La judicialización de la Libertad Sindical en Venezuela y el asesinato de sindicalistas

31 octobre 2011 par lucien

Rapport (en espagnol) sur les libertés syndicales au Venezuela.

Por Fadess / Provea, 28 de octubre de 2011. [View this document on Scribd ]

El Frente Autónomo Sindical para la Defensa del Empleo y los Sindicatos (Fades), el Sindicato Carbonorca, El Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (PROVEA), y la organización Espacio Público tenemos el honor de dirigirnos a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la Ilustre Comisión”, “la Comisión” “la Comisión Interamericana”), para exponer la preocupante situación del creciente proceso de restricciones a la libertad sindical incluyendo la apertura de juicios penales a a líderes sindicales y asociados de sindicatos por ejercer el derecho a la huelga y el derecho a la manifestación pacífica e igualmente aportar información sobre el asesinato de sindicalistas en Venezuela.

Como bien lo expresó la Comisión en su Informe Democracia y Derechos Humanos en Venezuela, una de las preocupaciones sobre la situación de los derechos humanos es el uso de figuras penales para detener a personas en el marco de manifestaciones contra políticas oficiales. Uso que se extiende a quienes participan en paros y huelgas.
El uso de tales figuras viene afectando a líderes campesinos, estudiantiles, comunitarios y sindicales.
Si bien no podemos afirmar que en nuestro país los sindicalistas no tienen la posibilidad de ejercer sus funciones, asociarse y realizar procesos de exigibilidad de derechos, si existe un progresivo proceso de restricción a la garantía del ejercicio de la libertad sindical y un incremento de los riesgos a la vida, la integridad persona y la libertad por desarrollar acciones de naturaleza sindical.
Se desarrollan por patrones públicos y privados y por funcionarios del Estado un conjunto de medidas antisindicales que se expresan entre otras formas a través de: descalificación pública por parte de funcionarios, amenazas públicas o privadas, apertura de juicios penales, medidas cautelares dictadas por jueces penales que prohíben a los sindicalistas acercarse a los centros de trabajo, amenaza de despido a trabajadores si participan en asambleas, prohibición de realización de asambleas en jornada laboral, despidos injustificados y asesinato de sindicalistas.

Uno de los aspectos más preocupantes es la política de Estado de judicialización del ejercicio de la libertad sindical. Se somete a sindicalistas a investigaciones penales, se les procesa y en algunos casos se les encarcela por convocar concentraciones, paros o huelgas en reclamos de derechos laborales. Esta política es un componente del proceso de criminalización de la protesta pacífica, que viene siendo denunciada desde 2009 por diversas organizaciones sociales en el país[1].
A la fecha más de 2500 activistas sociales se encuentran sometidos a juicios de naturaleza penal por ejercer el derecho a la manifestación pacífica o participar en acciones sindicales.
Aproximadamente 150 sindicalistas están sometidos a procesos penales. Es una política que pretende intimidar a la dirigencia sindical del país y obstaculizar los procesos de exigibilidad que desarrollan trabajadores y trabajadoras de distintos sectores y regiones de Venezuela.

El sector laboral encabeza las protestas en el país. Las acciones de exigibilidad de derechos a través de paros, huelgas, tomas de establecimientos, cierre de calle, concentraciones y otras modalidades sumaron durante todo el 2010 la cantidad de 1121 de un total de 3114 equivalente al 36%[2]. En el primer semestre de 2011 de un total de 2365 protestas, el sector laboral protagonizó 989, es decir, el 41,82%, lo cual evidencia una línea ascendente de descontento y disposición a exigir los derechos[3].

Frente a esa incesante exigencias de derechos, la apertura de procesos penales pretender intimidar a los sindicalistas y a los afiliados de las organizaciones sindicales como una manera de generar desmovilización en el sector laboral.
Las acusaciones más frecuentes son delitos contra la seguridad de la nación, violación de zonas de seguridad, asociación para delinquir, obstrucción de vías y restricción a la libertad del trabajo.
Entre los dispositivos legales que se usan para iniciar procedimientos penales están: el artículo 139 del Decreto Ley para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios; el Código Penal Venezolano reformado el 13 de abril de 2005 y la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación. Esta última Ley y el mencionado artículo 139 del Decreto Ley para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes, prácticamente eliminan el derecho a la huelga de los trabajadores y trabajadores. Dicha normativa castiga con prisión a quienes paralicen servicios públicos o impidan el traslado de bienes esenciales para la población. Cualquier acción sindical que paralice parcial o totalmente un establecimiento que preste servicio público puede dar lugar a un proceso de naturaleza penal. De la misma manera una acción de calle que sea considerada la causa por la cual no fue posible el traslado de bienes esenciales (combustible, alimentos, medicinas, etc) puede ser usada por el Ministerio Público para imputar a cualquier persona que participe de la protesta.
Caso emblemático de judicialización del ejercicio de la libertad sindical lo constituye la sentencia mediante la cual se condenó al sindicalista Rubén González, Secretario General del Sindicato que agrupa a los trabajadores de la empresa del Estado Ferrominera del Orinoco, a la pena de siete (7) años, seis (6) meses, veintidós (22) días y doce (12) horas de prisión[4].
Se le imputaron los delitos de Instigación a Delinquir, establecido en el artículo 283 del Código Penal, Restricción a la Libertad del Trabajo, establecido en el artículo 191 en concordancia con los artículos 192 y 193 del Código Penal, e Incumplimiento del Régimen Especial de la Zona de Seguridad, establecido en el artículo 56 de la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación, en concordancia con los artículos 83 y 80 del Código Penal[5]. La sentencia se dictó cuando el sindicalista tenía más de 12 meses encarcelado.

La decisión judicial produjo una reacción inmediata y contundente de las organizaciones sindicales del país. Dirigentes de casi todas las corrientes laborales y sindicales se pronunciaron en su contra y exhortaron a la realización de un paro nacional para exigir la libertad inmediata de Rubén González.

El repudio generalizado a dicho fallo judicial y la posibilidad que se produjera una situación de protesta a escala nacional, motivó a la Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia a utilizar el recurso previsto en los artículos 106 y 107 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia[6] y con ello, avocarse a conocer la causa de Rubén González.
Expresó la Sala Penal lo siguiente:

se procedió al examen de las actas que integran la presente; observándose que la sentencia condenatoria dictada por el Tribunal Sexto de Primera Instancia, en funciones de Juicio del Circuito Judicial Penal del Estado Bolívar, extensión Puerto Ordaz, se encuentra inmersa en el vicio de inmotivación que infringe principios y garantías constitucionales, como lo son la Tutela Judicial Efectiva y el derecho al debido proceso, consagrados en los artículos 26 y 49.1 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, siendo necesario el avocamiento y nulidad del referido fallo”[7]
Del texto se desprende que además del injusto proceso y detención por más de un año, el tribunal dictó sentencia violando varias garantía el derecho humano a la justicia.
La Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia decretó la libertad restringida de Rubén González quien quedó sometido a régimen de presentación en tribunales cada 45 días.

Como respuesta a su libertad Rubén González expresó: “aunque estoy en la calle la sentencia de la Sala Penal también es injusta pues se debió declarar mi libertad plena ya que lo único que he hecho y continuaré realizando es defender los intereses de los trabajadores en el marco de los derechos que me concede la Constitución”[8].

Otro caso de judicialización del ejercicio de la libertad sindical es el de los trabajadores de Sintra Callao, en el estado Bolívar. La Fiscalía Quinta del Ministerio Público en la población de Tumeremo, estado Bolívar imputó a cuatro trabajadores por participar en la paralización de la mina Isidora donde opera la empresa de capital mixto Venrus.[9] Los trabajadores exigían se discutiera la convención colectiva que tiene más de seis años vencida. Se les imputó los delitos de agavillamiento, instigación a delinquir e impedimento al trabajo[10].

El 05.09.2011 cumplieron cuatro años bajo régimen de libertad restringida y presentación periódica en tribunales 3 dirigentes sindicales y 11 trabajadores de la empresa Transporte Camila, del estado Bolìvar. El juicio ha sido suspendido en varias oportunidades[11].
Los sindicalistas y trabajadores de esta empresa al estar sometidos a régimen de presentación no pueden trasladarse fuera de la región donde habitan sin autorización del tribunal, no pueden participar en asambleas y acciones laborales y no pueden declarar públicamente sobre su caso.
Hay que resaltar que entre los años 2009 y 2011 sindicalistas de varias empresas e instituciones públicas antes de recibir libertad condicional bajo régimen de presentación estuvieron varios meses encarcelados. Es el caso por ejemplo de 11 trabajadores de Petróleos de Venezuela sección Anaco detenidos por realizar una toma pacífica del Ministerio del Trabajo y 10 trabajadores de la Alcaldía Metropolitana de Caracas detenidos por realizar una manifestación frente al Tribunal Supremo de Justicia.

El uso de los tribunales penales para perseguir a sindicalistas no se limita solo a someterlos a libertad restringida y controlada. Jueces dictan medidas cautelas mediante las cuales se impide a sindicalistas convocar asambleas o acercarse a las empresas. La consecuencia de desobedecer la medida es abrir un juicio penal al dirigente sindical.
Es el caso por ejemplo de sindicalistas de la empresa ALENTUY en el Estado Lara en el año 2009 sobre quienes se dictó una medida que les impedía acercarse a las instalaciones de la empresa y conversar con las trabajadoras y trabajadores[12]. También ese mismo año se dictó medidas de igual naturaleza a sindicalistas del sector petrolero y de industrias básicas metalmecánicas.

Las amenazas de funcionarios del Estado es otra manera de actuación antisindical. Tales amenazas incluyen la de despedir al dirigente y a quienes acaten sus llamados a asamblea o paros y también amenazas de muerte. Es el caso, por ejemplo, de Antonio Acosta, Presidente del Sindicato de Empleados del Municipio Sotillo, estado Anzoátegui, quien acusó al Alcalde Stalin Fuentes de amenazas a su persona y afiliados[13].
Amenazas de despido acompañada de campaña de desprestigio sufre actualmente el sindicalista Carlos Patiño del Sindicato Nacional de Trabajadores del Instituto Nacional de Capacitación Educativa Socialista (INCES). El dirigente es uno de los peticionarios de la presente audiencia. Esta Institución del Estado amenaza a los trabajadores y trabajadores de despido si participan en las asambleas o actividades que organiza el sindicato.

Amenazas también recibieron varios dirigentes sindicales de la Alcaldía del Municipio Libertador de Caracas. Algunos de ellos además fueron objeto de despidos violándose el fuero sindical. Se les desalojó por la fuerza de las sedes sindicales requiriendo para ello la actuación de organismos policiales.[14]

El dirigente sindical Alexis Polanco, Coordinador de la Unión Nacional de Trabajadores en el estado Carabobo denunció a principios del año 2011 amenazas de muerte por parte de funcionarios militares y civiles en cargos públicos, que lo obligaron a salir del país por varios meses.[15] El sindicalista de amplia trayectoria en el estado Carabobo realizó denuncias sobre hechos de corrupción en los trámites que se realizan en el puerto de Puerto Cabello. Ante las amenazas y falta de garantías por parte de las instituciones del Estado para garantizar su vida, se vio obligado a salir del país.

Varios dirigentes sindicales fueron despedidos por la Dirección Ejecutiva de la Magistratura violando el fuero sindical y no garantizando el debido proceso en instancias administrativas.

Hace una semana apenas 49 Trabajadores de la empresa básica Carbonorca, en Puerto Ordaz, estado Bolívar fueron sometidos a calificación de despido por participar en un paro que duró 50 días exigiendo cumplimiento a la contratación colectiva. La misma empresa anunció que se solicitará el despido de 100 trabajadores más. Esta situación impidió que su Secretario General el sindicalista Emilio Campos pudiera estar presente en la audiencia ante esta instancia internacional.

Ante toda esta situación de violación a la libertad sindical y convenciones colectivas un conjunto de sindicatos agrupados en el El Frente Autónomo Sindical para la Defensa del Empleo y los Sindicatos (Fades) convocaron el pasado 20 de octubre a una jornada nacional obrera de protesta. La convocatoria pretendió ser descalificada por funcionarios públicos acusando a la dirigencia sindical de ser parte de un plan de desestabilización. Aunque en esta oportunidad no se conoce se hayan iniciado acciones penales contra los sindicalistas que convocaron la protesta, advertimos que tal situación pudiese presentarse ya que la mencionada coalición sindical tiene previsto realizar otras convocatorias.

Violencia sindical

La violencia entre sindicalistas[16] o contra sindicalistas cometidas por terceras personas año tras año deja un saldo de víctimas tanto de muertos como heridos[17]. De octubre 2010 a septiembre 2011 fueron asesinados presuntamente por hechos relacionados a asuntos sindicales un total de 37 sindicalistas[18].
Esta situación de violencia que produce muertes de líderes sindicales y trabajadores asociados a los sindicatos se empezó a agravar a partir del año 2005. En un número significativo de los casos, el presunto motivo es la venta de puestos de trabajo por parte de sindicalistas, hecho en el que según denuncian se moviliza una importante cantidad de dinero que se le cobra al trabajador beneficiado.
Para diciembre de 2005 la cifra de personas asesinadas por conflictos relacionados a la venta de puestos de trabajo se elevaba a 45 la mayoría de ellas en el estado Bolívar. Al año siguiente la cifra aumentó a 48 en todo el país. Para septiembre de 2007 el monitoreo realizado por la organización Provea indicó que la cifra bajó a 29homicidios la mayoría bajo la modalidad de sicariato.
En 2008 se incrementó de nuevo hasta 46 trabajadores asesinados. Ante esta situación, la respuesta de las autoridades ha sido ambigua. Ese año, por primera vez, el Presidente de la República se refirió a la situación del asesinato de sindicalistas.
El propio Presidente ha emitido señales contradictorias. No fue la cifra total de homicidios de sindicalistas lo que motivó su pronunciamiento, sino el asesinato simultáneo de tres dirigentes sindicales de reconocida trayectoria en el estado Aragua. En aquella oportunidad (2008) ordenó se constituyera una Comisión de Alto Nivel que analizara el problema y adoptara medidas adecuadas. La Comisión integrada por representantes del gobierno, la Defensoría del Pueblo y algunos dirigentes sindicales se reunió dos veces y no dejó ningún saldo positivo. Al contrario de lo esperado, la cifra de asesinatos continuó incrementándose.
Contradictoriamente, el 1 de agosto del 2010, en su columna “Las líneas de Chávez”, negaba la existencia de sindicalistas asesinados en el país: “Debe entender el pueblo colombiano, que en la Venezuela bolivariana no tenemos ni sindicalistas asesinados, ni desplazados, ni fuerzas insurgentes a lo largo y ancho del país; no tenemos grupos paramilitares, ni importantes extensiones de tierra al servicio de la producción de drogas, ni bases militares estadounidenses, ni fosas comunes ahítas de cadáveres. Nadie puede ignorar que éstos sí son elementos definitorios de la realidad colombiana”.
La Defensoría del Pueblo en su último Informe no dedica ni una sola línea al problema. La Fiscal General tampoco se refiere al asunto.
La Comisión integrada por representantes del gobierno, la Defensoría del Pueblo y algunos dirigentes sindicales se reunió dos veces y no dejó ningún saldo positivo. Al contrario de lo esperado, la cifra de asesinatos se incrementó considerablemente.
De octubre de 2009 a septiembre 2010 se registraron 68 trabajadores asesinados incluyendo varios dirigentes sindicales.
En total desde 2005 hasta la fecha han sido asesinados 273 trabajadores entre líderes sindicales y asociados a sindicatos la mayoría afiliados al sindicato de la construcción.

