VEROSIMILITUD

El concepto de verosimilitud ha ido variando sus significados y su importancia en la historia de la literatura hasta el punto de que se ha llegado a confundir más o menos con la idea de realismo´, pero no hay que confundir la verosimilitud del del mundo que nos rodea con la del mundo que crea el escritor.

Montañas del norte de China, Zhangye

La verosimilitud es un concepto ya antiguo. Platón ya acusó a los poetas de mentir. En el capítulo XI de la Poética, Aristóteles introduce la idea:

Es evidente, a partir de lo que se ha dicho, que relatar lo que ha sucedido no es el trabajo del poeta, sino contar lo que podría haber sucedido, lo posible según la verosimilitud o lo necesario. Pues el historiador y el poeta 1451b no se diferencian por expresarse en prosa o en verso […sino] en decir uno lo que ha sucedido, y el otro lo que podría suceder.

Mímesis Artificial III. Mateo Rodríguez

 

Para Aristóteles, las artes son mímesis, imitación, pero no se trata de una simple imitación, una copia fotográfica de la realidad, sino que expone algo que podría suceder y que es, por tanto, verosímil. Verosímil es todo aquello que entra en lo que los hombres aceptan como probable, y entre esas cosas puede haber algunas que sean imposibles en el mundo real. Frente a esta idea, lo ilógico o irracional es imposible.

 

Más adelante Aristóteles plantea una paradoja al decir que “es preferible lo imposible verosímil que lo posible inverosímil” (Capítulo XXIV), a partir de lo cual Boileau escribirá «Le vrai peut quelquefois n’être pas vraisemblable » (‘Lo real puede a veces no ser verosímil”). Si hay un conflicto entre la razón (lo VEROSÍMIL) y la realidad, hay que elegir la razón, lo verosímil. La VEROSIMILITUD se traduce en la credibilidad de la obra, en el hecho de que los elementos que la componen han de ser creíbles para los lectores o para la opinión común.

Los clasicistas españoles trataron el problema: la imitación ha de ser verosímil. A. López Pinciano en su Ars Poetica (1596) afirma que la obra literaria “no es historia, porque toca fábulas, ni mentira, porque toca historia; tiene por objeto el verosímil que todo lo abraça”. Define lo verosímil como elemento que excede a lo posible, desbordándolo con tal que sea creíble. Por tanto, lo imposible en el mundo real puede ser admisible dentro de la lógica interna de la obra de ficción. Para este autor, la verosimilitud está ligada al decoro.

Con los clasicistas se establece la distinción entre verdad y verosimilitud. Luzán, en su Poética, (1739) dedica un capítulo a ello: “De las dos especies de verdad, cierta y probable”, y dice:

Una es la verdad que de hecho es o realmente ha sido; otra es la verdad que verosímilmente es o ha sido o ha podido y debido ser según las fuerzas y el curso regular de la naturaleza. La primera verdad es la que buscan los teólogos, los matemáticos y las otras ciencias como también la historia. La segunda especie de verdad pertenece a los poetas, a los retóricos y a veces a los historiadores”

Acepta lo maravilloso verosímil siempre y cuando sea acorde a las opiniones del vulgo. Y más adelante, Luzán destaca el carácter social de la verosimilitud: “Será pues verosímil todo lo que es creíble, siendo creíble todo lo que es conforme a nuestras opiniones.” A continuación, diferencia dos tipos de verosimilitud, una popular y otra noble: todo lo que es verosímil para los doctos lo es también para el vulgo, pero no todo lo que es verosímil para el vulgo lo es para los doctos.

En ese sentido, Genette (“Vraisemblance y motivation”, 1968) se interesa por la verosimilitud como conformidad a la opinión del público, sea cual sea el género literario. Más adelante, en Figuras II (1979), establecerá su fórmula de Verosimilitud = función + motivación”.

