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Comptes rendus

Rengger Johann Rudolph, Viaje al Paraguay en los años 1818 a 1826

Diego Villar
p. 410-413
Référence(s) :

Rengger Johann Rudolph, Viaje al Paraguay en los años 1818 a 1826, traducido al castellano, prologado y anotado por Alfredo Tomasini y José Braunstein, Tiempo de Historia, Asunción, 2010, 358 p.

Texte intégral

  • 1 Sería tentador atribuir la diferencia idiomática a una posible colaboración entre Rengger y Longcha (...)

1Conocedores de la fragmentaria etnohistoria chaqueña y autores de numerosos trabajos etnológicos sobre los nivaclé y los maká paraguayos, Alfredo Tomasini y José Braunstein ofrecen en este volumen la primera traducción al castellano del libro de Johann Rengger (1835) sobre el Paraguay. Con su colega Marcelin Longchamp, Rengger vivió seis años y medio bajo la férrea dictadura de José Gaspar Rodríguez de Francia – « el taciturno doctor Francia » según la memorable expresión de Borges. Los traductores se basaron en el relato original del viaje, curiosamente publicado con los primeros nueve capítulos redactados en francés y el resto en alemán1. Al principio del libro incluyen un bosquejo biográfico del suizo, y al final una serie de extractos del diario de viaje que abarcan desde julio de 1819 a diciembre de 1821. Más allá de su valor intrínseco como fuente histórica, el libro en su conjunto resulta particularmente interesante porque documenta un lapso temporal específico, ubicado entre los mucho más famosos viajes de Félix de Azara (2009 [1809]) y Alcide d’Orbigny (2002 [1833]).

  • 2 De modo similar todo sugiere que el mapa del Paraguay, confeccionado por el propio Rengger e inclui (...)

2En una prosa clara, limpia, naturalmente más tediosa cuando describe la hidrografía, la zoología o la entomología vernáculas y más amena cuando refiere cuestiones sociales, Rengger desarrolla cuestiones tan dispares como las diferentes etimologías del nombre « Paraguay » (pp. 44-45), la costumbre criolla de enterrar a los muertos en las iglesias (p. 101), la esclavitud (pp. 103-104), los órganos sexuales de los guaraníes y payaguás (pp. 111-112, 134), los abortos voluntarios entre criollos e indígenas (pp. 251-259), las variedades de yerba mate (pp. 349-350) o las técnicas habituales para cazar jaguares (pp. 171-173), armadillos (pp. 177-178) o ñandúes (p. 182). En casi todos los temas mantiene un contrapunto constante con Azara, con quien discrepa en cuestiones bizantinas como la forma apropiada de tomar la temperatura, la cantidad de árboles que hay en Paraguay, la altura promedio de los indígenas guaicurús o la tesis de que los guaraníes saben nadar instintivamente, aun antes de haber entrado jamás al agua2.

3Para el etnólogo las informaciones más interesantes de Viaje al Paraguay… refieren a los indígenas de la época, con una clara preponderancia de los datos sobre los guaraníes, los payaguás y los mbayás por sobre los guanás, lenguas, machicuys, enimagás, tobas, mocovíes y abipones. Rengger es consciente de la proliferación de presuntos « etnónimos » porque muchas tribus toman el nombre de su cacique o del lugar que momentáneamente habitan (pp. 109-110); por la confusión con otros nombres de antiguas parcialidades como los « carimas » y « tarumas » entre los guaraníes, o los « cadigués », « sarigues », « magachs », « agacés », « aiacuas » y « tacumbus » entre los payaguás (pp. 111, 131); o bien por el carácter genérico de las designaciones gentilicias: « En Paraguay se da este nombre (guaicurús) a todos los indios que habitan sobre el lado derecho del río Paraguay, desde Santa Fe hasta el territorio de los guanás, a pesar de que bien se sabe que en el Gran Chaco hay diferentes grupos indígenas » (p. 259).