Un caso emblemático de la violencia sindical durante el año 2011 lo constituyó el asesinato del trabajador de la empresa Ferrominera del Orinoco, ROJAS Renny ocurrido el 09.06.11, a las puertas de la empresa, en medio de una concentración de trabajadores que elegirían la comisión Electoral del Sindicato[19]. Un enfrentamiento entre trabajadores de la empresa dejó como saldo el asesinato del trabajador y 2 personas heridas de bala, identificadas como GUILIARTE Luis y LEZAMA Agustín[20]. Las investigaciones preliminares señalaron al sindicalista Héctor Maicán como culpable, razón por la cual fue detenido inmediatamente, pero posteriormente quedó en libertad[21]. Días después fue detenido un trabajador de la empresa de nombre Rodney Álvarez Rodríguez[22] a quien el Ministerio Público imputó por el homicidio[23].

En un caso similar resultó herido de bala el sindicalista MOROCOIMA José Luis Secretario General del Sindicato Único de Trabajadores de la Alumina (Sutralumina).[24] En momentos en que se realizaba una asamblea de trabajadores de la empresa CVG Bauxilum personas ajenas a la empresa golpearon a varios trabajadores y dispararon contra el sindicalista.[25]

El estado Bolívar continúa concentrando los mayores hechos de violencia intrasindical y contra los sindicalistas. Sin embargo los asesinatos de sindicalistas en el 2011 se produjeron en el Distrito Capital y en los Estados Aragua, Carabobo, Anzoátegui, Sucre, Miranda, Monagas, Zulia, Mérida y Falcón.
Según el diagnóstico realizado por diferentes organizaciones de derechos humanos esta posee varias causas. Una de ellas es el debilitamiento del sindicalismo como herramienta para la defensa de los derechos de los trabajadores y trabajadoras del país, acumulando vicios e irregularidades que condenan a buena parte de la masa laboral del país al desamparo.
Esta minusvalía ha sido profundizada por los consecutivos ataques a la libertad y autonomía sindical, realizados por algunos voceros del alto gobierno, y la promoción del llamado “paralelismo” sindical, mediante el cual de manera artificial y por decreto se ordena la creación de nuevas organizaciones obreras dentro de las empresas, las cuales rápidamente asumen y extienden las prácticas desviadas del ejercicio sindical .El Ministerio del Trabajo durante años se ha convertido en un ente promotor del paralelismo sindical en el país y a él se debe una cuota de responsabilidad en la creciente rivalidad intersincal.
Toda la situación de violencia en el campo sindical se ha caracterizado en los últimos años por una alta impunidad. Los asesinatos ocurren, las investigaciones no se realizan o tardan años y quienes ejecutan la violencia se ven favorecidos para repetir hechos violentos.
Según un estudio realizado por las organizaciones de derechos humanos Vicaría de Derechos Humanos de Caracas y Provea, de 52 casos estudiados hasta el año 2007 apenas 3, es decir sólo el 5.7% del total, fueron sancionados los responsables de los ataques por una sentencia firme en tribunales y privados de su libertad en un centro penitenciario. Esta impunidad es posible, como sugieren las denuncias, por la complicidad no sólo de funcionarios policiales sino también de encargados de los órganos de investigación y administración de justicia. La violencia contra sindicalistas, además, refleja la propia situación de orfandad del derecho a la seguridad ciudadana y el derecho a la vida en el país.
La Ilustre Comisión en sus informes ha realizado una serie de recomendaciones frente a toda esta situación. Igualmente lo ha expresado la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Queremos transmitirle a la Comisión algunas de las preocupaciones manifestadas también por la OIT

En febrero de 2001 la Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo manifestó una vez más preocupación por los asesinatos de sindicalistas, la judicialización del ejercicio de la libertad sindical y la criminalización de las protestas de los y las trabajadoras.
La Comisión pide al Gobierno que comunique informaciones sobre la totalidad de los casos de violencia antisindical en el país, sobre la apertura de investigaciones y procesos penales contra los responsables, las órdenes de detención emitidas y las sentencias dictadas
La Comisión deplora el elevado número de asesinatos de dirigentes sindicales y de sindicalistas y expresa su grave preocupación ante esta situación y ante el hecho de que las cifras sobre el número de asesinatos alegados por las organizaciones sindicales divergen notablemente con las que derivan de las informaciones suministradas por el Gobierno. La Comisión toma debida nota de que el Gobierno señala que los autores provienen del «sicariato» y del crimen organizado; toma nota también de la identificación y detención de cierto número de autores, así como de la creación de una mesa de trabajo sobre la violencia en el sector de la construcción y de una comisión especial a petición de la UNT. Sin embargo, la Comisión debe subrayar que corresponde al Gobierno garantizar la vida y la seguridad de todos los dirigentes sindicales. El panorama descrito por las organizaciones sindicales incluye también alegatos de represión de manifestaciones, detenciones, amenazas de muerte y numerosos despidos antisindicales, así como restricciones al derecho de huelga y a la libertad de las personas derivadas de la aplicación de una serie de leyes, desde el Código Penal hasta otras leyes que persiguen garantizar el derecho de las personas en el acceso a bienes y servicios, la lucha contra el acaparamiento, la defensa de la soberanía agroalimentaria, o leyes relativas a productos de primera necesidad o sometidos al control de precios. La Comisión observa que los comentarios de las organizaciones sindicales se refieren también a un número muy elevado de medidas cautelares de presentación periódica ante los tribunales que tienen un efecto intimidatorio en el ejercicio de los derechos sindicales.
La Comisión urge al Gobierno a que cree una comisión tripartita nacional sobre las situaciones de violencia y de violación de derechos fundamentales de los sindicalistas y de las organizaciones de empleadores y sus dirigentes — incluido el examen de las disposiciones penales (y su aplicación) criticadas por las organizaciones sindicales — y que le informe al respecto.
La Comisión pide al Gobierno que se asegure que sean garantizados el derecho a la vida y a la seguridad de las personas, el derecho de manifestación y el de libre expresión, así como que se garantice que el «régimen de presentación» ante la autoridad judicial penal no se utilice con fines de control o de intimidación de los dirigentes sindicales o empleadores. La Comisión pide además al Gobierno que se asegure que los derechos sindicales como el derecho de huelga no sean restringidos en base a disposiciones legales penales ambiguas, invocando la defensa de otros derechos constitucionales. La Comisión pide al Gobierno que evalúe con las organizaciones de trabajadores y de empleadores más representativas el impacto de tales disposiciones en sus derechos y en los de sus dirigentes, así como que la informe al respecto  » [26]

Aún cuando el Estado de Venezuela continúa desacatando las distantas recomendaciones de los organismos internacionales de protección de los derechos humanos, reiteramos la importancia de continuar orientando y exhortando al Estado para que adopte políticas y medidas que permitan el ejercicio por parte de trabajadores y trabajadores de la libertad sindical sin riesgo a la vida, la integridad física y la libertad.
Peticiones:
1.-Se solicite al Estado de Venezuela una investigación pronta, transparente, imparcial y eficaz sobre los asesinatos de sindicalistas, se establezcan responsabilidades y se impongan sanciones.
2.-Se recomiende al Estado de Venezuela se abstenga de continuar usando tipos penales para procesar a sindicalistas y trabajadores por participar en protestas pacíficas, paros y huelgas.
3.-Se exhorte al Estado de Venezuela garantice el pleno ejercicio de la libertad sindical, cese la política de promover sindicatos paralelos y se respete el fuero sindical.
4.-Cese en las empresas e instituciones del Estado los despidos de dirigentes sindicales o de trabajadores y trabajadoras por participar en actividades convocadas por las organizaciones sindicales y se exhorte a las Inspectorías del Trabajo a impedir estas prácticas en el sector privado.
5. Se recomiende al Estado de Venezuela genere espacios para el diálogo con la dirigencia sindical para canalizar por mecanismos democráticos los reclamos del sector laboral.

Octubre 28 de 2011

[1] En el año 2009 organizaciones sindicales, estudiantiles y organizaciones de derechos humanos promovieron una intensa campaña contra la criminalización de la protesta que obligó a pronunciamientos de altos funcionarios del Estado y coadyuvó para que el Ministerio del Interior y Justicia dictara una Resolución que regula la actuación de los organismos policiales en manifestaciones públicas
[2] Informe de las organizaciones Espacio Público y Provea sobre manifestaciones en el país durante el año 2010. Disponible en: http://bit.ly/ezq9CF
[3] Informe de las organizaciones Espacio Público y Provea sobre manifestaciones en el país durante el primer semestre de 2011. Disponible en: http://bit.ly/pk7JJU
[4] La sentencia fue dictada por el Tribunal Sexto de Primera Instancia, en funciones de Juicio del Circuito Judicial Penal del estado Bolívar, extensión Puerto Ordaz
[5] Idem.

[6] Artículo 106. Competencia. Cualquiera de las Salas del Tribunal Supremo de Justicia, en las materias de su respectiva competencia, de oficio o a instancia de parte, con conocimiento sumario de la situación, podrá recabar de cualquier tribunal, en el estado en que se encuentre, cualquier expediente o causa para resolver si se avoca y asume el conocimiento del asunto o, en su defecto, lo asigna a otro tribunal.

Artículo 107. Procedencia. El avocamiento será ejercido con suma prudencia y sólo en caso de graves desórdenes procesales o de escandalosas violaciones al ordenamiento jurídico que perjudiquen ostensiblemente la imagen del Poder Judicial, la paz pública o la institucionalidad democrática.

[7] TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA. Sala Penal. Sentencia de fecha 03.03.11. Exp Nro 11-88 (en línea) < http://bit.ly/hDRRZK>. Consulta del 19.09.11
[8] Entrevista concedida por Rubén González a Provea en fecha 07.07.11
[9] Empresa de capital mixto desde 2008 con capitales venezolanos y de la República Federativa de Rusia
[10] Los sindicalistas imputados fueron: Edwar López Secretario General, Ruby Chirinos Secretario de Actas, Alan Ortega Secretario de Organización y José Infante Secretario de Reclamos.
[11] Se les imputan los delitos de violación a la zona de seguridad, apropiación indebida calificada, obstaculización al ejercicio del derecho laboral y hacerse justicia por sus propias manos.

[12] MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA EL TRABAJO Y SEGURIDAD SOCIAL. Memoria y Cuenta 2010. Capítulo III. Logros institucionales. Versión digital.

[13] El Tiempo. Sindicalista dijo que ha recibido amenazas. 09.04.11 pág. 3
[14] testimonio presentado ante la organización Provea por los sindicalistas Lexis Vegas, Alexander García y Carlos Salazar en fecha 23.05.11
[15] Testimonio de Alexis Polanco ante Provea el 15.06.11
[16] Durante seis años organizaciones sindicales y de derechos humanos vienen denunciando enfrentamientos violentos entre sindicalistas por el control de la venta de puestos de trabajo y otras desviaciones de la actividad sindical.
[17] Se presume que en muy pocos casos las muertes o heridos son resultado de la acción de funcionarios del Estado o por mandato de éstos.
[18] Corresponde al Ministerio Público investigar las causas de los homicidios y determinar responsabilidades.

[19] Agencia venezolana de Noticias. CICPC y órganos de seguridad de Bolívar investigan muerte de trabajador de Ferrominera (en línea) Consulta del 16.08.11
[20] Los sindicalistas del sindicato de Ferrominera Rubén González como Alfreddo Spooner se acusaron mutuamente de ser responsables de los hechos violentos
[21] El sindicalista quedó bajo régimen de presentación cada quince días acusado de porte ilícito de arma de fuego.
[22] MINISTERIO PÚBLICO. (en línea) www.ministeriopublico.gob.ve Ministerio Público acusó a hombre por muerte de trabajador de Ferrominera. < http://bit.ly/oBJwHZ> Consulta del 16.08.11.

[23] El sindicalista Rubén González en entrevista concedida a Provea en fecha 08.07.09 afirmó que el trabajador Rodney Álvarez había sido torturado y se le había prometido libertad si lo acusaba de ser el autor intelectual del homicidio.
[24] Agencia Venezolana de Noticias. (en línea) www.avn. info.ve Mibam rechaza acciones de violencia en portones de empresas básicas < http://www.avn.info.ve/node/58307> Consulta del 16.08.11
[25] En entrevista concedida a Provea en fecha 10.07.11 el sindicalista acusó a integrantes del grupo Muralla Roja del sector construcción de ser los responsables de los hechos violentos. Por el caso están procesados dos personas uno de ellos Jorge Alejandro Martínez Escalona hijo del líder del sindicato Muralla Roja Andrés Escalona..
[26] ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO. Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones. pág 208-223 (en línea)

La lutte du peuple libyen doit continuer (Communiqué du PUCO)

30 octobre 2011 par lucien

Le meurtre de Kadhafi signe la fin de l’ancien régime répressif

La lutte du peuple pour la liberté, l’égalité et la prospérité doit se poursuivre!

L’assassinat de Kadhafi met un terme au régime despotique et répressif de la famille Kadhafi en Libye. Ce régime s’était érodé quand certains membres de la famille Kadhafi ont cherché refuge en Algérie, que lui et son fils ont fui Tripoli. Plus de 40 ans de crimes, de meurtres et de répression par la domination de Kadhafi s’achèvent par son arrestation et son meurtre. Maintenant, le « Conseil national de transition » qui inclut une partie de l’ancien gouvernement, les forces islamistes et les tribus, s’efforce de prendre le contrôle de l’ensemble du pays. Le meurtre de Kadhafi met clairement fin au mouvement qui visait son renversement comme objectif principal, mais ce n’est pas là la seule demande de la population libyenne. Kadhafi était un symbole de la répression, de la dictature, de l’assassinat en masse, de la pauvreté et de l’injustice. Les gens se sont levé pour la liberté, l’égalité et la prospérité. Les protestations du peuple libyen ont été inspirées par les autres mouvements dans la région, notamment en Tunisie et en Egypte. L’exigence de liberté, d’égalité et de prospérité est une revendication de la population de toute la région. Les gens sont descendus dans les rues et sur les places avec bravoure, faisant preuve de sacrifices admirables contre la répression, la pauvreté, la discrimination, la corruption et l’injustice. Dans tous les pays de la région des mouvements pour renverser les gouvernements ont pris des formes différentes. En Libye, suite à la violente répression du peuple par le gouvernement et à l’incapacité du terrorisme d’État mené par les États-Unis en manipulant la situation, comme il l’a fait en Tunisie et en Egypte, l’OTAN est entré en scène.

