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Reflexiones anarco-comunistas sobre el proceso venezolano
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Monday March 18, 2013 11:55 by José Francisco Magón
Uno de los grandes temas contingentes en las últimas semanas en el imaginario de la izquierda a nivel nacional, regional e internacional ha sido la muerte de Hugo Chavez. Evidentemente un personaje carismático y bastante excéntrico – líder de la llamada “revolución bolivariana”- que encabezó un proceso social, muy complejo, que contiene hasta ahora una gama de aciertos, contradicciones y limitaciones. Las diferentes tendencias políticas han dado condolencias, han planteado sus opiniones a favor del proceso o se han posicionado de alguna forma sobre este hecho y el proceso detrás. Los libertarios no se han excluido de este proceso de discusión y un conjunto de puntos de vista se ventilan en los diferentes medios no exentos de polémica.
Uno de los grandes temas contingentes en las últimas semanas en el imaginario de la izquierda a nivel nacional, regional e internacional ha sido la muerte de Hugo Chavez. Evidentemente un personaje carismático y bastante excéntrico – líder de la llamada “revolución bolivariana”- que encabezó un proceso social, muy complejo, que contiene hasta ahora una gama de aciertos, contradicciones y limitaciones. Las diferentes tendencias políticas han dado condolencias, han planteado sus opiniones a favor del proceso o se han posicionado de alguna forma sobre este hecho y el proceso detrás. Los libertarios no se han excluido de este proceso de discusión y un conjunto de puntos de vista se ventilan en los diferentes medios no exentos de polémica. Un tema realmente difícil y delicado de analizar desde nuestra matriz libertaria y anarco-comunista. Por un lado los que respaldan el proceso como un ingenuo Moctezuma dejando entrar a Hernan Cortés –confundido con el salvador Quetzalcoatl- en la ciudad de Tenochtitlan. Y por otro lado los jesuitas del comunismo libertario y del anarquismo que neuróticamente repiten rosarios que se descontextualizan a la luz de la Historia. El objetivo de este artículo es poder aportar al debate desde una perspectiva anarco-comunista y del anarquismo social para fomentar el rearme discursivo e ideológico de las tendencias libertarias en el seno de la clase trabajadora y la realidad de la lucha de clases nacional, regional e internacional.
El proceso social que se desarrolla en Venezuela debe ser analizado - según mi opinión - desde una perspectiva materialista histórica ¿Qué quiere decir esto? Que es necesario analizar dialécticamente un proceso y sus contradicciones, lo que es un ejercicio que beneficia al rearme discusivo de los trabajadores y de los libertarios en el continente. El socialismo y sus diversas expresiones se han dado en nuestra historia reciente y los venezolanos lo han puesto en la orden del día en nuestra región. Esto no quiere decir que el socialismo no pueda ser sometido a un análisis, a una crítica y a la toma de una posición política en relación a sus expresiones en la lucha de clases internacional. No por tener una opinión desde nuestras nociones anarco-comunistas tendremos una visión sesgada por la ideología como insinúan varios pragmáticos. Al contrario, como libertarios podemos aportar no solo a lo que sucede en Venezuela sino a lo que se viene en otros países del continente.
En Venezuela y en cualquier país en donde se han radicalizado los procesos sociales hay que “analizar los grados de transformación de los cambios cuantitativos en cualitativos; la irrupción de la gradualidad; los cambios a través de saltos, la negación del movimiento inicial del desarrollo y la negación de esta misma negación; la repetición, en un plano superior, de ciertas facetas y rasgos del estado inicial” (Osvaldo Sunkel, “El subdesarrollo latinoamericano y la teoría del subdesarrollo”). Es de esta forma –reconociendo que pueden haber muchas más- que podemos comprender si el proceso bolivariano es una verdadera revolución o si es posible proyectar un conjunto de elementos de cambios por medio de saltos cualitativos y revolucionarios.
Los grados de trasformación
Al son de las elecciones parlamentarias, Chavez lograba la dirección del gobierno de la República de Venezuela con el 56,2 % de los votos el 6 de diciembre 1998. Lo que en un momento parecía la “repetición” del contraste socialdemócrata a la institucionalidad neoliberal-burguesa nos iba a demostrar ciertos cambios. Comenzaba, gradualmente, a provocar algunas transformaciones económicas e institucionales que se traducirán en una ofensiva al neoliberalismo en la región, pero no al capitalismo. ¿Por qué no al capitalismo? Por la sencilla razón que todavía no estalla una revolución social con tal grados de contenido y formas de lucha, que hayan dado grandes saltos cualitativos en este siglo. No hemos tenido el privilegio de observar o protagonizar tales grados de cambio por ahora, pero procesos como el venezolano nos dan a proyectar la antesala de nuevos procesos más radicales que podrían estallar. En Venezuela hemos visto procesos graduales que se han traducido en economías mixtas, reformas institucionales y el rearme del movimiento de trabajadores y de las organizaciones del movimiento popular. Es una nueva etapa del orden mundial pos-caída del muro de Berlín en donde el socialismo entra en la escena del debate. Y por ende su análisis en lo que respecta a sus formas de construcción es esencial.
