ANARQUISMO EN COLOMBIA EN EL SIGLO XIX
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Monday April 22, 2013 03:18 by Colectivo Libertario Bandera Rojinegra - Comité Editorial Acción Libertaria ceaccionlibertaria at gmail dot com https://ceaccionlibertaria.wordpress.com/
Publicado originalmente en el periódico Acción Libertaria número 1-Septiembre de 2012
Durante los años de 1848-1849, la Nueva Granada vería florecer entre sus círculos tanto intelectuales como en organizaciones un sin número de textos provenientes de Europa, entre ellos toda la gama del socialismo utópico, el cual tendría gran preponderancia en la fundación tanto de los partidos políticos como de organizaciones de lucha social, específicamente del artesanado y otras iniciativas de carácter popular. Desde esta perspectiva creemos que es indispensable retomar la píldora de la memoria histórica, el reconocimiento a la organización de los/as de abajo y su trabajo político, el cual parece estar oculto desde la óptica del poder y de la historia oficialista, y es esa crítica al poder y sus mecanismos políticos, culturales y sociales los que nos hace repensar la influencia de estos socialistas y el hecho concreto de determinar si el anarquismo como filosofía política, organizativa y anti-estatal tuvo alguna influencia real en las organizaciones sociales de la Nueva Granda después de 1848 hasta finalizar el siglo e incluso que haya tenido alguna influencia real en las organizaciones sociales de la Nueva Granda después de 1848 hasta finalizar el siglo[1].
Publicado originalmente en el periódico Acción Libertaria número 1-Septiembre de 2012
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Por Colectivo Libertario Bandera Rojinegra
Durante los años de 1848-1849, la Nueva Granada vería florecer entre sus círculos tanto intelectuales como en organizaciones un sin número de textos provenientes de Europa, entre ellos toda la gama del socialismo utópico, el cual tendría gran preponderancia en la fundación tanto de los partidos políticos como de organizaciones de lucha social, específicamente del artesanado y otras iniciativas de carácter popular. Desde esta perspectiva creemos que es indispensable retomar la píldora de la memoria histórica, el reconocimiento a la organización de los/as de abajo y su trabajo político, el cual parece estar oculto desde la óptica del poder y de la historia oficialista, y es esa crítica al poder y sus mecanismos políticos, culturales y sociales los que nos hace repensar la influencia de estos socialistas y el hecho concreto de determinar si el anarquismo como filosofía política, organizativa y anti-estatal tuvo alguna influencia real en las organizaciones sociales de la Nueva Granda después de 1848 hasta finalizar el siglo e incluso que haya tenido alguna influencia real en las organizaciones sociales de la Nueva Granda después de 1848 hasta finalizar el siglo[1].
En Colombia, como en los demás países de América Latina (con la única excepción, tal vez, de México), cuando se trata de historiar el origen y organización del movimiento obrero, así como sus luchas, se suele tener en cuenta sólo la actividad de los partidos políticos (comunistas, socialistas, liberales). Liberales y marxistas “se disputan entre sí el protagonismo en este período de la historia colombiana y se proclaman como los promotores del desarrollo de la clase obrera”. En consecuencia, “el partido comunista y el liberal, se han ido encargando de borrar poco a poco la participación de los sectores que no hicieron parte de sus proyectos”[2]. Durante el año 1847 aparecería un primer folleto político llamado “Anarquía y Rojismo en la nueva granada”, del autor Manuel Ancizar, personaje que crearía tal vez la primera imprenta y el periódico influenciado por el pensador socialista utópico Proudhon[3], titulado El neogranadino[4]. Fundado en 1848, poseía para el año siguiente grandes adeptos dentro de los círculos artesanales e intelectuales, siendo difundido por Manuel Murillo Toro y sus textos parecían tener una mezcla de Utopismo socialista y liberalismo político.
Proudhon escribiría para 1863 un libro titulado “El principio federativo” en donde explicaba la necesidad de federar organizaciones o comunidades mediante un pacto libre de producción y consumo que tal vez influyó en los círculos liberales de los Estados Unidos de Colombia, nombrada así en la constitución de Rio Negro, conformada por nueve estados federados y quien Murillo Toro seria presidente desde 1864 hasta 1866. El Alacrán sería otro panfleto que abarcaba las cuestiones sociales y vería la luz en 1849; fundado por dos intelectuales: Joaquín Pablo Posada y Fernán Pineros[5]. El alacrán poseía escritos de crítica a lo que ellos denominaban como “clase rica”, y se hablaba ya de la reivindicación del “comunismo”. Desde esta perspectiva podemos inferir que la influencia de los socialistas utópicos era real y concreta, los textos en estos panfletos poseían una inclinación socialista. Al mismo tiempo que se crea el periódico El Neogranadino, se funda las primeras “sociedades de artesanos” como organizaciones que luchaban en un principio contra el librecambismo, un sistema económico que buscaba bajar los aranceles a los productos importados, dejando atrás los productos creados por el artesanado a la par que creaba monopolios textiles ingleses. En esta medida las organizaciones de artesanos estuvieron dentro de la fracción más radical del partido liberal (conocidos como Gólgotas), pero con el tiempo y al calor de los conflictos se convertirían en “centros autónomos de acción política”.
