Reproducimos a continuación íntegro la historia del 22 de septiembre de
2002:
La mayoría eran jóvenes con no más de un año en el Ejército
Dos errores de su comandante --desviar el camino y dar mal las coordenadas, con un equipo de radio sin batería de repuesto-- fueron los factores que provocaron la trágica muerte de un grupo de militares en
Laguna Salada,
Baja California, en el verano de
1996 "Proceso" obtuvo los documentos judiciales que contienen los relatos de quienes sobrevivieron a las noches y días de extravío con temperaturas arriba de los 40 grados
El silencio del desierto se suspendía cuando las pisadas de las botas militares avanzaban sobre un sendero de piedras y arena Amanecía, en el árido paisaje de
Sonora, cuando el cabo de Transmisiones,
José Luis Cota Santillanes, no aguantó más y se derrumbó Unas horas antes, a las tres de la mañana de aquel 29 de julio de 1996, había salido en marcha hacia
Campo Mosqueda con un grupo de 34 soldados, con los que integraba la patrulla Tecolote
Eran los días del asfixiante verano en que la temperatura llegaba más allá de los 42 grados
Después de dos semanas de convivir en un desolado lugar conocido como Laguna Salada, a cuatro horas por carretera de
Mexicali, la caminata, que ese día comandaba el subteniente
Alejandro Herrera Montalvo, era la última prueba para concluir el Curso de Patrullas de Operaciones Especiales (
CPOE) El grupo pertenecía al 18 Regimiento de Caballería Mecanizada que tiene su base en
Nogales, Sonora, y el adiestramiento se había iniciado el día 16, en su primera fase, con tácticas para operaciones en montaña en la región del Cañón de
Guadalupe Días después se habían trasladado a un lugar cercano llamado El Manatú, en donde desarrollaron la segunda parte, que consistía en estrategias para operaciones en el desierto El día 25 la patrulla partió en una caminata nocturna hasta Guardianes de la
Patria, donde fue adiestrada sobre operaciones en poblados
Cuando, al amanecer del día 29, Cota Santillanes comenzó a sentir los primeros síntomas de deshidratación, otro de sus compañeros, el soldado de Intendencia, Tomás Matlacuatzi Meléndez, también tenía un profundo mareo que le impedía sostenerse en pie
La tarde anterior, en Guardianes de la Patria, los integrantes de la patrulla tuvieron su última revisión médica antes de partir, a cargo del teniente
Jorge Carrillo Guzmán, médico cirujano especialista en ginecobstetricia, que había llegado de la comandancia de región con el mayor
Héctor Sánchez Rodríguez para dejarles una dotación de víveres
El capitán José
Ever Rueda Barrón, coordinador del curso, le entregó un informe al mayor Sánchez sobre lo realizado en los últimos días y le notificó que el programa llegaba a su fin al día siguiente con la marcha Carrillo Guzmán atendió a varios soldados, a algunos les revisó la piel por quemaduras, a otros, como el sargento
Luis Saavedra López, lo exceptuó de la caminata por tener una torcedura en el tobillo A Cota Santillanes, después de revisarle boca, tórax y abdomen, le recetó metronidazol debido a que se quejaba de dolores en el estómago
La hora para salir hacia Campo Mosqueda, a 32 kilómetros de ahí, estaba fijada a las tres El capitán Rueda Barrón seguiría al grupo en un carro ligero de exploración con remolque, en el que transportaban un tambo con
200 litros de agua y víveres Con él iban los subtenientes
Rafael Galindo Vázquez y
Gustavo Moreno Osorio, instructores en las primeras semanas del curso, así como el cabo conductor
Alberto Zárate López y el lesionado
Saavedra
Las instrucciones del capitán al subteniente
Herrera Montalvo, comandante de la patrulla, eran que entregara a todos los integrantes los datos de la marcha, planos de orientación, la dotación de agua y víveres para el camino El objetivo era que la columna llegara alrededor de las ocho de la mañana a un puesto de observación y vigilancia establecido en las inmediaciones del cerro El Mayor, donde serían reabastecidos
DESVIACIÓN MORTAL
A las tres de la mañana, los soldados tomaron su desayuno: dos hot dogs y café El subteniente tuvo que despertar al capitán Rueda para solicitarle autorización para que la patrulla partiera Una vez otorgada, el oficial siguió durmiendo mientras la columna comenzaba la marcha
Después de tres horas de camino y al despuntar el alba que iluminaba el perfil del cerro El Mayor, el subteniente Herrera ordenó a la columna, cuando miró una serie de curvas, que desviaran la ruta unos grados para avanzar en línea recta; poco después ingresaron a un terreno desnivelado
Sobre su espalda Cota Santillanes llevaba la radio
Harris Fue cuando comenzó a sentirse mal y aflojó el paso
- published: 30 Apr 2014
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