Estos cambios graduales han sido un indicio de peligro para el imperialismo, lo observamos cuando la ultra-derecha latinoamericana y norteamericana se juntaba el 17 de noviembre del 2010 en la cumbre “Peligro en los Andes” para analizar los peligros de los procesos latinoamericanos y en especial de Venezuela. Esto es un antecedente y nos demuestra que el proceso venezolano inquieta a la derecha y a la presencia del imperialismo en nuestro continente.
Las transformaciones sucedidas en Venezuela serían interesantes analizarlas a través de las mismas concepciones de sus actores políticos del proceso. En lo que respecta a la “revolución” Chávez comentaba sobre las tareas del proyecto bolivariano que era:
“un programa de transición al socialismo y de radicalización de la democracia participativa y protagónica . Partimos del principio de que acelerar la transición pasa necesariamente por, valga la redundancia, acelerar el proceso de restitución del poder al pueblo. El vivo, efectivo y pleno ejercicio del poder popular protagónico es insustituible condición de posibilidad para el socialismo bolivariano del siglo XXI….El patrón de medición de los logros socialistas es: hasta qué grado las medidas y políticas adoptadas contribuyen activamente a la constitución y consolidación bien arraigada de un modo sustancialmente democrático, de control social y autogestión general ”(Aram Aharonian, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=165074).
Estas palabras enunciadas son muy seductoras para los libertarios, sin embargo eran elementos que entraban en contradicción con la institucionalidad burocrática y la corrupción en el gobierno, los servicios públicos y el Partido Socialista Unido de Venezuela. Pero a pesar de ello, efectivamente estas ideas marcan cambios cuantitativos en cualitativos; que se han traducido en el desarrollo de la participación política de los trabajadores y del movimiento popular, pero que todavía no da un salto cualitativo que fomente un proceso revolucionario más allá de la soberanía nacional y el estado nacional autónomo al imperialismo. Las ideas programáticas del proyecto bolivariano a pesar de entrar en contradicción -que el mismísimo PSUV reconoce en sus líneas estratégicas – dicen lo siguiente:
“El Comandante Hugo Chávez ha hecho reiterados llamados al Partido, a los fines de establecer una amplia política de participación y de interpelación popular, orientada al impulso del control popular de la gestión gubernamental en todos sus niveles. Esta política de interpelación popular es una de las tareas principales de los y las militantes del PSUV: reconocer, organizar y viabilizar las amplias demandas sociales acumuladas en nuestra sociedad, para que se encuentren soluciones sostenibles, en el marco de la lucha por la construcción del Socialismo Bolivariano. Es preciso reconocer que esta tarea ha sido, en muchos sentidos, descuidada por el PSUV, en parte presionado por circunstancias propias de nuestro proceso político, en parte como consecuencia de una valoración errada de la relación entre el pueblo, el Partido y el gobierno. Un partido desvinculado de las luchas del pueblo y sus demandas, es un partido que ve seriamente limitada su capacidad para servir de instrumento motorizador de la transformación socialista de la sociedad. De esta manera, se reconoce como una cuestión de primerísimo orden, a partir de este momento, profundizar y consolidar los vínculos entre el Partido y las masas. Para consolidar estos vínculos, es fundamental que los sectores populares se reconozcan en el Partido, es decir, el Partido no puede ser identificado como una suerte de apéndice del Estado, sino como un instrumento que acompaña al pueblo en sus luchas y en la construcción del Poder Popular.” (Líneas estratégicas de acción política del PSUV).
De lo anterior podemos concluir que en primer lugar hay una intención de integrar al mundo de los trabajadores al gobierno bolivariano con el objetivo de participar del proceso social de expropiación de empresas y fomentar su gestión, a las tareas ejecutivas como administrativas del aparato estatal y a los servicios públicos. Este fenómeno gradual que se ha instalado paulatinamente en Venezuela -es gradual, ya que sigue existiendo la propiedad privada y un conglomerado de empresarios estratégicos, sin olvidar la ausencia de un verdadero poder dual como característica de todo proceso revolucionario- marca un precedente que preocupa en el sentido en que la principal organización política de Venezuela quiere desarrollar una integración del movimiento popular a la maquinaria estatal; esta concepción del poder popular bolivariano discrepa rotundamente con la noción de poder popular del comunismo libertario (anarquismo comunista y social), ya que ahoga la autonomía de clase en el estado, burocratiza el proceso, confunde a los trabajadores y da las condiciones para un declive de este proceso social - y es lamentable que “libertarios” hagan la vista gorda, olvidando el proyecto histórico y programático del anarco-comunismo -.
