Diario de mi fracaso escolar desde mi más tierna infancia |
Escrito por Manu | |
Thursday, 30 de September de 2010 | |
Nací en un pueblo madrileño, alejado de la capital.
A los nueve meses entré en la casita de niños del lugar con diez niñ@s más, una sola educadora y otra educadora de apoyo compartida con veinte pequeños más de 2-3 años. A los pocos días notaron que tenía dificultades para hacer algunas cosillas y se preocuparon, hablaron con la familia y llamaron al Equipo de Atención Temprana (E.A.T.) de la zona, que asiste al centro cuando lo demanda, es decir, cuando existe un caso, un posible Alumno con Necesidades Educativas Específicas (A.C.N.E.E.). Acudieron en cuanto pudieron, pero su volumen de trabajo no le permitió evaluarme hasta casi final de curso. Cuando se inició el siguiente curso escolar, tenía poco más de 1 año, gracias al diagnóstico del EAT me incluyeron en la lista de espera de un centro de tratamiento, que tenía una parte privada que me atendería inmediatamente por un módico precio. En la casita recibía apoyo del EAT, una orientadora me visitaba una vez al mes exceptuando cuando coincidían diferentes pruebas médicas, puentes y siempre que estaba malit@, que era muy a menudo, La especialista en Audición y Lenguaje (A.L) del EAT venía dos veces al mes en las mismas condiciones. A partir de un buen día, empecé a viajar, 60 km, 30 de ida y 30 de vuelta, lunes y miércoles para recibir las 2 sesiones de MEDIA hora de estimulación. Con 2 años el viaje era diario, me matriculé en una Escuela Infantil pública de gestión indirecta (eufemismo de: GUARDERIA PRIVADA CONCERTADA) que cumplía los requisitos exigidos por la Comunidad de Madrid:
Por desgracia no he nacido en un lugar donde se tuviera en cuenta la educación pública, la calidad de la enseñanza, la atención a la diversidad. Un lugar en el que jugando aprendiéramos a ser libres, que la enseñanza se basase en la educación integral; racional y no confesional; no autoritaria; que buscase la igualdad de género y clase; que fuese autogestionada; que usase la asamblea como técnica de resolución de conflictos y método para organizarse abandonando los premios y castigos y los exámenes. Naciendo un nuevo mundo en el que los niñ@s sean libres, críticos, solidarios, pero ante todo felices; el nuevo mundo que llevamos en nuestros corazones. Un mundo libertario. |
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