Durante los últimos meses cada vez que escribí en este blog sobre las encuestas recibí una serie de críticas y en algunos casos hasta insultos. A la luz de los resultados del pasado domingo creo que es necesario retomar el tema.
En primer lugar, para decir que hay cosas en las que sigo pensando igual. Por ejemplo, nunca vi posible que empresas tan diversas como El Universal, GEA/ISA, Parametría, Consulta Mitofsky, Covarrubias, Unonoticias, Reforma o El Sol de México, formaran parte de un complot para publicar datos a modo para la campaña del PRI. Del mismo modo, no veo a los encuestadores profesionales, incluso a los pagados por el PRD y el PAN, cuchareando sus resultados para complacer al rival de sus propios clientes.
Las encuestas tenían razón en mostrar que Peña era el candidato más fuerte. Incluso, como algunas han señalado, también fueron precisas en advertir quiénes ocuparían el primer, segundo, tercero y cuarto lugar en las preferencias.
Se acabaron las campañas, llegamos a la última semana de contienda, y lo hacemos en medio del sentir de un sector de la población que teme que se cometa un fraude el próximo domingo. Preocupación, que a partir de lo que sé y entiendo, no tiene sustento en la realidad.
Sin duda hay y habrá compra de votos (o al menos intentos). ¿Determinará el sentido de la elección? La experiencia muestra que cuando la gente sale masivamente a votar la respuesta es no. Así fue en la elección presidencial del 2000 o en las últimas votaciones en entidades como Puebla y Oaxaca en las que el partido en el poder hizo todo lo que pudo para tratar de evitar la llegada de la oposición. En todos esos casos fracasó. Porque mientras más pesa el voto espontáneo menos vale el voto corporativo de los sindicados, las prácticas del acarreo y otros vicios del sistema electoral.
Pero hay más. Hay quienes ven con preocupación las notas que hablan de boletas con doble folio. Es cierto, en algunos casos existieron. Suponiendo que fuera una práctica generalizada y no casos aislados, ¿cómo llegarán esas boletas a las urnas? No hay forma a menos que corrompan a todos los funcionarios de las casillas, incluyendo a los representares de partido de todos los colores. A eso hay que agregar que la propia UNAM ha certificado la transparencia con la que actuará el Programa de resultados electorales preliminares, el PREP. Ya si alguien supone que se puede comprar a miles y miles de personas y hacer trampa a la vista de todos entonces no hay argumento que valga para persuadirle de que no hay fraude en puerta.
Desde hace algunos días ha circulado en diversos medios, sobre todo impresos, la idea de que hay riesgos de violencia en las filas del movimiento #yosoy132. La versión ha incluido, con un brinco francamente asombroso, hasta referencias al asesinato de Luis Donaldo Colosio.
Pero ¿qué ha alimentado tan serias preocupaciones? Hasta ahora, por lo que yo alcanzo a ver, la única base para esas expresiones es lo que ocurrió hace unos días en Puebla cuando un grupo de personas, algunos jóvenes entre ellos, rodearon y golpearon por unos momentos la camioneta en que viajaba el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto.
Sin duda la imagen demanda expresiones de condena. Nadie puede estar de acuerdo con que pasen esas cosas. ¿Qué habría pasado si los manifestantes se ponen más agresivos? ¿Si cierran el paso de la comitiva? ¿Si se hubiera alterado algún elemento de su escolta? La crítica, el debate y las manifestaciones son necesarias en la democracia, la violencia no.
Durante la última semana he comentado en este espacio que Andrés Manuel López Obrador está en el momento más importante de su campaña y en la mejor posición para disputar la presidencia a Enrique Peña Nieto. No obstante algo no termina de cuadrar en su estrategia y de las dos oportunidades que tenía para consolidar su candidatura ya desperdició la primera.
Me refiero por supuesto a su paso por el programa Tercer Grado de Televisa. Un programa que tuvo en su transmisión por el canal dos más audiencia que el primer debate presidencial por el canal cinco. Millones de mexicanos estuvieron atentos a lo que allí ocurrió y si bien es cierto que resulta muy controvertida y criticable la actuación de los periodistas, el que tenía algo que perder esa noche era el candidato, no los conductores. Y la falla fue que en los más de 90 minutos que duró el programa, López Obrador no tuvo un solo guiño para aquellos votantes que están indecisos, o que teniendo como primera opción a Josefina Vázquez Mota, están considerando votar por el perredista con tal de evitar el regreso del PRI.