Hablando sobre las reuniones de los artesanos, comúnmente sus conclusiones políticas argumentaban que “la propiedad era un robo”, lema hecho famoso por la obra magistral llamada ¿Qué es la propiedad? del mismo Proudhon. Para algunos autores estas sociedades democráticas artesanales serian las bases para fundamentar el sindicalismo en el siglo XX y para otros es seguro que durante la dictadura de los artesanos en 1854 por medio del General Melo, sugerirían una posible conexión con organizaciones europeas como las sociedades de demócratas fraternales. Lo que permite inferir es que de algún modo el mutualismo anarquista profesado por Proudhon tenía un peso, desde la misma perspectiva de buscar la organización como punto de lucha colectiva y el ataque al “sagrado” titulo de la propiedad.
La Comuna anarquista en la finalización de siglo XIX
Para finales del siglo XIX aparecerá Jacinto Albarracín, un anarquista de ascendencia indígena que daría a la luz dos publicaciones de tipo social como El faro y más tarde La razón del obrero. Fue un incansable luchador de la libertad, convoco congresos, asambleas, centros culturales, siempre en busca de la emancipación del pueblo. Pero tal vez el hecho que más nos atañe es la organización de una comuna autogestionaria, llamada “Otache” y que se encontraba en la selva del Magdalena Medio boyacense, y la cual se basaría en la autarquía, a la par que la producción se realizaría de tipo colectivo convirtiéndose en una organización “sin ley, sin autoridad, ni conceptos de propiedad ni poderes judiciales”[6], tal cual eran afirmaciones tanto de los anarquistas europeos como del mismo federalismo libertario. La reacción del Estado no se hizo esperar, lo que produciría la desaparición de este proyecto autónomo y alternativo tanto de los entes gubernamentales como a los entes de carácter socialista marxista. Aun que no hay dato especifico del año de esta comuna, algunos textos la aproximan a 1889-1890. La vida de esta, a pesar de ser de carácter efímero demostraría una iniciativa real de organización anarquista y de una conexión no sólo artesanal con esta ideología política sino también la participación de algunos ideas propias de los/as indígenas, como bien lo demostraría una foto en los años 20 donde aparecería Quintín Lame junto a algunos libertarios. El anarquista Biófilo Panclasta definiría la personalidad de Albarracín de la siguiente manera; “excesivamente avanzado, tocaba los linderos del anarquismo” y lo nombró “Quijote Rojo”. Aunque no hubo una consolidación total de organizaciones anarquistas en el siglo XIX y en la Nueva Granada tal como sucedería en varia partes de Latinoamérica, en especial Argentina, las ideas libertarias de Proudhon y las influencias de sus textos y de los demás socialistas llegaron a tener eco en estas tierras. La consolidación se vendría a darse durante los primeros años del siglo XX, pero desmeritar las iniciativas tanto de organizaciones como de protestas populares con carácter o influencia anarquista sería jugarle al oficialismo histórico, no sólo partidista sino del mismo oficialismo comunista.
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1 William Andrés Mesa, “Sobre el Anarquismo durante el Siglo XIX en la Nueva Granada”
2 Juan Carlos Gamboa Martínez y Amadeo Clavijo Ramírez. Participación del anarquismo y del anarcosindicalismo en las organizaciones y luchas obreras en Colombia durante la década de los veinte. Versión resumida de una tesis de Licenciatura en Ciencias Sociales. Universidad Pedagógica Nacional. Bogotá, 1988. P. 1.
3 Proudhon desarrollaría un papel de “puente” entre el socialismo utópico y el anarquismo, y en ningún caso logro desarrollar las ideas ácratas políticamente ni económicamente, del mismo modo es cuestionado por alejarse de los principios libertarios (seria diputado, propondría la creación del “banco del pueblo”).
4 En algunos textos sobre la historia del anarquismo en Colombia aparece que el panfleto “el neogranadino” habría sido creado en 1849, lo cual contradice en muchos aspectos la historia de la prensa en Colombia ya que según esta, Manuel Ancizar crearía una imprenta en 1848 con el mismo título del panfleto. De hecho no aparece el nombre de Manuel Ancizar como fundador, si no aparece el nombre de Manuel Murillo Toro como difusor del periódico de influencia proudohiana.
5 Alfredo Gómez Muller. Anarquismo y anarcosindicalismo en América Latina. 2009. P. 61
6 VILLANUEVA, Orlando. Ibíd. Pág. 98
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