Esta estrategia, muy similar a la noción de Lenin en “El Estado y la Revolución” -quitándole eso sí la pizca de la dictadura del proletariado-, se deriva de una conclusión para la superación de la burocracia que es errónea. Desde la perspectiva libertaria el estado nacional, la soberanía y el poder político embrutecen al proletariado y lo llevan a la derrota. La historia es unánime en los hechos frente a estas lógicas de operar políticamente a lo “jacobino libertario”. En este punto anterior vale la pena recordar a los muertos sepultados por la historia con el fin de que no resuciten.
Las revoluciones pierden el oxígeno con la intervención de los gobiernos –esto hay que tenerlo muy claro como libertarios-, y el poder político, la soberanía nacional y el estado nacional son las estructuras ideológicas y políticas que no siempre estarán del lado de los trabajadores. Y en Venezuela no es la excepción, pero hay gobiernos y gobiernos, lo que quiere decir que hay grados de conflictos con unos y posibilidad de acuerdos tácticos con otros. Pero nunca podemos apoyar el proyecto político de las social-democracias criollas y los gobiernos populistas a secas, siempre es importante brindar el análisis para apuntar a una revolución y sus tareas: la toma de los medios de producción, la autogestión socialista, la expropiación de la propiedad privada y los servicios públicos con la autogestión de los trabajadores.
Las sociales-democracias en el tercer mundo fueron gobiernos que dieron condiciones para el desarrollo del movimiento de los trabajadores y que el imperialismo boicoteo, utilizando hasta los más brutales medios. Esto lo sabemos directamente los trabajadores de América Latina y la imposición de las dictaduras de la segunda mitad del siglo XX fueron una muestra muy clara de esto. Hoy el nuevo escenario mundial nos muestra nuevos gobiernos progresistas en el “tercer mundo”, en este nuevo escenario se puede caer en la confusión, ya que por un lado un gobierno progresista no necesariamente se traduce en mejores condiciones para la lucha de los trabajadores y la construcción del socialismo. De hecho los gobiernos progresistas se pueden prestar para ser bisagras de los antagonismos y las contradicciones de clase entre la burguesía y clase trabajadora.
¿Y qué piensan los libertarios?
Hay varias posturas, que se han polarizado, a la hora de analizar la problemática nacional y el desarrollo de los gobiernos progresistas en el tercer mundo y en especial el caso de la “revolución bolivariana”. Examinemos algunas posturas sobre el proceso bolivariano.
Alternativa Libertaria de Francia planteaba que “El chavismo no es un fenómeno nuevo en la historia. Está en consonancia con los nacionalistas de izquierda como de Mossadegh en Irán en 1952, el egipcio Nasser en 1956, y el libio Gaddafi en 1977. Cada vez que la ambición detrás de la retórica de "socialista" se perfila como un verdadero capitalismo nacional” (http://alternativelibertaire.org/spip.php?article754 ). Efectivamente el chavismo no es algo nuevo en estos puntos, ya que en la historia hemos visto el intento de desarrollar capitalismos nacionales que entran en conflicto con el imperialismo. Y nadie pued negar este capitalismo nacional en transición a un tipo de socialismo La lejanía del análisis de esta organización europea no nos pone en la mesa los niveles de organización popular y ciertos procesos que no son el calco y copia de los progresismos del siglo XX, pero no se va con rodeos y da su posición escéptica al chavismo
La Federación anarquista uruguaya nos comenta que “el dolor de pueblo es un dolor que duele” y más que convicciones nos invita a reflexionar con preguntas después de dar condolencias a Chavez y al duelo de los trabajadores venezolanos: “En ese pueblo multitudinario que sale a la calle en Venezuela hay expresión de dolor, sentimiento de pérdida de algo querido. Al mismo tiempo dentro del dolor marcan que hay un rumbo a seguir, que quedó una línea trazada. Así lo viven, lo sienten y lo dicen. “Nuestro deber hoy es seguir más a fondo con el socialismo, con la lucha del proyecto que nos legó el comandante”, responde a un reportero un entrevistado al paso. Otros dicen cosas parecidas y mencionan lucha y socialismo una y otra vez. ¿Qué subjetividad produjo esta experiencia social en los de abajo? Difícil para responder y menos rápidamente y hoy. Se vive en le dimensión de la emoción, la angustia, el sentimiento aporreado. También la rebeldía. Que trajeron estos vientos tan fluidos, con tanta contradicción, con tanto de esperanza para amplios sectores de los de debajo de verdad. Lugar donde fue más extenso el respaldo a Hugo Chavez. ¿Qué elementos ideológicos se produjeron? ¿Cómo se expresarán estos elementos en el mañana cercano?”