Es por eso que ahora que se abre la segunda gran ventana de oportunidad con el debate presidencial el próximo domingo, es Vázquez Mota quien tiene una última oportunidad. Hay dos razones para pensarlo así. La primera, está en las recientes encuestas que muestran un rebote en su campaña. Apenas ayer en la medición del periódico Excélsior mostró una recuperación de cuatro puntos que la coloca en un empate con López Obrador. Del mismo modo la reciente encuesta de El Universal señala un crecimiento de la panista de tres puntos.Y si bien hay otros estudios que muestran un panorama diferente, a partir de estas dos publicaciones Josefina puede tratar de vender la idea de que sigue en la contienda y que puede pelear por el primer lugar.
Como si hubiéramos viajado en el tiempo las notas de las últimas 48 horas hablan de fraudes, guerra sucia y acusaciones contra el IFE. De ahí que el escenario que pintan los medios se parece mucho al que vivimos hace seis años. Lo curioso es que para que esto ocurriera tuvo que cambiar notablemente el tema de la elección. Porque si hasta hace algunas semanas parecía que los mexicanos íbamos a decidir sobre el regreso o no del PRI a los Pinos, ahora vistos los próximos spots que están por sacar tanto el PAN como el PRI - parecería que dilema del día de la votación será sobre si queremos o no a López Obrador como Presidente.
¿Qué pasó? ¿qué cambió lo que los especialistas llaman los términos del debate? Resulta incomprensible este cambio de no ser por las tendencias que han marcado las últimas encuestas. ¿Cuánto ha subido López Obrador? No sé pero la respuesta de sus adversarios parece admitir tácitamente un preocupante crecimiento del candidato del PRD que los ha hecho modificar su estrategia para enfocarse en los mensajes negativos en contra del tabasqueño.
El problema es que para esos partidos el 2012 es igual al 2006. Que la misma campaña del peligro para México puede funcionar nuevamente apenas con algunas variantes. Sólo que el momento de país es diferente. López Obrador no ha sido el protagonista del elección ni tienen la misma imagen negativa, y por si fuera poco, los mensajes ya son conocidos por todos.
Todas las encuestas de empresas reconocidas lo dicen: si la elección fuera hoy el ganador sería Enrique Peña Nieto. No obstante las votaciones no son este día sino en poco menos de cuatro semanas y lo que muestran la mayoría de los estudios es que mientras Enrique Peña Nieto se encuentra en el peor momento de su campaña, Andrés Manuel López Obrador se encuentra en el mejor. Veamos algunas cifras.
Si bien la encuesta de Parametría publicada por la OEM en Los Soles - destaca que en sus mediciones que Peña está a trece puntos del segundo lugar (en votación efectiva), la nota no menciona que hace apenas una semana López Obrador estaba a 18 puntos. Es decir, que en una semana se acercó cinco puntos el perredista, derivado de la baja de Peña y la subida de AMLO.
En el mismo sentido, la encuesta publicada ayer en El Universal, reporta que en tres semanas tanto Josefina Vázquez Mota como Andrés Manuel se acercaron casi 9 puntos, con un dato adicional que no es menor: en esa encuesta tanto la panista como el perredista suben 2.9 puntos, lo que implica que no crecieron quitándose puntos entre ellos como habían retratado otros estudios sino que ganaron probables votantes que abandonaron al priísta o que salieron de la bolsa de los indecisos.
El candidato Vicente Fox tiene un lugar asegurado en los libros de historia. Después de décadas de hegemonía priísta, el aspirante de Guanajuato logró lo que parecía imposible: vencer al candidato del partido oficial y sacar al PRI de Los Pinos. Con una campaña extraordinaria ganó aun con muchos medios en contra, usó magistralmente el voto útil y entusiasmó como pocos a los mexicanos que decidieron escribir un guión diferente el 2 julio del año 2000.
El presidente Vicente Fox, en cambio, tuvo un gobierno de luces. Inició y terminó su administración sin crisis económica, avanzó en temas de transparencia y acceso a información, aceptó, fomentó y padeció un periodo de libertad expresión como pocas veces se ha visto, mantuvo los niveles de violencia más bajos en décadas y algunos de sus proyectos - como el Seguro Popular estarán presentes por muchos años.
Pero también fue un gobierno de sombras: notable por la baja calidad de algunos de sus colaboradores, célebre por la inconsistencia en la toma de algunas decisiones, y con una lamentable falta de audacia política para emprender grandes reformas.
Se encuentra en el mejor momento de su campaña, sus seguidores se muestran entusiasmados, la presión más fuerte está enfocada en sus rivales, y aunque no sea esa la naturaleza del movimiento, los números muestran que la actual protesta estudiantil le favorece. No obstante Andrés Manuel podría estar cometiendo el mismo error que hace seis años: pecar de soberbia.
Seguramente los seguidores del candidato del Movimiento Progresista pensarán diferente pero basta con que se acerquen a una persona que no simpatiza con su candidato para que comprueben que lo que aquí digo es verdad. López Obrador está creciendo en todas las encuestas y probablemente esté recuperando una parte del voto que estuvo con él en el 2006, el problema es que su mismo crecimiento está reviviendo los temores que despertó - con razón o sin ella - durante la pasada elección presidencial.
