domingo, 10 de enero de 2016

¿Hacia una nueva mayoría absoluta del PP?

   Después de tres meses de vaivenes pueriles, de tener a Cataluña sin gobierno y de someterla al ridículo más espantoso ante los ojos del mundo entero,  las fuerzas del independentismo catalán han alcanzado a ultimísima hora el acuerdo que impedirá la celebración de nuevas elecciones, las cuales habrían representado para su proyecto tan inviable como ilegítimo un mazazo tan fuerte como el de las del pasado 27 de septiembre, que dejó pocas dudas acerca de la derrota de sus planteamientos segregacionistas. Como todos sabemos, esto último ellos se han negado obstinadamente a verlo, con un ensimismamiento fanático e irresponsable que les ha llevado a persistir en esos planes para los que -parecen pensar- todavía hay esperanzas si no se celebran nuevas elecciones. Que el acuerdo para eludirlas es una tabla de salvación a la que se agarran a la desesperada queda patente en hechos como la renuncia de Mas o el texto de ese mismo acuerdo, que no merece tal nombre, pues es literalmente un compromiso de la CUP a entrar en el redil de Junts pel Sí, redactado en unos términos a ratos bastante humillantes. Su lectura atenta refuerza la tesis de que la CUP es en realidad un submarino del independentismo para crear confusión y robar votos en sectores con un perfil social, económico y cultural a los que su propuesta, en realidad, nada bueno tiene que ofrecer. Sacrificios tan grandes solo se explican por temores y/o intereses también muy grandes. 
   Yendo a lo concreto, el resultado de este esperpento al que el mundo, España y una Cataluña desorientada y desgobernada desde hace mucho han asistido perplejos es el siguiente: un acuerdo inequívoco de insistir en la demencial empresa de la independencia y la elevación a candidato a la presidencia de un personaje con tan tenebrosos augurios como Carles Puigdemont. Ya llevo tiempo diciendo esto: la espiral de insensatez a que los independentistas han llevado a Cataluña me produce auténtico miedo, miedo que se agranda al ver el talante provocador, irresponsable y agresivo que exhiben la mayoría de sus líderes, demostrado constantemente en hechos, posturas y palabras.
   Pero si la locura se ha asentado en Cataluña, no tiene por qué haberlo hecho en el conjunto de España. En estos días, estamos contemplando las maniobras previas a la constitución  del gobierno que habrá de salir de las últimas elecciones. A mi modo de ver, se perfilan dos posiciones: la constructiva y con apelación a un gran consenso en el que se aborden soluciones a los principales problemas del país (entre ellos, la seria amenaza separatista) y la de quienes exploran salidas pretendidamente rupturistas y de carácter parcial. En el primer grupo están el PP y Ciudadanos, y esto no son especulaciones mías, sino que se avala por sus repetidos llamamientos; en el segundo, están Pedro Sánchez con su frente no sé muy bien si progresista o izquierdista y Pablo Iglesias con su para mí inesperado -y me temo que suicida- empeño en la celebración de una consulta en Cataluña. No sé si Sánchez considerará progresistas a grupos como el PNV, Ezquerra o CDC, pero me temo que tendría que hacer filigranas para demostrarlo; no sé qué espejismo estará llevando a Pablo Iglesias a creer que una formación nacida del 15-M tiene que anteponer esa pretensión elitista y segregacionista de la consulta, pero algo me dice que le va a restar muchos apoyos. 
   La actual situación hace que me parezca muy razonable la formación de un amplio consenso frente a los problemas importantes y las amenazas graves, y esa bandera, hoy por hoy, quienes la están alzando son Mariano Rajoy y Albert Rivera; quienes no atiendan a su llamada a rebato puede que cometan un gran error, error que, si terminamos llegando a unas elecciones anticipadas, me temo que pagarán muy caro. ¿Acabaremos viendo que entre Mas, Puigdemont, la CUP, Pedro y Pablo le dan al PP una nueva mayoría absoluta?

martes, 29 de diciembre de 2015

Caso Sergi Guardiola: por si quedaban dudas acerca de la catadura del independentismo

