Peter Paul Rubens (Siegen, Sacro Imperio Romano Germánico, actual Alemania, 28 de junio de 1577 - Amberes, Flandes (Países Bajos Españoles), actual Bélgica, 30 de mayo de 1640), también conocido en español como Pedro Pablo Rubens,[1] fue un pintor barroco de la escuela flamenca. Su estilo exuberante enfatizaba el movimiento, el color y la sensualidad. Trató toda clase de temas pictóricos: religiosos, históricos, de mitología clásica, escenas de caza, retratos, así como ilustraciones para libros y diseños para tapices. Se conservan en torno a mil quinientos cuadros suyos.[2] Una producción tan elevada fue posible gracias, en parte, a los miembros de su taller que, al parecer, trabajaban en cadena.[3] Fueron discípulos o ayudantes suyos, entre otros, Jacob Jordaens, Gaspar de Crayer, Theodor van Thulden, Erasmus Quellinus el Joven, Cornelis de Vos y Anton van Dyck, que trabajaron completando varios encargos para la Corte Española en Madrid.[4] Rubens dominaba diversas lenguas y llegó a ejercer como diplomático entre distintas cortes europeas.[3] Fue además ennoblecido tanto por Felipe IV de España como por Carlos I de Inglaterra.[1]
La mayor colección de sus obras es la del Museo del Prado. También tienen una importante representación de su arte el Museo Real de Bellas Artes de Amberes (Koninklijk Museum voor Schone Kunsten Antwerpen), la National Gallery de Londres, la Alte Pinakothek (Pinacoteca Antigua) de Múnich y el Kunsthistorisches Museum (Museo de Historia del Arte) de Viena.[1]
[editar] Contexto histórico
Casa natal de Rubens en
Siegen.
En el siglo XVI, Amberes, la capital de Flandes, era un gran centro de negocios gracias a su importante puerto, a donde llegaban mercancías de diversos países y en el que operaban comerciantes genoveses, venecianos, portugueses y españoles, entre otros.
La pintura en Amberes siguió las nuevas tendencias del Renacimiento gracias a las aportaciones llegadas de Italia, que se extendieron por todos los Países Bajos. Durero, en su viaje por estas tierras en el año 1520, conoció al pintor Quentin Metsys, a Joachim Patinir y al grabador Lucas van Leyden. El arte flamenco se fue dejando influir por el manierismo y luego por el naturalismo, que se fusionaron con su propia tradición. Con la llegada de Pieter Brueghel el Viejo, el arte flamenco tomó un rumbo más fuerte, referencia desde la que Rubens construyó una expresión pictórica totalmente innovadora, que conduciría a la genialidad del barroco.[5]
Los Países Bajos estaban bajo el dominio español, por el matrimonio de Felipe el Hermoso con Juana I de España y más tarde por sus herederos, Carlos V y, después de su abdicación en 1555, por Felipe II. Ni el pueblo ni parte de la aristocracia con Guillermo de Orange al frente, soportaban la dictadura de Felipe II, hecho que llevó a que el 15 de abril de 1566 presentaran a la gobernadora general Margarita de Parma, hermanastra de Felipe II, una petición conocida como el "Compromiso de Breda o "Compromiso de los Nobles", cuyo objetivo era la supresión de la Inquisición y la restauración de libertades. Los calvinistas, en particular, destruyeron iglesias, profanaron imágenes e incendiaron pueblos. Margarita de Parma pidió ayuda a su hermanastro el Rey Felipe II de España, que envió al III duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, que tras unas batallas y represiones feroces, hizo volver la paz, y los calvinistas huyeron a Alemania.[6]
Diez de las Diecisiete Provincias de los Países Bajos permanecieron bajo el dominio del Rey de España (Países Bajos Españoles), hasta que en 1714, por el Tratado de Utrecht, fueron cedidas a Austria. A causa del enfoque artístico no iconoclasta de los católicos, sus artistas trabajaron y encontraron sus mecenas entre la monarquía y la realeza española, que influyeron en las obras que realizaron especialmente de temas religiosos y de batallas, así como retratos. La escuela flamenca de pintura adquirió una fuerte consolidación: en el sur de los Países Bajos, la iglesia católica potenció las mayores representaciones de su triunfo como religión y este triunfo tuvo su mayor intérprete en Rubens, que fue un arraigado creyente católico.[7]
[editar] Primeros años
Peter Paul Rubens nació en Siegen, Westfalia, (Alemania), en el seno de una familia calvinista flamenca que en 1568 había huido de Amberes a Colonia (Renania del Norte-Westfalia) a causa de las revueltas y persecuciones religiosas. Su padre, abogado, fue Jan Rubens, mientras que su madre fue Maria Pypelincks. En esta ciudad, el ex-magistrado Jan Rubens fue nombrado asesor jurídico de la segunda esposa de Guillermo de Orange, Ana de Sajonia, de la que se convirtió también en amante.
