Seminario internacional La guerra comienza aquí
OFOG es una palabra sueca que significa algo parecido a travesura infantil. También es parte del verbo, en ese idioma, desobedecer. La red, con presencia en varias ciudades de Suecia, se formó en el año 2002 influenciada por el trabajo del grupo Mujeres por la Paz. Ofog tiene una declaración de principios (trabajo contra la guerra, rechazo a la Organización del Tratado de Atlántico Norte (OTAN), promoción de la noviolencia, entre otros) en donde cualquiera que este de acuerdo puede formar parte del movimiento. El promedio de edad ronda los 25 años. Es una red joven que refleja frescura, dinamismo y pasión por el activismo.
La actividad de este año ha sido la evolución natural de una serie de acciones anteriores en donde Ofog se ha fogueado con la acción directa no violenta. Una autoestima en crecimiento, la redificación con sus pares europeos y el propio Consejo de la IRG confluyeron para darle un carácter realmente internacional al evento: A los europeos se suman los africanos, asiáticos y latinoamericanos. Unas 200 personas nos damos cita para continuar la historia de la lucha contra la guerra y los ejércitos iniciada, formalmente, desde la Primera Guerra Mundial.
El brutal asesinato de 80 y tantas personas, en un campamento socialista en Oslo, contextualiza el inicio del primer día del seminario. En el centro de Lulea, un pueblo portuario de alrededor de 50 mil habitantes, se prenden velas y se depositan rosas rojas en homenaje a las víctimas. Los diferentes oradores orbitan sobre los hechos. La concentración es solemne. Una veterana pacifista, en silla de ruedas, canta a capela “Imagine” de John Lennon.
Frente a la universidad “Lärkan”, sitio del seminario, hacemos cola para almorzar. La comida es coordinada por un colectivo anarquista vegano llamado “Automat”, entre seis y ocho personas que en lo sucesivo alimentarían a un centenar de hambrientos y hambrientas con lentejas y comida sin tortura animal. Su equipo y organización de todo me recuerdan a “Food not bombs”.
A las 2 y 30, con seis horas de diferencia de Venezuela, comienza la sesión de apertura en un confortable auditorio. Hablan Howard Clark (IRG), Frida Berrigan (War Resisters League, USA) y Anna Sanne Göransson (Ofog). Los discursos se intercalan con actividades dinamizadoras. Una chica dirige los ejercicios que intentan romper el hielo y catalizar la interacción de los asistentes. Los chicos de Ofog han cambiado la letra de “Hit me baby” de Britney Spears con consignas activistas contra la guerra y la proyectan en la pantalla para que todos y todas la cantemos. Hay video.
La pausa para el refrigerio se hace con media hora de retraso. Bajamos un piso para buscar té o café. La Universidad es un reflejo del nivel de vida presente en Suecia, aunque como detalle no tenemos wifi abierto para acceder a internet. Seguidamente comienzan las sesiones del seminario, 5 conferencias paralelas de hora y media de duración. Los temas son “La cadena militar-industrial y el negocio de venta de armas mundial”, “Guerra y cambio climático”, “La búsqueda de petróleo y gas en el ártico”, “Derechos de las mujeres, pretextos de guerra y consecuencia de la militarización y bases militares” y “Comisión parlamentaria sobre la NEAT (una base de experimentos militares cerca de Luleo, usada por Estados Unidos y la OTAN). Me toca hablar en el primer tema, con una ponencia sobre la transferencia de armas a América Latina en los últimos 30 años, en donde naturalmente hago algunos énfasis sobre Venezuela. Este panel, de 4 regiones diferentes (Sudáfrica, Suecia, Estados Unidos y Latinoamérica) es moderado por Javier Gárate.
Si algo me gusta especialmente de las actividades relacionadas con la IRG es el cuidado que se pone en que todo el mundo se entienda, gracias a la intervención de traductores y traductoras profesionales. Y esto lo digo porque en otras redes, con muchísimo más dinero, la necesidad de traducciones es la pata floja de los eventos, trabajo dejado a voluntarios y voluntarias con muy buenas intenciones pero con poca información previa de los temas del evento y con limitada capacidad para seguir el ritmo en tiempo real. En esta oportunidad la IRG estrenaba su propio equipo para traductores, con micrófonos, audífonos, transmisores y radios, un diseño propio de Andreas Speck. El equipo fue aprovechado al máximo por Francesca y Nayua, dos jóvenes y simpáticas traductoras que se desvivieron porque la pandilla latina comprendiéramos hasta la última coma de lo que se planteaba.
Después de la cena la segunda sesión, 7 y 30 de la noche bajo un sol de tres de la tarde en el Caribe, los temas se decantaron en “Bases militares y resistencia local”, “Guerras de hoy, satélites y militarización del espacio”, “Explorando la conexión entre la crisis climática y el complejo militar industrial”, “Violencia callejera y militarismo” y “Derecho a la tierra y militarización de tierras indígenas”. De nuevo intervengo en el panel sobre violencia urbana, esta vez con el foco sobre Venezuela. Termino con el ejemplo del Comité de Víctimas contra la Impunidad de Lara y el asesinato de Mijaíl Martínez, un relato rápido en 15 minutos. Esta vez cuento con la traducción ampliada de Howard Clark, quien añade información procesada de su reciente visita al país.
Para la “noche” habían anunciado una fiesta en un local del pueblo, una zona verde en una trastienda colindante con el borde del rio Lule en donde sólo se vendía te de la india y sandwichs. Un cuadrilátero de madera hacía las veces de tarima en donde varias propuestas se turnaron. El rap despertó el demonio del baile y cuando la cosa iba para mejor, con tambores africanos y malabares de fuego, una lluvia torrencial literalmente aguó el festejo. Sin embargo los cuerpos seguían calientes y una veintena de chicos y chicas se lanzaron al agua. Un paisano nos acercó hasta el campamento en su auto. En el camino dos chicos de la fiesta corrían felices en ropa interior.
Al dia siguiente la lluvia había dejado consecuencias. Al taller sobre la OTAN faltaron todos los ponentes, y el moderador tuvo que improvisar una parte de la sesión. Los temas paralelos eran “Uranio, poder nuclear y armas atómicas”, “Organización popular e intervenciones militares”, “Campañas feministas contra la guerra y respuestas de las mujeres al militarismo” y “Profesionalización del ejército, reclutamiento y contrareclutamiento”. Tras el almuerzo de garbanzos y vegetales, la sesión de la tarde con “Feminismo, Queer y antimilitarismo”, “La explotación del Ártico”, “Controlando los miedos para pasar a la acción” y “Vinculando nuestras campañas contra los vendedores de armas”.
La sesión de clausura se realizó mediante el método de “reflectores”, en donde participantes escogidos y escogidas realizaron comentarios tanto sobre los contenidos como sobre la dinámica del seminario. A las 5 pm estábamos listos y enrumbados a tomar un bus, bajo la lluvia, hasta la Bernägsskolan, la escuela cercana al campamento en donde funcionaba el Infopunto –una mesa con toda la información necesaria sobre los eventos- y donde los Automat servirían la comida en lo sucesivo. Para ir a Sundet Camp había que atravesar, durante 15 minutos, un precioso camino de pinos. En la noche se realizó una asamblea sobre la acción masiva a realizarse el martes 26, pero ya esto es tema de otro post.
Rafael Uzcategui
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