LOS VIVANCOS EN QUITO

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• published: 06 Apr 2013
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DIARIO HOY El extreme flamenco fusión, de los siete hermanos, combinó ballet, artes circenses y magia Los Vivancos derrocharon destreza física y sensualidad en su presentación de Aeternum en Quito. En 90 minutos fusionaron el baile flamenco con ballet, artes circenses y magia. El show se realizó sin pausas. Los cambios escénicos estuvieron dados por la iluminación y el sonido. Para esta producción se realizó una grabación en Hungría con la Orquesta Sinfónica de Budapest. A las 09:00 hicieron su entrada. Aparecieron vestidos con túnicas blancas sobre una estructura metálica que permaneció todo el tiempo en el escenario. Tras un dramático descenso, dado por un sonido de suspenso, se despojaron de ellas y empezaron sus zapateos flamencos. Se desplegaron por todo el escenario del Teatro Nacional de la Casa de la Cultura. De forma casi imperceptible uno de ellos se separó. Los seis se retiraron e ingresó vestido con un abrigo negro y púrpura para hacer un solo de baile. Tres pseudo demonios enmascarados llegaron a su encuentro. Lo empujaron y se asustó. Los esquivó con saltos de ballet. A pesar de sus esfuerzos no pudo huir. Un grito desgarrador se le escapó. Cada momento suponía una lucha entre el bien y el mal. El vestuario diferenciaba a cada uno de los personajes. Con zapateos fuertes y mirándose fijamente se retaban como en un duelo. Para los siete hermanos nada fue imposible. Bailaron hasta con los ojos vendados. La voz de uno de ellos les daba la pauta para que el resto continuara. También usaron elementos como una tabla para que uno baile sobre otro. Un cuchillo, bastones, sombreros, castañuelas... complementaron los actos. La euforia del público, que por poco copó el teatro, se sintió a cada momento con gritos, aplausos y silbidos. Judah combinó reminiscencias de street art y breakdance con el purismo flamenco sobre una caja a la que volteaba constantemente. Con juegos de luces se dio protagonismo a cada uno de ellos mientras hacían una rutina de artes marciales. El sudor en su torso desnudo denotaba la fatiga de sus cuerpos. "¿Quieren más?" , preguntaron a la audiencia. La respuesta fue un "sí" rotundo, a gritos y en coro. Elías se colgó de la estructura metálica y tocó por varios minutos el violonchelo descuartizado. La euforia del público rebosó cuando todos bajaron del escenario para saludar a los asistentes. Quienes reaccionaron pronto lograron sacar sus cámaras y tomarse fotografías con los artistas. Regresaron y, haciendo caso omiso de la fatiga, se colgaron de cabeza en la tarima para bailar flamenco. Al final, como era de esperarse, hubo un último baile de flamenco. A la salida Los Vivancos firmaron autógrafos y se tomaron fotografías con sus fanáticos. Eran las 22:40. La gira, que ellos mismos dirigieron y coreografiaron, continuará en Perú, Colombia, Argentina y Chile. Se prevé que dure dos o tres años. Con su primer espectáculo 7 hermanos actuaron en más de 35 países, superando el millón de espectadores. (PAO)