Buscando al can


A principios del siglo XX, el multimillonario escocés, Andrew Carnegie sentía tal devoción por su perro que, tras perderlo a orillas del lago Michigan, acudió al periódico local para poner el siguiente anuncio:

“Se busca a un fox-terrier blanco que responde al nombre de Billy. Recompensa de mil dólares a quien lo encuentre”

Al día siguiente comprobó como el anuncio no se había publicado y Carnegie fue a la redacción a protestar, pero al lelgar allí comprobó que tan solo se encontraba la señora de la limpieza:

-¿Es qué no hay nadie?- preguntó, intrigado.

-No, por lo que he oído, se han ido todos en busca de un perro blanco llamado Billy


Vigilando a los jugadores


Un popular presentador deportivo le pidió al presidente del Real Madrid que le “prestase” a un par de jugadores para un programa nocturno de televisión.

-Es que están concentrados y no les conviene- se excusó don Santiago Bernabéu

-¿Pues podría ser, entonces, Miguel Muñoz?-insistió el periodísta

-¿El entrenador?, imposible ¡Pero si es el que los vigila para que no se escapen!

Maldito toro


En cierta ocasión, al torero Rafael Molina “El Lagartijo” le tod¡co lidiar una faena con un astado que le dió más trabajo del que esperaba.

Hasta tres estocadas le tuvo que dar para poder matarlo.

El Lagartijo pidió que le disecaran la cabeza como si fuera el trofeo de una gran faena.

Todos se extañaban al llegar a su casa y verlo colgado en una de las paredes del matador.

-Maestro ¿Y qué hace aquí ese bicho que tan mal rato le hizo pasar?- le preguntaban los amigos.

-Lo tengo aquí colgao-replicaba el diestro- pa poder echarle mardiciones tos los días y a toas horas.


Aplausos “reales” para Lennon


En 1963, durante un concierto benefico de los Beatles en el London Palladium y al que acudió la familia Real Británica, John Lennon pidió al publico asistente que los acompañarán:

-Los de las localidades más baratas  que den palmas, los demás simplemente muevan sus joyas


El hermoso busto de Jacinto Benavente


Contemplaba una mujer la estatua que el dramaturgo se había mandado hacer y comentó:

-Hermoso busto, pero sin sexo

Probablemente refiriéndose  a que éste nunca fue un gran amador de mujeres.

Siguiendo la fábula, don Jacinto replicó:

-Señora, se deja usted algo

Ella quiso saber qué era.

-No ha terminado la cita, ya que el autor añade: “Dijo la zorra”.