   Supongo que todos estaréis enterados del asunto Sergi Guardiola, el joven jugador al que el Barcelona C. F. rescindió contrato fulminantemente y pocas horas después de haberlo fichado, al enterarse de que, en octubre de 2013, o sea, hace más de dos años y cuando el chaval tenía 22, dejo escritas las siguientes blasfemias:
   Puta Cataluña.
   Hala Madrid.
   Además de la lejanía en el tiempo, tan grave ultraje se plasmó, como sabéis,  en uno de esos intercambios de tuits entre amigos en los que la gente escribe sin inhibiciones las cosas que se le ocurren cuando está -o cree estar- entre los suyos, por lo que se toma la libertad de hablar en serio, en broma o como le dé la gana, y tampoco debe echarse en saco roto que este muchacho, como millones de personas en el mundo, dos años antes de fichar por el Barça, no le debía la menor fidelidad, pero, aun en el supuesto de que se la hubiera debido, ¿tan graves son esas palabras, inscritas en un contexto indiscutiblemente jocoso, como para que el Barcelona haya actuado de forma tan desmesurada? A mí me parece que no, pero es evidente que en Can Barça se toman muy en serio el sacrosanto nombre de Cataluña y la saña contra el Madrid, que, por lo visto en este asunto, es requisito indispensable y con retroactividad para lucir la camiseta blaugrana.  
   Dichas estas cosas, recordaré que yo soy del Barça de toda la vida, incluso desde aquellos tiempos en que  perdíamos hasta el apellido. Y también soy catalán y español, por lo que este asunto, a pesar de que no deja de ser menor, para mí (que soy de esos catalanes y españoles que se indignan por la división, el miedo, la confusión y, ya últimamente, hasta el esperpento en que el independentismo ha sumido a Cataluña y que se abochornan del secuestro a que este totalitarismo ha sometido al F. C. Barcelona), tiene un trasfondo muy inquietante. ¿Por qué? Primero, porque demuestra la intolerancia que reina en este gran club, reflejo inevitable de la del independentismo que lo tiene en un puño; segundo, porque, al recordar ahora la cantidad de veces en que el himno, la bandera y hasta el jefe del Estado españoles han sido sometidos a ultrajantes pitadas por parte del hooliganismo futbolero-catalanista -ante el silencio circunspecto de los sucesivos presidentes de la entidad y hasta, en cierta memorable ocasión, la estúpida sonrisa de un tal Artur Mas-, me pregunto esto: si a una pequeñez como la de Sergi Guardiola el club le ha dado tanta importancia, ¿no habrá que concluir que, medidas por su rasero, las pitadas de que hablo fueron una ofensa colosal?
   En conclusión, viendo lo desproporcionada que es la veneración de los nacioanlistas hacia sus símbolos, podemos ver lo brutal que es su carácter excluyente y el desprecio que deben de sentir hacia sus adversarios. Y me hago esta pregunta: visto lo de Sergi Guardiola, ¿qué le pasaría en esa pretendida Cataluña independiente al que un día osara silbar al himno y a la bandera? Que nos lo digan el presidente del Barcelona, Raúl Romeva, Carmen Forcadell o Neus Munté, que van por ahí dando lecciones de democracia. 

lunes, 28 de diciembre de 2015

Edzar Ernst y la pseudomedicina

   De todo lo que he leído hoy en la prensa, lo que me ha parecido más notable ha sido un artículo de "El País" titulado El hombre que derribó con ciencia las terapias alternativas, el cual habla del médico alemán Edzar Ernst y de su lucha de décadas contra las mentiras de las terapias alternativas, la cual lleva a cabo con armas tan nobles como la constancia, el amor a la verdad y a la ciencia, el conocimiento científico y la experimentación. Su propósito era y es demostrar el nulo valor curativo de esas terapias, cuya peligrosidad es aún mayor a causa de la aceptación y buena prensa de que gozan. Sorprende, sin embargo, enterarse de que, a pesar de denunciar un mal que representa engaño, enriquecimiento fraudulento y el grave perjuicio de apartar a los enfermos de procedimientos que sí podrían curarles, Ernst haya tenido que arrostrar durísimos enfrentamientos no solo con los embaucadores que se enriquecen con este colosal negocio, sino también con sectores políticos, informativos e incluso científicos. Uno de sus principales adversarios fue el príncipe de Gales, fervoroso adepto a la homeopatía, que se valió de su considerable poder para causar serios perjuicios a Ernst en el terreno profesional: ¿serán este tipo de conductas el motivo de que Isabel de Inglaterra no parezca tener el menor deseo de abdicar en la persona de su hijo?
   En artículo de "El País" viene también un enlace a este interesante texto que os enlazo yo directamente:
  Sabéis que en el mundo de la educación tenemos también la desgracia  de padecer la plaga de los vendedores de soluciones mágicas, algunos de los cuales han aparecido en este blog, pero el que verdaderamente los tiene muy estudiados y los ha radiografiado en múltiples artículos es Alberto Royo, en su blog Profesor Atticus. Páginas que se dediquen a desenmascarar las mistificaciones de pseudoconocimientos de diverso pelaje hay muchas, aquí os dejo algunos enlaces:
4. Scientia
   Quisiera teminar este artículo con las palabras que cierran el de "El País", que son cita de unas del propio Edzar Ernst y señalan muy bien el compromiso ético y humano que representa la defensa permanente de la verdad:
   Cuando se abusa de la ciencia, secuestrada o distorsionada con el fin de servir a sistemas de creencias políticos o ideológicos, las normas éticas patinan. La pseudociencia resultante es un engaño perpetrado contra los débiles y los vulnerables. Nos lo debemos a nosotros mismos, y a los que vengan después de nosotros, permanecer en lucha por la verdad sin importar la cantidad de problemas que esto pueda causarnos.