Después de dos o tres años el marido descubrió el adulterio y Jan Rubens fue encarcelado en el castillo de Dillenburg, siendo puesto en libertad tras dos años de cautiverio, con el pago de una fianza y la imposición de residir en Siegen, una pequeña población a ochenta kilómetros de Colonia. Fue allí donde, tras ser perdonado por su esposa, tuvieron a su sexto hijo, Peter Paul. En 1578, tras la muerte de la princesa Ana de Sajonia, se le permitió volver a residir en Colonia, donde posiblemente, Peter Paul Rubens inició su formación artística.[8]
En 1584, el Príncipe Guillermo, líder de la revuelta contra la Administración Hispana, en lo que se ha llamado Guerra de los ochenta años, fue asesinado. Le sucedió en las altas instancias flamencas un príncipe católico, hijo de un primer matrimonio de Guillermo, Felipe Guillermo de Orange-Nassau, (1554 - 1618), príncipe de Orange, quien había sido retenido en España durante muchos años como una especie de rehén y formado en la Universidad de Alcalá de Henares.
En 1589, dos años después de la muerte de Jan, la madre de Rubens, que se había convertido al catolicismo, regresó con su hijo a Amberes, donde él prosiguió con su formación. Estudió latín, alemán, español y francés con Rombaut Verdonck, pero las penurias económicas de la familia le obligaron a abandonar los estudios y entró como paje al servicio de la condesa Margaretha de Ligne-Arenberg, viuda de Philip II de Lalaing, en Oudenaarde.[9] No se sabe exactamente en qué fechas, pero se cree que tuvo dos maestros de pintura, Adam van Noort y Otto van Veen (Otto Vaenius),[10] aunque no parece que dejaran una influencia artística relevante en su alumno.[11]
No se sabe gran cosa sobre las primeras obras del pintor realizadas en Amberes. Se sabe que había hecho copias de pinturas de Hans Holbein, de Alberto Durero y de Tobias Stimmer. El testamento de su madre, María Pypelincks, decía que legaba sus retratos a sus hijos pero que "todos los demás cuadros, que son bonitos, pertenecen a Peter, que los ha pintado".[12] De sus obras de juventud, existe una de un hombre de medio cuerpo que tiene en la mano derecha una escuadra y un compás, y en la mano izquierda, sujetado por una cadena, otro instrumento sin identificar; se le conoce con varios títulos: Retrato de un joven sabio, El relojero y El hombre de veintiséis años.[12] Es una pintura al óleo sobre una plancha de cobre de pequeño formato y que se encuentra en una colección particular de Nueva York; en su dorso lleva la inscripción "Petrus Paulus Rubens", y en la parte delantera está la fecha: "MDLXXXXVII", y la edad del modelo: "Aetatis XXVI".[12]
Rubens obtuvo el grado de maestro en el gremio de San Lucas.[13] Además, existe un certificado de "buenas costumbres y de buena salud" que data del 8 de mayo de 1600, que el artista pidió para poder realizar un viaje a Italia.[14]
[editar] Italia (1600 — 1608)
Maria Serra Pallavicino, colección privada.
La adoración de los pastores, Pinacoteca Civica di
Fermo.