L’intervention de l’OTAN qui était initialement prévue pour éviter les frappes aériennes des forces de Kadhafi, et s’est ensuite élargie au sol, a changé les protestations de masse contre le régime du Kadhafi. De toute évidence, l’objectif de l’OTAN n’a pas été et ne sera pas conforme aux demandes des gens. Le terrorisme d’État de l’OTAN et de ses dirigeants est sombre et empli d’oppression, de meurtres, de destruction de communautés entières et de promotion au pouvoir des défenseurs du système capitaliste. L’intervention de l’OTAN a renforcé le pan réactionnaire de l’opposition anti-Kadhafi. Les gens ont été mis de côté dans la bataille entre ce front réactionnaire et la tyrannie de Kadhafi. Les premières victimes de cette bataille sont les populations opprimées et protestantes de Libye. Durant cette période, le front appelé « Conseil national de transition » a lancé avec l’aide et le soutien de l’OTAN une nouvelle vague d’actes criminels et de viols. Des informations sont parues concernant l’oppression, la corruption, des viols d’épouses de pro-Kadhafi. Les gens de Libye ne se sont pas révoltés contre une domination sombre et réactionnaire pour qu’elle soit remplacée par le même genre de domination; ils ne sont pas descendus dans les rues pour remplacer la famille Kadhafi par des clans tribaux et islamistes, les gens de Libye n’ont pas sacrifié leur proches pour une poignée de voyous qui ont été impliqués dans le gouvernement précédent et ont pris part à des atrocités commises contre le peuple. Les gens de Libye, comme d’autres de la région, sont descendus dans les rues pour mettre fin à un système de pauvreté, de discrimination et de machine à tuer. La lutte du peuple pour ses revendications fondamentales n’est pas terminée. Ce n’est que la première étape.

Le Parti de l’Unité communiste-ouvrière soutient les luttes pour une société libre, égalitaire, garantissant la prospérité pour tous ses citoyens. Nous croyons fermement que seul un peuple uni et organisé avec un leadership communiste-ouvrier peut atteindre ces exigences. Nous condamnons tout acte qui légitime le « Conseil national de transition» comme loi du peuple. La lutte du peuple en Libye pour l’organisation et la poursuite de son mouvement pour ses revendications doit être soutenue. La formation de conseils ouvriers et populaires est un outil très important à cet effet. Les travailleurs doivent former leurs propres conseils. Les gens devraient être organisés dans leur communauté, et en conseils d’étudiants, et prendre le contrôle de leur destinée par la tenue de leurs assemblées générales. Les gens de Libye ont besoin du soutien et de la solidarité de toutes les forces communistes et éprises de liberté.

A bas la République islamique d’Iran!

Vive la liberté, État ouvrier!

Vive la République socialiste!

Parti de l’unité communiste-ouvrière (Worker-communism Unity Party), 23 octobre 2011.

Entretien avec Nicolas Dessaux sur le(s) nationalisme(s) [2]

28 octobre 2011 par lucien

Suite de l’entretien commencé le mois dernier (cf. ici).

Quel rôle joue, selon toi, l’héritage de la guerre d’Algérie dans le soutien de l’extrême gauche française aux luttes de libération nationale ?

N.D. – En effet, la guerre d’Algérie a constitué le creuset de l’extrême-gauche française actuelle. Nombre de militants, d’organisations, de courants et d’idées se sont formées durant cette période, qui continuent de marquer le paysage. Pour de jeunes militants anti-colonialistes, rejoindre l’extrême-gauche permettait d’échapper aux ambiguïtés du PCF sur la question algérienne. Les trotskistes, les « prochinois », mais aussi certains libertaires ou encore un groupe comme Socialisme ou Barbarie, ont vu affluer, du moins à leur échelle, des jeunes militants désireux de manifester concrètement leur soutien au FLN ou au MNA. Il en va de même des réseaux clandestins de Jeanson et de Curiel, qui ont été une véritable pépinière de militants dotés d’une formation solide et sérieuse. Certains de ces militants, comme Alain Krivine ou Jacques Jurquet, pour ne citer qu’eux, ont joué par la suite un rôle essentiel dans l’histoire de l’extrême-gauche française. Dans la guerre d’Algérie, certains développent une critique correcte de la direction du FLN, mais se laissent illusionner par l’existence d’une tendance marxiste minoritaire en son sein. C’est donc une extrême-gauche avant tout anti-colonialiste et anti-impéraliste qui s’est développée avec dynamisme à partir de la deuxième moitié des années 60. Des militants ouvriers l’ont rejoint, parce que celà permettait de poursuivre leur engagement révolutionnaire en rupture avec un PCF de plus en plus éléctoraliste et modéré. Jurquet, l’un des pionniers du maoïsme français, reconnait volontiers, dans ses mémoires, qu’il a toujours été plus intéressé par l’anti-colonialisme que par le mouvement ouvrier, malgré son attachement au caractère ouvrier du parti.

Quand on examine l’histoire de ces organisations, la tension entre l’engagement anti-impérialiste et les « tournants ouvriers » est un antagonisme récurrent, mais rarement identifié comme tel, ne serait-ce que parce que la ligne de partage ne passe pas vraiment entre les organisations, mais en leur sein, dans les pratiques concrètes des militants. La focalisation sur les ouvriers immigrés, à partir du début des années 70, permet d’une certaine façon de résoudre la contradiction, puisqu’il est à la fois exploité et colonisé – et délaissé par un PCF dont le discours confine parfois à la xénophobie. D’une certaine façon, l’anti-colonialisme subit l’hégémonie ouvrière, qui fait que dans cette période de luttes intenses de la classe ouvrière, tout discours de lutte doit se calquer sur un discours de classe.

Pour comprendre cela, pour comprendre comment fonctionne cet antagonisme au sein de l’extrême-gauche, il faut examiner la manière dont elle conçoit l’anti-colonialisme, l’anti-impérialisme, l’internationalisme. Dans la lutte contre la colonisation, ils sautent rapidement de l’analyse des méfaits du colonialisme, au soutien aux directions nationalistes, comme si c’était la seule solution possible, la conclusion naturelle. Ce qui est évacué dans ce raisonnement, c’est la possibilité que la classe ouvrière dirige la lutte contre le colonialisme sur ses propres bases, sans soutenir la petite-bourgeoisie ou la bourgeoisie nationale. C’est sur la base de ce raisonnement que certaines organisations d’extrême-gauche sont devenues les faire-valoir de telle ou telle organisation nationaliste, voire ont dissout leur section locale dans celles-ci, en renonçant d’emblée à se construire comme alternative. Certaines justifications, fondées sur la faiblesse de la classe ouvrière dans tel ou tel pays colonisé, placent les paysans dans le rôle d’avant-garde révolutionnaire, dévolu à la classe ouvrière en occident, comme si c’était une question purement tactique. Cette conception est ancrée dans l’histoire de l’anti-impérialisme. Au cœur de la révolution Russe, l’appel aux mouvements anti-coloniaux, indifféremment de leur base sociale, visait à saper les puissances coloniales qui menaient la guerre à la jeune Union soviétique et accentuer la crise politique et sociale dans ces puissances coloniales pour précipiter la révolution mondiale. On peut débattre aujourd’hui de savoir si c’était une bonne ou une mauvaise tactique, à partir du moment où on constate qu’elle a échoué. Mais ce qui était tactique s’est institutionnalisé en stratégie à long terme, s’est imposé comme une évidence qu’on ne pouvait plus remettre en cause : il fallait soutenir les organisations nationalistes, s’allier avec elle ou prendre la direction du mouvement nationaliste… en s’appuyant sur la même base sociale que lui. Dès lors, il y a une partition du monde entre un Occident où les luttes ouvrières seraient pertinentes, et un Tiers-monde où il faudrait s’appuyer sur les paysans, la petite-bourgeoisie, le « peuple » au sens large. L’internationalisme n’est plus considéré comme l’union mondiale de la classe ouvrière, mais comme le soutien aux luttes de libération nationales, conçues comme légitimes par essence au sein de leurs frontières nationales. On peut habiller tout ça de vocabulaire marxiste et même faire des analyses pertinentes des rapports de classes dans tel ou tel pays, cela ne change rien à l’affaire : dès lors qu’on essaie d’exporter le marxisme pour servir les intérêts d’une autre classe, on le vide de son contenu. Je ne crois pas qu’il s’agisse d’une erreur, d’une mauvaise compréhension du marxisme, même si cela peu exister : cette conception de l’anti-impérialisme fait partie d’intégrante du nationalisme de gauche, tout simplement parce que les bases fondamentales sont les mêmes : il s’agit de construire un capitalisme régulé par l’Etat, un capitalisme national.

Ce qui nuance le propos, et ce qui explique la tension que j’évoquais précédemment, c’est le fait que ces organisations, ou au moins certaines d’entre elles, prenaient au sérieux le travail en direction de la classe ouvrière, disposaient parfois d’une base ouvrière ou tout au moins salariée. Le communisme ouvrier se manifestait donc en leur sein, exerçant une pression sous la forme de l’intégration dans les luttes sociales, voire, dans les années 70, dans les luttes anti-hiérarchiques de la classe ouvrière. On pourrait sans trop de difficulté analyser l’histoire de l’extrême-gauche française sur la base de cette contradiction, et classer les organisations selon l’influence respective du communisme et du nationalisme en leur sein.

C’est ce phénomène qui explique, par exemple, les contradictions flagrantes d’une partie de l’extrême-gauche, marxiste ou anarchiste, entre un discours de classe plutôt correct pour l’Europe occidentale, et le soutien aux organisations nationalistes les plus réactionnaires dans d’autres parties du monde ; quand on les examine de près, on découvre que ce ne sont pas les mêmes militants qui produisent le discours au sein de l’organisation, que les deux courants coexistent simplement sans que les militants se soucient de cohérence, d’où une ligne confuse.

Le nationalisme en tant que mouvement séparatiste a pratiquement disparu en Europe après la disparition de l’empire austro-hongrois et la création des États polonais et irlandais. La question y est réapparue dans les années 90 avec la Yougoslavie qui s’est retrouvée dans une déconstruction rapide et violente de son État fédéral. Aujourd’hui, si l’on met de côté les nationalismes plus ou moins folkloriques, les pays européens avec des problématiques séparatistes me semblent surtout être:

  • la Belgique évidemment, avec le fort séparatisme flamand face à une Wallonie industriellement sinistrée (les capitalistes flamands pensent mieux attirer les investisseurs en se séparant des wallons),
  • Un vieil État: l’Espagne, où les basques et les catalans parlent des langues régionales, mais surtout où la Catalogne est une région très prospère,
  •  l’Italie, où là le séparatisme nordiste (« padanien ») n’a plus rien d’un « fait national » à base linguistique, mais exprime cyniquement le souhait d’un patronat régional de ne plus payer le déficit d’une autre région.

N.D. – En effet, le séparatisme en Europe est aujourd’hui essentiellement une affaire de régions riches contre régions pauvres. L’oppression nationale ou linguistique au sens strict est résiduelle, soit parce qu’une langue, celle de l’État central, l’a emportée comme c’est le cas en France, soit parce que la loi permet le développement de plusieurs comunautés linguistiques plus ou moins harmonieusement. A partir du moment où il a réussi son objectif, c’est-à-dire constituer une communauté nationale et linguistique à peu près homogène, un État peut très bien, à la marge octroyer quelques libertés aux locuteurs de langues minoritaires. C’est pour cela qu’on ne peut pas raisonner en se fondant uniquement sur le corpus théorique de l’avant-guerre. Même dans le cas de la scission de la Tchécoslovaquie de la division de la Yougoslavie, les considérations économiques sur le développement relatif de chacune des parties a joué un rôle central.

Je crois que cela pose une question théorique très importante sur la relation concrète que la bourgeoisie entretient avec l’État. J’ai déjà à plusieurs reprises souligné le rôle de la fiscalité, et le fait que c’était l’un des angles morts du marxisme. Marx lui-même y accordait une attention particulière, mais n’a pas vécu assez pour développer cette question dans le Capital comme il aurait souhaité le faire, si l’on en croit le plan de l’ouvrage complet qu’il avait dressé. Par la suite, les marxistes ont le plus souvent considéré l’État que du point de vue de ses fonctions politiques, sans prendre en considération cette base, économique, comme s’il était une pure superstructure. C’est une conception idéaliste, non matérialiste, de l’Etat. La bourgeoisie privée à une conception pratique bien plus concrète que ces marxistes : elle paye des impôts et des taxes, pris sur la masse de la plus-value, en échange d’un certain nombre de structures et de services. Pour ce prix, elle considère qu’elle a le droit à un certain niveau de paix sociale, de salaires, de formation pour les ouvriers, d’infrastructures routières et portuaire, et ainsi de suite. C’est particulièrement vrai dans la période de capitalisme globalisé, car elle peut « faire jouer la concurrence », entre les Etats, en déplaçant ses capitaux la ou les conditions sont les meilleurs. Or, il existe des cas de figures ou les conditions offertes sont bonnes, que ce soit du point de vue des infrastructures, de la main-d’oeuvre, des matières premières, de la proximité des marchés, ou autre, mais le coût fiscal et/ou salarial élevé. C’est particulièrement le cas quand il y a des différences fortes de développement entre plusieurs régions la bourgeoisie, qu’elle soit nationale ou internationale, il est souvent les deux à la fois, peut alors avoir intérêt à séparer ces régions pour obtenir les meilleures conditions : un pays qui offre des conditions satisfaisantes pour un coût fiscal et/ou salarial maigre. C’est notamment le cas lorsqu’il existe un déséquilibre géographique fort du chômage. Jusqu’à un certain point, un taux de chômage élevé est favorable au capital puisque cela exerce une pression sociale sur les salariés. Mais cela a un coût, puisque l’indemnisation du chômage fait partie de la masse salariale globale, quelque soit le système de répartition. Créer, comme en Flandre, une région à faible taux de chômage pour abandonner une autre, peu rentable du fait d’un coût élevé du chômage, comme la Wallonie, peut être une tactique rentable.

Évidemment, la bourgeoisie n’est pas dénuée de contradictions. Le seul cas où vous la trouverez unie, c’est lorsque ses intérêts en tant que classe sont menacées. Chaque actionnaire, chaque entreprise, chaque patron peu apprécier de manière différente quels sont ses intérêts dans une question comme celle-ci. D’une certaine manière, le séparatisme est l’expression du néolibéralisme, dans la mesure où sa préoccupation, c’est d’alléger le poids de l’État dans l’économie, plus particulièrement celui de la dette et de la fiscalité.