martes, 22 de diciembre de 2015

Elecciones 2015. 5: Pablo Iglesias debería echar el freno

   En la misma noche electoral, tuvo un detalle Pablo Iglesias que ni me gustó -lo cual, a última hora, afecta solo a mi persona-, ni le retrata bien, ni favorece a su formación. Cuando ya estaban prácticamente asegurados los resultados de las elecciones, salió a hacer la valoración que en tales circunstancias hacen siempre los líderes de los partidos. Además de transmitir el lógico mensaje de satisfacción por los buenos resultados obtenidos por Podemos, el señor Iglesias hizo algo totalmente fuera de lugar y que jamás antes había yo visto en ese tipo de valoraciones: atacar -y con bastante saña- a un adversario, concretamente, al PSOE. No sé si Pablo Iglesias tendrá algo en particular contra el PSOE o contra Pedro Sánchez, pero lo que sí sé es que demuestra muy mal estilo tomarla con un adversario en la misma noche electoral, llegando incluso -como hizo- a aludir  a sus no muy satisfactorios resultados.
   Ayer mismo, empezó el señor Iglesias a dar otra muestra -y esta vez, ya muy importante y hasta preocupante- de que le conviene serenarse y no perder los papeles: su absurda pretensión de que se celebre inexcusablemente un referéndum en Cataluña. Habría que empezar por hacerle unas preguntas: ¿es el señor Iglesias uno de los pocos españoles que no se han dado cuenta aún de que esa guerra del referéndum y la subsiguiente de la segregación ya están resueltas y perdidas por quienes las declararon? ¿Tampoco se ha dado cuenta de que se declararon con propósitos inicuos y que han sembrado únicamente una gran discordia y a ratos crispación en las sociedades española y catalana? ¿Todo un diputado europeo y líder de un partido ya grande no se ha dado cuenta de que un referéndum de tales características es un inadmisible e injustificado privilegio que persiguen algunas élites políticas catalanas para obtener ventajas igualmente inadmisibles e injustificadas? 
   Pues debería darse cuenta. Y también debería darse cuenta de lo siguiente: de que Podemos ha obtenido en España 5.189.333 votos, de los cuales solo 927.940 proceden de Cataluña, y aun de esos, estaría por ver que sean todos favorables al referéndum, como seguro que tampoco lo son todos los que se le dieron en otras comunidades con ínfulas independentistas, pero lo que sí tiene que tener muy claro es que la inmensa mayoría de los 750.477 votantes que le respaldaron en Madrid, o de los 749.081 de Andalucía, o de los 135.763 de Aragón, etc., etc., etc., tienen que ser contrarios por completo a la celebración de ese referéndum y a que sus millones de votos sirvan para que quienes los dieron acaben haciendo de tontos útiles de Mas, Junqueras, Munté, Romeva y compañía.
   Sería una pena que Podemos acabase estrellándose contra el mismo árbol de la cháchara independentista en el que históricamente se han estrellado tantos ingenuismos "progres" en España. Voy a dar un dato: en las generales de 2008, ese PSOE que tanto parece obsesionar a Pablo Iglesias obtuvo en Cataluña 1.689.911 votos; en las de hace dos días, ha sacado 589.021, o sea, ha perdido de unas a otras 1.100.890 votos, casi dos tercios de los que tenía. ¿Qué ha pasado en esos ocho años? Está claro: José Montilla, Zapatero, los coqueteos serviles con el nacionalismo, el inicial apoyo al referéndum de todo el PSC o parte al menos... No hay lugar para la duda: un partido de izquierdas de ámbito nacional no puede travestirse de nacionalista, porque lo acaba pagando y acaba haciendo mucho daño a sus potenciales votantes, como sucede en Cataluña, donde los delirios del PSOE han sembrado la confusión entre millones de ciudadanos que se sienten a la vez de izquierdas, catalanes y españoles. ¿Quiere reproducir este guión Pablo Iglesias? Él sabrá.      
   Pablo Iglesias debería entender que ya dejó hace mucho tiempo de ser un tertuliano: ya es un político activo y, en las circunstancias actuales, de gran peso, ya que es el líder de una formación con muchos votos y escaños. No puede permitirse alegrías. El voto mayoritario de Podemos es de gente que quiere verle haciendo política de izquierdas y luchando contra la corrupción, no haciendo de títere del independentismo. Si es para lo primero, sí que podrá ser útil en la tarea de forjar entre todos lo que podría ser un nuevo tiempo; lo segundo, aparte de ser una política ya vieja, desatrosa y podrida, le va a llevar tarde o temprano a la marginalidad y luego, al olvido.

