Por Ernesto Perea
Periodista La Imagen Agropecuaria
La pobreza rural es un desafío nacional, que está enraizada en la historia de país y en los problemas de delincuencia y criminalidad que hoy enfrenta México, lo cual sumado a la falta de coordinación entre diversos actores sociales para atender el problema, clientelismo político, burocracia e ineficacia de presupuestos y programas que generen oportunidades de empleo e ingreso dignos, resulta un campo fértil para la delincuencia organizada ante la desesperanza de los jóvenes.
Estas son las reflexiones que escucharon en el marco de la primera reunión de los integrantes del grupo de trabajo Conocimiento y cambio en pobreza rural y desarrollo, donde participan 31 representantes de alto nivel de instituciones públicas, universidades, sector privado, legisladores y organizaciones sociales, que tiene el propósito de encontrar alternativas para atender sin barreras partidistas o ideológicas el problema de la pobreza rural mexicana. El grupo está encabezado por el rector de la UNAM; José Narro y el titular de la Sagarpa, Francisco Mayorga.
Julio Berdegué, coordinador general del proyecto Conocimiento para el cambio sobre pobreza rural y desarrollo, que promueve la iniciativa donde participan México, Perú, Colombia y El Salvador, resaltó que en el encuentro se puso mucho el acento en que la pobreza rural es un problema muy complejo, un tremendo desafío nacional, que no se va a resolver de manera fácil o de la noche da la mañana.
En entrevista exclusiva con Imagen Agropecuaria platicó que todos los participantes en la reunión coincidieron en que más allá de diferencias, la pobreza es un problema de toda la nación, no de un partido, ni sólo de los campesinos. Está en la raíz de los problemas de delincuencia y criminalidad que estamos enfrentando, en el hecho de que tantos compatriotas tengan que migrar para tener una oportunidad de trabajo en otro lugar; la desesperanza en que viven millones de personas es un problema que rebasa toda barrera partidaria o ideología.
¿Si México ha hecho una inversión consistente en pobreza rural, porque es que ésta sigue siendo tan importante y profunda? Fue pregunta que surgió en la reunión.
Al respecto, Julio Berdegué comenta se ha gastado miles de millones de pesos con enfoques de izquierdas o derechas o de centro; con métodos diversos, políticas más de desarrollo económico, más de sustento social, más centralizado o descentralizado; se ha experimentado de todo y continúa el problema ¿Qué pasa, es la pregunta de fondo? Como dijo el rector de la UNAM, es un problema que está enraizado en la historia del país. La desigualdad, la injusticia social y la pobreza no es un problema de un gobierno y lo que preocupa es qué estamos haciendo mal todos que no lograrnos derrotarlos, a pesar de que en verdad se ha hecho un esfuerzo.
Durante la charla, el experto expuso que México ha intentado tantos programas y proyectos que sin duda vamos a encontrar muchos que son un ejemplo de cómo no hacer las cosas; otros más son ejemplo en el mundo de cómo hacerlas. Si hacemos un análisis crudo vamos a encontrar mucho gasto público mal diseñado, mal empleado, mal ejecutado; mucho clientelismo; hay problemas de corrupción y hoy en día están surgiendo otros problemas.
Por ejemplo, remarcó, un dirigente de una organización social dijo en la reunión que muchos de sus socios en la base están teniendo que pagar a grupos criminales extorsión por los apoyos que están recibiendo.
Ante estos problemas, una constante en la reunión es que tenemos que generar más empleo, es inconcebible pensar que vamos a superar la pobreza si millones de personas no tienen acceso a un empleo digno. Todos estamos de acuerdo en que son muchos mexicanos en condiciones de pobreza, más de lo que deben ser para el grado desarrollo del país. Es un tema no sólo de lo rural, pero que en este sector es muy grave, como en el sureste de México, anotó Berdegué.
Otra idea que se planteó es que el Programa Especial Concurrente (PEC), que busca una mayor coordinación de todas las inversiones y programas del sector agropecuario y rural, no ha tenido la suficiente fuerza para lograr una coordinación real del esfuerzo gubernamental. Incluso, hay “sextuplicidades y contradicciones”, una “telaraña tremenda” que hay que mirar. Alguien hablaba de cómo simplificar esto y pensar en reordenarlo se ha convertido en una cosa que ni los más especialistas son capaces de saber que hay, ni “dónde quedo la bolita”.
José Antonio Mendoza Zazueta, coordinador en México del grupo de trabajo, quien participa en la charla, agrega que una propuesta es que el PEC, por ejemplo, tenga un indicador que valore en cuánto se contribuye a disminuir la pobreza. No es un problema de recursos, ya que el PEC tiene 300 mil millones de pesos, que no incluye programas normales de salud y educación; México le ha metido mucho dinero desde hace años, es un problema secular, la desigualdad y pobreza es histórica.
CRIMEN ORGANIZADO ANTIBUROCRÁTICO
Respecto a si la burocracia limita dificulta la ejecución y efectividad de programas, ya que hay productores que incluso desisten en solicitar apoyos por lo complicado que es solicitarlo, Julio Berdegué refiere que en la reunión se dijo que si grupo de jóvenes de un ejido se organiza para hacer un proyecto productivo, desde que lo inicia hasta que lo aprueban y se bajan los recursos pasan meses o un año; “si este grupo decide meterse al crimen organizado mañana está trabajando”. Impacta mucho los tiempos del aparato público frente a los tiempos de otras “alternativas” que lamentablemente muchos jóvenes tienen al alcance de la mano, en la puerta de su casa o en la esquina.
