Él sana a los quebrantados de corazón. Pastor Javier Bertucci (Domingo 24-07-2011)
Este domingo en horas de la mañana el
Pastor Javier Bertucci impartió al pueblo una palabra de exhortación respecto a dejar que
Jesús sane sus corazones de toda amargura, a no guardar rencores, y convertirnos así, en el prójimo de quienes nos necesiten.
Salmo
147: 2-4: "Jehová edifica a Jerusalén; a los desterrados de
Israel recogerá. Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas. Él cuenta el número de las estrellas; a todas ellas llama por sus nombres."
Dios dio a su Hijo por nosotros, dio todo lo mejor que tenía por nosotros; Él está interesado en que tengamos un absoluto desarrollo en Él. Su bendición es integral. "La gente recibe de Dios como percibe a Dios"; si la percepción que tienes de Él es que es un "ogro" (monstruoso, cruel y feroz) así vas a recibir, pero si percibes que "para siempre es su misericordia", eso recibirá.
Isaías 49:8: "Así dijo Jehová: en tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades; para que digas a los presos: salid; y a los que están en tinieblas: mostraos. En los caminos serán apacentados, y en todas las alturas tendrán sus pastos."
Dios nos oye, nos salva y nos guarda, para que seamos restauradores de otras personas, y es por la gracia de Dios que nuestras vidas son cambiadas. A nadie le gusta recibir en heredad algo "asolado" (devastado, arruinado, arrasado), pero esa es la herencia para que nos convirtamos en restauradores. Jesús vino a morir por la peor gente, por los pecadores, y si Él no hace diferencia, nosotros no tenemos por qué tener preferencias.
Somos restauradores para esta tierra. Es fácil convertirse en un "crítico" en lugar de un "restaurador", cuando se olvida que Dios es quien nos salvó.
Es muy fácil acusar a la gente, juzgarlas cuando no tenemos sus debilidades, juzgar a las prostitutas o a los homosexuales, pero todos hemos sido víctimas del diablo, y de un sistema; entonces, no podemos desviarnos. Dios es amor, y quien está con Dios tiene amor para dar a los demás. Y si Dios nos salvó, también Dios nos va a ayudar a salir de nuestras debilidades.
Mateo 9:35: Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: a la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.
Jesús no ve a las personas como pecadores, sino como cosechas, como potenciales creyentes.
Nuestra responsabilidad es la de amar, restaurar y traer a la gente a los pies de Jesús.
Todo aquel que critica a otro en su debilidad es porque no la tiene; nos hemos hecho jueces, "catalogadores" de pecados.
Nadie se puede esconder detrás de un pecado, ningún pecado es más o menos que otro, son iguales. No puedes hacer diferencia entre un chismoso o un homosexual, tanto el chisme como el homosexualismo son iguales, y el que tiene alguna debilidad ya no puede señalar a nadie. Debemos, más bien, en agradecimiento para con Dios, restaurar gente.
"Dios está interesado en sanar nuestras heridas, la pregunta es: ¿Tú quieres que las sane?"