lunes, 21 de diciembre de 2015

Elecciones 2015. 4: obviedades

   Después de buscar por todas las páginas, ha sido en "El País" donde he encontrado un mejor reflejo de los datos de estas elecciones, por lo que aquí os dejo el enlace del que los saco. Las obviedades que se obtienen de ellos son las siguientes:
   1. El bipartidismo se ha roto. Le han dicho NO 5.172.776 ciudadanos que votan a Podemos (69 escaños) y 3.489.220 que votan a Ciudadanos (40 escaños), es decir, el 33'59 % de los votantes y el 31'14 % de los diputados. Ya no se podrán hacer esos enjuagues del PPSOE con la complicidad de los nacionalistas que apestaban desde hace tanto tiempo. Hoy, en esas tertulias de las cadenas televisivas, era patético ver a unos cuantos tertulianos a sueldo queriendo negar esta realidad avalada por datos tan contundentes.
   2. El PP ha ganado las elecciones y ha sufrido un serio descalabro. Es paradójico pero cierto. Lo primero se demuestra con un vistazo a esos entre 121 y 123 (o quizás llegue a 124) escaños que le van a dar el mayor número de diputados; lo segundo es también incontestable: en el mejor de los casos, habrá perdido 62 diputados (es decir, un tercio) con respecto a las anteriores elecciones, además de la mayoría absolutísima que tenía y que ha utilizado de un modo que explica este hundimiento, y, en cuanto al número de votos, ha bajado en 3.634.705 (dato al 99'75% del escrutinio; mis cálculos tendrán pequeños vaivenes, porque los saco de unas tablas que están en movimiento). Espero que esto represente el fin de la tiranía en cosas como política de empleo, política medioambiental, privatizaciones, derechos civiles o impunidad de los corruptos, por mencionar las que me vienen a botepronto a la cabeza. Y  su catástrofe podría haber sido mucho peor, porque el injusto y antidemocrático sistema electoral que padecemos le ha beneficiado sustancialmente.
   3. Los emergentes han quedado muy bien y pueden sentirse los verdaderos ganadores, pero... Podemos puede estar muy satisfecho, ya que tanto su número de votantes como los escaños obtenidos le señalan sin la menor duda como la formación que ha obtenido el balance positivo más abultado, mientras que Ciudadanos, que también ha obtenido un excelente balance positivo, tiene razones para sentir un sabor agridulce, ya que, si miramos a lo que se hubiera podido esperar tras sus resultados de la autonómicas, no hay duda de que lo conseguido al final ha sido menos; un ejemplo: después del encuentro Ribera - Iglesias ante Jordi Évole, ¿quiénes hubieran dicho que Podemos iba a quedar por delante de Ciudadanos y a tanta distancia? El partido de Ribera tendrá que reflexionar sobre esto; personalmente, aunque ahora se oye mucho que el bajón se debe a ciertas declaraciones sobre el aborto o la ley de violencia de género que hicieron en campaña, yo pienso que esto es secundario y que las verdaderas razones de sus pérdidas se deben sobre todo a las alianzas que han hecho tras las elecciones o a lo poco convincentes que, en algunos sitios, resultan los grupos reconvertidos que se han presentado bajo su nombre.
    4. El asunto PSOE. Escaños obtenidos en las elecciones de 2004: 164. En 2008: 169. En 2011: 110. En 2015: 90. Y esto, contando con el fuerte desgaste que inevitablemente tenía que sufrir el PP. Creo que sobran comentarios.
   5. El sistema electoral español no es sostenible en un país que se pretenda democrático: hay que cambiarlo ya. En la noticia de "El País" que os enlazo, se pueden obtener muy bien los números de votos obtenidos por cada formación, con lo que cualquiera puede comprobar lo injusto e inadmisible que es nuestro sistema, yo me voy a limitar a poneros algunos ejemplos de gran calibre: con 7.206.432 votos, el PP obtiene 123 escaños: ¿cómo es posible que Podemos y Ciudadanos, que entre ambos suman 1.455.564 votos más, obtengan 14 diputados menos? Esta desproporción es un serio atentado contra el derecho de representación de los votantes de las formaciones desfavorecidas. Veamos más; PSOE: 5.527.204 votos y 90 escaños; Podemos: 5.185.788 votos y 69 escaños. ¿Y el escandaloso beneficio obtenido por los partidos nacionalistas? Unidad Popular: 922.337 votos: 2 escaños; Bildu: 218.467 votos: 2 escaños. Esto es como decir que el voto de un elector de Bildu multiplica por 4'22 el valor del voto de un elector de Unidad Popular. No podremos decir que nuestro sistema es justo y democrático mientras no sea igual el valor del voto de todos los electores.      

viernes, 18 de diciembre de 2015

Elecciones 2015. 3: propuestas educativas: y de los problemas reales, ¿qué?

