Miles de instituciones de microfinanzas sirven a millones de personas del mundo pobre, desde las zonas rurales del sudeste asiático hasta incipientes pequeñas empresas en aldeas y ciudades de África occidental. Este movimiento de créditos a pequeña escala puede cambiar el destino de muchos rechazados por el sistema bancario tradicional.
Pero el microcrédito no es una solución milagrosa para la pobreza. Si las tasas de interés son elevadas, los beneficiarios corren riesgo de repetir el ciclo interminable de préstamo y endeudamiento, y las microfinanzas pueden tener efectos indeseables. IPS sigue el rastro del microcrédito y su impacto en el Sur global. |