cuidado con los leones" que estaban ubicados en cada esquina.

En las mañanas abría mi ventana y veía a todo tipo de animales corriendo en libertad y mis itinerarios diarios (cuando no había que entrevistar a quien fuimos a ver) incluía un safari matutino y otro al atardecer, esto en un jeep sin techo acompañados por un ranger que llevaba religiosamente una canasta con vino, canapés y una nada amigable escopeta. Por si se necesitaba...

Nunca se me va a olvidar el segundo día, en el que tenía "llamado" a las 8 am para desayunar, todo iba perfecto a pesar del jet lag y estaba lista para salir de mi cuarto cuando, al abrir la puerta, vi a un jabalí acostado en el tapete de entrada sin ninguna intención de moverse.

Cerré la puerta con todo el cuidado del mundo, di vueltas en mi cuarto como pollo sin cabeza, volví a asomarse y lo vi ahí (incluso roncaba). Decidí hablar a recepción para avisar que estaba este personaje en mi puerta y que no podía salir, eso sí, en el nervio del momento no pude recordar cómo se decía jabalí en inglés, así que mi llamada fue para decir "I have a Pumba in my door"...

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Personal del hotel fue a moverlo con la misma ligereza con la que moverían a un perrito chihuahua, y así fui escoltada a mi desayuno. Después, en el safari de la tarde, un elefante se acercó tanto a mi jeep que el ranger llegó a un nivel de palidez que no me parecía normal). Y en la noche cuando llegué a mi cuarto di gracias, más que nunca, de que mi encuentro con la fauna había resultado en saldo blanco.

María José Musi Arcelus

El regreso a México fue un desastre pero eso lo contaré en otra ocasión. Sin embargo aprovecho este recuerdo para agradecer a la vida el que me haya dejado llegar a un punto tan lejano, tan distinto a lo que yo estaba acostumbrada a ver y a haber podido conocer gente tan valiosa en el camino.

*Este texto representa la opinión del autor y no necesariamente la de The Huffington Post México.

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