En 1600 estuvo en Venecia, Italia, donde conoció a un aristócrata mantuano que lo recomendó ante el Duque de Mantua, Vincenzo Gonzaga, obteniendo el cargo de pintor de corte.[15] Su cargo le obligaba a ejecutar los retratos del duque y su familia, copiar las pinturas de grandes artistas que deseara el duque y cuidar de la decoración de sus palacios. Los Gonzaga tenían la fama de ser unos grandes amantes de las artes y unos buenos mecenas, por lo que Rubens se encontró con gran cantidad de obras importantes de grandes maestros italianos como Tiziano, Paolo Veronese y Tintoretto;[16] también algunos como Annibale Carracci y Caravaggio considerados ya del incipiente estilo barroco.[17]
Por orden de su mecenas, Rubens se trasladó a Roma para adquirir objetos antiguos y hacer copias de otros pintores, con una carta de recomendación con fecha del 18 de julio de 1601 que iba dirigida al cardenal Alessandro Montaldo con estas palabras: "a Peter Paul, flamenco, pintor de mi corte, que envío a vuestro lado para copiar y ejecutar algunas obras de pintura...". En Roma se sabe que realizó tres cuadros, encargados por el príncipe Alberto de Austria, regente de los Países Bajos, que debían ser dados en la Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén en Roma. Estos cuadros formaban parte de un tríptico formado por: Santa Elena con la Vera Cruz, La Coronación de espinas y La Elevación de la Cruz.[18]
El 5 de marzo de 1603 partió para España en una misión diplomática; debía entregar unos regalos enviados por el duque de Mantua al rey Felipe III y a su valido, Francisco de Sandoval y Rojas, primer Duque de Lerma. Su destino era Madrid, por lo que se dirigió en barco a Alicante, en cuyo puerto desembarcó el 22 de abril. Pero la Corte se había trasladado a Valladolid, por lo que tuvo que efectuar un viaje por tierra de veintiún días hasta allí. Durante su estancia se le encargó la realización de varias pinturas sobre bustos de apóstoles,[19] actualmente conservados en el Museo del Prado. Entre las obras realizadas destaca el Retrato ecuestre del Duque de Lerma, de la que también se conservan varios dibujos preparatorios. Esta obra muestra un gran equilibrio y vigor; el personaje parece contemplar al espectador, y el pintor realizó unos escorzos del caballo muy bien ejecutados.[20]
En 1604 regresó a Italia, donde permaneció durante los siguientes cuatro años, primero en Mantua y posteriormente en Génova y Roma. En Mantua el duque Vincenzo Gonzaga le encargó un gran tríptico para la iglesia de los jesuitas de la ciudad, que superó en grandeza al tríptico que había hecho anteriormente para la basílica romana de Santa Cruz de Jerusalén, pero esta obra sufrió graves daños durante las incursiones francesas de 1797.
En Génova pintó numerosos retratos, como el de la marquesa Brigida Spinola-Doria (National Gallery of Art, Washington D. C., pinacoteca que guarda varias obras suyas más, entre ellas Daniel en el foso de los leones y La caída de Faetón) y el retrato de Maria Serra Pallavicino, considerado uno de los mejores jamás pintados por Rubens, en un estilo que influyó posteriormente en obras de Van Dyck, Reynolds y Gainsborough.[21] También realizó trabajos preparatorios de un libro en el que ilustraba los palacios de la ciudad, que editó en 1622 en dos volúmenes con el título de Palazzi di Genova (Palacios de Génova), y que le sirvieron además en su día como fuente de inspiración para diseñar su propia casa en Amberes, la Rubenshuis. El modo en que mostró la nueva arquitectura genovesa de palacios, villas e iglesias y la introducción que escribió para el libro, en la que se presentaba a sí mismo como pintor—arquitecto, resultaron de gran modernidad para su tiempo.[22]
De 1606 a 1608 estuvo principalmente en Roma. Durante este periodo recibió el que sería su más importante encargo hasta entonces, el altar mayor de la iglesia más elegante de las construidas en la ciudad en esa época, Santa Maria in Vallicella, llamada también la Chiesa Nuova (Iglesia Nueva). Este altar le fue encargado por el cardenal Jacopo Serra, el hermano de Maria Serra Pallavicino, que le pagó por él 300 escudos. El trabajo original fue un lienzo en el que se representaba a diversos santos adorando un icono de la Virgen y el Niño, hoy en el Musée des Beaux-Arts de Grenoble (Museo de Bellas Artes de Grenoble), Francia, pero fue inmediatamente sustituido por la versión actual, que se compone de tres óleos sobre pizarra, La Virgen y el Niño adorados por ángeles y los paneles laterales Santos Domitila, Nereo y Aquiles y Santos Gregorio Magno, Mauro y Papia. Tiene un montaje que permite que la auténtica sagrada imagen milagrosa de Santa Maria in Vallicella sea mostrada a los fieles en días señalados gracias a una cubierta de cobre desmontable pintada por el propio Rubens. Hay que destacar que estas pinturas causaron una convulsión entre los romanos, poco acostumbrados al estilo de la pintura flamenca.
