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Un premio en busca de público

El reconocimiento INBA-UAM-UNAM a la danza, el más importante del país, por primera vez sale de los teatros para socializar la competencia y buscar la atención de una población poco interesada en las artes escénicas

El Premio INBA-UAM, convocado por primera vez en 1980, busca renovar sus reglas para ofrecer un enriquecimiento a la danza nacional. Cortesía INBA

En este año el estímulo económico se reduce a 200 mil pesos y el será conocido como Premio INBA-UAM-UNAM, debido a la adhesión de la másxima casa de estudios. Cortesía INBA

Este galardón que llega a su 32 edición y se celebrará del 5 al 7 de noviembre en sedes abieras de las instituciones convocantes. Cortesía INBA

A pesar de sus cambios constantes, el Premio INBA-UAM-UNAM sigue siendo el evento más importante del año para la comunidad dancística. Cortesía INBA

Esta edición hace una suerte de homenaje al movimiento de danza contemporánea que se gestó en los años 80, cuando los coreógrafos y bailarines salieron a las calles tras el sismo que cimbró a la ciudad. Cortesía INBA

Desde su origen el premio ha tenido cuestionamientos y polémicos cambios en la convocatoria que responden a una falta de claridad respecto a los objetivos del mismo. Cortesía INBA

Se pretende que este galardón sea un referente de la cultura nacional y no sólo de gran importancia para la comunidad dancística. Cortesía INBA

Mathew Amstrong. Mejor intérprete masculino en el 2011. (Foto: CORTESÍA INBA )

Sábado 03 de noviembre de 2012 Alida Piñón | El Universal
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ana.pinon@eluniversal.com.mx  

El Premio INBA-UAM, convocado por primera vez en 1980, experimenta en cada edición con el fin de “renovar” y “enriquecer” a la danza nacional. Sus convocatorias no siempre son bien recibidas por los creadores porque, aseguran, “limitan” el lenguaje creativo.

El año pasado, por ejemplo, los artistas debían crear una pieza a partir de la misma música. Aunque el premio estaba dotado con el monto más alto en su historia, 350 mil pesos.

Este año las reglas vuelven a cambiar, el estímulo económico se reduce a 200 mil pesos y al premio se suma la Universidad Nacional Autónoma de México, con lo que se ahora será conocido como Premio INBA-UAM-UNAM.

Aun con los cambios, este galardón que llega a su 32 edición y se celebrará del 5 al 7 de noviembre en sedes abieras de las instituciones convocantes sigue siendo el evento más importante del año para la comunidad dancística.

La danza a la calle

Las instituciones convocantes decidieron que este año había que priorizar los espacios alternativos a los teatros con el objetivo de favorecer la creación de más públicos y espacios para la danza.

En su momento, Jaime Chabaud, jefe del Departamento de Artes Escénicas de la Universidad Autónoma Metropolitana, lo explicó así: “La irrupción de espectáculos dancísticos en espacios no tradicionales rompe con los esquemas de públicos y artistas para establecer una relación diferente entre ambos, acercando a los primeros a la danza y obligando a conceptualizar de manera distinta a los segundos”.

Así, la nueva convocatoria implica una provocación para repensar los modos de producción ante la demografía creciente de profesionales de la danza y la escasez de teatros institucionales dedicados a esta manifestación artística.

La propuesta, dice en entrevista Jaciel Neri, ganador de Mejor Coreografía en el 2011, es “interesante”, pero una vez más es muy “limitante” de la creación.

“Creo que las convocatorias no ponen a prueba a los coreógrafos. Cualquier artista necesita expresarse y su trabajo busca comunicar, pero con estas reglas tan específicas con consignas de trabajo hay una visión muy académica. Con algunos colegas he platicado sobre el tema y hemos coincidido en que sería ideal que el jurado tomara en cuenta el trabajo que se hizo en todo un año, que viera las obras que realmente los coreógrafos quieren hacer y que nosotros no tengamos que participar sobre pedido”, explica.

La crítica de danza Haydé Lachino difiere de Neri y considera que esta edición no sólo se renueva, también hace una suerte de homenaje al movimiento de danza contemporánea que se gestó en los años 80, cuando los coreógrafos y bailarines salieron a las calles tras el sismo que cimbró a la ciudad.

“Me parece muy importante que el premio, como se venía planteando en las últimas ediciones, ya reflejaba una suerte de agotamiento, porque no estaba dando cuenta del todo de las cosas que estaban pasando a nivel nacional. Ahora, con la propuesta de salir a las calles nos recuerda la efervescencia de la danza contemporánea independiente de los años 80 y me parece que será muy interesante.

Para el coreógrafo Óscar Ruvalcaba, ganador del premio de la crítica por la obra “Himnos de ciudad”, la convocatoria permitirá mantener vigente al premio porque la danza está viviendo cambios importantes respecto a la visión y, sobre todo, a su realización.

“Me parece que vivimos un momento en el que tenemos que aceptar que el arte debe ser más polivalente, que debe ser movido de lugar y en este sentido el premio está tomando una medida muy inteligente, aunque también muy arriesgada porque es un concurso de composición coreográfica y al mover la expresión a otro foro la subjetividad tendrá un papel muy importante en el jurado. Creo que será muy complicada la forma en que van a evaluar, tendrán que tener en cuenta cosas muy complejas”, dice el coreógrafo Ruvalcaba.

Un premio sin público

La visión de ofrecer a la danza los espacios convencionales, pero sobre todo foros abiertos de las universidades convocantes como canchas de futbol, pasillos y plazas ¿ayudará a enriquecer a la danza y a la creación de públicos? La respuesta inmediata es negativa.

Y es que desde su origen el premio ha tenido cuestionamientos y polémicos cambios en la convocatoria que responden a una falta de claridad respecto a los objetivos del mismo, a la ausencia de una política estatal respecto a la cultura, en este caso específico a la danza, a la continuidad en las iniciativas, y un problema más complejo que, dice Óscar Ruvalcaba, tiene que ver con una falta de educación artística.

Si en 32 años no ha conseguido ser un referente de la cultura nacional y sólo importa a la comunidad dancística es porque algo no está funcionando a nivel de políticas culturales.

Lachino, sin embargo, apela a que sean los creadores quienes estén buscando mecanismo de producción y difusión de sus obras pues, dice, en la cultura está afincada la idea de que deben ser apoyados por el estado.

Neri podría ser prueba de ello. Después de haber ganado el premio, el estímulo económico fue utilizado para pagar a todo el equipo que hizo posible la obra “Nosotros”, pero además a través de la autogestión ha podido llevarla de gira a diversos lugares dentro y fuera del territorio nacional. Algo que, asegura, le ha dado libertad creativa pues no es un “coreógrafo de becas”. “Con la obra nos ha ido muy bien, hemos tenido críticas de todo tipo, pero sobre todo hemos podido llevarla a la gente que en general la ha recibido muy bien. Creo que nosotros tenemos que hacer mucho labor, buscar nuestros espacios y lograr llegar al público de todas las maneras posible”, explica.

De esta forma, mientras los jóvenes creadores abren brecha y logran conquistar reconocimientos a sus trabajos, pese a las “buenas intenciones” de las instituciones culturales, el INBA-UAM-UNAM debería ser parte de la discusión de cómo el gremio dancístico debe ser fortalecido para brindar resultados que no sólo favorezcan al gremio, sino que también logre generar resultados palpables de lo que suele llamarse “creación de públicos”.



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