Bien sûr, il existe en Europe, à côté de ces séparatismes de droite, des séparatisme de gauche, généralement créés, sous leur forme actuelle, en référence aux mouvement de libération nationale du tiers-monde. Ils peuvent, comme au pays basque, jouer un rôle substantiel, y compris dans les luttes sociales. Mais, en l’absence d’une situation coloniale bien identifiable qui justifierait leur existence, ils sont coincés entre évoluer vers le nationalisme de droite, en revendiquant la capacité de leur territoire à constituer une entité économique viable, ou ne différer en rien du nationalisme de gauche, c’est-à-dire de revendiquer un Etat-providence, quoique à une autre échelle. Dans ces régions, on voit mal au nom de quoi les communistes s’investiraient dans ces luttes, dans la mesure où elles ne constituent pas un enjeu réel pour la classe ouvrière ; le principal point de contact pourrait être la question des prisonniers politiques, de la liberté d’organisation et d’expression, bref sur des questions « démocratiques », que nous défendons par principe. Par exemple, après l’annonce du dépôt des armes par l’ETA, qui est une bonne nouvelle, la libération massive des prisonniers politiques basques est une revendication justifiée, même si nous sommes opposés à leurs idées comme à leurs pratiques.

Comment faire la distinction entre du séparatisme nationaliste et des problématiques coloniales tardives ? Je prends le cas de la Tchétchénie: est-ce ça ne relève pas d’un colonialisme russe ? Ou le Tibet d’un colonialisme chinois ? Quand ça prend cette forme là, est-ce que ça n’apporte pas un questionnement spécifique en termes de « légitimité » de la revendication séparatiste, qui devient aussi un moyen d’échapper à l’oppression et/ou à la colonisation ? Imaginons qu’il y ait un prolétariat organisé en Tchétchénie ou au Tibet, sa tâche serait bien rude de lutter pour la liberté sans se laisser piéger…

N.D. – La distinction est importante, en effet. Le problème du nationalisme, c’est de sauter directement du constat, c’est-à-dire de l’existence d’une situation coloniale, aux solutions qu’ils préconisent, c’est-à-dire l’indépendance nationale sous le contrôle de n’importe quel parti nationaliste bourgeois, quelque soit son programme – voire, dans certains cas, d’aller directement à la solution indépendamment de l’existence ou non du problème. La première chose à faire, d’un point de vue communiste, c’est de rompre avec cet enchaînement pseudo-logique, et d’analyser les problèmes du point de vue des intérêts de la classe ouvrière. Mansoor Hekmat disait, en plaisantant à moitié, que dans un pays où il n’y aurait qu’un seul ouvrier, nous devrions nous battre pour que cet ouvrier soit communiste. Je crois que c’est un point de départ important : nous sommes un partis ouvrier qui veut organiser la classe ouvrière pour le communisme à l’échelle mondiale. Admettons que dans un pays soumis à une pression coloniale, la lutte pour l’indépendance constitue une nécessité vitale pour la classe ouvrière. Est-ce que cela signifie pour autant qu’il faille que le parti ouvrier se mette à la remorque de nationalistes bourgeois, qui souhaitent le développement économique du pays lié par un État fort ; de nationalistes petits-bourgeois qui souhaitent plus de place à prendre dans l’administration et les professions libérales pour les « indigènes » ; de nationalistes paysans qui souhaitent que leur terre échappe à la puissance coloniale, et ainsi de suite ? On peut prendre un exemple historique connu, celui du Vietnam dans les années 30, le mouvement animé par Ngo-Van organisait les ouvriers contre le colonialisme sur une base spécifiquement ouvrière et refusait l’alliance avec les nationalistes, contrairement à Ta Tu Thau et son assassin Ho Chi Minh.

En soit, l’indépendance peut être, comme tu le suggères, une solution recevable même pour les communistes ; nous n’avons pas de raison d’y être farouchement opposés sur des bases principielles, abstraites et dogmatiques. Prenons par exemple la situation au Timor oriental, ancienne colonie portugaise devenue indépendante grâce à la révolution des œillets au Portugal, aussi envahie par l’Indonésie, et aujourd’hui indépendant : les massacres commis par l’armée indonésienne, les incendies de plaine organisés pour traquer les rebelles, le racisme anti-noir, faisaient que l’indépendance était la meilleure manière de protéger les civils. Notons que l’objectif de l’invasion indonésienne était les champs de pétrole ; la classe ouvrière ne représente sans doute que quelques pourcents de la population timoraise, mais c’est bien eux qui étaient l’enjeu du conflit. S’il avait existé, un parti communiste ouvrier au Timor aurait eu raison de défendre l’indépendance immédiate et de se battre, avec ses propres méthodes, pour l’obtenir, sans pour autant se soumettre aux nationalistes.

Il faut examiner le contenu spécifique du nationalisme dans chaque pays et sa signification pratique. Par exemple, prenons la situation complexe du Kurdistan d’Irak. Le nationalisme Kurde et le nationalisme Arabe visent l’un et l’autre à l’hégémonie de leur « ethnie », ce qui entraine des conflits dans des cités comme Mossoul et Kirkouk. Lorsque les nationalistes arabes étaient au pouvoir, sous Saddam Hussein, ils ont « arabisé » ces villes, en expulsant des familles kurdes. Puis quand les nationalistes Kurdes sont arrivés au pouvoir, ils ont fait le contraire. Là dedans, les êtres humains n’existent que selon des déterminations ethniques et sont déplacés au gré des politiques nationalistes. Au milieu de tout cela, vivent des Yézidis, des Turkmènes, et ainsi de suite, qui subissent malgré eux la domination des nationalistes puisqu’ils sont minoritaires. Dans la guerre civile, nos camarades communistes-ouvriers sont intervenus pour la paix entre ces communauté. Leur lutte contre le nationalisme porte spécifiquement contre la division de l’humanité en communautés ethniques et/ou religieuses. Si je prend cet exemple, c’est parce qu’il s’applique sans problème à bien des nationalismes à base ethnique ou religieuse, plus ou moins explicite. Nous parlions de l’Algérie : lorsque le FLN insistait sur son caractère arabo-musulman, l’extrême-gauche française ne semble pas avoir compris ce que cela signifiait. Pourtant, dans la pratique, c’était la négation des droits des non-arabes et des non-musulmans, qui a conduit à l’oppression des berbérophones, au départ massif des juifs, et ainsi de suite. Or, la plupart des nationalismes ont une base ethnique, souvent masquée par des appels emphatiques à « l’unité nationale ». Mais il n’existe presque aucun territoire « ethniquement » homogène. La victoire des nationalistes conduit donc la plupart du temps, au mieux, à la domination d’une communauté sur les autres ; au pire, à la colonisation au sens strict, c’est-à-dire au déplacement massif de population, ou au nettoyage ethnique comme on l’a vu au Rwanda, en Yougoslavie, au Congo,…

J’hésite toujours à répondre sur des scénarios « Et si… », en occurrence « Et s’il y avait un prolétariat organisé en Tchétchénie », parce que ce n’est pas une question de savoir ce qu’il devrait ou pourrait faire, mais comment l’existence même d’une telle organisation de classe modifierait la situation. La classe ouvrière industrielle, dans ce pays majoritairement rural, ne compte pas plus de 5% de la population tchétchène, très concentrée sur l’industrie pétrochimique. Mais ce fut précisément l’un des enjeux de la guerre, si bien que leur rôle est tout à fait significatif dans la situation. On peut toujours se demander ce qui se serait passé si les ouvriers tchétchènes s’étaient organisés sur une base de classe ? Mais ça ne nous apprend pas grand chose, puisque ça ne s’est pas passé comme ça.

Il faut donc procéder à l’analyse des situations réelles, en dehors du cadre de pensée nationaliste. Tu cites le cas du Tibet, où la Chine mène une politique coloniale par l’installation massive de Han, c’est-à-dire de l’ethnie majoritaire, notamment dans la capitale. Il est évident que, même pour une organisation ouvrière autonome, la question de la colonisation se poserait puisque face à eux, ils trouveraient des militaires Han, des fonctionnaires Han, installés par le pouvoir Chinois. Il faudrait à tout prix se battre pour éviter de rentrer dans une conception ethnique de la lutte de classe. Un critère essentiel, comparable à la politique des communistes-ouvriers en Irak, serait celui du statut des Han dans un Tibet indépendant. S’il s’agit de retourner l’oppression, ou de diviser la population sur une base ethnique, alors on se trouve en plein nationalisme. La pensée nationaliste attache l’homme au sol et à la communauté, fait de l’être humain en tant qu’individu un simple prolongement du « sol » et du « sang ». Le communisme, au contraire, est fondé sur l’être humain qui cherche à se libérer des déterminations pour exister comme individu au sein d’une communauté humaine mondiale.

Avant la première Guerre mondiale, Rosa Luxemburg a combattu avec talent et opiniâtreté le courant nationaliste au sein du socialisme polonais. Son travail fait référence dans le corpus théorique des communistes internationalistes européens. Pourtant, avec les réserves dues à l’importance de la part non traduite de son œuvre, Mansoor Hekmat ne semble pas ou très peu s’y référer alors que tant de ses textes et de ses problématiques nous y font penser. Était-elle à ce point méconnue dans la gauche iranienne ?

N.D. – En règle générale, Mansoor Hekmat cite peu ses sources. Il fait largement référence à Marx, parfois à Lénine, au moins dans la première partie de l’œuvre, et il ne se réfère que très sporadiquement à d’autres auteurs. Je ne crois pas qu’il cite Rosa Luxembourg où que ce soit, mais selon ses proches, sur la question nationale, il n’approuvait ni Rosa Luxembourg, ni Lénine, dans la mesure où il était favorable à l’idée qu’une population puisse faire le choix de se séparer sans pour autant mettre l‘accent sur le « droit des peuples à l’autodétermination » comme un axe essentiel pour les communistes. Mais il ne semble pas s’être exprimé directement à propose de Rosa Luxembourg. Il faut rappeler qu’il écrit largement à l’attention de militants iraniens qui n’ont pas accès à ces textes non traduits en farsi, et plus largement à la société iranienne qui ignore ces débats. C’est l’attitude qu’il a de manière générale vis-à-vis de Bordiga ou de Raya Dunayevskava par exemple. Il nous faut donc chercher dans son silence ni approbation, ni désapprobation, mais comparer ce qu’il écrit sur des situations données avec ce que peuvent avoir écrit des auteurs antérieurs.

Sur la question nationale, Mansoor Hekmat admet que celle puisse être, dans certains cas, un problème existant dans la société et que l’indépendance puisse être une réponse à ce problème, mais il ne cherche pas à la parer de vertus socialistes, d’assimiler nationalisme et socialisme – ce qui est le propre du nationalisme de gauche. Il cite fréquemment l’exemple palestinien, considérant que l’indépendance de la Palestine couperait l’herbe sous le pied des islamistes, Hamas et Hezbollah, et donnerait de meilleures bases pour que la lutte des classes se reprendre un cours « normal ». Il faut bien comprendre que lorsqu’il parle de nationalisme, ça n’est pas seulement une question d’indépendance nationale, mais une conception globale du développement économique soutenu par l’État dans un cadre national, donc opposant économie nationalisée et impérialisme. C’est dans ce sens qu’il est approprié de parler de nationalisme de gauche pour des courants qui ne sont pas ouvertement souverainistes, ni spécialement patriotes ou chauvins, simplement parce que leurs conceptions économiques et sociales sont fondées sur l’Etat-providence et le protectionnisme.

Il faut comprendre le contexte dans lequel le marxisme révolutionnaire, puis le communisme-ouvrier se sont développés en Iran. Le premier parti communiste, fondé durant la révolution russe, avait disparu rapidement après l’effondrement de la république soviétique du Gilan, proclamée dans le nord du pays ; ses derniers partisans en exil en Russie furent massacrés par les staliniens. C’est seulement dans les années 40 que fut fondé le parti des masses (Tudeh), pro-soviétique, qui joua un rôle majeur dans l’après-guerre. Il n’y a, à ma connaissance, rien qui ressemble à ce qui a pu exister en Europe occidentale où, malgré tout, il existait une tradition vivante d’opposition de gauche au stalinisme. Donc, la référence à Rosa Luxembourg, qui a souvent été arborée, à tort ou à raison, comme un drapeau du marxisme non-léniniste en France, depuis les années 30, n’a pas du tout le même sens en Iran. Par contre, en 1978, lorsque Mansoor Hekmat et Hamid Taqvee fondèrent le « cercle pour l’émancipation de la classe ouvrière », première pierre des partis communistes-ouvriers actuels, la question nationale se posait de la manière suivante : l’extrême-gauche, majoritairement marxiste-léniniste, considérait l’Iran comme un pays « semi-colonial et semi-féodal », selon la terminologie maoïste de l’époque. Autrement dit, pour eux, l’Iran n’était pas encore un pays capitaliste et cela justifiait l’alliance avec la « bourgeoisie nationale progressiste », réputée anti-impérialiste. C’est au nom de cette conception qu’ils justifièrent le soutien à l’ayatollah Khomeniny et aux islamistes, qui n’avaient pourtant rien de progressistes, mais qu’ils identifiaient à cette « bourgeoisie nationale ».

Le travail théorique et politique de Mansoor Hekmat, ce fut de démonter cette mythologie, en s’appuyant sur une lecture serrée du Capital de Marx, pour démonter en quoi l’Iran était un pays capitaliste, où les relations sociales fondées sur le salariat et la marchandises étaient largement développées, pourquoi cette bourgeoise nationale progressiste était un leurre et pourquoi il fallait se fonder exclusivement sur la classe ouvrière. La critique du nationalisme et de l’anti-impérialisme, même si elles étaient fondées sur un cadre théorique solidement ancrée dans le marxisme, partaient directement de la réalité vécue de la révolution iranienne, pas de simples questions de principes. C’est grâce à cette critique théorique et pratique que le petit cercle de Mansoor Hekmat est devenu en quelques années l’une des plus puissantes organisations de la gauche iranienne. Mais elle ne s’est pas limitée à analyser le nationalisme de gauche dans son cadre iranien, et c’est bien cela qui la rend pertinente pour l’Europe occidentale, même si elle mérite d‘être adaptée et précisée. C’est ce que nous sommes en train de faire, en défrichant peu à peu.

(Questions par Stéphane Julien)

Manifeste pour la liberté et la laïcité au Moyen Orient et en Afrique du Nord

28 octobre 2011 par lucien

Campagne également relayée par nos amis de Solidarité Irak et d’ Iran Solidarity.

Les protestations de 2009 en Iran et le Printemps Arabe qui a suivi pourraient faire se lever une nouvelle aurore pour le peuple de la région et du monde. Les manifestations ont clairement montré que le peuple, dans la région comme partout, veut vivre au XXI° siècle.

Nous soussigné-e-s, soutenons de tout cœur cet immense tournant historique et soulignons sa dimension moderne et humaine. Nous nous opposons avec véhémence à ce qu’il soit détourné par l’islamisme ou par la militarisation sous l’égide des États Unis et réitérons l’appel pour un Moyen Orient et une Afrique du Nord libres et laïques, lancé par les citoyens et particulièrement les femmes de la région.