4A diferencia de Azara, que no observó la vida aborigen de primera mano, Rengger narra su breve convivencia con un grupo de caaiguá – los guaraníes « monteses » de la margen occidental del Paraná y las colinas de Mbaracayu y San José que se mantuvieron al margen de las encomiendas, las reducciones y las cacerías de esclavos (pp. 117-130). Describe así el temor generalizado frente a las incursiones de los mbayás (p. 117); la cocción tradicional de los alimentos durante toda la noche (p. 124); la costumbre de las mujeres de quitarles los tembetas a sus maridos cuando se emborrachan, para que no los destrocen en sus peleas (p. 128); la venta de niños cautivos (pp. 129-130); la leyenda con ecos frazerianos del « último jesuita » que presuntamente vive oculto entre los indígenas, tan anciano y tan decrépito que deben exponerlo al sol todos los días para calentarlo (p. 254).

5Rengger también describe con bastante detalle a los payaguás de las islas y la margen izquierda del río Paraguay, tolerablemente dóciles desde su derrota a manos españolas en 1740. Observa así la decadencia de los tatuajes corporales, limitados a los ancianos (« los jóvenes ya abandonan ese uso », p. 134); la adopción onomástica de nombres guaraníes de animales (p. 252); las rencillas a puñetazos entre mujeres borrachas (p. 252) o bien los combates institucionalizados para dirimir conflictos intergrupales, en los cuales ambos bandos, previo permiso de las autoridades, se pintan y se adornan con plumas, se atan colmillos de animales y objetos filosos a los puños y se enfrentan procurando alcanzar los ojos y las sienes de los adversarios (p. 307).

6Hay también abundante información sobre la simbiosis jerárquica entre los mbayá-caduveo y los guaná ochenta años después del cuadro célebre trazado por Sánchez Labrador (1910 [c. 1770]). Rengger recuerda el buen trato dado por los amos mbayá a sus siervos guaná, caracterizado como « dulce esclavitud » por Azara (p. 257). Particularmente interesantes son sus observaciones sobre las consecuencias de los matrimonios hipergámicos e hipogámicos entre ambos grupos. Por un lado, los guaná tienen la posibilidad de acceder al cacicazgo desposando a la viuda de un cacique (p. 255). Por el otro, « […] los mbayás se consideran una tribu elegida, noble. Han sometido a los guanás y se hacen atender por ellos como por siervos. En esta separación de castas son tan consecuentes que, si un mbayá desposa a una guaná, en virtud de ello desciende a esclavo. Vi esto en el caso de un cacique de la tribu mbayá que se separó de su antigua mujer para desposar a su esclava, una guaná, y ahora debe trabajar para su antigua mujer » (p. 308). El suizo tampoco deja de lado los matrimonios con los blancos, como el de una mujer de la casa Montiel casada con un cacique mbayá de Asunción (p. 258).

7Como toda obra humana el libro de Rengger merece ser interpretado en su correspondiente contexto histórico. Puede resultar chocante cuando confiesa haber disparado un escopetazo a un « guaicurú » durante una trifulca en el río Jejuí (p. 316). Si se diseca el relato con obsesión deconstructiva, igualmente, abundan los prejuicios y las arbitrariedades habituales en cualquier obra de la época (« Jamás vi a un indio viejo lindo y menos aún a una vieja india que no se parezca, como se dice vulgarmente, a una bruja », p. 113). Pero la mayoría de los juicios de valor del suizo suelen adoptar un tinte más cándido: « Todavía me resulta curioso cuando mendigos a caballo me piden una limosna » (p. 302). En efecto, el tono suele ser más bien tolerante, ecuánime, moderado aun cuando intenta juzgar costumbres extrañas (« Los adornos de estos templos, sobre todo las imágenes de santos talladas en madera que se encuentran ubicadas a lo largo de las paredes y en los pilares, son de un gusto bastante extraño. Por ejemplo, en la catedral puede verse un santo armado con una pistola », p. 101). En algunos pasajes, incluso, Rengger se permite ensayar ribetes tragicómicos:

A menudo un sacerdote o cualquier otra persona se queda cerca del enfermo para asistirlo en sus últimos momentos. Si todas las ceremonias se practicaran de modo conveniente no habría nada más que decir. Sin embargo, ocurre a menudo que el sacerdote no hace más que duplicar las angustias de la muerte, amenazando al enfermo con el infierno en lugar de hablarle de la misericordia de Dios o haciéndole recitar plegarias, en su mayor parte vacías de sentido. « Otro para la Virgen », dice en mi presencia un monje a un niño de diez años que agoniza. Cuando le rogué que saliera de la habitación y dejara morir en paz al enfermo, me gritó que era un sacrilegio. Otras veces puede verse un grupo de entre diez y veinte personas reunidas alrededor de un moribundo y todas rezando a los gritos. Cada una de las personas, al tiempo que le muestra un crucifijo, le grita en la oreja « Diga Jesús, María y José, y si no puede hacerlo en alta voz, dígalo para sí ». Sobre todo entre la gente del bajo pueblo, se considera que morir así es una bella muerte. (p. 105)

8No hace falta insistir demasiado en el valor documental de una fuente confiable sobre el Paraguay criollo e indígena en tiempos de luchas civiles y albores de la Independencia. Cuando las actuales teorizaciones dejen paso a exégesis más finas, o acaso más de moda, y se pierdan en el olvido, Rengger quedará con Lozano, con Dobrizhoffer, con Giannecchini, con Nordenskiöld, en el panteón de obras en el que cualquier estudio serio sobre el Gran Chaco deberá seguir necesariamente abrevando.

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Bibliographie

Azara Félix de
2009 Voyages dans l’Amérique méridionale, Presses Universitaires de Rennes/CoLibris, Rennes [1809].

Orbigny Alcide d’
2002 Viaje a la América meridional (realizado de 1826 a 1833), 4 vols, IFEA/Plural, La Paz [1833].

Rengger Johann Rudolph
1835 Reise nach Paraguay in den Jahren 1818 bis 1826, H. R. Saeurlænder, Aarau.

Rengger Johann Rudolph y Marcelin Longchamp
1828 Ensayo histórico sobre la revolución del Paraguay y el gobierno dictatorio del doctor Francia, Moreau, París [1827].

Sánchez Labrador José
1910 El Paraguay católico, Coni Hermanos, Buenos Aires [c. 1770].

Tomasini Alfredo y José Braunstein
2010 « Juan Rengger en el ojo del gigante. Prefacio a la edición en castellano », in Johann Rudolph Rengger, Viaje al Paraguay en los años 1818 a 1826, Tiempo de Historia, Asunción, pp. 9-16.

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Notes

1 Sería tentador atribuir la diferencia idiomática a una posible colaboración entre Rengger y Longchamp (1828), pues de hecho ambos habían firmado ya un libro en coautoría sobre la larga dictadura de El Supremo. Sin embargo, el prólogo de dicha obra está firmado únicamente por Rengger, y el texto comienza narrando el viaje hablando de « el señor Longchamp y yo », lo cual parecería despejar cualquier duda sobre la autoría exclusiva de Rengger en el libro sobre el Paraguay. Por su parte, los traductores atribuyen el uso del francés en los primeros capítulos – precisamente los más especializados y técnicos – a la confianza de Rengger en el mismo como lengua científica internacional, conocida por entonces por el público de habla germana (Tomasini y Braunstein 2010, p. 13).

2 De modo similar todo sugiere que el mapa del Paraguay, confeccionado por el propio Rengger e incluido en esta edición castellana, es una versión modificada y mejorada del mapa original de Azara.

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Pour citer cet article

Référence papier

Journal de la Société des Américanistes, 2013, 97-2, pp. 410-413

Référence électronique

Diego Villar, « Rengger Johann Rudolph, Viaje al Paraguay en los años 1818 a 1826 », Journal de la société des américanistes [En ligne], 97-2 | 2011, mis en ligne le 22 décembre 2011, consulté le 19 avril 2016. URL : http://jsa.revues.org/11997

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Auteur

Diego Villar

CONICET, Argentina

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Droits d’auteur

© Société des Américanistes

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