   Ayer estuve echando un vistazo a las propuestas educativas de UPyD, IU, Ciudadanos, Podemos, PP y PSOE y llegué a la conclusión de que todas tenían algo en común: ninguna animaba a que les votase. Para quien quiera mirarlas sin salir de este blog, recuerdo que en la columna de la derecha hay enlaces a todas esas formaciones, pero diré que, básicamente, el problema es el de ya hace muchos años: las propuestas educativas de nuestros partidos políticos son propuestas de escaparate, es decir, elaboradas no pensando en la auténtica situación y los problemas reales de nuestra educación, sino en conseguir una oferta de conjunto agradable a lo que ellos, a juzgar por los temas educativos de moda en los medios y por lo que estiman que complace más al público, consideran que va a cosechar más votos. De este modo, en la temporada electoral otoño-invierno 2015, parece que se van a llevar mucho el MIR profesoral, el bilingüismo, lo emocional (pinchad aquí para ver unas lúcidas consideraciones acerca de este timo), la innovación, los proyectos, la atención a la diversidad y la escuela inclusiva, por ejemplo. Del antedicho cóctel, sabéis que condeno radicalmente esos engaños del bilingüismo y las monsergas emocionalistas y que, en cuanto a las otras cuestiones, mantengo una postura fundamentadamente crítica, no tanto hacia ellas como al modo perverso en que suelen abordarse. De cara a las inminentes elecciones, mi objeción es la siguiente: la cuestión profesoral, los proyectos, la innovación, la atención a la diversidad y la escuela inclusiva aparecen en buena parte de las propuestas educativas, pero yo creo que de manera un tanto ociosa, ya que (cada una, según sus circunstancias) no hay ninguna razón de peso para resaltarlas, ya sea por  su importancia, por su necesidad, o por los problemas a los que hoy se enfrentan. 
   ¿Por qué, entonces, estas seis cuestiones y alguna otra similar tienen tanto éxito en las propuestas electorales? Muy sencillo: porque son resultonas y comercialotas, o sea, lo que digo: que se está buscando más seducir al público que proponer soluciones necesarias a problemas reales. Y en esto nos han salido tan demagógicos los experimentados PP y PSOE de toda la vida como las supuestas almas cándidas de Ciudadanos y Podemos. Con respecto a esta última formación, diré que debería entender que el edenismo "progre" está ya bastante rancio y que, en un partido tan de última hornada, sorprende que no se haya enterado de que la mayoría de sus "soluciones" estaban ya en los idílicos fundamentos de la LOGSE, ley cuyos planteamientos buenistas han sido triturados por la realidad. Por cierto y hablando de Podemos: en el punto 138 de su programa, se pueden leer estas palabras:
 La formación continua del profesorado en metodologías pedagógicas
 innovadoras e inclusivas será de obligado cumplimiento.
   ¿Catecismo metodológico innovador por obligación? La barrera de la libertad metodológica, que es la única que unánimemente se reconoce protegida por la libertad de cátedra, no se había atrevido a saltársela nadie: ¿lo va a hacer Podemos? Veremos. ¿Cómo, además, se le ocurre a Podemos imponer la innovación por decreto cuando muchas de sus propuestas pedagógicas están implantadas desde hace 25 años y fracasadas desde hace 24? Hay que afinar más.
   Otro caso particular es el de UPyD, partido cuya propuesta me parece la más razonable, aunque solo sea porque es el único que aún conserva el término "esfuerzo" y que defiende abiertamente el derecho a ser educado en español en cualquier punto de España, propuesta que, por insólita que parezca su formulación precisamente en España, no solo no es una perogrullada irrisoria, sino que resulta precisamente en la España de 2015 tan razonable como la exigencia de que se erradique la corrupción, me temo que no hace falta explicar por qué. El pero que tengo hacia lo que plantea UPyD va dirigido contra lo del esfuerzo y procede de los años en que pertenecí a ese partido, en los cuales dicho principo ya figuraba entre sus propuestas. En septiembre de 2011, en plena efervescencia del conflicto educativo en Madrid, los profesores afiliados a UPyD fuimos convocados por un importantísimo miembro de la dirección para que le diésemos ideas que pudieran utilizarse en la Asamblea de Madrid frente a los planteamientos de la hoy imputada por corrupción Lucía Figar. Para mi sorpresa, desde el principio, aquel importante miembro solo tuvo oídos para dos compañeras que se explayaron en la exposición del núcleo reivindicativo de la marea verde, o sea, una serie de asuntos marginales muy en la línea "resultona" de lo que se sigue llevando hoy y alejados por completo del mensaje de seriedad, esfuerzo y contenidos supuestamente defendido por UPyD. Esperé pacientemente hasta el final y entonces le dije a ese importante miembro de UPyD:
   -Todo esto está muy bien, pero lo que tenemos que hacerle llegar a la consejera es que es inexcusable la readmisión de todos los despedidos, ya que ello permitirá que se reduzca el número de alumnos por clase. 
    Su respuesta fueron estas palabras:
    -Es que, según los expertos, eso no es beneficioso para la educación. 
   Y yo -sorprendido, pero, tras lo visto en la reunión, menos de lo que habría estado dos horas antes- le dije:
   -Tráeme a esos expertos y lo discutimos.
   No hubo más. Unos días después, tuvo lugar el pleno de la asamblea madrileña en que se discutieron estos asuntos. Lo que UPyD le dijo allí a Lucía Figar se redujo a esto: que no había sabido gestionar el conflicto de la educación en Madrid. Esa misma noche redacté la carta en la que comunicaba mi baja en el partido.      
    Dejando aparte el verdadero mal que ha reventado a UPyD y que pocos conocemos: sus contradicciones internas, sus purgas repulsivas y la flagrante manera en que de puertas para adentro ha contravenido sistemáticamente lo que predicaba de puertas para afuera, lo que vengo a decir -volviendo al tema que nos ocupa, lo de la educación- es lo siguiente: que la educación está perdida, que no merece la pena que nos preocupemos de lo que los políticos propongan en este campo, porque a ellos se la pela, porque ninguno tiene ni puta idea de lo que a ella concierne (perdonad las groserías, motivadas y creo que justificadas por la indignación que me produce este asunto), porque, al final, desecharán -por muy razonable que sea- toda advertencia que les llegue tan pronto como represente no halagar al clientelado/electorado oligofrénico que insultantemente han forjado en sus perfiles, al que suponen capacitado solo para digerir estupideces buenistas y placebos político-educativos que de ningún modo señalen hacia la autocrítica social, el desenmascaramiento de los enjuagues del conglomerado de ineptos y ambiciosos que llevan  lustros cargándose la educación y la asunción de compromisos que en algún momento puedan exigir sacrificios y responsabilidad a esos gestores, esos papás y esos niños a los que quieren persuadir de que van a permanecer eternamente entre algodones. 