La laïcité est le pré-requis minimum pour assurer la liberté et l’égalité de tou-te-s les citoyen-ne-s, et cela inclut :

1. la totale séparation de la religion et de l’Etat.

2. l’abolition des lois religieuses en matière familiale et dans le code pénal.

3. la séparation de la religion et du système d’éducation.

4. la liberté de religion et d’athéisme, définis comme croyances personnelles.

5. l’interdiction de l’apartheid sexuel et du voile obligatoire.

PREMIERS SIGNATAIRES:

  • 1. Mina Ahadi, porte-parole de International Committees against Stoning and Execution, Iran/Allemagne
  • 2. Marieme Helie Lucas, Sociologue, Fondatrice et ex-coordinatrice de Women Living Under Muslim Laws et fondatrice de Secularism Is A Women’s Issue, Algérie/France
  • 3. Maryam Namazie, porte-parole d’Equal Rights Now – Organisation against Women’s Discrimination in Iran, Iran/Grande-Bretagne
  • 4. Shahla Abghari, Professeur d’Université, Iran/USA
  • 5. Siavash Abghari, Esmail Khoi Foundation, Iran/USA
  • 6. Ahlam Akram, militant de la paix et des droits humains, Palestine/Grande-Bretagne
  • 7. Sargul Ahmad, Women’s Liberation in Iraq, Irak/Canada
  • 8. Mahin Alipour, Coord., Equal Rights Now – Organisation against Women’s Discrimination in Iran, Iran/Suède
  • 9. Reza Alkrami, militant des droits humains, Iran/USA
  • 10. Farideh Arman, Coord., Committee to Defend Women’s Rights, Iran/Suède
  • 11. Sultana Begum, Regional Gender Adviser, Diakonia Asia, Bangladesh
  • 12. Djemila Benhabib, écrivain, Algérie/Canada
  • 13. Codou Bop, Journaliste et directeur de GREFELS, Dakar, Sénégal
  • 14. Ariane Brunet, co-fondatrice d’ Urgent Action Fund, Québec, Canada
  • 15. Micheline Carrier, Sisyphe, Québec, Canada
  • 16. Patty Debonitas, Iran Solidarity, UK
  • 17. Denise Deliège Femmes En Noir, Belgique
  • 18. Equal Rights Now – Organisation against Women’s Discrimination in Iran, Suède
  • 19. Fanny Filosof, Femmes en Noir, Belgique
  • 20. Mersedeh Ghaedi, New Channel TV Programme host, Iran/Norvège
  • 21. Groupe de recherche sur les femmes et les lois, Dakar, Sénégal
  • 22. Laura Guidetti, magazine féministe Marea, Italie
  • 23. Zeinabou Hadari, Centre Reines Daura, Niger
  • 24. Anissa Hélie, Historienne, Algérie/France/USA
  • 25. Rohini Henssman, militant des droits humains, Inde
  • 26. Hameeda Hossein, Chairperson Ain o Salish Kendra, Dhaka, Bangladesh
  • 27. Khayal Ibrahim, Women’s Liberation in Iraq, Iraq/Canada
  • 28. Leo Igwe, Fond. Nigerian Humanist Movement, Nigeria
  • 29. Ayesha Imam, Women’s Human Rights and Democracy Activist, Nigeria/Sénégal
  • 30. International Campaign in Defence of Women’s Rights in Iran, Suède
  • 31. International Committee against Execution, Allemagne
  • 32. International Committee against Stoning, Allemagne
  • 33. Iran Solidarity, Iran/UK
  • 34. Maryam Jamil, Women’s Liberation in Iraq, Irak
  • 35. Sultana Kamal, Executive Director, Ain o Salish Kendra and Chairperson Transparency International, Bangladesh
  • 36. Abbas Kamil, Unity Against Unemployment in Iraq, Bagdad, Irak
  • 37. Harsh Kapoor, South Asia Citizens Web, Inde
  • 38. Akbar Karimian, militant des droits humains, Iran/Grande-Bretagne
  • 39. Cherifa Kheddar, Présidente de Djazairouna, Algérie
  • 40. Monica Lanfranco, magazine féministe Marea, Italie
  • 41. Houzan Mahmoud, Organisation pour la liberté des femmes en Irak (OWFI), Irak/Grande-Bretagne
  • 42. Nahla Elgaali Mahmoud, Biologiste, Soudan/Grande-Bretagne
  • 43. Anwar Mir Sattari, militant des droits humains, Iran/Belgique
  • 44. Amena Mohsin, Professor, Dept. International Relations Dhaka University, Bangladesh
  • 45. Khawar Mumtaz, Director Shirkat Gah, Lahore, Pakistan
  • 46. Taslima Nasrin, écrivain et militante, Bangladesh
  • 47. U. M. Habibun Nessa, Président, Naripokkho, Bangladesh
  • 48. Partow Nooriala, Poète, écrivain et militant des droits humains, Iran/USA
  • 49. Asghar Nosrati, militant des droits humainst, Iran/Suède
  • 50. One Law for All, Grande-Bretagne
  • 51. Pragna Patel, Southall Black Sisters, Grande-Bretagne
  • 52. Fariborz Pooya, Iranian Secular Society, Iran/Grande-Bretagne
  • 53. Protagora, Zagreb, Croatie
  • 54. Hassan Radwan, militant, Égypte/Grande-Bretagne
  • 55. Mary Jane Real, Women’s Human Rights Coalition, Manila, Philippines
  • 56. Edith Rubinstein, Femmes en Noir, Belgique
  • 57. Nawal El Sadaawi, écrivain, Egypte
  • 58. Fahimeh Sadeghi, Coord. International Federation of Iranian Refugees, Iran/Canada
  • 59. Gita Sahgal, Director, Centre for Secular Space, Grande-Bretagne
  • 60. Nina Sankari, Secularist and Feminist, Pologne
  • 61. Secularism Is A Women’s Issue (International Network)
  • 62. Aisha Lee Shaheed, London, Grande-Bretagne
  • 63. Farida Shaheed, Shirkat Gah, Lahore, Pakistan
  • 64. Siba Shakib, Filmmaker, Writer and Activist, Iran/USA
  • 65. Sohaila Sharifi, Women’s Rights Campaigner, Iran/Grande-Bretagne
  • 66. Issam Shukri, Head, Secularism and Civil Rights in Iraq, Irak/Canada
  • 67. Southall Black Sisters, Grande-Bretagne
  • 68. Fatou Sow, Sociologist CNRS, Dakar, Sénégal
  • 69. Afsaneh Vahdat, Coordinatrice de International Campaign for Women’s Rights in Iran, Iran/Suède
  • 70. Lino Veljak, Professeur de Philosophie, Université de Zagreb, Croatie
  • 71. Fauzia Viqar, Director Advocacy and Communications, Shirkat Gah Women’s Resource Centre, Lahore, Pakistan
  • 72. Anne Marie Waters, One Law for All, Grande-Bretagne
  • 73. Vivienne Wee, anthropologist, feminist and human rights activist, Singapour & Hong Kong, Chine
  • 74. Women In Black, Belgrade, Serbie
  • 75. Sara Zaker, Theatre Director, Bangladesh
  • 76. Stasa Zajovic, spokesperson Women in Black, Belgrade, Serbie
  • et déjà 750 autres signataires à ce jour.

Nous demandons aux citoyen-ne-s du monde de soutenir cette importante campagne en signant notre pétition :

http://www.change.org/petitions/world-citizens-defend-a-free-and-secular-middle-east-and-north-africa

S’il vous plait, cliquez aussi sur ‘like’ sur notre page Facebook : http://www.facebook.com/pages/A-Fre… !/pages/A-Free-and-Secular-Middle-East-and-North-Africa/271164176261820 et Tweetez : #freesecularMENA in support of a free and secular Middle East and North Africa.

Pour plus d’information, contactez :
Marieme Helie Lucas
Maryam Namazie
Telephone : +44 (0) 7719166731
For a Free and Secular Middle East and North Africa
Email : secularMENA gmail.com
BM Box 2387, London WC1N 3XX, UK

Le nommé Louis Aragon ou le patriote professionnel (Malaquais, 1947)

28 octobre 2011 par lucien

Publié en brochure en supplément à la revue Masses – Socialisme et liberté en février 1947. Première publication sur le web sur les Archives maximalistes de J.L. Roche (qui l’avait aussi réimprimé dans le Prolétariat universel N°62 en 2004 avec l’accord de Spartacus) en août dernier. Une réédition avec annexes et préface a par ailleurs été publiée par les éditions Syllepse en 1998. Une notice biographique de Jean Malaquais par Philippe Bourrinet est disponible ici.

Il est triste que souvent, pour être bon patriote, on soit l’ennemi du reste des hommes.

VOLTAIRE

Le goût de l’âcre fruit qu’on appelle « patriote » – qu’il soit d’ici ou de là-bas ou d’ailleurs – me vaut la gingivite. Acre et vert fruit en effet, qui fait profession d’aimer « son » pays, et par voie de conséquence n’aime pas le vôtre. Acre et vert et « ratatiné » fruit que notre temps sécrète comme la « limace sa bave », mais dont la morphologie ne doit rien à celle des Jeanne d’Arc, Bolivar ou autres Machabée. Je ne connais pas mélange plus curieux de hargne, de « glande lacrymale » et de « constipation chronique » que cette dame qui se sent toute chose quand sur un manche à balai on hisse les couleurs de « sa » patrie, ce monsieur qui s’étrangle d’émotion quand bat le tambour de « son » régiment.

Bizarre et « corrosive chimie » qui réactionne comme un acide dès lors qu’on ne pense pas le plus grand bien de la vaillance de vos sous-officiers, de l’excellence de vos vertus domestiques, de la supériorité de votre gomme « à chiquer ». Psychologie de dindon qui voit rose au faîte de son tas de fumier, qui voit rouge si le dindon du voisinage y pique le bec.

Psychologie de dindon qui fait la roue et pousse du vent. Mais, du moins, est-il honnête. Le dieu des dindons l’ayant pourvu de la caroncule, il est naturel qu’il la fasse bander. Fidèle à son état, il répondra en gloussant dès qu’on agite la crécelle héroïque. Moldave, il pique une crise si dans un communiqué de presse son nom est précédé de celui de Batave ; Batave, il en tirerait orgueil. Il se gonfle et se dilate à la flatterie : quand on applaudit à son plumage, à ses éperons, à sa crotte ; et prend rouge si on n’applaudit pas assez bruyamment à son gré. Il a tous les mauvais goûts : celui « d’humecter » ses discours de trémolos vibrants, celui d’admirer les statues équestres, celui de préférer les poèmes pompiers.

Remarquablement perméable à la mise en scène, à la fanfreluche officielle, il est de toutes les parades, la claque généreuse et le bonnet approbatif. Mais rien ne le transporte comme le nombre de bombardiers de « notre » aviation, le tonnage de « notre » marine, les boutons de culotte de « notre » infanterie. Non pas qu’il soit indifférent quant aux fromages de « notre » pays, au tour des hanches de « nos » midinettes, tout ce à quoi il peut accoler l’adjectif possessif « notre » ouvre ses vannes patriotiques car c’est un citoyen qui a la fierté facile, mais avant toute chose il est sensible à la trompette et au sabre. Il est martial comme on louche, comme on est sujet aux rhumes de cerveau ; martial naturellement et sans effort. Et plus glorieuse sera la trompette, plus clinquant le sabre sur le pavé, et plus orgueilleux se sentira la Moldave de n’être pas Batave, et le Batave, Moldave.

Mais, du moins, est-il honnête. Pas très intelligent, mais honnête. Patriote par la force des choses, par la force des cataclysmes , il pense sincèrement – pour autant qu’il pense – que « son » pays a inventé ou contribué à inventer la plupart des choses dont parlent les encyclopédies, depuis l’amour romantique jusqu’au fil à couper le beurre. Il gobe comme médecine les lieux communs et les platitudes du jargon patriotard, les rend diminués d’éloquence mais augmentés de volume, et quoiqu’il puisse n’être pas toujours d’accord avec telles lois de « son » pays, telle stratégie de « ses » généraux, il vire au bleu si le patriote de l’autre rive y ose une critique. Il est pour « laver son linge sale en famille », car bien entendu il croit à la famille nationale. Toutefois, son éthique ne procédant pas d’une doctrine mais d’un complexe, pas d’une idéologie mais d’un paquet de sentiments, le Moldave et le Batave patriotes ne sont nullement des professionnels du patriotisme. Ils en sont, au contraire, les tristes victimes.

*

Le professionnel du patriotisme, lui, est de complexion toute différente. Il n’a rien des bienheureuses certitudes du dindon, rien non plus de ses suffisances. Encore que gloussant haut et fort, encore que ne méprisant aucune note de la misérable gamme oratoire des démagogues de cirque, il ne souffre pas d’occlusion intestinale : il est conscient de placer une marchandise et en connaît le juste prix. L’un – relativement ancien – remonte aux guerres de libération nationale du dernier siècle, il conjugue et décline patrie-patra à tort et à travers – et en meurt asphyxié ; l’autre – produit de la veille – puise ses accents dans la décadence de l’idée nationale, il y met du style et de la guirlande – et n’en meurt point. Semblable au mangeur de curés qui sur ses vieux jours change en pilier de sacristie, au jeune anarchiste qui en se mariant devient un modèle de petit bourgeois, le professionnel, au départ, n’avait que dégoût pour ce que par la suite il mâchera à pleines babines avides.

La ressemblance, cependant, n’est qu’apparente. Le ci-devant athée, le jeune réfractaire, le non-conformiste en un mot qui finit par rejoindre la grande armée des béni-oui-oui, succombe à l’implacable poids des coerctions sociales ; il a subi une sorte d’évolution à l’envers et s’est liquéfié sous la dissolvante emprise des normes bourgeoises. Par contre, le spécialiste de la patrie, celui du moins dont dans ces lignes j’entends dessiner la figure, est – en règle presque absolue – un transfuge conscient et organisé. Mais ce qui réellement le différencie du patriote bêlant, c’est que les amours de celui-ci sont ancrées à son sol natal, inséparables en quelque sorte d’avec son certificat de naissance, il ne jure que Moldavie – si Moldave, Batavie – si Batave, tandis que celui-là, quelle que soit sa terre d’origine, la langue maternelle, ne professe qu’une exclusive passion : celle de la Russie sous Staline. Ce patriote de métier est, de fait, un apatride. Et, étrangement d’ailleurs, parmi les millions d’apatrides de nos jours, il est l’unique phénomène qui paie allégeance au plus monstrueux des totalitarismes.