Pero la obra más importante de este periodo fue la Adoración de los pastores, conocida también como La notte (La noche), pintada en 1607 para la iglesia de San Filippo Neri (San Felipe Neri) de Fermo, hoy en la Pinacoteca Civica di Fermo. En ella se advierte la influencia del naturalismo de Caravaggio y de la luminosidad de Correggio.[23] De esta obra se conserva un boceto en el Museo del Hermitage de San Petersburgo, Rusia y además, tras su vuelta a Amberes, haría en 1609 una copia con variaciones para la iglesia de San Pablo (Sint-Pauluskerk) de la ciudad.
Lo aprendido en Italia marcó en adelante el arte de Rubens. Él además siguió escribiendo muchas de sus cartas en italiano, firmó ya siempre como "Pietro Pauolo Rubens", y comentó en más de una ocasión sus ansias por regresar a aquel país, una esperanza que nunca llegaría a materializar.[24]
[editar] Amberes (finales de 1608 — 1621)
Hacia el fin de 1608, al tener noticia de que su madre había caído enferma, Rubens emprendió viaje de vuelta a Amberes, aunque finalmente ella falleció el 19 de octubre, antes de que él consiguiera llegar. En principio su intención era regresar luego a Italia, pero las circunstancias favorables que se le presentaron en la ciudad le llevaron al final a permanecer en ella. En el momento de su regreso Amberes estaba en espera de recibir a los delegados que iban a negociar una tregua en las hostilidades entre España y las Provincias Unidas (Guerra de los Ochenta Años). Las conversaciones se desarrollaron en el Ayuntamiento de la ciudad (Stadhuis) desde el 28 de marzo de 1609 y condujeron a la firma el 9 de abril del Tratado de Amberes, con el que se inició la Tregua de los Doce Años. El ambiente que se vivía era por ello de gran optimismo ante las expectativas de recuperar la prosperidad económica, ya que Amberes era un importante centro comercial y la guerra y el bloqueo de los neerlandeses la habían abocado a la crisis. Rubens además se convirtió rápidamente en el pintor más prestigioso de la ciudad, y de hecho cuando la corporación municipal decidió a finales de 1608 o principios del año siguiente encargar un cuadro para decorar la sala en la que iban a tener lugar las negociaciones, la Cámara de los Estados (Statenkamer), el elegido fue él. Este lienzo fue La Adoración de los Reyes Magos, uno de los más importantes de su producción, hoy en el Museo del Prado, y su tema era precisamente una alusión a los beneficios que la ciudad esperaba obtener con la firma del Tratado.[25] En septiembre de 1609 fue nombrado pintor de cámara, con un sueldo anual de quinientas libras,[26] de los gobernadores de Flandes, el archiduque Alberto de Austria y la infanta Isabel Clara Eugenia, que, adicionalmente, le concedieron un permiso especial para poder permanecer en Amberes, sin tener que irse a residir a la corte de Bruselas, así como para poder trabajar para otros clientes. Sus vínculos con la ciudad acabaron por consolidarse de manera definitiva al casarse el 3 de octubre de ese mismo año en la Abadía de San Miguel (Sint-Michielsabdij) con Isabella Brant, de dieciocho años (él tenía ya treinta y dos), hija de Jan Brant, uno de los secretarios del Ayuntamiento y uno de los hombres más ricos y cultos de Amberes, con el que Rubens mantuvo una estrecha relación.[27] Tuvo con ella tres hijos: Clara Serena (1611), Albert (1614) y Nikolaas (1618).