   Dentro de cuatro o cinco meses, vamos a disfrutar de unas cuantas ocasiones para reírnos hasta reventar: a propósito del cuarto centenario del fallecimiento de Miguel de Cervantes, ¿cuántos actos solemnes vamos a presenciar? ¿Cuántos discursos floridos? ¿A cuántos memos con cargo vamos a tener que soportar una retahíla de tópicos, o de frases sacadas de un prontuario elaborado por asesores o (en el caso de los más ocupados, menos apoyados o más desvergonzados) sacado de Wikipedia? ¿Cuántos de ellos lo más que conocerán del Quijote será una edición adaptada para lectores de doce años? Ya tuvimos un adelanto con el asunto aquel de los restos del escritor, a mi juicio, un tanto esperpéntico, desde el momento en que ni siquiera es seguro que lo que se guardó en un discreto monumento -cuya humildad deja muy claro lo fallido de la operación- sean en realidad los verdaderos restos. Aquella ocasión se frustró, pero, a partir de marzo de 2016, van a menudear, no hay que preocuparse. Allá cada cual con sus lecturas, pero lo que me subleva esto: que los políticos y los partidos que en esos actos estarán figurando para beneficiar su imagen de impulsores de la cultura, en realidad y a escondidas se la estarán cargando por el procedimiento de sacarla a patadas de los programas educativos, solo hace falta ver cómo está arrinconada en ellos desde hace años, precisamente, la literatura.
   Y ese colectivo es el que ha elaborado las propuestas educativas de los actuales programas, de manera que es completamente lógico que hayan eludido el dar relevancia o incluso el hacer mención de los problemas reales, los que habría que encarar si de verdad se quiere que nuestra enseñanza mejore. Esos problemas reales los percibimos muy de cerca los profesores, los alumnos (los colectivos que sin duda importan en la educación) y hasta los padres que de verdad quieren enterarse de las cosas. La Administración y los políticos, en general, no los ven o prefieren no verlos, porque hacerles frente estropearía la atractiva  apariencia de sus planes y propuestas.  Aquí tenéis, sucintamente presentados, algunos de esos problemas:
   1.- La creación de un sistema verdaderamente diversificado que haga frente a las necesidades reales del alumnado. Uno de los problemas mayores de nuestro sistema es que lo que ofrece a los alumnos de catorce años en adelante es demasiado unívoco. Como ya propusimos unos cuantos hace años, la primaria debería terminar a los catorce años y la posterior secundaria tener tres salidas: para los aprobados, una vía hacia el Bachillerato y la universidad y otra hacia la FP; para los suspensos, una vía que incluyera adquisición de conocimientos básicos e iniciación profesional. El programa debería completarse con una amplia oferta de pasarelas bien reguladas.
   2.- El tratamiento temprano de los problemas de aprendizaje. Los problemas de aprendizaje existen y los alumnos que los sufren tienen derecho a que sean adecuadamente tratados y con el personal y los apoyos pertinentes. Esa adecuación exige que se detecten y se aborden ya en la primaria, cosa que, a juzgar por los muchos que se afrontan en secundaria, no sucede en la actualidad, lo cual es gravísimo, porque el éxito en la erradicación de estos problemas está casi siempre relacionado con la atención temprana.
   3.- La erradicación de la presión sobre el aprobado. Los bajos niveles que en determinadas pruebas obtienen los estudiantes españoles tienen sobre todo una causa: que aquí es muy asequible la opción de aprobar sin estudiar, lo que induce a demasiados alumnos a elegir esa vía. En los centros españoles, tenemos muchísimos estudiantes muy capacitados que estudian y aprenden mucho, junto a los cuales hay un porcentaje nada despreciable que no estudian porque no quieren o porque saben que muchos profesores les van a aprobar con apenas exigencia por temor a las presiones de: padres, directivos, equipos de orientación, inspectores o, incluso, otros profesores o los propios alumnos. Aunque pueda parecer una simplificación, nada de esto es una fábula: llevo años viéndolo, y aún más: en los últimos, se añade una nueva vuelta de tuerca: cada vez hay más alumnos que, aun sabiendo que están justamente suspendidos, encolerizan a sus padres con mentiras para que estos vayan a ejercer sobre los profesores una presión feroz o algo más que feroz, y esto no es que lo haya visto, esto es que lo he sufrido. Estas prácticas abusivas deberían verse imposibilitadas, no solo por lo que tienen de inicuas, sino porque son la principal causa de las "bajadas de nivel" en nuestros institutos. Ayudaría mucho que el sistema de elección de los directores fuese más democrático, en contra de lo que impuso el PSOE en la LOE y lo que prefieren el PP y Ciudadanos. 
  4.- La limitación clara de las atribuciones de los departamentos de orientación. Los departamentos de orientación, y lo siento por los profesionales serios que hay en ellos, han tenido mucha culpa de lo anterior. Casi desde su creación, parecen haberse arrogado el papel de defensores del alumno que ninguna falta hacían. En más de uno de los centros en los que he estado y en decenas de reuniones y juntas de evaluación, he presenciado la escena de un orientador o un profesor de apoyo abogando por el reblandecimeinto de la exigencia, o criticando a un profesor porque a su juicio suspendía mucho, o intentando colar adaptaciones curriculares no preceptivas, hasta el punto de que hoy en día ya podemos hablar, gracias a su acción, de un cierto nivel de patologización de la enseñanza en los centros españoles, es decir, de la aparición de alumnos a los que se atribuyen males inexistentes -o se magnifican algunos irrelevantes que de verdad tienen- con el fin de que se les dé un tratamiento benévolo. ¿Cuántos profesores han trivializado las enseñanzas que estaban obligados a dar por contagio con estas posturas o por evitarse líos con los departamentos de orientación, entre cuyos miembros hay algunos que no se andan con bromas en este capítulo (podría dar unos cuantos nombres)? Me temo que la cifra es elevada, lo cual ha perjudicado al sistema en general y a muchos alumnos concretos y particulares que, por culpa de esto, han recibido una educación peor de lo que hubiera correspondido.
   5.- Cuestión lingüística. Poco que añadir y ya lo he dicho antes: es vergonzoso y repugnante que haya sitios en España donde se dificulte que un alumno pueda aprender en español. No tiene nombre la canallada totalitaria que han impuesto en este terreno los partidos nacionalistas, con la penosa complicidad o pasividad de los que no lo eran y de sucesivos Gobiernos centrales.
   6.- Bilingüismo. De esto ya he hablado en muchos artículos, alguno de los cuales figura en la columna de la derecha. Es un engaño de grandes dimensiones que va a perjudicar mucho a muchísimos alumnos. Y aquí va lo gordo: los partidos, sin una sola excepción, o lo apoyan o se callan.