¿La delincuencia organizada está resolviendo algo que el Estado debería proveer a las comunidades?
La delincuencia organizada no resuelve nada, sino que ofrece un espejismo a los jóvenes que termina con muerte, destrucción, no termina en nada bueno; pero sí la delincuencia tiene un campo fértil en una situación de desesperanza de los jóvenes, de decir qué otra alternativa tengo. Sinceramente el problema de la pobreza rural es que son muchos millones de jóvenes para los cuales las alternativas son muy malas, irse a los Estados Unidos, vender chocolates en la esquina o meterse a estas actividades ilegales.
Sobre la dimensión de la pobreza en México, Mendoza Zazueta, ex subsecretario de Desarrollo Rural de la Sagarpa, apuntó que la certeza es que la pobreza es tan grande que hay que hacer algo. Un millón más o menos no quita la dimensión del problema; el valor no está en el número de personas sin acceso a empleo o medio de vida digno, sino en las consecuencias que ahora también se empiezan a dar, tentación por actividades ilícitas, migración, desarreglos familiares, familias fragmentadas, cohesión social y deterioro de recursos. El costo país por todo esto es mucho más alto que el número de personas.
Otro tema del que se habló en ese foro es cómo hacer para que la multiplicidad de programas que existen no rompan el tejido social, ya que unos trabajan con la mujer, otros con indígenas o temporaleros y ahí hay una base social, la comunidad rural, y tenemos que buscar cómo diseñamos estrategias, políticas y programas que reconozcan la integridad de ésta; no puedes resolver el problema si vas atacando pedacitos. Ahí hay una realidad social, la comunidad, que hemos roto en mil pedazos por ser esto conveniente en la forma que organizamos las oficinas públicas de las capitales, agrega Berdegué.
PRIVILEGIAR LAS PROPUESTAS
Mendoza Zazueta destacó que la integración de grupo es sumamente plural, vamos a encontrar diferencias ideologías y partidistas, sin embargo el acuerdo es cómo resolverlas, no hay un sesgo de entrada hacia una posición. Se decidió partir de un diagnóstico mínimo que sustente información; la idea es no quedarse en la etapa de diagnóstico, sino entrar a los temas mayores y las propuestas.
El diagnóstico destaca lo sabido: la pobreza tiene una concentración geográfica en regiones de centro y sur del país sin dejar de lado huicholes y tarahuramaras en el norte; la pobreza tiene “rostro étnico” en gran medida, tiene mucho que ver en mucho con población rural sin tierra, alta dependencia al interior de las familias, con población viviendo en zonas aisladas y limitado acceso a mercados de todo tipo.
Durante la reunión se planteó que buena parte de pobreza rural está concentrada en familias y personas sin tierra, de tal manera que en programas de fomento agrícola no son receptores de apoyos. De los beneficiarios de Oportunidades, de los mejores focalizados a pobreza, el 65 por ciento no tienen tierra y el resto lo tiene de bajo tamaño y en condiciones frágiles de producción. La agricultura por sí sola no puede resolver el problema, se requiere una coordinación más estrecha entre los diferentes programas con un fin común: cuanto contribuyen a superar la pobreza, añade.
Mendoza Zazueta remarcó que el gran merito del rector de la UNAM y del titular de Agricultura es reunirnos y sumar voluntades, porque el problema no es de una cadena, del gobierno en sí mismo o una sola secretaría o municipios o estados; siendo la pobreza multidemensional, crónica, con tantas facetas. Hemos ido creando muchas dependencias e instancias para resolver un punto en particular, pero dónde se coordina. Desafortunadamente el PEC ha sido más una suma que una visión conjunta de cómo cada quien contribuye a reducir porcentualmente la pobreza. Apostamos a la suma de liderazgos y una vocación seria que entiende el problema para ver cómo podemos avanzar.
Berdegué subrayó que existen experiencias exitosas en todo el mundo, incluyendo México, como el programa de Oportunidades, que sigue siendo un referente, que incluso adoptaron los brasileños con mucho éxito. Están la experiencia de Brasil con agricultura familiar; la de Chile, al vincular pequeños agricultores con agroindustrias; la de Costa Rica, con el aprovechamiento de recursos naturales y ecoturismo para generar oportunidades a comunidades; la de Bolivia, en materia de descentralización y participación.
Como decía el rector de la UNAM al final de la reunión: derrotar la pobreza rural sería una verdadera hazaña nacional y eso requiere un compromiso, una voluntad y una actitud de país. No es problema de presupuestos, es darle la importancia política que requiere y resolver los bloqueos, los temas que desde hace muchos años están frenando la eficiencia y efectividad del gasto público, el clientelismo, la descoordinación, la ruptura del tejido social, el centralismo, la falta de espacios para que las propias comunidades tengan mayor rol en decidir por donde quieren ir, todo lo que tiene que ver con la política a fomento de generación de empleo. Si queremos acometer hazañas nacionales se requiere un marco mental diferente.
Nota publicada el 24 de enero en La Imagen Agropecuaria de México
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