*

Le prototype du patriote professionnel apatride, celui qui a atteint une espèce de grandeur dans le maniement du bénitier stalinien, est le nommé Louis Aragon poète par la grâce des dieux, clarinette par la grâce de saint Joseph ; Louis Aragon, ex-dadaïste, ex-surréaliste, ex-auteur du « Con d’Irène », du « Paysan de Paris », du « Traité du style », ex-lui-même ; Louis Aragon qui écrivait : « … qu’il me soit permis, ici, chez moi, dans ce livre, de dire à l »armée française que je la conchie », (je cite de mémoire) – qui écrivait comme ça quand il avait du génie ; Louis Aragon qui, tel le barde de service de l’Uzbékistan, s’époumonait : « Hourra Oura !… » – qui s’époumonait comme ça quand il n’avait plus guère de génie ; Louis Aragon qui, plus cocardier que feu Déroulède, s’égosille de la voix des coqs : « … Jamais éteint renaissant de sa braise perpétuel brûlot de la patrie » – qui s’égosille comme ça quand, en fait de génie, il lui reste des briques.

Mais peut-être suis-je injuste. Peut-être, me laissant aller avec complaisance au franc dégoût que m’inspire la profession du patriote apatride, suis-je trop content d’accabler le nommé Louis Aragon, – l’accabler au point de lui dénier une once de vraie émotion. Peut-être au prix de mon écœurement a-t-il gagné d’autres adhésions, plus valables, plus désintéressées que la mienne. Peut-être l’effet de noix vomique que sa morale, sa prose, sa rime, exercent sur ceux qui toujours croient à la dignité de l’homme, à l’imprescriptibilité de la vie, qui ne se gavent pas de haine ni ne pensent que le massacre appelle le massacre, peut-être cet effet-là n’est pas une juste mesure pour toiser notre professionnel – Peut-être vraiment ? Car, enfin, il est salué, il est acclamé, il est goûté comme du miel du nougat du nanan par ceux-là même qui l’avaient honni quand son art – alors authentique – les fustigeait en pleine face. Mais aussi est-ce pour eux qu’il travaille, qu’il sue : «… Ah ! parlez-moi d »amour ondes petites ondes » ; pour cette clientèle qu’il méprise tout en piaillant sous ses fenêtres, et qui le lui rend bien tout en l’enterrant sous la louange ; cette clientèle qu’il a ordre de séduire et dont il flatte les bas instincts – comme il est juste pour qui passe dans le camp ennemi et veut s’y faire une assiette.

Et que l’on ne vienne pas me dire que de nouveau je m’abandonne à mon mal de cœur. Dans « La Nouvelle Relève », revue catholique et bien pensante du prude Canada, on peut lire sous la signature de M. Marcel-Raymond (Vol.III, N°6, août-septembre 1944) : « Au Canada, celui qui aurait essayé, il y a quelques années, d’écrire en bien de livres comme « Les Cloches de Bâle », « Le Mouvement Perpétuel », « Anicet », ou de mettre sur le compte de l’art l’obscénité des « Paramètres » se serait fait montrer du doigt. Il a suffit à ce poète de parler de la France, la main sur le cœur, d’évoquer Dunkerque ou « juin poignardé », pour que tout lui soit pardonné de son passé inquiétant. On le prononce dans les salons ; on lit ses vers à la radio, « avec toutes sortes d’accompagnements séraphiques », on le cite au petit déjeuner en plongeant le couteau jusqu’à la garde dans le pot de marmelade anglaise. « Que tous ceux qui n’ont jamais rien entendu à la poésie, qui ont toujours tenu les « voyants » pour des voyous, des farceurs ou des illuminés s’arrachent maintenant Aragon et en fassent leur vedette, il y a de quoi donner sur le nerf du critique le plus placide. » « Vengeance de la bourgeoisie contre la poésie. » « Que le symbole du désordre devienne celui de l’ordre et la bannière du nationalisme le plus étriot – celui qui veut complètement renier le passé – il y a là quelque chose de gênant… « Leurs étranglements de joie (ceux de la bourgeoisie) et leurs borborygmes d’admiration devant, la plupart du temps, le plus mauvais… gênent le plaisir de l’admirateur de bonne volonté. Il sent à quel point la poésie a toujours été en avance sur le public et comme Aragon peut la desservir en la remettant au pas. »

Mais on se tromperait en pensant qu’Aragon se contente de régler le pas à la poésie seule. Les amours de ce patriote sont si exclusives, si entières ses jalousies, qu’il entend museler sa bien-aimée par le haut, et par le bas il entend lui-même lui mettre la gaïnette de chasteté. Car, tout en rimaillant :

Vous pouvez condamner un poète au silence

Et faire d’un oiseau du ciel un galérien

Mais pour lui refuser le droit d’aimer la France

Il vous faudrait savoir que vous n’y pouvez rien

Il réclame les galères et douze balles dans le ventre pour quiconque s’avise de ne point béer avec lui, de ne point se découvrir au mot France, pardon, je veux dire au mot U.R.S.S.

*

« Il y a une poésie de la bassesse », écrit en se regardant dans la glace, le nommé Louis Aragon, à propos des « Pages de journal » (1939-1942) d’André Gide ; et, dans le même texte, lequel en fait de bassesse est un chef-d’œuvre, il ajoute : « Je sais… qu’il ne manquera pas des gens pour dire que vraiment on voit un peu trop d’où me vient la dent que je lui conserve. » – Eh bien, Dieu merci non, il ne manquera pas. Trop de gens savent en effet qu’Aragon pâmait d’aise à toute virgule échappée de la plume de Gide quand Gide pensait de l’U.R.S.S. ce qu’Aragon estime obligatoire que l’on en pense, et qu’il ne se lasse pas d’exiger la peau de Gide depuis que Gide ose penser qu’en U.R.S.S. on la crève : trop de gens savent à quels nobles sentiments obéissent les véhémentes protestations d’Aragon contre le retour de Gide « parmi nous qui regardons encore des vides sanglants à nos côtés. » – Trop, trop de gens. Mais si quelque naïf ne le savait point, Aragon en personne se charge de l’apitoyer sur les plaies de son cœur : cette dent, petit naïf, je la lui garde à cause de ses deux livres sur son voyage au pays de ma flamme. Ce mortel péché – Aragon ne dormira pas tranquille, Jeanne d’Arc ne cessera de renifler ses larmes – tant que Gide ne l’expie dans son sang. Les « vides sanglants » que le patriote de métier contemple à ses côtés ne sauraient être comblés ; il y manque le corps du grand vieillard pour que la fosse soit garnie. Aussi, à ce manque à gagner, à ce cadavre manquant à son tableau, Aragon s’empresse d’obvier. Porté sur les ailes de son amour sacré de la patrie, il se laisse descendre en planant sur les « Pages de journal », et, horreur ! ce que tout d’abord et tout de suite il découvre, c’est que dès la fin de 1940 l’auteur de « l’Immortaliste » témoigne un grand intérêt pour la langue allemande, pour Goethe plus précisément, « comme si », note le nommé Louis Aragon, « comme si, devant le succès des armes allemandes, ce fût un véritable devoir de lire « Faust ».

Le véritable devoir eût été, il va sans dire, de se plonger dans une « Vie de Souvaroff », illustrée autant que possible, et à défaut de composer des triolets où Bavard rimerait avec gaillard (ah, si Gide avait le génie lyrique d’Aragon !) , essayer du moins quelques réflexions sur l’insondable perversité du peuple allemand. Goethe en tête. Cependant l’épouvante du patriote apatride frise le cauchemar quand Gide – dont on sait pourtant qu’il pèse ses paroles – quand Gide écrit que plus d’un paysan accepterait « que Descartes ou Watteau fussent Allemands ou n’aient jamais été, si ça pouvait lui faire vendre son blé quelques sous plus cher. » Car, n’est-ce pas, nul n’ignore que Normands et Picards et Lorrains guerroyeraient un siècle au seul nom de Watteau dont ils ont tous lu le « Discours », au seul nom de Descartes dont ils ont tous admiré les « fêtes champêtres ». Aragon est d’autant plus outré qu’il sait que dans un pays policé, libre et socialiste l’encre tournerait en eau dans la plume de l’écrivain qui oserait dire du Kalmouk ou du Cosaque qu’ils se fichent comme de leur première culotte que Pouchkine ait été russe ou cubain. Mais quand, le 14 juillet , Gide notera : « Le sentiment patriotique n’est du reste pas plus constant que nos autres amours… » Aragon, dont le patriotisme aura toute la constance qu’implique une consigne politique, Aragon tout simplement monte sur ses grands chevaux et se met à crier : « à mort les traîtres ! »

« A mort ! » a toujours été le cri de prédilection de notre personnage. Même au plus fier de sa jeunesse il traînait dans son sillon un relent de nécrophilie. L’ombre du gibet se profile tout au long de sa tortueuse carrière, et c’est à cette ombre qu’il aime rêver. J’ai ouï dire qu’un sien parent par alliance – petit agent provocateur au service de G.P.U. qui a joué de malchance – ayant été exécuté en Russie, on le vit se frotter les mains et disant : c’est bien fait ! Personne mieux que lui n’a crié à mort lors des tragiques journées de mai 1937 à Barcelone : personne n’a mieux dénoncé à la police les militants espagnols anti-staliniens réfugiés en France. Aujourd’hui il lui faut la vie d’André Gide ! Mais qui ne connaît l’homme ? Qui n’éprouve la nausée à se pencher sur l’abîme dans lequel le nommé Louis Aragon n’a cessé de dégringoler cul par-dessus tête ? Qui ne l’a vu, hier anti-militariste, aujourd’hui bombant le ventre sous ses décorations ? Hier hystériquement internationaliste, aujourd’hui xénophobe à tous crins ? Existe-t-il une figure de jonglerie, un tour de saltimbanque qu’il n’ait exécutés ? On l’a vu danser le casatchok en s’accompagnant de la « Marseillaise », s’enivrer de vodka et crier vive le pinard, applaudir aux procès de Moscou et clamer justice, porter aux nues la « démocratie soviétique » et honnir le « fascisme de chez nous » ; on l’a vu se hérisser de piquants au seul nom de l’Eglise, et on l’a vu faisant des démarches chez le cardinal Verdier afin que celui-ci intervînt auprès de Franco – suspendez le bombardement de Madrid vu que c’est la Noël (1936) ; on l’a vu réclamer le poteau pour les pacifistes, et on l’a vu – lui seul d’entre les valets de plume – avoir l’estomac de proclamer dans sa feuille russe « Ce soir » (24 août 1939) que le pacte Staline-Hitler signifiait la paix sûre et certaine, la France – cette salope impérialiste – ne rêvant que plaies et bosses. (Pris de court et fautes d’instructions, Cachin et feu Péri ne surent que quelle fesse s’asseoir, et « l’Humanité » du même jour ne souffla mot de cette « paix-là ». Et le voici drapé de tricolore et à cheval sur l’Arc de triomphe et torturant de faux alexandrins et de fausses rimes, France et silence, le voici donc de nouveau réclamant la potence pour quiconque ne sautille point à sa corde, – à cette corde sur laquelle lui et son digne pendant, le nommé Ilya Ehrenbourg, font le funambule macabre.

Il a tout piétiné, y compris sa propre ombre ; tout « souillé » de ses premières amours, tout « pollué » de ses dernières « déjections ». Que le patriote bêlant dont l’oreille et le « foie » s’épanouissent au cocorico d’Aragon ne se gêne pas ; il le trouvera dans la poubelle au bas de mon escalier, et il peut l’y ramasser. Et maintenant je vais me laver les mains et me rincer la bouche.

Il nous faut un Guépéou

par Louis ARAGON (1931)

Extrait du poème : Prélude au temps des cerises

Je chante le Guépéou qui se forme

En France à l’heure qu’il est

Je chante le Guépéou nécessaire de France

Je chante les Cuépéous de nulle part et de partout

Je demande un Guépéou pour préparer la fin d’un monde

Demandez un Guépéou pour préparer la fin d’un monde

Pour défendre ceux qui sont trahis

Pour défendre ceux qui sont toujours trahis

Demandez un Guépéou vous qu’on plie et vous qu’on tue

Demandez un Guépéou

Il vous faut un Guépéou

Vive le Guépéou figure dialectique de l’héroïsme

Qu’on peut opposer à cette image imbécile des aviateurs

Tenus par les imbéciles pour des héros quand ils se foutent

La gueule par terre

Vive le Guépéou véritable image de la grandeur matérialiste

Vive le Guépéou contre dieu Chiappe et la « Marseillaise »

Vive le Guépéou contre le pape et les poux

Vive le Guépéou contre la résignation des banques

Vive le Guépéou contre les manœuvres de l’Est

Vive le Guépéou contre la famille

Vive le Guépéou contre les lois scélérates

Vive le Guépéou contre le socialisme des assassins du type

Caballero Boncour Mac Donald Zoergibel

Vive le Guépéou contre tous les ennemis du Prolétariat.

VIVE LE GUEPEOU

Lettre à Adolf Warszawski-Warski sur les pourparlers avec les russes (Luxemburg, 1903)

28 octobre 2011 par lucien

Adolf Warszawski-Warski et J. Furstenberg-Hanecki représentaient la SDKPiL (Parti social-démocrate de Pologne et de Lituanie de Rosa Luxemburg, opposé au PPS social-nationaliste) à l’ouverture du II° Congrès du Parti ouvrier social-démocrate russe où ils discutaient d’une unification des deux organisations. Les négociations devaient échouer dès les premiers jours du congrès à Bruxelles, la pierre d’achoppement étant l’inscription du droit à l’autodétermination dans le programme de la social-démocratie russe, et les délégués polonais ne participèrent pas à la fin du Congrès à Londres.

[Berlin, probablement le 5 août 1903]

Cher Adolf,

Nous venons juste de recevoir ta première lettre du 4. Aussi­tôt nous t’avons envoyé un télégramme pour te dire que dès lundi on t’avait posté une lettre exprès à l’adresse que tu avais indiquée : Karol Bryjak, Bruxelles, hôtel « Waterloo ». Notre lettre a été provoquée par le numéro 44 de l’Iskra [*], et elle con­tient une déclaration au sujet du paragraphe 7 [sur le droit à l'autodétermination], posant ainsi la question de manière décisive. Tu dois dire aux Russes qu’à la suite de cet article l’intérêt moral de notre adhésion au parti russe (qui a été une arme dans la lutte contre le PPS) est pour nous minimal et que c’était justement cet aspect moral qui nous importait. S’ils refusent de modifier le paragraphe 7 selon les termes de notre déclaration, nous retirons notre adhésion. Dis en passant à Zassoulitch que je ne t’ai écrit qu’après l’article de l’Iskra, que je n’ai plus aucun intérêt à la fusion, et que j’ai con­seillé de ne plus faire aucune concession. Il faut que tu ailles chercher la lettre à la poste et que tu fasses inscrire la déclaration au procès-verbal.