La organización anarquista Revolucionaria de Venezuela, que llamó a votar por Chavez, tiene una lectura muy interesante reconociendo diferencias: “Como anarquistas, siempre consideramos a Chávez un compañero, un hermano, uno más en nuestras trincheras de lucha. A pesar de nuestras diferencias y de nuestras críticas mutuas, siempre fue la unidad del pueblo y la potencialidad de su organización las consignas que mantuvieron articuladas nuestras acciones. Son tiempos de continuar la lucha iniciada el 27F de 1989. Son tiempos de reivindicar el sendero de la lucha por la vida, por el comunismo libertario, por la revolución, por la verdadera revolución.”(http://www.anarkismo.net/article/25055 )
Existen contradicciones en el discurso de varias organizaciones y militantes libertarios en relación a la acción autónoma, la autogestión y el poder popular en contraste con el Estado, ósea el problema del poder político. Debemos recordar los orígenes del anarquismo social! Los trabajadores que se opusieron a la participación política parlamentaria en el seno de la I internacional nos recuerdan quienes somos como libertarios, a pesar que a los pragmáticos y revisionistas les yerba la sangre al invocar hechos tan “lejanos” de nuestra historia, pero que se pisan la cola hablando de soberanía nacional al igual que los jacobinos en la revolución francesa. ¡O que se dignan a mencionar a Bolívar y a la elite criolla que dejó al campesinado latino americano al alero de las oligarquías mercantiles y latifundistas!
Evidentemente hay diferentes posturas dentro del mundo libertario, lo que expresa que el comunismo libertario necesita mayor grado de comprensión de la realidad y un fortalecimiento del discurso con el fin de orientar a la clase trabajadora en las luchas de clases alrededor del mundo. Hay que recordar lo que somos y no ser filisteos. Los comunistas libertarios debemos fomentar la conciencia del movimiento popular y del sujeto revolucionario, los sucesos actuales nos demuestran que falta debate, análisis y organización proletaria que acumule tanto en una nueva subjetividad revolucionaria, como también en la construcción de los órganos de combate de nuestra clase en pro del socialismo.
Algunas conclusiones
Los libertarios, que apuntan a una forma de construcción del movimiento popular, debemos hacer memoria de nuestras enseñanzas y nuestras conclusiones para no repetir nuestras derrotas históricas. La autogestión y el control de los medios de producción por los trabajadores a través de la lucha armada con el fin de la expropiación d lso medios d producción, la autonomía de clase en relación al Estado y su inevitable lucha en contra este, la democracia directa y la acción directa al interior del movimiento de los trabajadores, la lucha contra la burocracia y el verticalismo son elementos que componen nuestra tendencia y eso no hay que olvidarlo -¡carajo!- Este conjunto de compañeros y compañeras que nos atrevemos día a día en llevar a la práctica nuestras convicciones, que se organizan en los territorios, en los frentes estudiantiles, en los sindicatos y todas las expresiones venidas del movimiento de trabajadores son una fuerza que debe impulsar en el día a día la construcción de un nuevo tejido social, una subjetividad revolucionaria y los órganos de la clase trabajadora con el fin de crear un socialismo nuevo, desde abajo y que se levante por los socialismos que fracasaron. Chávez ha muerto y eso es lamentable, ya que su pueblo lo amó, pero la revolución todavía no ha comenzado y Venezuela carece de una dirección realmente revolucionaria, ya que el PSUV entra en contraste con la construcción de un socialismo revolucionario y nuevo -el socialismo del siglo XXI no es muy diferente a las democracias avanzadas del siglo XX-. Los trabajadores podrán emanciparse por sí mismos y hasta los gobiernos más progresistas pondrán obstáculos para que la clase trabajadora cumpla sus tareas históricas y revolucionarias!. Los trabajadores y el movimiento popular venezolano tienen una gran tarea por delante y depende de ellos la configuración del nuevo escenario de la lucha de clases en el continente logrando romper las estructuras que obstaculizan su paso.
Arriba los que luchan!
Por el socialismo y la libertad!
José Francisco Magón
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