Si hay un arbustillo serrano digno de ser querido, sin duda es el Piquillín. Campea en las faldas de los cerros y junto a los senderos serranos. Decir Piquillín es decir Sierras de Córdoba. Son una y la misma cosa. Es que, es tan típico, que forja la identidad de nuestras sierras. Si faltara, ya no serían lo mismo. Sus frutos son deliciosos y son golosina natural para los niños, y también para los pájaros, que lo visitan con frecuencia. La semilla es como un menudo grano de arroz. Existen dos variedades: la grande y la chica. En este video vemos la variedad grande, llamada Condalia Buxifolia, que no debe confundirse con su pariente cercano, Condalia Microphyla, Piquillín Chico por su nombre vulgar. Para diferenciar ambas especies se debe mirar el tamaño de la hoja. En el Piquillín Chico la hoja es diminuta, en tanto que en el Grande alcanza hasta 15 mm. de longitud. Por lo demás, en ambas especies la hoja brota como ramillete, y cada ramita termina con una espina por punta. En el video se observan hormigas, peregrinando por las ramas y las hojas (¿las ves?). Vienen a caza de una suerte de pulgón que anda por las hojas. En el monte no es necesario el control de plagas: las hormigas son el insecticida más efectivo que hay, y no contaminan. También se ven las ramas jóvenes de un color morado, aún blandas, en tanto que las adultas son leñosas y de un gris ceniciento. Piquillín, fuiste parte de mi infancia, y hoy te llevo en mí, presente en recuerdos imborrables de tardes de sol y río en las sierras, de caminatas por sinuosos senderos, de viajes, y lugares, y vacaciones. Este video es un homenaje a tu humildad y a tu nobleza.

• published: 20 Nov 2013
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