La paradoja es que mientras más crece, más fortalece la intención de voto por Enrique Peña Nieto en otro sector de la población porque ante el dilema entre el regreso del PRI y el eventual triunfo del candidato del Movimiento Progresista, la respuesta no es tan obvia como algunos suponen.
Es ahí donde está el error Andrés Manuel porque su campaña no le está hablando a ese sector de la población que lo ve con recelo. Porque cuando se confronta con Javier Sicilia revive esos temores, y cuando su esposa afirma que López Obrador fue el único mexicano que defendió las víctimas antes del movimiento del poeta, en realidad abona a la imagen de caudillo y de hombre que se asume mejor que los demás, ajeno a las críticas y a la autocrítica.
Hace algunos años un grupo de ciudadanos logró algo que parecía inevitable: frenar en el Congreso la aplicación de un impuesto especial a Internet. La historia conocida por su hashtag como #Internetnecesario fue -y sigue siendo a la fecha - un ejemplo del poder ciudadano. A través del diálogo con las autoridades, con trabajo en los medios y mediante el uso de las nuevas plataformas, los impulsores de esa causa fueron capaces de colocar su tema en la tribuna del Congreso y detener un impuesto que afectaba a uno de los mayores bienes de nuestro tiempo. No obstante a esa historia de éxito le faltó un capítulo, el de la celebración.
Desacostumbrados a ganar, quienes participaron no destinaron un tiempo a celebrar, a reconocerse los unos a los otros, al abrazo y al festejo. Y la ausencia de ese etapa fue importante porque no se dieron cuenta del poder que habían ejercido y para muchos la historia se diluyó en medio de lo que de lo que no se alcanzó. Pues hoy los jóvenes que participan en el movimiento #yosoy132 pueden cometer el mismo error.
Enfocados en un pliego más amplio quizá no dediquen un espacio a darle su justa dimensión al hecho de que Televisa y Televisión Azteca transmitirán por vez primera - el segundo debate presidencial por sus dos canales más importantes, el 2 y el 13 respectivamente. Algunos que suelen minimizar todo han dicho que esta reacción era inevitable ante su presión. Eso es falso. Como tristemente sabemos bien, lo excepcional es que la voz de los ciudadanos sea escuchada, lo común es que no sea así y que los reclamos pasen desapercibidos.
Si hace un par de semanas hablábamos en este espacio del poder de un escote -en referencia a la célebre edecán en el debate presidencial- ahora tenemos delante de nosotros, en los diarios y en las coberturas de radio y televisión, un recordatorio del poder de un beso. Y me refiero al saludo y despedida de Javier Sicilia en sus encuentros con los cuatro aspirantes a la presidencia. Sicilia, contra los pronósticos de quienes lo descalifican de manera recurrente, logró de nuevo colocarse, él y su Movimiento por la paz con justicia y dignidad, en el centro de la agenda con una nueva reunión en el Castillo de Chapultepec.
El encuentro en sí mismo resulta importante por varias razones, primero porque una vez más en esta campaña son los ciudadanos organizados los que convocan y sientan a quienes buscan la Presidencia de la República. Lo habitual en la cultura política mexicana es que el formato predominante en la campaña sean los mítines en los que los candidatos hablan y los ciudadanos escuchan y aplauden. En contraste, en estos foros los aspirantes pueden escuchar, sentir y vivir directamente los testimonios, los reclamos y los reproches de un sector de la sociedad que no es ni pretende ser el vocero único pero que sí tiene una agenda definida que debe ser tomada en cuenta por quien gane el próximo uno de julio.
El encuentro también es relevante porque pase lo que pase con el resultado en las urnas las víctimas de la violencia ahí seguirán. Suponer que porque llegue un cambio de gobierno se acabará la violencia es una fantasía sin sustento. Ni la violencia generada por el crimen organizado ni las debilidades del Estado mexicano desaparecerán el día que deje el poder Felipe Calderón. Quienes así lo cuentan lo hacen por ignorancia o por una agenda política electoral. La realidad es que el problema no se explica ni resuelve por una sola persona, así sea el Presidente.
Soy Mario Campos, un politólogo especializado en medios de comunicación a los cuales he analizado como periodista, blogger, consultor y obsesivo consumidor desde hace más de doce años.
Actualmente soy profesor de Periodismo y Comunicación Institucional de la Universidad Iberoamericana, autor de enteratehoy.blogspot.com y titular de la primera emisión de Antena Radio en el IMER.
Aquí nos encontraremos de lunes a viernes para compartir ideas, experiencias y entre todos nivelar los campos de batalla.
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