24 horas de Montjuic (1979) - Barcelona - Winners Léon and Chemarin (Honda 997) - Motorcycling
Las
24 Horas de
Montjuich, la carrera de motos más dura del mundo se puso en marcha. Ganarían, sobre
Honda 997, los franceses
Leon y Chemarin, con 773 vueltas, seguidos de sus compatriotas Moineau y Huguet con
Kawasaki 1000, a cinco vueltas. Cañellas y Grau, terceros, sobre Ducati 900, fueron los primeros españoles.
Las 24 Horas Internacionales Motociclistas de Montjuich, dominadas desde el primer al último minuto por la Honda 997 cc. de los franceses
Christian Leon y Jean-Claude Chemarin, estuvieron marcadas por dos hechos que pudieron cambiar el sentido de la carrera: el grave accidente de
Víctor Palomo y el fortísimo calor reinante, que deterioró sensiblemente los neumáticos y aumentó de forma notable el esfuerzo de hombres y máquinas, hasta el punto de que muchos, como los vencedores, llegaron al límite de la extenuación.
La organización, culpable en parte del accidente de Palomo, lo fue también de que gran cantidad de público invadiese la pista y los boxes cuando aún había máquinas rodando por el circuito, lo que pudo haber producido una catástrofe.El tremendo dominio del equipo oficial Honda no dejó lugar a dudas sobre los méritos de la pareja vencedora. Aunque el circuito de Montjuich no es el ideal para este tipo de motos tan potentes y tan poco manejables -las Ducati de los españoles son menos potentes, pero más ligeras y exigen menos esfuerzo de conducción-, desde que la bandera de salida dio la orden de comienzo de la prueba, Leon-Chemarin fueron cobrando ventaja sobre el resto, sin que nada ni nadie pudiera impedirlo. Al final, la victoria llegó acompañada de un nuevo récord.
Sin embargo, el tremendo calor reinante en el circuito de Montjuich pudo haber variado el curso de la carrera. Los técnicos japoneses responsables del equipo oficial, en previsión de un posible sobrecalentamiento de la moto, quitaron el carenado y la cúpula de la misma, con el fin de que ésta tuviera más superficie de aireación y, por tanto, una mayor y mejor refrigeración.
Pero ello obligó a los pilotos, no acostumbrados a un calor tan asfixiante como el que tuvieron que padecer en MontJuich, a un esfuerzo suplementario. En la parte alta del circuito, donde las motos alcanzan velocidades próximas a los 240 kilómetros por hora, los pilotos de la Honda, sin ninguna protección aerodinámica, tenían que hacer grandes esfuerzos de sujeción sobre la máquina para no caerse.
El lógico desgaste fisico por un trazado tan duro como éste, unido al producido por el calor y al de tener que pilotar sin carenado, llevó casi hasta el desfallecimiento a Leon y Chernarin. En las últimas horas los relevos se llegaron a efectuar en el mínimo reglamentario de treinta minutos. Ninguno de los dos pilotos podía aguantar más de ese tiempo sobre la moto. Su ritmo bajó sensiblemente y ya ni siquiera les mostraban desde el box el tiempo invertido en cada vuelta. Sólo las que faltaban para que se detuviesen en el box y su compañero ocupase su lugar. Y, cuando esto se producía, el piloto que llegaba sobre la moto era retirado en volandas por sus mecánicos, aplicándosele oxígeno y masajes para una recuperación más rápida.
Por parte española es de destacar las buenas actuaciones de los pilotos Cañellas-Grau y Mallol-Tejedo, que terminaron en tercero y quinto lugar, respectivamente, de la clasificación final.
Sobre todo,
Salvador Cañellas, un polifacético piloto que hacía un año que no pilotaba una moto y que además el domingo anterior vencía en una carrera de coches, su actual ocupación.
El otro hecho que caracterizó la carrera fue el grave accidente del piloto español Víctor Palomo. El, junto con su compañero Morante y la otra Ducati de Cañellas; y Grau, eran los únicos capaces de inquietar -o, al menos, poner dificil- la victoria de la Honda. Pero cuando -se. llevaban poco más de dos horas ocurrió el accidente.Palomo estaba recuperando terreno respecto a Grau y mantenía exactamente el mismo ritmo que el líder de la carrera, al que podía ver unos metros delante de él. Pero cuando, en una de las vueltas, Palomo rebasó el cambio de rasante de la parte alta del circuito, a más de 240 kilómetros por hora, seencontró bruscamente en medio de la pista al piloto alemán Heinrichs, que, con una avería en su moto, rodaba muy despacio, tratando sólo de llegar hasta su box. La noche, ya cerrada, y, sobre todo,« la ausencia de unas banderas de aviso -como es preceptivo- para señalizar este incidente a los pilotos que ruedan por la pista, impidieron a Víctor Palomo comprender atiempo lo que estaba sucediendo más allá del cambio de rasante. Cuando pudo ver al piloto alemán, ya estaba Prácticamente encima de él. El impacto fue tremendo. Las motos quedaron totalmente destrozadas y los pilotos rodaron por la pista. El alemán, con fractura en vanas costillas, y Palomo, con el fémur y un tobillo machacados, de los que tuvo que ser operado con urgencia.