Bautizar a un coche puede ser todavía más complicado que hacer lo propio con un recién nacido. Si las ventas responden, y sólo en el nombre ya le va buena parte de su suerte, la denominación escogida pervivirá durante generaciones, creando una "dinastía" que será iniciada y mantenida mediante costosas campañas publicitarias. Millones y millones se van todos los años en la investigación de nombres que no resulten cómicos u ofensivos en los principales mercados del mundo, pero siempre habrá alguien que le busque la vuelta o se dé por aludido. Renault ha ido a dar precisamente con una de estas sensibles personas en París, donde una señorita de 23 años llamada Zoe Renault amenaza con plantar una demanda si el Rombo no cambia la designación comercial de su
modelo eléctrico.
Aparentemente, doña Zoe, que es un nombre bastante común en Francia (y otro tanto podemos decir del apellido Renault), no puede soportar la idea de tener que escuchar cosas como mi "Zoe se ha averiado", y eso por no hacer gracietas más evidentes relacionadas con pérdidas de líquidos o ruidos extraños. Por su parte, Renault, el fabricante, decimos, sólo ha mencionado que escogió Zoe porque en griego significa "vida", y que por el momento no se trata de una "opción definitiva". Considerando la situación, seguramente sus ejecutivos ahora sí que estarán haciendo comentarios soeces sobre ella.
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