   7.- Religión. Un país aconfesional no debería tenerla en sus programas oficiales. Que el PP le haya dado mayor importancia para el expediente del alumno es un auténtico abuso. La actual conversión al laicismo del PSOE resulta de película de Berlanga. He querido enlazaros un par de vídeos que tenía en los cuales el señor Fernández Vara se retrataba acerca de esta cuestión en un asunto de crucifijos que ocurrió en Extremadura hace unos años, pero ya han desaparecido de la red.
   8.- Conflictividad. No es un problema menor y algunos partidos la mencionan en sus propuestas, pero siempre envuelta en la vitola de la corrección política; así, se habla de planes contra la discrimanación racial o de opción sexual o contra la violencia de género, lacras que, si miramos los datos objetivos, no son un problema significativo en la convivencia de los centros, por lo que lo más adecuado sería establecer programas educativos de prevención contra esas conductas, los cuales ya existen, pues, por fortuna, vivmos en un país muy sensibilizado contra ellas. La desidia, la sumisión ante la corrección política y el empeño en no molestar en campaña hacen que los partidos tengan este comportamiento tan hipócrita y absurdo: ¿por qué hablan sobre todo de esto? Por una razón muy sencilla: ¿qué persona sana y normal va  a estar en contra de que se actúe contra esos males? Pero sucede que la conflictividad que sí es un problema generalizado en los centros educativos es especialmente otra: la que se produce a veces en aulas, pasillos o patios, la que ejercen algunos alumnos carentes de límites contra otros alumnos e incluso contra profesores. Sobre este problema real algunos evitan hablar y otros, como el PSOE o Podemos, formulan absurdas propuestas obstinadas en evitar toda disciplina firme (imprescindible en muchos casos) que solo funcionan en su imaginación y que, allá donde se han impuesto (sí: impuesto) lo único que han hecho ha sido agravar el problema.
   9.- Eso de los 18 años. Menos mal que recientemente el PSOE, creador y principal impulsor de esta propuesta, ha aclarado que no representa alargar la educación obligatoria hasta los 18 años -cosa que yo juraría que sí fue lo que propuso Gabilondo-, ya que esto crearía un serio conflicto con la edad laboral mínima. De lo que se trata, según dicen ahora, es de ampliar la oferta educativa para que tenga alicientes para cualquier persona de hasta esa edad. ¿Por qué se empecina el PSOE en proponer cosas que de hecho ya existen? Las ocurrencias y las cortinas de humo de siempre.
   10.- El Bachillerato y la FP. Una de las múltiples catástrofes de la LOGSE fue hacer obligatorio el aprobar el Bachillerato para acceder a la FP de grado superior, ya que ello supuso casi convertirlo en una etapa obligatoria y degradarlo hasta los penosos niveles que hoy se están viendo. Hace falta diferenciar las vías Bachillerato-Universidad y FP; en honor a la verdad, esto es algo que la LOMCE está intentando.
   11.- La concertada. Tema de amplio alcance del que también he hablado ya mucho y que se puede reducir a una formulación muy sencilla: una red privada y que ofrece los programas educativos regulares sostenida con fondos públicos es algo que no procede. Debería desaparecer, es puro ventajismo que la derecha ha aprovechado para favorecer a sus sectores afines, muy en especial, a la Iglesia.
   12.- Las competencias. El pacto global. La estabilidad. La financiación. La realidad ha demostrado que la educación, aunque aquí sea maltratada, es importantísima, tanto que algunos la han aprovechado para fines espurios, aberración que podría al menos mitigarse si se devolviera su competencia al Estado central (las autonomías también son Estado... español, pero autonómico) y se estableciera un sólido pacto global pensado para durar y ser respetado por todos. Naturalmente, este pacto debería dejar a tan importante servicio público a salvo de ultrajes económicos.
   13.- Revisión de los currículos. Debe decirse ya abiertamente: ¿son los contenidos de los actuales programas adecuados a la actualidad? A lo mejor sería pertinente abordar una amplia revisión de los currículos, un acuerdo parecido al del punto anterior. Lo que no procede es lo que estamos viviendo, por ejemplo, los profesores de Lengua: una constante puesta en tela de juicio de la gramática, la ortografía o la literatura. ¿Pa qué sirve eso?, se preguntan algunos, no pocos de ellos, inspectores o consejeros. ¿Genera dudas? Revísese, pues, pero lo que no es de recibo es meter los pronombres, la H, Góngora y El sí de las niñas en los programas oficiales y luego pretender que los profesores, bajo cuerda y bajo nuestra responsabilidad, arrojemos esas antiguallas a la basura y convirtamos nuestra asignatura en una especie de Español para extranjeros meramente comunicativo en el que enseñemos a los alumnos los iconos de internet, los paradigmas de las conversaciones en el autobús o cómo se redacta una solicitud de beca. El que quiera empobrecer los programas, que se responsabilice y se atreva a ponerlo en los boletines oficiales; mientras lo que haya ahí sea lo otro (que es lo que yo creo que debe estar), los profesores tendremos que darlo. Una solución por la que ha optado la LOMCE ha sido dejar lo que ya había y añadir además ese batiburrillo de competencias diversas que tenía la señora Gomendio en la cabeza, con lo que los programas han quedado más inabarcables de lo que ya eran. Urge poner un poco de orden aquí.    
   14.- La consideración del profesorado. De un tiempo a esta parte, y con especial intensidad en los últimos cuatro o cinco años, primero como estrategia de justificación de las tremendas injusticias que se nos infligieron y después como parte de un plan de profundización en la guerra contra los contenidos y el predominio del psicopedagogismo, a los profesores se nos ha traído a un primer plano con el pretexto de que se iba a mejorar nuestra figura y el sonrojante y reiterado embuste de que se nos consideraba superdignísimos y se nos concedía una importancia esencial, coreado por casi todos los partidos al mismo tiempo que proponían MIRES y PIRES cuya sola enunciación ya equivalía a proclamar que somos una gavilla de inútiles, cosa que es una flagrante mentira, la enésima injuria a la que se nos ha sometido últimamente. Sería hora ya de que esto cambiase y de que se dejase de utilizarnos como chivo expiatorio. Me parece que es UPyD quien propone en su programa que se tenga en cuenta nuestra voz y que se cuente con nosotros a la hora de elaborar futuros planes, ya que nosotros somos los verdaderos expertos en educación. Creo que es una propuesta muy sensata (omito aquí el extenderme sobre los "méritos" de buena parte de los que hoy en día están pasando por expertos en educación). Quizás, si se escuchase al profesorado, los responsables educativos conocerían mejor los problemas de la enseñanza y podrían llevar a cabo políticas más eficaces para atajarlos. Huelga repetir que una cosa son los profesores y otra los sindicatos y que para llegar a la verdadera voz de los primeros, no es obligatorio pasar por los segundos, ya que hoy en día existen multitud de medios que hacen viable la comunicación con colectivos amplios.  

