new york por Martin Lusenet (Flirk)

Nueva York y la ID Cards para inmigrantes indocumentados

New York y la nueva ID Card: Nuevas formas de gestión de la ciudadanía desde las ciudades.

(Foto de Martin de Lusenet en Flickr. New York 2)

Ayer leía que Nueva York había aprobado una nueva tarjeta de identificación para indocumentados. En realidad es una nueva tarjeta para todos los que vivan en Nueva York, los “new yorkers”, los “neoyorkinos”. Esta tarjeta permitirá el acceso a los bancos, las bibliotecas públicas y los servicios sanitarios de la ciudad. Es una iniciativa que ya se hace en otras ciudades como Los Ángeles, San Francisco o New Haven.

El programa “NYC identity card program” busca aumentar la cohesión social mediante la creación de nuevas vías de integración social, uno de los grandes retos de las ciudades globales. Éstas necesitan atraer inmigrantes para su desarrollo, fomentar la integración de los que no tienen un hogar fijo, o desean ser considerados de un sexo determinado, o no tienen recursos como los más jóvenes sin empleo ni casa, o, simplemente, no tienen otra forma de ser identificados al ir a los bancos o tratar con la Administración Pública. Las ciudades no pueden depender del crecimiento natural de la población, ni de la inmigración de grupos tan concretos como la población del país en que se ubica la ciudad. Y, no pueden tener un montón de personas sin acceso a los servicios básicos por su situación laboral.

Este hecho coyuntural puede ser leído dentro de las dinámicas históricas que vivimos del siguiente modo:

La ciudad global incrementa sus recursos de intercambio con la inmigración. Ésta proporciona nuevas ideas, redes sociales, vínculos,  iniciativas empresariales, soluciones culturales y fuerza de trabajo que fortalecen a la ciudad como nodo global. Además, necesita a los jóvenes en movimiento y responder a las necesidades de su población marginada.

Pero, hasta hoy, los grupos nacionales y más poderosos intentan controlar los flujos y los recursos al máximo para ser favorecidos por el crecimiento de la ciudad. Para ello, utilizan al Estado que con sus  herramientas de coerción ha desarrollado “magníficos” sistemas de control de los flujos y del acceso a los servicios públicos y privados en su territorio. La idea era: “trabajad para nosotros pero no utilicéis nuestros servicios”. Al terminar vuestro trabajo, volveros a “casa”. Era la visión de algunas sociedades industriales de la postguerra y los “gloriosos treinta años de crecimiento económico. En Nueva York, esos grupos eran los que no quisieron una tarjeta de identificación estatal y se negaron a  ella hace años.

Poco a poco, las clases altas y medias de las ciudades en globalización que trabajan para las empresas transnacionales o para las empresas que trabajan para éstas se dan cuenta de que necesitan promover su ciudad y expandir sus redes más allá de barreras de una época anterior. Eso atrae inversión extranjera: riqueza. Por eso, la aprobación de este programa ha contado con tantos apoyos en el City Council de New York (43 de 48 votos). Empieza a solucionar graves problemas internos, da buena imagen de la ciudad, atrae a más gente, y es, posiblemente, bien visto por una parte importante de los inmigrantes ya asentados en la ciudad.

Globalizar la ciudad significa, desde una perspectiva demográfica, entrar dentro de los flujos migratorios, crecer demográficamente gracias a la inmigración de forma continuada desde todos los países del mundo. Quitar las barreras a los flujos. Atraer a los jóvenes para trabajar y pensar en la ciudad. ¿Cómo hacerlo sin que pierdan el control los grupos nacionales y más poderosos que controlan la ciudad?

Nueva York se suma a las ciudades que buscan un camino que responda a esa problemática más allá de los límites tradicionales del Estado. Recoge la idea de ella misma crear más status intermedios, es decir: formas de pertenencia que proporcionan algunos derechos básicos pero que no lo dan todo y que sólo sirve dentro de su territorio. La tarjeta de identificación creada para indocumentados va en esa dirección. Los sin papeles van a  tener un nuevo papel, parecido a ese papel “verde” que reciben en Europa los inmigrantes al principio de estar aquí pero con menos problemas para conseguirla y, por ahora, menos derechos pero que les integra algo más y les identifica ante los demás.

Con esta iniciativa, la ciudad se distancia más de su entorno geográfico. Adquiere nuevas herramientas políticas y económicas. Se hace más fuerte ante el Estado. Es más independiente y más global.

El Estado puede hacer muy poco ante esto. No tiene fuerza suficiente para tomar la iniciativa. Necesita que sus ciudades se globalicen. Y no puede impedir que solucionen problemas que le afectan especialmente a ellas y para las que es difícil que él encuentre una solución mejor. Si bien, este tipo de soluciones traerá consecuencias. Nueva York se hace más atractiva. Otras ciudades con menos energía de reacción caerán, dejarán de ser competitivas. No podrán sino quedar al margen a menos que se reinventen como dice en sus conferencias E. Glaesser.

Realmente, hoy New York es más fuerte que hace un mes.


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