Passons aux points du programme que tu as mentionnés :

1. L’exigence des Russes à avoir leur représentant auprès de notre Comité. Nous ne sommes pas d’accord.

Argumentation : le contrôle de notre activité peut porter sur a) la ligne principale, b) la tactique politique, c) la tactique pratique. Pour ce qui est de a) et b), le contrôle ne peut et ne doit pas être exercé au sein du Comité : il est assumé par la presse et les congrès généraux, ou bien par le Comité central qui est en état de juger de notre tactique et notre activité politique d’après leurs manifestations extérieures. En ce qui concerne c), c’est-à-dire les problèmes du travail d’agitation et d’organisation, le contrôle y est superflu et porterait atteinte au principe d’autonomie intérieure que nous nous sommes fixé. Le contrôle pré­ventif est 1) inutile, 2) impossible et 3) il n’est pratiqué dans aucun parti.

2. La constitution partout de comités communs avec le Bund. Nous acceptons le principe, mais non sa réalisation immédiate.

Argumentation : les comités du Bund se sont constitués après plusieurs années de travail, et ils sont utiles dans la mesure où ils se limitent à l’agitation pratique. Les supprimer d’un jour à l’autre porterait une atteinte sérieuse au travail pratique. De même pour nos propres comités. Former dès maintenant et partout des comités communs signifierait tout simplement l’anéantissement de l’organisation polonaise, l’anéantissement du Bund et la création d’une nouvelle organisation qui ferait partie inté­grante du parti russe. Dans ce cas-là, les congrès polonais et juif, la raison sociale et «l’autonomie» n’ont plus aucun sens. Une telle destruction me paraît en ce moment impensable. Il ne faut pas agir comme le Kanzler et renverser les rapports organisationnels d’un trait de plume mais frayer la voie à cette union.

3. A l’extérieur, dans l’action politique, les comités doivent agir comme un Comité unique. Nous sommes d’accord sur le principe mais non sur la forme du Comité unique.

Argumentation : se présenter sous forme d’« un Comité uni­que  » revient à avoir la même raison sociale et le même nom. Or, tant que les comités du Bund et les nôtres ne seront pas unis de facto, nous ne pouvons pas nous attendre à ce que le Bund renonce à se présenter sous son nom lors des manifestations pu­bliques, et nous ne le ferons pas non plus, car c’est contraire à l’une de nos trois clauses. Le nom et la raison sociale sont pourtant d’une importance secondaire. Le point essentiel c’est d’uniformiser l’action politique, la lutte et la tactique, et nous l’acceptons entièrement (citez ici l’exemple de Lodz, rappelez que nous avons proposé au Bund une action commune dans l’affaire de Kichinev et que c’est le Bund qui s’est dérobé), A partir de ces principes, nous acceptons sans réserves une ré­solution qui engagerait les comités locaux à des actions politiques communes et unanimes (1er Mai, manifestations antigouvernementales, etc.).

4. Les comités biélo-russes et lituaniens. Pour le moment il nous importe peu de savoir à qui se rattacheront ces comités récemment constitués.

Argumentation: à l’heure actuelle notre agitation est destiné avant tout à la population polonaise. Ce n’est évidemment pas le « droit de souveraineté » ou de « suprématie » qui est un facteur déterminant pour placer ces comités sous telle ou telle autorité, mais les besoins pratiques du mouvement. Or, ces besoins ne se cristallisent que dans le développement même du mouvement. Le parti allemand vit en état permanent de « remaniement organisationnel » de ses sections locales. Il y a quelques années, du point de vue organisationnel, la Poznanie appartenait au district de la Prusse orientale, puis elle a été rattachée au district de Wroclaw et, finalement, au fur et à mesure que le mouvement s’élargissait elle s’en est aussi séparée. De même, il arrive que les organisations professionnelles ne scindent géographiquement, suivant leurs besoins. Il en est même pour, ces localités frontalières en Russie qui sont à cheval sur des districts polonais et russes. Nous n’avons rien contre le fait que les Russes annexent provisoirement ces comités à leur organisation; si l’avenir devait prouver qu’il est plus utile et plus pratique de les relier à l’organisation polonaise, on pourra toujours le faire. A cet égard, nous n’avons pas le droit de nous méfier des Russes.

5. Le représentant des Russes à nos congrès. Nous ne sommes pas d’accord.

Argumentation : la même qu’au point 1. Nous leur accordons le droit de contrôle extérieur de notre activité, mais le contrôle intérieur est superflu et contraire à nos clauses. N.B. : ad 1 et 5. Après l’article de l’Iskra, nous n’avons aucune garantie que le Comité central n’enverrait pas de gens qui ne partagent pas nos opinions sur la question fondamentale du programme et de la tactique.

6. Les délégués au Congrès général sont nommés par les comités non pas par le Comité central. D’accord, mais à la condition que les candidatures des comités soient validées par notre Comité central.

Argumentation : naturellement, le Comité central ne tient pas à empêcher les délégués locaux à venir au Congrès. Au contraire, plus il y en a, mieux c’est. D’autre part, il est évident qu’on a besoin de certaines garanties : 1) que ne vienne pas, d’un patelin quelconque, un délégué fictif, usurpateur, ou bien un escroc qui n’appartient même pas à notre parti; 2) que les comités ne soient pas représentés d’une manière qui ne corresponde pas à leur force et à leur travail. Ces deux considérations coïncident d’ailleurs avec les intérêts du Congrès panrusse lui-même, et personne n’y est plus compétent que notre propre Comité central. Par conséquent une résolution : « Les délégués au Congrès pan-russe sont élus par les comités locaux, mais les candidatures polonaises doivent être validées par le Comité central de la SDKPiL. »

7. La formulation ci-jointe du principe de l’autonomie, c’est­-à-dire le paragraphe 7, correspond à celle que nous t’avons envoyée dans la première lettre. Il te reste à écrire et à faire inscrire au procès-verbal une déclaration selon laquelle notre interprétation de ce paragraphe en ce qui concerne la Pologne consiste à exiger l’autonomie pour la Pologne et la Lituanie.

Maintenant, une directive générale : tâchez de ne pas vous écarter des points ci-dessus. Si, contrairement à nos objections, certains de ces points devaient être adoptés, stipulez publiquement, tout en votant contre, que les résolutions votées vous semblent porter atteinte à nos trois clauses cardinales; mais que vous n’êtes pas en mesure de prononcer un jugement autonome sur l’étendue des ivergences entre les résolutions adoptées et nos clauses, et que vous laissez à notre parti le soin de trancher cette question. Vous vous retirerez ainsi en sauvant l’honneur, et vous ne serez pas amenés à rompre ou plier sur place.

La seule exception, c’est le paragraphe 7, sur lequel, après l’article de l’Iskra, nous ne pouvons pas céder.

S’ils essayent de vous persuader qu’étant donné la troisième de nos clauses (à savoir que sans nous aucune autre organisation polonaise ne peut adhérer au parti russe) ce paragraphe n’a pour nous aucune importance pratique, car de toute façon le PPS ne sera pas admis, vous devez répondre que 1) pour nous toute cette fusion a essentiellement une valeur morale et non pratique – celle d’une manifestation permanente contre le nationalisme —, et que 2) même sous l’angle pratique, nous pensons que la fusion ne peut être fructueuse que dans la mesure où elle est fondée sur l’unanimité des principes, car nous ne sommes pas des opportunistes et l’article de l‘Iskra témoigne d’une profonde divergence d’opinions, 3) vu l’interprétation que l’Iskra donne maintenant du paragraphe 7 du programme, nous serions obligés, en tant que section du parti qui souscrit à ce programme, d’admettre dans le parti des nationalistes de tout genre dès lors qu’ils acceptent de lutter contre le tsarisme, c’est-à-dire de pratiquer ce que nous estimons être le pire éclectisme. L’histoire du PPS en Allemagne sert d’exemple pratique : au lieu d’opposer le programme de reconstitution au programme d’Erfurt, il a tenté de les amalgamer et c’est justement ce qui s’est révélé impossible.

Remarque au point 2 : si l’on adoptait une résolution sur l’éventualité de la création de comités communs, résolution à laquelle nous ne sommes pas opposés, ajoutez-y un amendement : « Dans les cas concrets, la décision sur les possibilités et l’opportunité de la réalisation de cette éventualité ressortit  à la compétence des Comités centraux des organisations respectives. »

Sois calme, ne t’énerve pas, ne sois pas gêné: insiste avec toute la force possible sur nos raisons.

Il est très important que, dans un patelin perdu, la SD ne s’unisse pas sans nous au Bund ou aux Russes [**].

Salutations.

R.

Notes de l’édition G. Haupt:

[*] L’article de Lénine, « La Question nationale dans notre programme », publié dans le n° 44 de l’Iskra, affirmait le droit des nations à l’autodétermi­nation. Lénine écrivait : « Notre programme n’empêche pas le prolétariat polonais d’avancer le mot d’ordre de la République polonaise libre et indé­pendante, même s’il est peu probable que ce mot d’ordre puisse être réalisé avant la victoire du socialisme. »

[**] Aux délégués au IIe Congrès du POSDR, qui lui télégraphiaient : « Nous avons reçu hier la lettre exprès. Le programme toujours en commission. Nous  négocions en privé avec l’Iskra qui est prête à publier les résolutions que nous avons rédigées. L’une défendra notre programme, l’autre est contre les Papouasses [les gens du PPS]. Nous n’avons pas le numéro de Sprawa. Télégraphiez les deux résolutions. » Rosa Luxemburg répondit par la même voie: « Une seule résolution, comme suit, est suffisante: le Congrès, tout en reconnaissant que la lutte contre l’oppression nationale des Polonais, autant que la lutte contre toute autre forme d’oppression est nécessaire et possible dans le cadre de son programme général, dont le paragraphe 7 garantit l’autonomie des territoires polonais, considère en même temps que la lutte pour la reconstruction de l’État polonais de classe signifie la renonciation à tout combat efficace contre l’absolutisme et que l’insertion de ce postulat dans le programme et dans la propagande ne fera qu’éloigner la classe ouvrière polonaise de la réalisation aussi bien de ses tâches immédiates que de ses tâches finales. »

Adolf Warszawski-Warski devait mourir exécuté dans les purges staliniennes.

Lettre à Jules Guesde (Luxemburg, 1901)

27 octobre 2011 par lucien

17 avril 1901

Cher citoyen et ami,

J’apprends de notre amie Wojnarowska que vous êtes disposés à nous prêter votre concours précieux pour l’œuvre d’information et de rectification de l’opinion socialiste allemande sur la vérité en France, sur « toute la vérité », et notamment sur « la vérité en marche ». Or, l’ami Kautsky me donne mandat de vous inviter à bien vouloir écrire un article pour la Neue Zeit, ce que, je peux l’espérer, vous aurez l’extrême obligeance de faire aussitôt que vous le permettront vos occupations multiples pour le Parti.

Veuillez nous faire savoir, en tout cas, si vous acceptez notre invitation et à quand l’article.

Salut cordial et amitié !

Bien à vous.

Rosa Luxemburg

Berlin-Friednau, Wielandstr. 23.

Votre petite réponse à mes chers compatriotes était excellente ! [*]

Note:

[*] Jules Guesde avait répondu dans La Petite République à la section parisienne du P.P.S. qui lui reprochait ses sympathies pour la SDKPiL de Rosa Luxemburg « dont la mauvaise foi et le sectarisme borné profitent de votre ignorance ».

« Marx, Le Capital, les crises » à Elbeuf

26 octobre 2011 par lucien

Après Lyon et Lille, c’est à Elbeuf, petite ville ouvrière normande, autrefois prospère dans le textile (et où intervinrent à leur époque Jules Guesde ou Paul Lafargue), que la semaine dernière notre ami Nicolas Dessaux a donné une conférence sur le thème  « Marx, Le Capital, les crises », au local du PCF. Nous y avons été très convivialement accueillis, le public se composant d’une presque cinquantaine de personnes, pour la plupart des habitué-e-s, attentifs puis posant plusieurs questions sur les agences de notation, l’URSS ou les indignés. Les temps changent, et pour l’illustrer notons par exemple qu’en réponse à une question dans la salle, Nicolas a pu expliquer que l’URSS était un état capitaliste sans soulever d’objection.

Les personnes intéressées pour une conférence dans leur ville peuvent nous le signaler, nous transmettrons leurs coordonnées.

S.J.


Voir aussi:

L’unificazione dei socialisti francesi (Luxemburg, 1905)

24 octobre 2011 par lucien

Traduction de L’unification des socialistes français en italien par Fabienne.

Articolo di Rosa Luxemburg apparso su Czervony Sztandar (« La Bandiera rossa ») V. N°26, maggio 1905.

Tre giorni durante, i 23, 24 e 25 aprile scorsi, si è svolto a Parigi il congresso di tutte le organizzazioni socialiste francesi: del Partito socialista francese, (i jauresisti), del Partito operaio francese, (i sostenitori di Guesde e di Vaillant, ossia i guesdisti ed i blanquisti), del Partito operaio socialista-rivoluzionario, (gli allemanisti), così come di alcune organizzazioni indipendenti di provincia, di minore importanza. Durante questo congresso è stato deciso, alla schiacciante maggioranza dei voti, l’unificazione di tutte queste organizzazioni in un unico partito chiamato Partito Socialista, (Sezione francese dell’internazionale operaia). Il congresso ha adottato come organo ufficiale del Partito il giornale  » Le Socialiste « , vecchio organo del Partito operaio francese.

 Per afferrare meglio tutto il significato internazionale di questo evento, importa  esaminare le cause che erano all’origine della scissione tra i socialisti francesi e dell’indebolimento del movimento socialista in Francia. Peraltro, queste stesse cause suscitarono la diffidenza della masse operaia in quanto all’efficacia della lotta politica parlamentare contro i governi della borghesia.

 Una prima unificazione, sebbene ancora molto vile, delle differenti organizzazioni socialiste che esistono da tempo in Francia, si era verificata nel 1899. Ma, lo stesso anno, uno dei deputati socialisti, Millerand, accettò il portafoglio di ministro del Commercio nel governo borghese di Waldeck-Rousseau. Il motivo invocato era che la Repubblica francese sarebbe stata minacciata dai clericali ed i conservatori, che miravano a restaurare la monarchia in Francia e che, partendo, tutti i repubblicani sinceri dovevano unirsi per difendere solidalmente la Repubblica contro gli attacchi dei monarchici. Una parte dei socialisti – i sostenitori di Jaurès – decise di sostenere il governo « repubblicano » di Waldeck-Rousseau nel quale, accanto al socialista Millerand, prese posto, in quanto ministro della Guerra, il generale di Galliffet, uno di quelli che, nel modo  più selvaggio e più crudele, avevano schiacciato, nel 1871, la gloriosa insurrezione dei lavoratori: La Commune de Paris. Questi socialisti conclusero un’alleanza, (detta « Blocco Repubblicano ») con diversi partiti borghesi radicali, dunque con i nemici della classe operaia, ed essi consentirono alla partecipazione di Millerand al governo borghese.

