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Ictus (derrame cerebral)

Autor: Redacción Onmeda Revisión médica: Dr. Tomás Rodelgo (6 de Abril de 2016)

© Jupiterimages/iStockphoto

El ictus (también denominado, accidente cerebrovascular, derrame cerebral, infarto cerebral, ataque cerebral, embolia cerebral, isquemia cerebral, trombosis cerebral, hemorragia cerebral o apoplejía) es una emergencia médica, ya que las secuelas derivadas del mismo pueden ser muy graves y un 20% de los pacientes que lo sufre acaba falleciendo.

El ictus puede estar causado por una obstrucción repentina de un vaso sanguíneo en el cerebro (trombosis cerebral o embolia cerebral) o por un sangrado cerebral. En ambos casos, el tejido cerebral afectado no recibe suficiente oxígeno y se muere. El factor de riesgo más importante de un derrame cerebral es la edad. El ictus es más frecuente a partir de los 55 años y el riesgo de padecerlo aumenta con la edad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en el años 2050 la mitad de la población mundial de 65 años podría acabar sufriendo un ictus. Además de la edad, existen otros factores de riesgo como la hipertensión, las arritmias cardiacas, la diabetes, la obesidad, el sedentarmismo, el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol. En España, el ictus, junto con las enfermedades cardiovasculares y cancerosas, es una de las causas de muerte más frecuentes.

Los síntomas de un ictus (derrame cerebral) dependen de la región del cerebro afectada. Puede producirse una parálisis en una de las zonas del cuerpo o en uno de los miembros (media cara, una pierna, un brazo, medio cuerpo, pero siempre la parálisis afecta a un lado del cuerpo y no al otro), trastornos del habla o trastornos de la visión, por ejemplo.

En las primeras horas de evolución de este accidente cerebrovascular el tratamiento pretende restablecer el suministro de oxígeno a la región del cerebro afectada para que el tejido cerebral afectado sea el mínimo posible. A largo plazo, si tras un infarto cerebral se lleva a cabo una rehabilitación adecuada, puede lograrse una recuperación o incluso una remisión de los síntomas.


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