ENTRETENIMIENTO

Sube la música, dame dopamina...

Tenemos la respuesta científica de por qué le lloraste tanto a Leonard Cohen y créelo: no estás solo.

12/11/2016 8:00 AM CST | Actualizado 12/11/2016 12:55 AM CST
Christinne Muschi / Reuters

Agencia SINC


El ser humano y la música son casi inseparables, incluso las personas con sordera profunda podrían tener una musicalidad innata ya que son capaces de amar la música y percibir el ritmo en forma de vibraciones, no propiamente de sonido.

Parte de nuestra historia con la música se debe a que también provoca placer.

Cuando el cerebro percibe una melodía, el mismo sistema neuronal conecta con los núcleos de la emoción y permite a quien escucha reconocer una obra, rescatar antiguos recuerdos y sentir. "La música es capaz de evocar emociones de una forma muy poderosa", afirma la neurocientífica Mara Dierssen.

El placer que proporciona es 'físico' y está mediado por la dopamina, la hormona del placer, y ha sido estudiado por el neurocientífico de la Universidad McGill de Canadá, Robert Zatorre:

"Gracias a la técnicas de neuroimagen hemos podido localizar las zonas concretas del cerebro donde sucede la liberación de este neurotransmisor, las zonas donde nace el placer", explica a la Agencia SINC.

Cerebros incapaces de conmoverse con Bach

"El corazón de las emociones está en el sistema límbico y paralímbico y la música es capaz de modularlos directamente", afirma Stephan Koelsch, profesor de psicología de la música de la Universidad de Frëie (Alemania).

La amígdala es la estructura central que gestiona todas las emociones importantes para la supervivencia del individuo, por lo que seguramente la música tiene algún papel evolutivo en los mecanismos afectivosStephan Koelsch, profesor de psicología de la música de la Universidad de Frëie


El estudio de individuos con lesiones concretas en la amígdala ha demostrado que esta zona es clave en la generación de emociones musicales. Por ejemplo, pacientes con epilepsia, que han sido operados y tienen dañada esta región del cerebro, no reconocen la música triste ni la que da miedo, solo la alegre.

La indiferencia al poder emocional de la música también se podría dar en gente que padece el síndrome de Asperger, un trastorno autístico en el que la amígdala podría estar poco desarrollada.

Un ejemplo es Temple Gradin, paciente del reconocido neurólogo inglés Oliver Sacks, a quien la música de Bach le parece "ingeniosa", pero no la "conmueve". Ella es profesora de la Universidad Estatal de Colorado, experta mundial en comportamiento animal, y sufre este síndrome.

Corbis via Getty Images

Para rastrear el origen de las emociones musicales los científicos han utilizado técnicas de neuroimagen y han analizado el cerebro de personas sanas y pacientes mientras su cuerpo reaccionaba ante la música.

En el momento en el que hay una reacción física, como un escalofrío, es cuando vemos que se activan las zonas implicadas con las emocionesRobert Zatorre neurocientífico de la Universidad McGill de Canadá


¿Por qué lloramos con música triste?

Sobre esto los científicos no se ponen de acuerdo, pero, parece ser que la tristeza sí es universal, además de la alegría y el miedo.

"Casi siempre nos ponemos tristes porque la melodía rescata algún recuerdo pasado, pero también podemos sentirnos así por un simple contagio emocional", explica Petri Laukka, investigador de la Universidad de Estocolmo y especialista en psicología musical.

Lo curioso y lo que intriga a los científicos es que normalmente "la gente intenta evitar la tristeza de todas maneras, pero en cambio disfruta escuchando música triste".

La tristeza que sentimos con la música no es un dolor real causado por una pérdida importante y en realidad lo que hace es potenciar los sentimientos positivosPetri Laukka, investigador de la Universidad de Estocolmo y especialista en psicología musical


El investigador David Huron, de la Universidad de Ohio (EEUU), tiene una teoría para este 'extraño' fenómeno y es que la música activa mecanismos corporales que contrarrestan el dolor, por ejemplo, la secreción de la hormona prolactina.

Este fenómeno hormonal es lo que lleva a los científicos a afirmar que, normalmente "la gente no se pone triste por la música que escucha, sino que en realidad, lo que sucede es que cuando estás triste escuchas música triste para sentirte mejor".

Ahhh.

Si es una tarde de domingo lluviosa y decides quedarte en el sofá, comiendo helado de chocolate y viendo el final de Pretty Woman, o pones Halleluja de Leonard Cohen, es normal que acabes llorando.

Si en menos de seis minutos expones a tu cerebro a It must have been love, de Roxette, y al aria final de La Traviata, no es que seas masoquista, es que tu cerebro necesita algo más que chocolate: Te pide a gritos disfrutar de una buena dosis de dopamina.

Todos lloramos con Leonard Cohen y REM

ASSOCIATED PRESS

La asociación PRS For Music, compuesta por cantantes, compositores y productores musicales de Gran Bretaña, elaboró un estudio sobre las canciones que más influyen en la gente a la hora de remover emociones y sentimientos.

Para ello, preguntaron a más de 5 mil personas cuál era la canción que más les había hecho llorar a lo largo de su vida.

En la primera posición en este ranking de tristeza se colocó Everybody hurts de REM, seguida de Tears in heaven de Eric Clapton y Hallelujah de Leonard Cohen.


"Hallelujah", de Leonard Cohen, versionada por... por elhuffingtonpost

En otra encuesta, el productor teatral David King también quiso conocer el impacto de la música en las personas y le encargó a una agencia cuáles eran las 20 canciones más deprimentes. De nuevo, la primera posición fue para Everybody hurts de REM.

Jessica Rinaldi / Reuters

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