 In questo momento, tutti i socialisti rivoluzionari, con Guesde in testa, avendo capito il pericolo di un simile tradimento dei principi del socialismo, i quali esigono una lotta di classe spietata ed irreconciliabile contro ogni governo borghese, anche democratico, ruppero la loro alleanza con i sostenitori di Jaurès, alleanza che, all’inizio, era supposta approdare alla fusione totale delle differenti frazioni socialiste. Qualche tempo dopo, i blanquisti, diretti da Vaillant, ruppero anche loro con i jauresisti, insieme ai guesdisti, crearono il Partito socialista della Francia. Dichiararono una lotta senza grazie ai fondatori del Partito socialista francese, diretto da Jaurès e Millerand, sostenitori della collusione con i partiti borghesi e del « ministerialismo »- ossia la partecipazione di un socialista ad un governo borghese.

 Il pericolo maggiore di una tale partecipazione era che impegnava la responsabilità dei socialisti nelle azioni di questo governo. In quanto a questo ultimo, il fatto che ne faceva parte un socialista, non l’impediva per niente di rimanere un governo di dominio di classe, l’organizzazione politico-poliziesca della borghesia contro il proletariato rivoluzionario, ed egli continuò a servire fedelmente gli interessi della classe capitalista in tutti i campi della vita sociale. Era precisamente questa circostanza -la partecipazione di un socialista al governo- che incoraggiava ancora di più il governo borghese ad agire nel più brutale dei modi contro i lavoratori in sciopero e di ricorrere, ad ogni opportunità, alla forza armata. Ironia della sorte, forse il sangue dei lavoratori francesi non è mai stato  cosi spesso sparso che durante il governo « socialista » di Waldeck-Rousseau.

 Nel periodo precedente il recente congresso che decise l’unificazione, Millerand non apparteneva più  al governo da molto tempo, ma i sostenitori di Jaurès restavano sempre alleati con i partiti borghesi per una pretesa « difesa » della Repubblica: è allora che a Limoges scorreva il sangue dei lavoratori francesi, che rivendicavano di essere trattati meglio dai loro  padroni  . Diventando un partito che sosteneva sempre e dovunque la politica del governo, i jauresisti dovevano votare un bilancio, di cui i fioroni più belli erano i fondi segreti, (alle fini di retribuire gli spioni), delle spese sempre aumentate per la marina e l’esercito-lo strumento più potente della borghesia nella sua lotta contro le rivendicazioni operaie-, un bilancio fondato nella sua quasi-totalità sulle tasse indirette, e che pesa dunque con tutto il suo peso sulle spalle degli strati sociali più poveri. Preso in questo ingranaggio, i sostenitori di Jaurès durano anche sostenere  l’alleanza franco-russa, in quanto pretesa « garanzia » della pace europea. Tanto che durante l’esposizione universale di Parigi nel 1900, Millerand si astenne di assistere al congresso socialista internazionale, che si svolgeva allo stesso momento, per non compromettersi agli occhi dei suoi colleghi borghesi del ministero, mentre le sue convinzioni « socialisti » non l’impedivano di accogliere all’esposizione lo zar sanguinario e anche di lasciare ornare il suo proprio petto con una decorazione imperiale.

 Bisogna anche notare anche che all’epoca la polizia parigina vieta  ogni discorso e si comporta in un modo particolarmente insolente e provocatore verso i congressisti, quando questi si recarono al cimitero dove riposano le spoglie degli eroi della   »Commune », per rendere omaggio alla loro memoria. E questo nonostante  la presenza di Millerand nel governo repubblicano.

 Al congresso internazionale che esaminò in particolare la questione della partecipazione di un socialista al governo , questa tattica di collusione con i partiti borghesi fu rigettata. Una risoluzione fu adottata sulla proposta di Karl Kautsky, che precisava i casi eccezionali nei quali un pericolo reale minaccerebbe il regime democratico e quindi potrebbe essere temporaneamente tollerata la partecipazione di un socialista al governo per la difesa delle libertà pubbliche  ma, anche in questo caso, alla sola condizione dell’accordo del proletariato organizzato e sotto il suo controllo.

 Tuttavia, sebbene il congresso internazionale si fosse così pronunciato, il partito di Jaurès continuò a perseverare nella sua tattica opportunista, perdendo così la fiducia delle larghe masse operaie nel socialismo,  ispirando loro  diffidenza ed anche ostilità verso la lotta politica parlamentare, mentre si propagava velocemente il corrente sindacalista che raccomandava lo sciopero generale come unico mezzo per abolire l’ordine capitalista ed instaurare il socialismo, come unico rimedio ad ogni ingiustizia sociale.

 I sostenitori di Guesde e di Vaillant doverono  assumere il compito duro ma meritorio di combattere, nel socialismo francese, da una parte la corrente opportunista di Jaurès che, in scambio di concessioni miserabili e spesso niente meno che illusori da parte del governo borghese, rinnegava ogni inspirazione ad un regime socialista, e di un’altra parte le tendenze anarchiche degli lavoratori francesi che, in mancanza di una coscienza sufficiente, vedevano nel parlamentarismo la fonte di tutto il male e si rifugiavano in una concezione falsa ed abusiva dello sciopero generale,  escludendo ogni altro mezzo di azione.

 Allo stesso tempo, i guesdisti ed i blanquisti proseguivano senza tregua i loro sforzi socialisti per  aprire la via alla lotta di classi del proletariato contro la borghesia. Questi sforzi associavano l’azione legislativa al parlamento, allo scopo di strappare alla classe dominante il massimo di leggi favorevoli alla classe operaia con l’educazione e l’organizzazione del proletariato in vista di conquistare, a lungo andare e con i mezzi rivoluzionari, il potere politico e mettere così fine al dominio capitalista.

 Fedele allo spirito dell’insegnamento di Marx, il Partito socialista di Francia, (formato dai guesdisti e dai blanquisti), non si è mai lasciato abusare  da una qualsiasi fraseologia democratica o nazionalista; è rimasto sempre in assoluta opposizione con i governi borghesi e repubblicani in Francia, difendendo così gli interessi dei lavoratori.

 Al congresso internazionale di Amsterdam nel 1904, questo Partito aveva presentato una risoluzione interamente elaborata ed  adottata dalla socialdemocrazia tedesca, che riguardava la stampa socialista. Questa risoluzione autorizza, ovviamente, un’intera libertà nelle discussioni sulle questioni fondamentali della pratica e della teoria socialista, ma non permette di introdure in frode delle teorie borghesi, con il pretesto della   » critica » dei principi del socialismo, né di oscurare la coscienza di classe del proletariato.

 Come lo si vede, i lavori di questo congresso sono stati estremamente fruttuosi e l’internazionale operaia ha ritrovato nel proletariato francese il suo vecchio  ed eroico combattente per gli ideali socialisti.

Rosa Luxemburg contre la formule du droit des peuples à l’autodétermination (Nin, 1935)

24 octobre 2011 par lucien

Extrait de Les mouvements d’émancipation nationale (A. Nin, 1935). Ce livre n’est pas le meilleur d’Andreu Nin, il y écrit dans un arrière-plan implicite d’autonomisme catalan avec un soucis de léninocompatibilité, et la préface française de 1975 par un Yvan Craipeau au PSU en achève la récupérabilité à la gloire de la « lutte nationale en Corse », qui « s’inscrit dans l’aspiration autogestionnaire » [sic!]. Bien qu’opposé aux thèses de Rosa Luxemburg, Andreu Nin tient à en dresser un résumé, ce qu’il fait en citant plusieurs extraits (malheureusement non référencés).

(…) Le représentant le plus éminent de cette tendance, qui livra de dures batailles aux congrès et dans les publications social-démocrates, fut Rosa Luxemburg.

Notre exposé serait incomplet si nous ne faisions pas un résumé schématique des thèses fondamentales, soutenues par cette tendance.

*

Pour son existence normale – selon Rosa Luxemburg – la bourgeoisie a non seulement besoin de conditions économiques déterminées qui permettent le développement de la production, mais encore de conditions politiques satisfaisantes pour sa domination de classe. Ces conditions, elle les trouve dans l’indépendance d’État ou « État national » qui est en même temps la forme historique où la bourgeoisie passe de la défense à l’agression, à la conquête et à l’oppression d’autres nationalités. Les mouvements nationaux expriment la tendance de la bourgeoisie à la domination de classe.

L’État bourgeois, qu’il soit national ou pas, constitue le terrain où, parallèlement à la production capitaliste, naît et se développe la classe ouvrière. C’est ici que se manifeste la différence radicale qu’il y a, historiquement, entre la bourgeoisie et le prolétariat. La bourgeoisie naît et se développe comme classe dans le régime féodal et, dans sa marche ascendante, elle crée l’État moderne sur les ruines du régime antérieur. Au fur et à mesure que le capitalisme se développe et que la domination capitaliste s’affermit, le prolétariat aussi se développe politiquement. Si le prolétariat, considéré comme une classe ayant une conscience claire de ses intérêts, constituait un État de type actuel, ce serait comme si les pays qui se sont développés de manière anormale, comme la Russie, commençaient par instaurer, pour leur compte, un régime féodal. La mission historique du bourgeoisie est la création de l’État national; la mission du prolétariat est la destruction de cet État comme forme politique du capitalisme afin d’instaurer le régime socialiste.  « Du point de vue des nécessités du capitalisme et des intérêts de classe bourgeoise, la question nationale prend, pour les classes bourgeoises, la forme de l’indépendance politique, c’est-à-dire, de l’État national, qui est un instrument de domination et de conquête. Ce qui répond essentiellement aux intérêts de la classe ouvrière, c’est l’aspect démocratique et culturel de la question, ensuite les formes politiques susceptibles d’en garantir un libre développement par la voie purement défensive, sans politique nationale agressive, dans l’esprit de solidarité fraternelle des différentes nationalités rassemblées historiquement dans un État bourgeois. » Le programme du prolétariat doit comprendre fondamentalement, l’égalité de droits civils des nationalités et la fondation d’institutions politiques qui garantissent le développement de la culture nationale.

Rosa Luxemburg rejettait catégoriquement la formule: « Droit des nations à l’autodétermination », qui, comme nous l’avons vu, figurait au programme du Parti social-démocrate ouvrier russe et avait été proclamée antérieurement par le congrès international de 1896. [*]

Pour l’inoubliable révolutionnaire, ce congrès, dans la résolution approuvée, ne se proposait pas de donner au mouvement ouvrier des indications concrètes pour la solution du problème, mais de le faire sortir du terrain national où les représentants du P.P.S. l’avaient enfermé pour le transférer sur le terrain international et le maintenir dans le limites des principes généraux du socialisme.

La formule: « Droit des nations à l’autodétermination » ne donne aucune indication réelle pour la politique concrète du prolétariat ni aucune solution des objectifs pratiques internationaux, mais « accorde des facultés illimitées » à chacune des nations intéressées pour résoudre ses questions nationales comme elle le voudra. « La seule conclusion pratique que l’on peut tirer de cette formule est la suppression de toutes les manifestations de l’oppression nationale.» Si nous reconnaissons le droit de tous les peuples à l’autodétermination, il est évident que, si nous sommes logiques, nous devons condamner toute tentative pour déterminer le destin d’un peuple par un autre, pour imposer à un autre peuple par la violence des formes déterminées d’existence nationale. Le devoir qu’a le parti du prolétariat de protester et de lutter contre le joug national, cependant, ne dérive pas d’un « droit des peuples » spécial, mais de la lutte générale contre le régime de classe, contre toute forme d’inégalité et de domination sociale, en un mot, de la position de principe du socialisme. La formule: « Droit des peuples à l’autodétermination » n’est pas une indication politique et programmatique pour résoudre le problème national, mais une façon de l’éluder.

Cette position, pour Rosa Luxemburg, n’a rien à voir avec le socialisme marxiste. La reconnaissance abstraite du « droit des peuples » est une formule métaphysique comme celle « des droit de l’homme et du citoyen », et tant d’autres de la démocratie bourgeoise adoptés par la social-démocratie. « Cette formule, de deux choses l’une:  soit elle n’a aucun sens, c’est une phrase vide qui n’oblige à rien, soit elle exprime l’obligation inéluctable des socialistes à défendre tous les mouvements nationaux – et en ce sens, elle est simplement fausse », puisqu’elle ne tient pas compte de la diversité des conditions historiques, de la tendance générale des relations internationales, et surtout, de la théorie de la société de classes, base fondamentale du socialisme.

En parlant du « droit des peuples », nous établissons la notion de « peuple » en tant qu’unité politique et sociale monolithique, unité qui n’existe pas dans la société de classes. Nationalement et internationalement, prolétariat et bourgeoisie occupent des positions antagonistes à tous points de vue; ils constituent « deux champs séparés par un profond abîme ».

Les mouvements nationaux sont des mouvements de classe du secteur dominant de la bourgeoisie, qui, dans des cas concrets, peut aussi représenter, jusqu’à un certain point, les intérêts d’autres secteurs de la population dans la mesure où le prolétariat n’est pas encore une classe politique indépendante.

L’existence même des partis ouvriers démontre que la bourgeoisie ne représente plus toute la masse de la population et que la classe ouvrière s’en est libérée et a des aspirations sociales et politiques propres. Ce serait une absurdité historique que le prolétariat conscient et organisé adopte la notion de « peuple ».

Les partis ouvriers doivent donc tenir compte, par-dessus tout, des antagonismes de classe et considérer le problème national comme étant un problème d’intérêts de classe. « Le droit des peuples à l’autodétermination ne cessera d’être une phrase que dans un régime social où le « droit au travail » ne sera pas non plus une phrase vide. Seul le régime socialiste créera le « peuple » comme volonté unique et les conditions matérielles pour la libre autodétermination, puisque les peuples constitueront différents organismes sociaux et ne s’appuieront pas, comme le suppose Kautsky, sur une masse unique. » La mission de la social-démocratie ne consiste pas à porter à la pratique le « droit des peuples à l’autodétermination », mais le « droit d’autodétermination du prolétariat » : la social-démocratie ne peut éluder l’obligation de canaliser ses efforts dans le sens de réussir dès maintenant ces formes d’existence politiques, nationales et culturelles qui répondent le mieux aux intérêts du prolétariat et de sa lutte de classes dans un pays et à une époque déterminés, et, en même temps, aux intérêts du développement révolutionnaire de la société. La résolution de tous ces problèmes ne peut être confiée à la « nation ». La volonté de la nation « n’est pas une divinité devant laquelle il faut humblement s’incliner ». Dans presque tous les pays, la majorité du peuple s’ « autodétermine » en élisant des conservateurs, des cléricaux et des libéraux, auxquels elle confie son destin politique.

La mission de la social-démocratie n’est pas de se soumettre à cette « volonté populaire » mais de la révolutionner en formant la véritable « volonté populaire », c’est à dire, celle de la classe travailleuse.

Voilà, exposée à grands traits, la position théorique de Rosa Luxemburg (…).

Note de la BS:

[*] Voir La question polonaise au Congrès international de Londres (R. Luxemburg, 1896).


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