En 1610 se trasladó a vivir a la conocida desde entonces como Casa de Rubens, Rubenshuis en neerlandés, un edificio que había adquirido y que fue remodelado según un diseño realizado por él mismo. Para ello se valió de sus conocimientos de la arquitectura del renacimiento italiano, tomando en especial como modelo los palacios y villas de la ciudad de Génova, que había estudiado en profundidad para el libro que publicaría en 1622 Palazzi di Genova, aunque también incorporó elementos del barroco italiano y de la arquitectura flamenca. El inmueble constaba de una zona dedicada a vivienda, otra a taller, un pórtico monumental barroco y un patio interior que se abría a un jardín también barroco, igualmente diseñado por él, en el que había un pabellón. También se ubicaban allí su librería y su colección particular de arte (con obras tanto creadas por él y que conservó para sí hasta su muerte, como de otros artistas), ambas entre las más amplias de la ciudad. La planta baja de la parte destinada a vivienda la utilizaba para exponer sus obras a los potenciales compradores. Desde 1946 funciona como casa-museo, aunque de la obra original solo se conservan el pórtico y el pabellón del jardín, habiendo sido el resto reconstruido.
Cuadros de altar como La Elevación de la Cruz (1610) y El Descendimiento de Cristo (1611 - 1614), ambos pintados para la Catedral de Nuestra Señora (Onze Lieve Vrouwekathedraal), tuvieron particular importancia en el hecho de que Rubens se convirtiera en el principal pintor de Flandes al poco de su regreso. El primero de ellos, por ejemplo, muestra la síntesis que hace el artista entre La Crucifixión que pintó Tintoretto para la Scuola Grande di San Rocco de Venecia, el dinamismo de las figuras de Miguel Ángel y sus propios rasgos personales. Esta obra ha estado siempre considerada como uno de los ejemplos más destacados del arte religioso del Barroco.[28]
Durante este periodo estableció un taller en el que trabajaron numerosos ayudantes y aprendices. Su más famoso discípulo fue Anton van Dyck, al que el propio Rubens definió como el mejor de sus alumnos, profesándose ambos una mutua admiración. Por otro lado, Rubens recurrió con frecuencia a varios de los numerosos pintores especializados que había en la ciudad para que ejecutaran determinadas partes de sus obras. Entre ellos figuraron Frans Snyders, especializado en animales y bodegones, y Jan Brueghel de Velours, pintor de flores y buen amigo suyo.
Rubens recurrió durante esta etapa de su carrera al uso de ilustraciones para libros (especialmente para su amigo Balthazar I Moretus, dueño de la gran editorial Plantin-Moretus) y estampas con el fin de extender su fama a lo largo de Europa. Por otra parte, se daba el hecho de que estaban proliferando reproducciones no autorizadas de sus pinturas, en particular en las Provincias Unidas, que no le reportaban ningún rendimiento económico y cuya calidad no siempre era precisamente la mejor, por lo que tomó la decisión de editar grabados bajo su control directo. Además se aseguró privilegios de edición, tanto en los Países Bajos Españoles como en las Provincias Unidas, y también en Inglaterra, Francia y España.[29] Realizó ediciones de cuidada calidad y siguiendo unas pautas comunes (todos sus grabados se titularon en letras mayúsculas, en muchos casos con el acompañamiento de explicaciones o versos en latín). Él se limitaba a realizar el dibujo, dejando la impresión a especialistas, aunque con la excepción de un par de notables aguafuertes, que también supusieron una singularidad en cuanto a la técnica, puesto que todos sus demás grabados se produjeron con la metódica técnica a buril. Contrató a algunos grabadores formados con Hendrick Goltzius, a los que instruyó cuidadosamente en el estilo pleno de vigor que él buscaba. Sin embargo, era muy exigente, y despidió a un grabador tras otro. Tuvo incluso a su servicio al que está considerado como el mejor de su época, Lucas Vorsterman I, que entró en el obrador hacia 1617 o 1618 y se convirtió en su grabador principal durante varios años, pero era tanta la presión a la que lo sometía que acabó provocándole una crisis nerviosa, ante lo cual Vorsterman abandonó el taller y se fue con su familia a vivir a Londres en 1624.[29] Rubens también diseñó las últimas xilografías relevantes que se realizaron antes del resurgir de esta técnica en el siglo XIX.