Louis Vax (La séduction de l’étrange, 1965) expone un comentario de lo fantástico que puede resultar esclarecedor: No tiene sentido hablar de verosimilitud de un hecho fantástico: el concepto de fantástico no tiene valor en el mundo de la realidad. Pero lo fantástico, que es un mundo para él solo, posee su propia verdad, su propia verosimilitud, su propio error, que remedan y desfiguran la verdad, la verosimilitud y el error del mundo concreto”.

Jakobson establece que el máximo de verosimilitud es la realidad.

Todorov  afirmará que hay tantas “verosimilitudes” como géneros, es decir, esa verosimilitud como exigencia de conformidad con la opinión pública,  funciona en cada género de manera distinta. La Poética de Aristóteles ya lo considera así, en la medida en que debe ajustar su modelo de verosimilitud sobre la base de las características específicas de la comedia y de la tragedia.

Para Todorov «no se trata de establecer una verdad (lo que es imposible) sino de aproximársele, de dar la impresión de ella, y esta impresión será tanto más fuerte cuanto más hábil sea el relato...» Definde la verosimilitud como la forma en que la obra “essaie de nous faire croire qu’elle se conforme au réel et non à ses propres lois”.

Y distingue cuatro modos principales o tipos de verosimilitud que se relacionan en el espacio de la ficción: genérica, empírica, pragmática y diegética.

-Por la verosimilitud genérica se designarán las reglas de verosimilitud propias de un género concreto. Todorov señala muy claramente la naturaleza determinante de la verosimilitud genérica, que condiciona las expectativas y normas de recepción del lector. No se espera lo mismo de una novela policíaca que de una de ciencia ficción.

-El segundo tipo de verosimilitud, la verosimilitud empírica (o externa), alude específicamente a esta conformidad entre el universo representado y la experiencia común, experiencia que incluye tanto conocimiento y hechos atestiguados como opiniones o representaciones, y que no sabríamos, por tanto, reducir a las leyes físicas y a los datos históricos. Es la verosimilitud en relación a la vida real, cotidiana. Se juntan lo empíricamente posible y las ideologías que subyacen a la representación del mundo y de los comportamientos. Tiene que ver con lo socialmente aceptado, con la opinión, la norma.

-Verosimilitud pragmática se refiere a su vez al funcionamiento narrativo, es decir, a la credibilidad del narrador y a la situación de enunciación. Se entiende como la legitimización del acto narrativo: implica admitir no solo la posibilidad del mundo y de los acontecimientos representados sino también el acto mismo de la narración. La novela realista consiguió, por ejemplo, hacer que la omnisciencia absoluta fuera una convención pragmática evidente y que, sin embargo, parece inaceptable fuera de la ficción.

-La verosimilitud diegética (interna) refleja la coherencia dentro de la trama y se vincula con la unidad de acción aristotélica. Tiene que ver con la realidad interna del relato.

La verosimilitud sirve para mantener el equilibrio de la realidad literaria con la extraliteraria, para mantener la credibilidad de lo narrado y, según la verosimilitud, la obra literaria será realista, fantástica o maravillosa. La verosimilitud, en definitiva, remite a la lógica interna de la obra.

Banksy Street Art.

 


3 pensamentos em “VEROSIMILITUD

  1. Pingback: Verosimilitud | Cuaderno de Filosofía

  2. La cuestión de la verosimilitud me tocó comentarla en el ejercicio práctico de examen para la asignatura Introducción a la Teoría Literaria, hace unos años. Es un concepto que Invita a pensar si nuestra realidad cotidiana es verdadera o tan sólo verosímil, como si fuese una obra de teatro…

    No conocía las montañas de colores del norte de China. ¡Sorprendentes! Al principio pensé que se trataba de alguna obra artística, una pintura o algo parecido. Incluso si fuesen sólo una representación serían sorprendentes. Pero resulta que son realmente así, multicolores. No son verosímiles ni siendo verdaderamente como son. ¡Muy buena elección para ilustrar el tema!

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