Aeropuerto Lleida-Alguaire. Entrevista a Fermín Vázquez b720 Arquitectos
EMISIÓN TV "COSES I CASES" (
Alins Produccions)
El programa de necesidades del aeropuerto de Lleida-Alguaire incluye un edificio terminal, la torre de control y dos espacios destinados a talleres. Ninguno de ellos reunía las características suficientes para representar el nuevo aeropuerto, por lo que la estrategia seguida busca la unión de los tres programas mediante un único gesto visual capaz de encontrar un equilibrio entre el intento de evitar un artefacto extraño aterrizado sobres los campos de
Lleida y la de no perder el carácter de referencia reconocible.
Una gran envolvente a modo de manto continuo cubre el edificio y unifica sus diversas funciones y estructuras, plegándose a ambos lados de la torre de control para dibujar una marcada curva que articula la singularidad del proyecto.
UNIDAD VISUAL
Sobre la superficie limpia y amplia de los campos de cultivo, fragmentada únicamente en su mismo plano por las texturas de los diferentes colores, no se busca una referencia a las habituales metáforas formales referidas a las alas, las aves o al mundo de la aerodinámica y la tecnología. En este caso, la combinación de acabados -vegetales, madera y chapa microperforada lacada- proporciona un conjunto de texturas y tonos que remiten al carácter próximo del entorno agrícola de Lleida y vincula el aeropuerto al territorio en el que se inserta. La traslación, cambiada de escala y regularizada, de los colores de las parcelas de cultivo de
Alguaire a la cubierta y la fachada no pretende un mimetismo de camuflaje, sino una alusión directa al carácter del terreno, a su identidad. Un canto de chapa de acero cor-ten empaqueta el espesor de las capas de cubierta, estructura y el falso techo para materializar la lectura precisa de un plano grueso que se proyecta sobre las fachadas.
TERMINAL DE PASAJEROS
El edificio terminal, que filtra al usuario del lado tierra al lado aire y viceversa, se soluciona en una sola planta unificando las circulaciones en un mismo nivel. El vestíbulo principal aprovecha la mayor altura libre, la luminosidad creada por la ondulación de las franjas de la cubierta y la relación visual con el exterior para vincular los diferentes espacios y orientar al pasajero en todo momento.
Un muro cortina acristalado de suelo a techo delimita la zona de pasajeros. Un sistema de soporte desde la parte superior libera de obstáculos la visión a la altura del usuario. Los grandes voladizos, sumados a la utilización de vidrios eficientes de control solar, aseguran una óptima protección solar sin requerimiento de elementos complementarios. Por otro lado, dos bloques técnicos opacos, entendidos como volúmenes compactos cubiertos por el orden superior de la cubierta, alojan las dependencias que necesariamente deben estar separadas de los espacios diáfanos.
TORRE DE
CONTROL
La torre de control, de 42 metros de altura, se ha diseñado como una obra singular que va más allá de la propia estructura, englobando e integrando arquitectónicamente los proyectos de la terminal y los edificios anexos. La torre se integra con los otros cuerpos mediante el pliegue de la cubierta, creando una doble piel traslúcida que homogeniza y protege los huecos interiores. El fanal superior, pieza de geometría y materiales estrictamente invariables, se asume como un elemento técnico más. A diferencia de lo que ocurre en la mayoría de edificios de este tipo, la arquitectura de la torre responde en este caso con igual efectividad a los requerimientos aeronáuticos, a los territoriales y a los paisajísticos.
CRITERIOS MEDIOAMBIENTALES
La gran cubierta que caracteriza el edificio constituye también su principal argumento medioambiental. Los diferentes acabados proporcionan inercia o ventilación frente a la radiación solar, un aislamiento térmico reforzado minimiza las pérdidas energéticas a través del plano más sensible del edificio, la presencia de zonas vegetales proporciona cierta continuidad de la huella del edificio sobre el terreno, y su vuelo sobre las fachadas protege el interior de la exposición solar directa. Un conjunto de medidas arquitectónicas simples y adecuadas al carácter de la propuesta que permiten alcanzar una calificación energética clase B.