[editar] El ciclo de María de Médici y las misiones diplomáticas (1621 — 1630)
En 1621, Maria de' Medici, reina madre de Francia, encargó a Rubens dos grandes ciclos alegóricos sobre su vida y la de su difunto esposo, Enrique IV, para decorar las dos alas del primer piso del Palacio del Luxemburgo de París, que ella misma había mandado construir. El ciclo de la reina, compuesto por veintiún lienzos, además de tres retratos de ella y de sus padres, quedó completado a finales de 1624 y fue instalado en el Palacio a principios de 1625, a punto para las celebraciones de la boda de su hija Enriqueta María con Carlos I de Inglaterra el 11 de mayo de ese mismo año. El conjunto se halla expuesto desde 1953 en la Sala de los Estados del Museo del Louvre.[30] Sin embargo, el dedicado a « le Vert galant » nunca llegó a ser realizado, a pesar de que Rubens llegó a hacer algunos esbozos preliminares.[31] Ello puede ser atribuido en parte a que en 1630 la reina fue exiliada por su hijo Luis XIII a Compiègne, desde donde escapó a Bruselas en 1631 para posteriormente ir a Ámsterdam en 1638 y después a Colonia, donde murió en la misma casa que la familia de Rubens había ocupado más de 50 años antes.[32]
Tras el fin de la Tregua de los Doce Años en 1621 los reyes españoles de la Casa de Austria confiaron al pintor cierto número de misiones diplomáticas.[33] Su actividad en este campo fue especialmente intensa entre 1627 y 1630, viajando entre las cortes de España e Inglaterra en un intento de lograr la paz entre los Países Bajos Españoles y las Provincias Unidas. También viajó a éstas últimas, como artista y a la vez diplomático. El 5 de junio de 1624 el rey de España, Felipe IV, a instancias de Isabel Clara Eugenia, Gobernadora de los Países Bajos, le otorgó patente de nobleza. Isabel Clara Eugenia añadió a la distinción el nombramiento como gentilhombre de cámara. Posteriormente sería también ennoblecido por Carlos I de Inglaterra en 1630 (en Inglaterra además la Universidad de Cambridge le concedió en 1629 un título honorífico de Maestro en Artes —Master of Arts—). A pesar de todo ello se encontró en sus visitas a las cortes con la oposición de algunos cortesanos, que consideraban que un caballero no podía ser alguien que ejerciera trabajos manuales, aunque muchos otros sí que le dieron su aceptación.
En septiembre de 1628 viajó por segunda vez a España, donde permanecería hasta el 29 de abril del año siguiente, con el fin de informar a Felipe IV sobre la situación de las negociaciones de un tratado de paz con Inglaterra. Se le dio acomodo en el Real Alcázar de Madrid, donde conoció a Diego Velázquez, con el que trabó una gran amistad. Fue precisamente él quien persuadió al sevillano de la conveniencia de viajar a Italia para completar su formación, y de hecho acordaron desplazarse allí los dos juntos al año siguiente, aunque finalmente Rubens regresó a Amberes y Velázquez tuvo que hacer el viaje sin él.[34] En añadidura a sus labores diplomáticas, realizó varias importantes pinturas, tanto para Felipe IV como para miembros de su corte, en especial para Diego Mesía y Guzmán, primer marqués de Leganés y gran entusiasta de su obra. Además comenzó un renovado estudio de la pintura de Tiziano, copiando muchos de sus cuadros de la Colección Real (según Francisco Pacheco, suegro de Velázquez, todos los que había),[35] en más de una ocasión a la vista del propio Diego Velázquez.
Al poco de su regreso a Amberes tuvo de nuevo que partir, en este caso a Londres, donde estuvo hasta abril de 1630. Una importante obra de esa etapa es Minerva protege a Pax de Marte o Alegoría de la Paz y la Guerra, de 1629, propiedad actualmente de la National Gallery de Londres. Este cuadro ilustra el firme compromiso con la paz del artista, y fue entregado a Carlos I como presente. Posteriormente se trasladaría para continuar las negociaciones a La Haya (1631).
