Jorge Santayana 1863-1952
Ninguna coyuntura mejor que la actual, de crisis del pensamiento y del pensamiento progresista en particular, para reivindicar por todo lo alto la obra de Santayana.
Como ya había entendido
Maria Zambrano, Jorge Santayana "es de esos muertos cuyas tumbas son a modo de surcos que recogen la semilla de donde renacerá la vida, de esos muertos que son alimento y raíz del futuro." La obra de este pensador materialista escéptico puede volver a crear justamente ahora las severas inquietudes que un día creo y a remover los cimientos de un progresismo demasiado ofuscado en su propia satisfacción, y el pensamiento de este hombre que supo mirar desde el margen, pero al centro y al meollo de las cosas, puede recuperar en nuestros días de desorientación y fáciles engatusamientos, la posición central de la que injustamente le desalojo una época de torpe engreimiento.
Jorge Ruiz de Santayana y
Borras fue su verdadero nombre, que aparece en su pasaporte y ahora en la lápida de su tumba romana, de
George Santayana, del filósofo, poeta novelista, y crítico de la cultura. George Santayana es el autor de una singular obra filosófica y de una de las más interesantes autobiografías del siglo XX, artífice de unos treinta títulos, más decenas y decenas de artículos, sin dejar de lado los ocho volúmenes de cartas que todavía se están editando. Nació el 16 de diciembre de 1863 en
Madrid, en la Calle
Ancha San Bernardo 69; se crió en
Ávila y en
Boston, vivió en Alemania, Inglaterra,
Francia,
Italia, y murió el 26 de septiembre de
1952, en
Roma, en una humilde celda del asilo regentado por las
Monjas de la Pequeña Compañía de
María, una orden católica irlandesa.
Nunca dejó de considerarse español, no obstante haber vivido cuarenta años en Boston y treinta y dos en Italia.
Pero, a pesar de ello, escribió toda su obra en inglés, lengua que se había convertido para Santayana en el solo y único instrumento posible, en un medio, más que una fuente, para expresar su literatura y su filosofía. Utilizó una pequeña estratagema que consistió en decir plausiblemente en inglés cuantas más cosas posibles no inglesas. Incluso en la lengua fue un huésped. Vivió entre el mundo católico y el mundo protestante, con la actitud religiosa de un ateo que no dejó nunca de interesarse por los problemas morales que planteaba la
Iglesia. De igual forma le interesaron las filosofías y los mundos literarios de la
Grecia y la Roma antiguas, Platón, Aristóteles,
Séneca,
Marco Aurelio, Lucrecio o autores como
Dante,
Spinoza,
Schopenhauer, o
Goethe. Estudió el idealismo alemán en
Berlín, a finales del siglo
XIX, y esta experiencia lo llevó a renegar áspera y proféticamente de esa filosofía y de todos los idealismos, según expresó en Egotismo en la filosofía alemana (
1915).
Como escribió
Ramón J. Sender en "Santayana o el hombre del margen", Santayana se puede incluso considerar el mejor representante de la
Generación del 98: "Representa [
...] fielmente el espíritu que se atribuye a esa famosa generación a la cual parecen ir adscritos el escepticismo en religión, el pesimismo en política y una especie de fría desesperanza en su idea moral del hombre."
Este hombre del margen encarnó todas las contradicciones de su época en el pensamiento y en la acción estando a un lado, perplejo.
Hoy, en
España, la cuesta del olvido se ha dejado atrás; la atención de las editoriales a la obra de nuestro autor se mantiene despierta, después de la escasa atención y las exiguas traducciones del pasado. La mayoría de las traducciones, se debía, hasta hace poco, a editoriales hispanoamericanas, donde no hubo esa resistencia hacia Santayana que, en cambio, sí que se dio en España, como indicó
Eugenio d'Ors en el año
1921 en El nuevo glosario (Madrid, Caro
Regio, 1923, p. 249) o se preguntó
Pedro Henríquez Ureña en la primera publicación en lengua española que menciona a Santayana: "¿Por qué España, que con tanto empeño aspira a tener filósofos, no se entera de quién es Santayana?"
- published: 02 Jun 2014
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