Elefantiasis o filariasis linfática: fotos e información sobre esta enfermedad
La filariasis linfática o elefantiasis es un síndrome que afecta al sistema linfático. Se identifica por el incremento desmedido del volumen de ciertas unas partes del cuerpo, singularmente las extremidades inferiores y los órganos genitales.
La elefantiasis está ocasionada primordialmente por gusanos parásitos de la familia Filarioidea, que se extienden a través las picaduras de mosquitos infectados. Normalmente dichas infecciones empiezan en la niñez. El parásito infecta a los ganglios linfáticos y bloquea el flujo de la linfa por todo el cuerpo.
Este bloqueo provoca linfedema, esto es hinchazón extrema de la piel y de los tejidos. Si bien asimismo se piensa que la hinchazón puede estar producida por la respuesta que da el sistema inmunológico a la infección parasitaria.
Esto pasa por el hecho de que los gusanos adultos se alojan en el sistema linfático. Allá dentro viven un promedio de 6 años a lo largo de los que generan millones de larvas que circulan por la sangre. Los mosquitos se infectan por la ingestión de sangre al picar un huésped infectado. Por su parte, las microfilarias maduran y se transforman en larvas infectantes en el mosquito. Cuando el mosquito pica a otra persona, las larvas maduras del parásito se depositan sobre la piel, lugar desde donde pueden entrar en el cuerpo. Las larvas migran entonces a los vasos linfáticos, donde se transforman en vermes adultos, continuando de esta forma el ciclo de transmisión.
En el momento en que una persona se infecta, generalmente no se manifiestan síntomas externos. Mas el sistema linfático y los riñones comienzan a padecer daños. En cambio cuando la elefantiasis se desarrolla en condiciones crónicas es cuando aparece la hinchazón y el engrosamiento de la piel y los tejidos latentes. La obstrucción de los canales linfáticos lleva a la inflamación y cicatrización de piernas, brazos y escroto en hombres. En estas condiciones el cuerpo se marcha deformando y la persona infectada pierde capacidad de movimiento. Por si fuera poco, en algunas culturas la apariencia externa de la enfermedad puede llevar a la estigmatización y el aislamiento de la persona que sufre la enfermedad, con los inconvenientes sociales y económicas que esto acarrea.
De momento no hay una cura para la elefantiasis y la cirugía solo es eficiente cuando la inflamación afecta a los genitales.
Todavía de este modo los síntomas se pueden tratar con notable éxito.
Primero por medio de antibióticos y de una higiene rigurosa. Esto conjuntado con el ejercicio y los masajes para favorecer el flujo de la linfa logra mejoras notables. El tratamiento de antibióticos cambia en dependencia de la zona geográfica. Por poner un ejemplo, en África subsahariana se usa albendazol conjuntado con ivermectina, al tiempo que en otras partes el albendazol se emplea con la dietilcarbamazina.
Estos fármacos no matan a los gusanos adultos mas evitan que se extiendan, cortando con el tiempo cualquier intento de expansión de la enfermedad. Además de esto, sostener la piel seca y limpia con agua y jabón un par de veces al día ayuda a limitar el desarrollo de la infección. Conforme la
OMS, una única dosis anual de albendazol conjuntada con ivermectina o bien nitrato de dietilcarbamazina vale como medida precautoria para romper el ciclo de transmisión
.
Existen medidas precautorias que han reducido la frecuencia de la incidencia de la elefantiasis en zonas dónde es endémica. La más empleada es la prevención de las picaduras de mosquitos con los métodos frecuentes.
Se estima que la elefantiasis afecta a
120 millones de personas y está presente sobre todo en las zonas tropicales y subtropicales de
Latinoamérica, África,
Asia y
Pacífico. Es endémica en setenta y tres países, siendo
Bangladesh, Etiopía, Filipinas,
India,
Indonesia y
Nigeria los más perjudicados.