Sus viajes al extranjero y los crecientes encargos recibidos de otros países no supusieron sin embargo que durante esta década dejara de atender a sus clientes locales. La Asunción de la Virgen María, pintada entre 1625 y 1626 para la Catedral de Amberes, es uno de los ejemplos más destacados.
[editar] Última década (1630 — 1640)
Rubens pasó su última década en Amberes y sus alrededores. Durante estos años exploró vías artísticas más personales, mediante pinturas que en muchos casos realizó sin intención de venderlas y que conservó para sí hasta su muerte, aunque también siguió realizando importantes obras por encargo, en especial para comitentes extranjeros, como los lienzos que Carlos I de Inglaterra le solicitó para decorar el techo de la Banqueting House del Palacio de Whitehall de Londres, y sobre todo las pinturas realizadas por encargo de Felipe IV de España para decorar la Torre de la Parada, a las afueras de Madrid, que consistieron en un conjunto de cincuenta y dos cuadros con escenas de la mitología clásica, además de algunas alegorías y de dos pinturas de filósofos de la Antigüedad, Heráclito, el filósofo que llora y Demócrito, el filósofo que ríe, que se supone que formaban un grupo con Esopo y Menipo de Velázquez, sumando un total de sesenta y una o sesenta y dos obras (se desconoce la cifra exacta).[1] [36] [37]
En 1630, cuatro años después de la muerte de su primera mujer, contrajo matrimonio con Hélène Fourment, hija de un acaudalado comerciante de sedas y tapices, Daniël Fourment, con el que Rubens tenía gran amistad, y de la hermana de Isabella Brant, Clara, siendo por tanto sobrina política suya.[38] La pareja se llevaba treinta y siete años de diferencia, puesto que ella tenía dieciséis y él ya cincuenta y tres. Tuvo con ella cinco hijos, Clara Johanna (1632), Frans (1633), Isabella Hélène (1635), Peter Paul (1637) y Constancia Albertina, ésta última póstuma, puesto que nació en 1641, ocho meses después de fallecer el pintor. La bella joven fue su principal fuente de inspiración en la última década de su vida, ya que, aparte de ejecutar varios retratos de ella, se basó en sus rasgos para realizar las voluptuosas figuras femeninas que aparecen en muchas de sus obras de este periodo, tanto de tema mitológico, como La fiesta de Venus (Kunsthistorisches Museum, Viena), Las tres Gracias o El Juicio de Paris —en el que la representó en la imagen de Venus— (las dos últimas en el Prado), como de tema religioso, como La coronación de santa Catalina (Toledo Museum of Art, Toledo, Ohio).[1]
Al pintor le gustaba mucho el campo y desde finales de la década de 1610 pintó paisajes con mayor o menor frecuencia, en los que muestra una naturaleza exuberante y variada, aunque fue en la última etapa de su vida cuando más intensamente se dedicó a esta faceta.
Rubens murió de gota el 30 de mayo de 1640 en Amberes, a los 62 años de edad, y fue enterrado en la iglesia de Santiago (Sint-Jacobskerk) de la ciudad.
Las pinturas del taller de Rubens se han clasificado en tres categorías: las pintadas por el mismo Rubens, aquellas en las que sólo algunas partes -principalmente, manos y rostros- se deben al maestro y, por último, aquellas que simplemente supervisó. Como todos los grandes pintores de su época, Rubens contó con un gran taller formado por aprendices y estudiantes, algunos de los cuales -como Van Dyck- se convertirían con el tiempo en artistas profesionales por méritos propios. El taller también se encargaba de la gestión de contratos de modelos, animales y naturalezas muertas que ofrecía luego a especialistas en el tema, como Frans Snyders, o a algún artista interesado, como Jacob Jordaens.
[editar] Rasgos definitorios
Las pinturas de Rubens se caracterizan por la viveza de su colorido, tomado de la escuela veneciana, en especial de Tiziano. También por el movimiento y vitalidad de la composición y por el uso de figuras de gran carnalidad, musculosas las masculinas (influencia de Miguel Ángel) y sensuales las femeninas, representadas mediante una pincelada suelta y frecuentemente en escorzo.
[editar] Referencias
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