lunes, 14 de diciembre de 2015

Elecciones 2015. 2: el renacer de la natalidad

   Últimamente, están apareciendo en los medios noticias, reportajes y entrevistas relativas al problema de la baja natalidad en España, moda que se ha intensificado estos días al aparecer la noticia de que, entre enero y junio de 2015, por primera vez en mucho tiempo, en España ha habido más defunciones que nacimientos. El problema es ya antiguo e importante, porque el envejecimiento de la población trae consecuencias negativas en todas las parcelas de la vida de una nación. Si los políticos, los periodistas y los gobernantes, en lugar de perder el tiempo con sus bobadas, leyeran La garita del guachimán (véanse las notas 1 y 2), haría ya mucho que habrían estado al tanto de esto, no habrían necesitado esperar a que llegase la campaña electoral de 2015 para enterarse y ya tendríamos bastante avanzadas algunas políticas para atajar este problema, con lo que no nos veríamos abocados a lo de siempre: correr y chapucear. 
   Durante muchos años, en lugar de hacer políticas de fomento de la natalidad, aquí hemos padecido prácticas de auténtica antinatalidad, prácticas tales como no conciliar en absoluto la vida familiar, no dar ayudas económicas o darlas insultantes y convertir a las mujeres embarazadas en población de alto riesgo de despido. Y como no hay duda de que las mujeres han sido grandes víctimas de este mal, algunas de ellas han formado un grupo llamado Malasmadres y, a través de Change.org, están difundiendo un vídeo que pretende concienciar a la sociedad y al empresariado. Desde luego, es un asunto que nos afecta a todos, y mucho. Aquí tenéis el vídeo: